LA ELITE INCAICA FRENTE A LA CONQUISTA: UNA PROPUESTA PARA SU ANÁLISISGonzalo Lamana 1 Artículo publicado originalmente en Revista NAyA - AÑO 2 Número 14 - Junio 1997 |
Resumen:
La relación entre la elite incaica y la elite española fruto de la conquista es tomada como estudio de caso para analizar las identidades en un período de alta conflictividad. Se propone una metodología de trabajo que recupere la perspectiva temporal y social de los actores involucrados, evitando las construcciones retrospectivas de los momentos considerados
El autor:
Gonzalo Lamana (1966) es Licenciado en Ciencias antropológicas por la Facultad de Filosofía y Letras, (F.F. y L), U.B.A. Es docente del Departamento de Historia de la misma Facultad, e Investigador Becario de la U.B.A. Participa en los equipos de investigación del PROHAL, Insituto E. Ravignani, y de la Sección Etnohistoria, FFyL, UBA
Su investigación apunta al estudio de la dimensión sociocultural de los primeros años de la presencia de los cristianos en el Perú, centrando su atención en el área del Cusco. Sus intereses incluyen el análisis del discurso, la producción de sentido, y la performatización de las diferencias culturales en situaciones de fuerte conflicto (sus trabajos se encuentran en la bibliografía del presente artículo)
_Introducción
La conquista del Perú, y del Cusco en particular, son temas que han sido extensamente trabajados desde perspectivas teóricas tradicionales (realistas y genealogistas), a través de lo cual se ha logrado un conocimiento bastante acabado del conjunto de acontecimientos que caracterizaron la caída del imperio desde sus consecuencias, la dinámica del proceso de surgimiento de la sociedad colonial se ha visto a menudo reducida a las tensiones resultantes de la oposición Indios incaico. Sin embargo, como estas investigaciones no han tomado en cuenta la perspectiva que los actores involucrados tuvieron del mismo, sino que han sido reconstruidas retrospectivamente vs. Españoles. Esto trae aparejado una concepción estática de las identidades donde, a lo sumo, los actores se vieron envueltos en un mundo de espejos en el que desarrollar sus respectivos guiones culturales
Este trabajo apunta fundamentalmente a mostrar una propuesta metodológica distinta con la que analizar el proceso, recurriendo para ello a los conceptos de práctica del estatus e identidad. La misma pretende recuperar la perspectiva que los agentes inmersos en el proceso tuvieron del mismo, y a partir de allí entender el lugar que ocupó la élite incaica en la constitución de la sociedad colonial temprana en el Cusco
Analizaremos entonces el espacio de las representaciones sociales, centrando nuestro estudio en la trayectoria de la élite nativa y sus relaciones con la élite de conquista española. Este objetivo parte de la idea de que las diferencias de estatus fueron un código entendido y respetado por ambos grupos en conflicto, y que por tanto las consecuencias de la conquista (en el más amplio sentido) variaron de acuerdo con la posición social del actor en consideración.2
2_ El relato de la historia
En primer lugar, haremos un breve repaso de los primeros años de conflicto para mostrar las características del período en estudio
La conquista de América puede considerarse como una acción privada con un particular grado de acuerdo estatal. No era llevada a cabo por representantes de los estados nacionales (menos aún como los entendemos hoy en día), sino por empresas particulares de conquista, formadas a tal efecto. Lo que se daba en llamar "compañías". Los socios juntaban un capital, obtenían la licencia de conquista de la corona, y celebraban un acuerdo acerca de las responsabilidades y derechos de cada una de las partes (Lockhart:1986). Las licencias fundamentalmente otorgaban una serie de ventajas para los conquistadores, una de las cuales era la exclusividad de su actividad en el área considerada, importante a la hora de una posible aparición de competidores en la misma área (Piestschmann:1989) En particular, la empresa de conquista que llevaban adelante Francisco Pizarro y Diego de Almagro en el Perú había empezado varios años antes del éxito. Este no fue sino la conclusión de una larga serie de intentos fallidos, donde la compañía había perdido muchos recursos invertidos (hombres, dinero, socios, y pedidos de licencia)
Cuando finalmente se adentran el Tawantinsuyu encuentran un imperio que alcanzaba entonces unos 4000 Km. de extensión N-S siguiendo los límites ecológicos y sociales de la montaña (Murra:1978). Llegan en momento especial: los finales de una abierta guerra de sucesión de varios años de desarrollo, donde dos hijos del último Inca reinante se disputaban el poder. Las tropas del norte (leales a Atahualpa, con base en Quito) estaban entonces haciéndose con la victoria en el sur del imperio (donde el Cusco era leal a Huáscar)
Los españoles entran al primer pueblo incaico de magnitud, Túmbez, en mayo de 1532, donde se enteran del estado de lucha generalizada. Avanzan lentamente, y en noviembre tienen el ya mítico encuentro con Atahualpa, a quien capturan en el preciso momento en que había alcanzado el éxito final sobre su hermano. Luego de apoderarse del primer gran botín de guerra (un rescate), deciden asesinarlo por conveniencia estratégica en julio de 1533. De ahí en adelante, luchas mediante, la conquista del imperio sería un hecho sin retorno
Apoyados por los grupos étnicos de la zona y la nobleza partidaria de Huáscar entran al Cusco, donde son tomados como liberadores de las tropas incaicas del norte, las únicas que en un principio les oponen resistencia. Bajo el auspicio de Francisco Pizarro, Manco, hijo del último rey andino Huayna Cápac, (hermano de Atahualpa y Huáscar), es consagrado como nuevo Inca
En un primer momento los conquistadores actúan con cuidado, empujados por la prudencia de no ser más que un puñado de hombres en un mundo desconocido. No obstante lo cual, las relaciones entre Pizarro y Almagro (jefes de la campaña) comienzan a tensarse. Ambos se disputan el derecho sobre el Cusco, mostrando lo que sería una constante situación de conflicto entre conquistadores durante por lo menos 30 años. Al borde del enfrentamiento abierto entre españoles, Almagro acepta ir a la conquista de Chile, acompañado por Paullu, hermano de Manco Inca
Mientras, en la ciudad ocupada los incas seguirán liquidando sin tregua las cuentas pendientes del pleito aún abierto por el poder. Así, aún sumergidos en una situación sumamente precaria, los dos bandos se trenzan en luchas internas a pesar de la presencia española. Hablar del resto del imperio no ofrecería tampoco una imagen más adecuada a la visión romántica o ingenua de la conquista. Viejas cuestiones pendientes comienzan a ser saldadas por todas los rincones del Tawantinsuyu
Luego de un período de desengaño, la nobleza del sur reaccionará ante los cristianos, pero sola, ya que nadie quedará entonces en pié en el norte (situación a la que ella misma había contribuido). En 1536 Manco Inca considera llegado el momento de sacarse de encima a sus aliados, y coordina el primer cerco al Cusco español, con más de 200000 hombres. Pero la vuelta de Almagro en abril de 1537 cambia la situación, el cerco cede. Inmediatamente almagristas y pizarristas tienen su primera batalla, luego de la cual Almagro (vencedor) corona como Inca a Paullu, hermano de Manco, quién se caracterizará de aquí en más por su particular sentido del éxito político
Un año más tarde, en abril de 1538 los Pizarro (en empresa ahora familiar3) vuelven a la carga y, batalla de por medio, Almagro es ejecutado. Continúa paralela la resistencia de Manco, con un segundo sitio al Cusco, que dura hasta fines de 1539. Luego de su fracaso Manco Inca se retira al oriente de la ciudad, fundando un mini-estado inca sumamente hostil, Vilcabamba. Paullu Inca, su hermano, participará activamente de las entradas de conquista que se harán sobre este último refugio de la resistencia incaica
El 26 de julio de 1541 Francisco Pizarro es asesinado en Lima a manos de partidarios de Diego de Almagro el mozo (hijo mestizo del conquistador), quien comienza entonces su levantamiento proclamándose gobernador. El 16 de septiembre de 1542 el licenciado Cristóbal Vaca de Castro, (Gobernador del Perú 1541-1544), aliado con Alonso de Alvarado, derrota a Diego de Almagro el mozo en Chupas, y luego de la batalla éste es ejecutado en el Cusco. En noviembre de 1544 empieza el levantamiento de Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco) que durará hasta principios de 1548. En 1546 Gonzalo derrota al virrey Blasco Núñez de Vela, quien muere en la batalla de Añaquito. El 9 de abril de 1548 el licenciado Pedro de La Gasca, (presidente de la Audiencia de Lima con autoridad para gobernar, 1547-1550), derrota a Gonzalo, y lo ejecuta. Paullu Inca tendrá un lugar en todos estos enfrentamientos, siempre dentro del bando triunfante
Unos años antes, a mediados de 1544, Manco Inca es asesinado en su real de Vitcos, a manos de unos almagristas que se habían refugiado allí luego de la batalla de Chupas (septiembre de 1542)
Como resultado de esta serie de luchas y proyectos en permanente danza, la élite hispana y la nativa terminarían internamente fracturadas hasta 1572, año en que la ejecución de Túpac Amaru marca el final de Vilcabamba4 . Durante todo ese tiempo, multitud de enfrentamientos entre españoles, entre indios, y entre ambos, matizaron la historia del gran Perú, revolviendo las solidaridades
3_ Una propuesta de trabajo
La práctica de la pertenencia
A menudo se ha intentado explicar la dinámica del proceso recién descripto reduciéndola a cuestiones de disconformidad con el reparto de la riqueza (Lockhart:1982), o de resistencia al invasor y traiciones (Dumbar Temple:1939 y 1940, Tamayo Herrera:1992). Sin embargo, las alianzas que se pueden reconstruir fueron múltiples y complejas, por lo que entendemos necesario hacer nuevas consideraciones
Como alternativa, proponemos analizar la conformación de lo que fue la sociedad fruto de la conquista leyéndola a partir de la racionalidad propia de la élite cusqueña. Esto es, a través de la dinámica que supuso la relación entre la nobleza nativa y la élite española fruto de la conquista, poniendo así en perspectiva la oposición Indios vs. Españoles5 En tiempos pre-hispánicos el Cusco incaico era el centro administrativo, religioso y militar del Tawantinsuyu, y estaba habitado exclusivamente por la élite dirigente quichua. A través de sus distintas funciones ésta reafirmaba su lugar de preeminencia dentro del imperio, desplegando toda una serie de formas en las que el estatus era puesto en juego de manera constante, mostrando ser una sociedad tan estrictamente jerárquica como la estamental española
Por otro lado, los hombres de la conquista no dudaron en considerarse a sí mismos como los señores nuevos de la nueva tierra. Si bien para ello pusieron a la mayoría de los indígenas en un lugar de extremo extrañamiento, desde el cual justificar su explotación y expoliación, reconocieron en muchos casos la importancia de los dirigentes incaicos en su proceso de ascenso social
Hubo una clara conciencia de pertenencia a la élite por parte de los primeros, y de voluntad de tal de los segundos. Cada uno se sentía élite y lo ponía en juego, buscando ser reconocidos como tales (adscripción y autoadscripción). Evidentemente, esta pertenencia a la misma era entendida y demostrada de distinta forma por los españoles y por los incas. La particular relación entre ambos exigió entonces el despliegue de prácticas de reconocimiento, que variaron de grupo en grupo, y de referente en referente, debiendo ser readecuadas de manera permanente frente a los cambios que el escenario social impuso a la hora de validar el reconocimiento. Es desde esta noción de práctica de la pertenencia que deben ser evaluadas las trayectorias de los actores sociales en cuestión
Sostenemos que había formas particulares de comportarse de élite a élite, y de estas hacia el común de los españoles y de los indios. De acuerdo con la circunstancia, a cuál era el destinatario de las mismas, las puestas en acto del estatus serían también entendidas de manera particular
Ejemplificaremos un poco estas ideas. Los hábitos de los nobles incaicos han sido objeto de numerosos comentarios. Han sido evaluados en términos de resignificación, cipayismo, resistencia, etc. Si estos vestían como españoles, era porque eran mostraban una actitud acomodaticia; si no lo hacían, porque resistían al invasor. A veces se arriesga que puede haber una resignificación de la práctica en cuestión. Estas afirmaciones tienen una parte de razón, pero el enfoque identitario propuesto abre otras dimensiones: ¿Cuáles eran las formas de mostrar prestigio? El vestido era central en el mundo andino, pero también lo era en el español. Los cristianos triunfan, se imponen como nuevos señores a partir de sus éxitos militares. Entonces, ¿"Para quién" se viste un noble inca? ¿Ante quién pone en juego su prestigio? ¿En qué circunstancia concreta? Estamos sobre un conflicto de conquista que significa todo lo que ocurre. Este conflicto con seguridad se desarrolló de manera permanente en el espacio simbólico, más allá del uso de la fuerza. ¿Cómo ocupar espacios públicos, o vestirse, qué hacer en las fiestas? Haciendo un salto metodológico y temporal, tal vez sea útil aquí la noción de Bourdieu de hábitus (en el sentido de estructuras estructurantes estructuradas)6. Sin caer necesariamente en un mundo de espejos, creemos que no hubo en un comienzo un hábitus común. No hubo por tanto acuerdo sobre qué bienes se disputaban; hubo una lucha no sólo por la sanción legitimante, sino por las formas mismas de legitimidad en todos los niveles. Si todo espacio social es un espacio de disputa, más lo fue entonces
Por lo tanto, nuestra intención es plantear, dentro del contexto colonial temprano, la existencia de prácticas que den cuenta de estrategias frente a la nueva situación a través de las cuales la nobleza nativa haya logrado adecuarse con éxito, conservando su identidad de élite de cara a los indios en general, y a los españoles en particular
Alianza e identidad
Como planteamos en un principio el análisis que sugerimos pone cierto acento en la noción de identidad social. Nuestra intención es tomar toda elementos provistos por teorías contemporáneas al respecto, y ponerlos a prueba viendo su grado de operatividad en un contexto etnohistórico
La idea central que tomamos es que es la presencia del conflicto lo que da lugar a la identidad. Así, la diferencia como base de la pertenencia surge de la percepción de un otro, no de un ser previo. Allí se origina un sentimiento de pertenencia a un "nosotros" por oposición a un "ellos", sentimiento que es manifestado y evaluado de distintas maneras y en distintas situaciones en pos de la consolidación de la pertenencia. La identidad es entonces considerada como el resultado de un proceso, a lo largo del cual es construida y reconstruida, a un tiempo que se constituye y reconstituye, de manera permanente
Una persona no se ubica sino en el centro de un conjunto de haces de distintas identificaciones "nosotros" posibles, desde el cual establece un posicionamiento final, consciente o no, frente a la situación que le toca enfrentar. Son distintos clivajes sociales alternativos, que interactúan entre sí, orientando su conducta (también llamado fragmentación del sujeto), por lo que los grupos resultantes no son necesariamente estables ni coherentes
Como decisión metodológica, la identidad será considerada a través de la conciencia de pertenencia. Aunque sea posible decir que esté en surgimiento, que tal o cual práctica pueda ser entendida como un primer paso, o como un mal paso, nuestra propuesta es no imputar identidad donde no haya discurso de pertenencia (por supuesto, no en términos de "identidad", sino de "nosotros"). Si bien este planteo expresa una situación ideal, es muy posible que nos enfrentemos con la ausencia de discursos directos de los actores involucrados. En estos casos, haremos especial hincapié en el reconocimiento que terceros le otorguen a las prácticas generadas por los actores
Por último, al interior de los grupos que resultan de estas consideraciones hay diferencias en la apropiación y uso de su identidad: una cosa es el discurso como estructurante constante de los sentidos, guiando de manera declarada la intención en la acción. Otra, un saber restringido, pragmático, de las consecuencias de la misma. Asimismo, ambos niveles están en general disparmente "poseídos": dentro de un "nosotros" determinado es necesario entonces distinguir distintos niveles jerárquicos, en tanto que no todos sus integrantes tienen necesariamente el mismo grado de compromiso o identificación con el endogrupo
Volviendo a nuestro sitio de trabajo, en los primeros tiempos de la conquista los actores sociales se fueron constituyendo lentamente, fundamentalmente porque hubo una serie de conflictos permanentes no resueltos que revolvieron todas las solidaridades, impidiendo la conformación estable de alianzas. Tanto dentro del sector español como del indígena hubo luchas intestinas, que si bien tuvieron sus raíces en conflictos intrínsecos a los grupos, no se hubieran desarrollado sin un contexto de lucha generalizada que permitía especular constantemente con apoyos de facciones "exógenas". En definitiva, la situación era tal que pretender que fuera entendida a través de una oposición "ellos los conquistadores" vs. "nosotros los conquistados" no sólo altera el orden de los acontecimientos, explicando el principio por el final, sino que sencillamente no se adecúa a las circunstancias
Es común encontrar planteos que intentan explicar la rapidez de la caída del imperio incaico poniendo el énfasis en la superioridad militar española, ayudada por el alto grado de centralización y agravada por la fatalidad del momento sucesorio. Sin embargo, estas razones, que tiene su parte de verdad, en realidad comparten un error importante, que es pensar en una unidad homogénea que se rinde a un invasor implacable. El Tawantinsuyu tenía en realidad poco que ver con la cuestión así planteada. Era un mosaico de distintos pueblos, algunos acérrimos enemigos de los incas, otros aliados, donde éstos son una más de las muchísimas etnías identificables. Las caóticas guerras de sucesión por otra parte no eran una práctica extraordinaria al fin de los reinados. Es decir, la conquista no fue simplemente, ni principalmente, fruto de la superioridad militar. Simplemente, los españoles cortaron la soga que daba coherencia (o solidez) al conjunto, dejando entonces emerger las tensiones latentes que hábilmente aprovecharon. No hubo nada parecido a "los indios" contra "los Españoles" en el Perú temprano en general, ni tampoco al interior de la nobleza incaica. Para ello habrá que esperar, si acaso, un par de siglos
La perspectiva del actor en un trabajo etnohistórico
La elección de un actor social específico y la utilización de la propuesta metodológica sugerida apuntan, como planteábamos en un principio, a recuperar el espacio cultural y temporal de los actores; en cierta forma, es la condición necesaria para realizar un trabajo antropológico de una temática histórica
Entendemos que es importante realizar una aproximación lo más realista posible a la sociedad colonial del Cusco en el s. XVI. Desde las cuestiones más elementales de Radcliffe Brown sobre la estructura social en términos de "red de relaciones sociales", hasta buscar las fuentes de legitimidad de Bourdieu, pasando por la comprensión funcional de Mallinowski. Para saber qué hace un español en el Cusco, qué tiene en la cabeza, es necesario imaginar lo más vívidamente posible lo que había en esa sociedad. Es tal vez como un trabajo de campo en el tiempo. ¿Cuál es el lugar de la iglesia, qué significa ser cristiano, dónde se muestra prestigio, qué ocurre con la generosidad, qué son las guerras "rituales"? Cuando los socios de una compañía hacían el reparto del montón (así era llamado el total de lo conseguido), éste no sólo se dividía entre los hombres participantes; los caballos también tenían su parte, y si eran prestados correspondía por ello un porcentaje. Los cristianos españoles tienen harenes en el Cusco, algunos indios optan por la monogamia. Nada de esto se puede entender sin un esfuerzo de exotización de esa realidad histórica que a menudo desaparece bajo rótulos como "el estado español", "la iglesia", "el mundo andino", etc. Son ejemplos de categorías que, como aún hoy suenan cotidianas, producen el efecto de ser usadas sin mayor detenimiento
Por otra parte, para entender el sentido de las acciones para los mismos actores, el porqué de lo que hizo o dejó de hacer un determinado personaje, es necesario conocer con cierto detalle la trama fáctica en que está inmerso. A partir de lo cual se puede considerar la historia no como un conjunto de eventos con un fin conocido, sino como un contexto de significación que permite dar coherencia, sentido, a las acciones de los sujetos, recuperando las identidades que las iban ordenando
Al mismo tiempo, la trama fáctica debe ser acompañada por la consideración de las tendencias estructurales históricas en juego, que permitirán ver el entramado de las alianzas más allá de la coyuntura. ¿Qué tendencias históricas estaban en lucha en esa época, de qué hablamos cuando hablamos de Rey, qué era el estado en la España del XVI, qué era un señor? Así por ejemplo, los repetidos levantamientos de los encomenderos peruanos son generalmente atribuídos a un disgusto con el reparto de la riqueza, situación en la que finalmente interviene la Corona poniendo orden. Esto no permite entender por qué Gonzalo Pizarro se levantó en nombre del Rey, ni por qué se molestó en no tocar mayormente las cajas reales, ni por qué rechazó ser nombrado Rey del Perú (Loredo 1941)
Si era por la riqueza, este conquistador tenía una excelente encomienda. Por otra parte, tendrían que haberse levantado sólo aquellos que no habían sido beneficiados, y es fácil ver que no fue así. El patrón del cambio de mano de las encomienda, que eran redistribuídas luego de cada levantamiento, no es uniforme, sino que varía por zonas, y la adhesión en el Cusco es particularmente alta. De manera tal que es difícil aceptar una explicación tan acotada
Estamos, entonces, frente a otra situación, en la cual posiblemente debamos considerar los resultados del enfrentamiento entre un modelo señorial y uno estatal de organización de las colonias americanas. Como la conquista fue básicamente una empresa privada, los encomenderos representaban la fuerza pública; ellos constituían la encarnación misma de la autoridad. Así, cuando los señores peruanos se levantan, no sólo hacen frente a una injusta repartija de lo que hay, también están haciendo uso de su derecho a oponerse al tirano. Ejercen el "acato pero no obedezco" de la jurisprudencia escrita española medieval (Domínguez Ortiz 1974) frente al intento de la Corona de avanzar sobre este estado de cosas. De hecho, es posible que se estuviese cuestionando que alguien impusiera "reglamentaciones" a la relación entre el señor y sus vasallos, más allá del municipio7
Pretender recuperar la perspectiva del actor exigirá entonces un manejo detallado de la trama fáctica que permita no sólo comprender el sentido de las acciones individuales, sino descubrir los conflictos estructurales presentes en las mismas8
4_ La elite incaica
Retomando nuestro caso de estudio, intentaremos reunir todos estos elementos. Para ello tomaremos como ejemplo algunos episodios de la relación entre los dos hijos de Huayna-Cápac que resaltan entre la élite nativa durante la conquista, Manco y su hermano Paullu
A menudo se ha planteado esta relación como una oposición entre la resistencia y la traición (Cúneo Vidal:1925, Dumbar Temple:1939, 1940, Hemming 1982, Tamayo Herrera:1992). La figura de Paullu Inca es así mostrada como un caso excepcional de cipayismo cultural y entrega al invasor, donde su descendencia heredará el gusto por el acomodo logrado a costas de traicionar a su raza y favorecer desde un principio a los conquistadores. Manco Inca por el contrario encarna la resistencia lúcida, el rey nativo noble y valeroso que jamás cedió al invasor, y que logrará su victoria unos cientos de años después, cuando tenga lugar la independencia. Revisaremos esta lectura a través de algunos episodios que en nuestra opinión tienden a mostrar que la coherencia de sus acciones debe ser buscada en el sentimiento de pertenencia que les era más natural: ser élite (y no ser "conquistados")
Como hemos visto, a la muerte de Huayna-Cápac (unos años antes de la llegada de los españoles) se desata el conflicto sucesorio entre dos de sus hijos, Huáscar y Atahualpa. Como esta disputa es en parte expresión de la estructura interna de la élite cusqueña es necesario detenernos en ella unas líneas
Cada Inca nombraba, en teoría, un sucesor al morir, pero esto no pasaba de ser una expresión de deseos. Rápidamente el conflicto por el poder se extendía entre los diversos pretendientes, de lo cual resultaba a menudo un intervalo de conflictos más o menos abiertos entre reinados. Este se resolvía a través del triunfo del más fuerte y más capaz; la sanción del éxito militar era indispensable9. ¿Cómo se motorizaba el conflicto? Los muchos hijos del último Inca eran sólo la presentación formal de la pelea, que en realidad reflejaba la disputa entre los distintos sectores de la nobleza cusqueña. Estos se involucraban en la lucha por el poder, agrupados de acuerdo con lazos de filiación. Eran grupos parentales, que dibujaban el espacio de alianzas horizontales en el interior de la clase imperial
La élite incaica, como el resto de los pueblos andinos, estaba estructurada en ayllus. El ayllu era la célula básica de la sociedad, que aseguraba una serie de derechos y obligaciones comunes. Lazos parentales reglaban la pertenencia, reconociéndose sus miembros en un antepasado mítico común. Los ayllus a su vez se organizaban por mitades, siguiendo los principios dualistas de hanán y hurín. Sucesivamente, se agrupaban en unidades inclusivas de mayor orden, hasta alcanzar un grupo étnico completo (ver Cook:1981) Así, el nuevo Inca, al ser coronado, fundaba una nueva panaca, versión 'noble' del ayllu. Los candidatos a la sucesión expresaban entonces los conflictos entre estos grupos corporativos, que concentraban el poder del control de todo el Imperio, siendo comunes las guerras "civiles" inter reinados. Era un conflicto claramente horizontal, que expresaba las tensiones propias de las formas que tomaba el poder en la sociedad cusqueña
En el momento de llegar los españoles al Cusco, la ciudad estaba ocupada por las tropas norteñas, cuyos generales estaban llevando a cabo una extensa matanza y persecución sobre la nobleza incaica en la capital del imperio, y en especial sobre la panaca de Huáscar
Manco se encuentra con los cristianos y rápidamente se establece una alianza en pro de la derrota definitiva y expulsión de los ejércitos de ocupación quiteños, tarea en la que se entretendrán durante los siguientes seis meses. A poco de recuperar la ciudad, luego de la primera incursión sobre los enemigos, Manco es coronado como nuevo soberano con el auspicio de los españoles. Es evidente que los cristianos son percibidos en este momento como una ayuda en la solución de problemas internos: si el joven Inca pretendía afianzar su liderazgo primero tenía que echar a los invasores. Esta alianza difícil se prolongará durante dos años y medio, desde noviembre de 1533 hasta mayo de 1536, cuando el Inca encabeza el primer levantamiento general contra los españoles
Este, que es comúnmente tomado como el primer ejemplo claro de resistencia, puede tener otra interpretación. Ya a principios de 1534 los conquistadores habían saqueado el Cusco y comenzado el reparto del imperio en las diversas encomiendas10. ¿Porqué entonces esperar tanto tiempo? Por un lado, Manco tenía problemas al interior de la élite incaica. Esta no se presentaba como un conjunto homogéneo frente a los invasores, a tal punto que a mediados de 1535 decide asesinar a varios hermanos suyos en el Cusco apoyándose para ello en Almagro. Por otra parte, es importante notar que no es sino a comienzos de 1535 que las tropas quiteñas, luchando por su propia tierra, son derrotadas definitivamente en la campaña que comanda Sebastián de Benalcazar
Es decir, su movimiento de resistencia comienza cuando está seguro de que ha eliminado a todos sus posibles adversarios. Y esto es lógico: las muertes de parte de la élite cusqueña a manos de los generales de Atahualpa tenían que pesar aún en su memoria, y la eliminación de adversarios en la disputa por el lugar de Inca era una práctica usual
Por su parte, al llega Paullu al Cusco ocupado por los españoles encuentra a Manco ya consagrado como Inca , lo cual lo pone en un complejo lugar, como ya hemos visto. Así durante el primer levantamiento general (y cerco a la ciudad), Paullu se mantiene leal a Almagro a lo largo de su viaje a Chile. Primera actitud criticada: ¿porqué no apoyó activamente la rebelión liquidando la columna del adelantado? Paullu estuvo indudablemente al tanto de lo que ocurría en el centro del imperio durante la expedición a Chile. Por lo tanto sabía que los más de 200000 guerreros convocados por su hermano no habían logrado tomar la ciudad en manos de unos pocos españoles. Si triunfaba el levantamiento, él hubiera quedado en el lugar no deseado de la sucesión luego del éxito militar que habría consolidado el liderazgo de Manco. Si por el contrario triunfaban los españoles, hubiera perdido su favor. La decisión expresa entonces una lógica de acción acorde con su estatus de pertenencia
Luego del cerco, almagristas y pizarristas se enfrentan en su primera batalla abierta, como habíamos visto. Contento con el triunfo obtenido en Abancay (agosto de 1537) y satisfecho de la colaboración de su aliado, Almagro decide darle la borla a Paullu, coronándolo como Inca
Es decir, en un contexto de diversos conflictos abiertos (Pizarro y Almagro habían estado al borde del enfrentamiento antes de la partida hacia Chile) las solidaridades se organizaban sin reconocer identidades terminantes como 'resistentes' y 'traidores'
Luego Paullu permanecerá fiel a los españoles, pero principalmente fiel a su forma de entendimiento de la pertenencia a una élite. A fines de 1538, luego de la derrota y ejecución de Almagro a manos de Hernando Pizarro, Manco coordina un segundo levantamiento. Paullu tomará ahora parte activa: junto con Gonzalo Pizarro, juntos 'pacificarán' el Collao (zona en la cuál tenía gran influencia), contribuyendo así al fracaso de su hermano. Luego del éxito, Francisco Pizarro le otorga al Inca una extensa encomienda. Paullu obtendrá también beneficios de la Corona y el apoyo de la Iglesia cusqueña como reconocimiento a su actitud (ver Dumbar Temple: 1937 y 1940)
Los enfrentamientos entre españoles, entre Incas, y entre ambos, continuarán por años. Desde su estado neoinca Manco dirigirá expediciones de saqueo y hostigamiento contra los españoles y los curacazgos aliados. Paullu por su parte tomará parte de la entrada que Gonzalo Pizarro hace contra Vilcabamba en 1539 aportando 10000 indios. Pizarristas y Almagristas seguirán con sus luchas abiertas fruto de lo cual los ejércitos cruzarán el virreinato de manera continua hasta 1555
Según hemos visto, un Inca recibía su confirmación a través del éxito militar y la capacidad de liderazgo. Creemos que en este sentido debe ser también leído el período que consideramos. Todas las participaciones militares, tanto de Manco como de Paullu, apuntan también a demostrar la capacidad militar de estos Incas frente al común de los indios. En las diferentes batallas lo que estaba en juego no era sólo el final de la misma (el triunfo particular), sino algo más general, que era obtener la consagración militar indispensable en la disputa por el lugar de Inca
En este sentido analizar la muerte de ambos hermanos ayuda a comprender la solución de esta disputa. Manco Inca muere en 1544 a manos de unos españoles partidarios de Almagro que se habían refugiado en Vilcabamba huyendo de Gonzalo Pizarro. Su muerte estuvo rodeada del mayor secreto hasta la designación de su hijo Sayri-Túpac como nuevo regente, luego de lo cual se realizaron las manifestaciones de duelo a la usanza tradicional. Vilcabamba continuará entonces existiendo como estado neoinca, demostrando que la acción de Manco supo conservar los apoyos indispensables para convocar pueblos aliados
A diferencia de lo ocurrido con su hermano, la muerte de Paullu no se vio afectada por el contexto de conflictos irresolutos. El Inca murió por causas naturales en mayo o junio de 1549, y su noticia tuvo importantes repercusiones. Cientos de indios de guerra del Cusco con sus armas tradicionales cuidaron de su casa y su mujer, lo que habitualmente se hacía a la muerte de un Inca para evitar que grupos rivales se apoderasen de ellas. Años después de su muerte, su figura era recordada ceremonialmente de acuerdo con el ritual incaico reservado a los grandes señores, de igual modo que lo hubiera sido Manco de vivir en el Cusco
5_ Comentarios finales
A lo largo del estudio del caso arriba planteado es fundamental tener en cuenta que si bien nuestro sujeto son las élites cusqueñas resulta materialmente imposible acercarse a la totalidad de sus integrantes. No pretendemos abarcar a todas las personas que aparecen en el período y desde allí extraer conclusiones. Nuestra intención sólo es mostrar, dentro del las posibles conductas, respuestas culturales a una situación particular dada (la conquista y el desplazamiento del lugar donde estaban). Por eso no intentamos, planteo inductivo, sino que hablamos de las "racionalidades", las "coherencias" que se pueden buscar, de las lógicas dentro de un hábitus
¿Por qué élite, entonces? Por un lado, el trabajo está centrado en personajes que sin discusión pertenecen a la misma ya que Paullu y Manco fueron el centro de la élite incaica. Por otro, un agente en una situación particular tiene una cierta capacidad de creación, pero dentro de las posibilidades que el contexto histórico le da. Es decir, no hace desde la nada sino desde su cultura y tiempo. Por lo tanto, un curso de acción determinado lo que muestra es que en ese sitio y espacio existe una lógica, una racionalidad posible de comportamiento, que permite ordenar la acción de una determinada manera (no una trayectoria individual, a la que hace falta sumarle tantas más para que adquiera peso epistemológico). Los actores son entonces considerados en su dimensión colectiva no por un proceso de acumulación numérica, sino por la dimensión social que define intrínsecamente las lógicas de acción que pueden seguir
Sin embargo, en ningún caso pretendemos por eso que las dos trayectorias que consideramos representen a toda la élite, y que todo aquel que pertenecía a la élite haya seguido alguno de los caminos que éstas "marcaron". Lo que hemos querido mostrar es que evaluar las conductas de estos dos nobles incaicos desde una lógica pos-facto, que plantea la conformación de un frente homogéneo a los invasores no se adecúa a las circunstancias. Ambos Incas reaccionaron a la conquista como miembros de una élite, y desde ese espacio social lograron conservar su lugar legitimo como tales frente a la nueva situación
Al no poder acceder a piezas discursivas genuinas hemos intentado recuperar la identidad que Paullu y Manco logran construir a través de las acciones y del reconocimiento que los terceros les otorgaban. Recuperación que muestra un alto grado de reconocimiento, lo cual obliga a aceptar que dentro del mundo colonial las estrategias para mantener un lugar de Incas entre los nativos y lograr un reconocimiento entre los españoles, admitió, en este período temprano, comportamientos tan contrapuestos como los analizados
Ambos supieron lograr un manejo del espacio de las representaciones que les aseguró una legitimación de sus prácticas frente a sus propios súbditos, y que les otorgó un innegable reconocimiento de los espacios principales de producción de discursos de legitimantes como lo eran la Corona y la Iglesia, espacios que fueron evaluados a partir de una práctica de pertenencia a la élite dentro del contexto que significó la presencia de los españoles
6_ Bibliografía
Bourdieu, Pierre (1983) Campo intelectual y campo del poder, Folios, Buenos Aires
(1993) Cosas dichas, Gedisa, Barcelona
Cook, Noble D
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