ARCOS, FOTOS Y CARTAS....
un patrimonio en proceso de recuperación


VIVIAN SPOLIANSKY* , ANDREA PEGORARO** Y LAURA PIAGGIO***


El Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA fue creado en 1904. Desde entonces ha sido lugar de trabajo de numerosos investigadores: arqueólogos, antropólogos físicos y etnólogos, que realizaban campañas a diversas regiones del país, e incluso, a países latinoamericanos. De allí proviene gran parte del material que actualmente compone el acervo del Museo.

Depósito de Etnografía

Las colecciones etnográficas del Museo han ingresado de diversas formas desde el momento de su fundación. Por un lado el Museo estableció canjes con instituciones extraamericanas -Museo de washington, Berlín, Estocolmo, Montevideo, Río de Janeiro etc- que le permitieron formar un acervo de piezas procedentes de diversas partes del mundo. Por otro lado estimuló las donaciones de particulares, las compras, misiones y exploraciones arqueológicas.

La mayor parte de las colecciones se encuentra acompañada de documentación que nos ha permitido dar cuenta de su forma de ingreso.
Actualmente la cantidad de objetos es aproximadamente 20 mil piezas . Estas piezas tienen la particularidad de ser heterogéneas no solo en cuanto a su procedencia como hemos venido explicando sino también respecto al tipo, material y tamaño. Se trata de una gran variedad de armas adornos corporales, vestimenta, objetos de uso doméstico, herramientas cuyos materiales varían desde piedra, cuero, piel, cerámica, vidrio, madera fibras vegetales hasta fibras textiles, hueso, etc y respecto al tamaño se puede encontrar un aro araucano de tres centímetros, hasta un altar budista japonés de dos metros de alto aproximadamente.

La superficie del depósito contiene 10 estanterías en las que se almacenan las piezas dentro de cajas de madera o sobre sus estantes directamente, dependiendo del tamaño y el tipo de pieza. Una estantería almacena cestería, y otra exclusivamente cerámica. Otras piezas, se guardan en cajas de acuerdo a su origen étnico o geográfico sin un ordenamiento de tipos de materiales,de piezas o tamaños.

Una importante colección de armas, como lanzas, arpones, arcos, flechas, se encuentran guardadas en estructuras de madera que los contienen de forma precaria. Durante mucho tiempo han estado en forma vertical, raspándose una contra la otra y con uno de los extremos apoyado directamente sobre el piso.
Hemos comenzado una transformación global de depósito. Esta transformación
se inicio no solo con la conservación preventiva de las piezas sino también con la modificación del mobiliario, racionalizar el uso del espacio y reacomodar las piezas.
El trabajo sistemático de reacondicionamiento y conservación de las colecciones ha sido ha venido siendo producto de las ideas intercambiadas y el asesoramiento recibido en el marco del "Seminario de capacitación en la conservación y exhibición de colecciones arqueológicas y etnográficas" organizados por la Fundación Antorchas y el Center for Museum Studies, Smithsonian Institution que se ha venido realizando en este Museo Se comenzó primero por la colección de armas descripta arriba las cuales han ingresado en su mayoría durante las primeras cuatro décadas de este siglo.

Se han limpiado cuidadosamente cada arma -arco, lanza, flecha, etc- con pinceletas y gamuzas absorbentes de polvo; posteriormente se cubrió cada una de una plancha fina de espuma de polietileno para detener el continuo deterioro por el polvo, la luz y la humedad. Finalmente se ubicó cada arma en posición horizontal en una estructura de rieles y ménsulas sujeta a la pared .

Esta posición horizontal de las armas detiene las deformaciones de la madera y las aísla de la continua humedad del piso del depósito. Las armas se ubicaron en los estantes de acuerdo a su origen étnico lo que permite una rápida identificación y evita el manipulación innecesaria de todas.

También con el fin de mantener las piezas en un óptimo estado de conservación y almacenamiento, se limpiaron aproximadamente 300 piezas cerámicas y se rebuscaron en la estantería, evitando el amontonamiento anterior y cubriéndolas de redes de espuma de polietileno de forma que evite la rajadura ante un golpe y la raspadura producida por el contacto con otras piezas.

Actualmente estamos trabajando con una colección de cestería -100 piezas aproximadamente- de origen en su mayoría americanas y que está compuesta de abanicos, cestas, sombrillas fundamentalmente. Esta colección ha sido limpiada con técnicas de limpieza de cestería y mejorado su estado de almacenamiento.

Como forma de control de las intervenciones hechas sobre las colecciones y registro de las tareas realizadas en el depósito se ha documentado el proceso de trabajo con tomas fotográficas. Esto nos permite dar cuenta del estado en el que se encontraba la pieza antes de ser intervenida y el resultado una vez que se efectuó el acondicionamiento.

Simultáneamente a las tareas de conservación de las colecciones se viene realizando en el Museo un sistema de catalogación de las piezas con digitalización computarizada de la imagen. Esta catalogación permite por un lado conocer exhaustivamente las piezas existentes, su estado de conservación y por otro lado evitar la manipulación de ellas por parte del personal del Museo e investigadores ya que la selección de las piezas para trabajar se puede hacer previamente en la computadora a través de su imagen. Además, en la medida en que se efectuamos este trabajo de catalogación separamos las piezas y acondicionando y reagrupándolas en cajas de acuerdo a su tamaño y material, respetando el agrupamiento étnico.
Actualmente en el depósito se realizan mediciones diarias de humedad y temperatura lo que nos permite mantener un control del ambiente en el que se hallan los objetos y evitar un posible deterioro de alguna pieza.


Usuarios.

Las colecciones son consultadas por investigadores generalmente universitarios
de institutos terciarios, y de otros museos. También sus imágenes son requeridas para revistas para niños para manuales escolares, y revistas especializadas .

Capacitación de personal.

El depósito cuenta con estudiantes de antropología que concurren una vez por semana a fin de realizar el inventario de las piezas. Simultáneamente los vamos capacitando mediante la práctica en el acondicionamiento, conservación de las piezas.

Archivo Fotográfico y Documental

El material que actualmente constituye el Archivo Fotográfico y Documental fue hallado, abandonado, en el altillo de la biblioteca, sujeto a los efectos del polvo, la humedad y bruscos cambios de temperatura. Se comenzó a recuperar este material con la gestión del actual Director, Dr. José Antonio Pérez Gollán, y el inicio de un Taller de Historia de la Antropología en la Argentina coordinado por Patricia Arenas, en 1988. De este modo, se reingresó como parte del acervo del Museo, revalorizada su importancia como fuente histórica y antropológica.

El Archivo Documental está compuesto por:

· archivos personales de investigadores que trabajaron en el Museo (libretas de campo, correspondencia personal e institucional, manuscritos, entre otros documentos),

· los legajos de las colecciones (compuestos fundamentalmente por listados de las piezas que las componen y correspondencia vinculada a las mismas)

· archivo institucional (notas de distintas gestiones, memorias de actividades, etc.).

Recién en 1994 se comenzó a trabajar sistemáticamente en la conservación de estos materiales y en su organización interna, a partir de la cual se conformaron los tres agrupamientos mencionados arriba. Hasta el momento se ha priorizado la conservación preventiva, razón por la cual estuvimos abocadas a las tareas de limpieza, ensobrado en bolsas de polipropileno y su posterior almacenamiento en cajas de polipropileno corrugado. También se ha referenciado parte del material. Por ejemplo, las cartas del Archivo Boman han sido catalogadas y volcada la información a una Base de Datos. Aún no hemos contabilizado la cantidad de materiales con que cuenta el Archivo Documental en su conjunto.


El Archivo Fotográfico lo conforman registros de los trabajos de campo de arqueólogos y antropólogos que se desempeñaron en el Museo. Registros que eran utilizados tanto para el análisis como para la ilustración de las publicaciones. También se fotografiaban eventos importantes en las gestiones de los diferentes directores: exposiciones nuevas, remodelaciones del edificio, realización de Congresos (como ser el de Americanistas de 1910). Además, lo componen fotografías de las piezas de las colecciones etnográficas y arqueológicas.


Estas fotografías, en particular los negativos y diapositivas, estaban numeradas, por lo que debía existir un catálogo con sus referencias. En algún momento, el material fotográfico de las investigaciones y gestiones pasadas, fue relegado en un altillo de la Biblioteca y el catálogo hasta hoy en día no lo hemos encontrado. Suponemos que ese momento fue posterior a 1955, ya que durante la gestión de Imbelloni como director del Museo tenemos noticias de la existencia y funcionamiento de un Laboratorio Fotográfico en el Museo, el cual fue luego desmontado.


El Archivo Fotográfico está compuesto por imágenes que están en diferentes soportes. En la actualidad, el material excede lo fotográfico, para ser iconográfico o visual, dado que también contamos con dibujos, láminas y mapas, que se han incorporado al Archivo recientemente. Las cantidades son las siguientes:


NEGATIVOS DE VIDRIO: 4.427
9 X 12 2.020
13 X 18 1.626
18 X 24 632
24 X 30 147

DIAPOSITIVAS DE VIDRIO:
8 X 10 1.943 unidades (B/N y Autochromes)

PELÍCULAS DE 16mm:
16 unidades de 3 minutos cada una. (acondicionadas y copiadas en video).

COPIAS PAPEL: 2.915

NEGATIVOS FLEXIBLES:
8 X 14 1.200 (en 15 álbumes)
6 X 6 200 (en 11 álbumes)


DIAPOSITIVAS FLEXIBLES:
35mm 650

POSTALES:
2000 unidades (en 5 álbumes)
800 unidades (sueltas)

LAMINAS, FOTOGRAFÍAS PAPEL EN GRANDES FORMATOS, MAPAS Y PLANTAS DE SITIOS ARQUEOLÓGICOS.

El total original de fotografías era de 14.000 aproximadamente, pero desde ese primer recuento ha habido dos grandes donaciones, y constantemente se van encontrando más, tanto en la Biblioteca como en los depósitos del Museo, con lo cual la colección se está acrecentando.
Creemos que el trabajo en un Archivo Fotográfico comprende actividades en seis áreas, que se encuentran interrelacionadas, pero que tienen sus especificidades y dificultades propias. Ellas son:
· conservación del material
· catalogación
· capacitación del personal
· atención al público
· reproducción
· difusión

En nuestro caso, el avance en cada una de ellas ha sido dispar. Iremos relatando lo realizado, focalizando en las dos primeras áreas, destacando las dificultades que afrontamos, los fundamentos de las elecciones realizadas y los proyectos a corto y largo plazo.

Conservación

En 1988, integrantes del Taller de Historia de la Antropología en la Argentina transportaron el material fotográfico del altillo de la biblioteca a una sala de la planta baja del museo, la que actualmente funciona como sala de exposición, su función original. Con esta mudanza mejoró el ambiente físico pero no las condiciones de depósito: las cajas que contenían las placas de vidrio fueron apiladas sobre una mesa donde continuaban reinando el polvo y el desorden. En 1989 se tuvieron algunas charlas con Juan Gómez , quien nos brindó algunas pautas para iniciar una conservación más adecuada. Así, se eliminaron las pilas y se acomodaron en forma vertical, de modo tal que ninguna tuviera que soportar el peso de la otra.

En febrero de 1990, iniciados los contactos del Museo con la Fundación Antorchas con el fin de conseguir un subsidio para la recuperación del Archivo, los fotógrafos Hugo Gez y Luis Priamo realizaron una estimación de los agrupamientos originales. Mientras tanto, se procedió a ordenar las cajas separándolas por tamaño y tipo de soporte (vidrio, celuloide, papel). En 1991, la Fundación Antorchas otorgó un subsidio, el cual consistió en el pago de dos pasantías durante un lapso de seis meses, para iniciar los trabajos de conservación. Además la Fundación proveyó las cajas de polipropileno corrugado para el acondicionamiento de los negativos de vidrio (provisión con la cual seguimos contando para el resto del material) y las bolsas de polipropileno.

La capacitación para las tareas de conservación de los negativos y diapositivas de vidrio estuvo a cargo del fotógrafo Hugo Gez, quien nos instruyó en el tratamiento adecuado para preservar las placas. Para los negativos de vidrio, éste consistió en una limpieza de la cara externa con alcohol. Se utilizó esta sustancia debido a sus propiedades astringentes y desengrasantes, y por resultar inocua para la emulsión (en caso de entrar en contacto con ella). Se emplearon dos algodones; uno embebido para remover la suciedad y otro seco para evitar que quedaran aureolas. Se cepilló la cara de la emulsión con un pincel soplador para eliminar el polvo sin producir daños (raspaduras, rayas). Por último se procedió al ensobrado en bolsas de polipropileno. Las diapositivas de vidrio se limpiaron con alcohol en sus dos caras y se dejaron en sus cajas de madera o cartón rígido originales, pues de este modo se mantiene el conjunto completo. Cabe destacar que este tipo de almacenamiento, aún siendo de madera, ha mantenido en un buen estado de conservación al material guardado en su interior.

A principios de 1995 mudamos el Archivo a un lugar definitivo y exclusivo, en donde contamos con un mueble de madera antiguo para el almacenamiento del material, una mesa grande de trabajo, una para la consulta, un mueble abierto para colocar el material de formatos grandes y una computadora. Aquí se decidió unificar el archivo de fotografías con el de documentos. El único problema del lugar actual es que funciona como espacio de guarda, limpieza y consulta, lo cual a veces dificulta el trabajo.

En cuanto a las tareas de acondicionamiento al terminar con los negativos y diapositivas de vidrio decidimos seguir con el material en papel, pues es el que se puede dar a la consulta más fácilmente, tanto desde el punto de vista de su manipulación, como por la visualización por parte del usuario, en general poco habituado a observar negativos. Por estos mismos motivos, manipulación y observación, es que continuamos utilizando el polipropileno para su acondicionamiento, colocándole planchuelas del corrugado para los casos de fotos que se encuentran con pandeo. Por otra parte el uso de papeles neutros, aún no está a nuestro alcance presupuestario.

Ya hemos terminado de acondicionar las copias en papel, por lo que nos hemos dedicado a la separación por soportes de las últimas dos donaciones para comenzar los trabajos de acondicionamiento. Por otro lado, durante el último mes comenzamos a limpiar y acondicionar las láminas. Su limpieza se está realizando con pinceleta, y polvo de goma de borrar, así como la goma de borrar solamente. Aún queda por realizar la limpieza y acondicionamiento de los negativos y diapositivas flexibles.

Cabe destacar que a pesar de la escasez periódica de materiales- causadas por falta de fondos- y de algunas deficiencias de infraestructura, es posible llevar adelante este proyecto debido el apoyo institucional de los directivos, tanto para las actividades de conservación como de capacitación del personal.

Catalogación

Como se acaba de desarrollar, la prioridad del trabajo en el Archivo ha estado centrada en mejorar el estado de conservación del material, por considerarla una tarea más perentoria. Sin embargo, la catalogación es fundamental para facilitar las consultas, como así también para lograr un mayor aprovechamiento de la información que aportan las imágenes. Por otra parte, consideramos que avanzar en la catalogación también es parte del proyecto de conservación en la medida en que la consulta a un catálogo disminuye la manipulación de los originales.

Esta tarea se enfrenta con el que consideramos es el mayor problema de este Archivo: la desaparición de los antiguos catálogos, y por ende, la falta de datos en una abrumadora cantidad del material.
Hasta el momento estamos trabajando en lo que denominamos "referenciación", que consiste en registrar las inscripciones (temáticas o de autor) que tengan las fotos o las cajas. En ausencia de anotaciones, escribimos una escueta descripción de la imagen. Comenzamos a anotar estos datos en un cuaderno, y luego diseñamos una base de datos. Modificamos en varias oportunidades los campos de la misma, a partir del intercambio con otras instituciones y de nuestra propia experiencia. Elegimos como software el DBASE III PLUS debido a los siguientes motivos:

* la capacidad del Hardware con que contamos por el momento no nos permite instalar programas de última generación;

* entre los programas que podemos utilizar, el DBASE es el sistema de base de datos de mayor difusión;

* el traspaso el día de mañana a un sistema más complejo (que incluya la digitalización de las imágenes) no tendrá problemas de compatibilidad;

En esta base estamos volcando los datos de la "referenciación", a la que consideramos un paso previo a la catalogación. Ello debido a que aún es necesario realizar una suerte de "arqueología de la imagen" para identificar las fotografías, e intentar reconstruir sus contextos de producción: zona, población, año, autor, entre otros datos relevantes. Esta reconstrucción requiere poner en relación las imágenes con diversos tipos de fuentes: libros, revistas, artículos, archivos administrativos, e investigaciones actuales.

La tarea de catalogación adquiere relevancia porque potenciará la utilización de este Archivo por parte del público general y de los investigadores, además de los diversos tipos de uso museográfico. Como por ejemplo: * para evaluar el estado de conservación de las piezas etnográficas y arqueológicas, a través de la consulta de fotografías de las mismas en momentos anteriores; * en el área de montaje, como apoyatura gráfica para las exhibiciones del Museo; y * en el área de difusión, para la realización de muestras del material fotográfico mismo. Como actividad generada desde el propio Archivo se organizó la exposición: "Los indios desde los otros. Fragmentos de historia." que fue montada en la Facultad de Filosofía y Letras en octubre de 1992, el Museo Etnográfico noviembre de 1992 a febrero de 1993, y desde entonces en diversas Universidades, y en el marco de distintos eventos.

La confección de un catálogo es, por tanto, una instancia crucial en el proceso de transformación de las fotografías en bienes culturales usables, y del archivo en su conjunto en un patrimonio público accesible.

"Las cosas preservadas son, en sí mismas, inertes. Como bienes de patrimonio, ellas participan de la vida social como soportes privilegiados de significados y re-significados sucesivos, los cuales a pesar de ilimitados, estarán necesariamente incorporados en las marcas que esos bienes cargan de su propia historia." (Arantes, 1989: 16).

Bibliografía Citada

ARANTES, Antonio. "La preservación de bienes culturales como práctica social", Revista Museo 1 (1), 1989.


 


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