Primer Encuentro Nacional Sobre Calidad de Vida en la Tercera Edad |
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Universidad de Buenos Aires
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¨LOS IMAGINARIOS SOCIALES ACERCA DE LA TERCERA EDAD¨.
Area temática: Historia de las ideas y narratividad: Circulación de ideas en el siglo XX y su efecto en la producción de subjetividad.
Autoras:
- * Bellocchio, Ximena (Lic. en Trabajo Social, UBA) Belaustegui 4320 Piso
1 Dpto. 7 -Cap. Fed. (Tel. 4672-8558)
- * Montenegro, Carolina (Lic. en Trabajo Social, UBA) Sucre 2025 Piso 18
-Cap. Fed. (Tel. 4781-7610)
- * Oliva Nuñez, Gabriela (Lic. en Trabajo Social, UBA) Diagonal 101 378 Dpto.
7 -San Martín (Tel. 4713-0200)
- * Tudury, Evangelina (Lic. en Trabajo Social, UBA) Cálcena 451 Piso 5 Dpto. B -Cap. Fed. (Tel. 4633-6577)
Fecha de Entrega: 30 de Julio de 1999.
Lugar: Centro Cultural R. Rojas. Secretaría de Extensión Universitaria.
Universidad de Buenos Aires.
Los imaginarios sociales acerca de la Tercera Edad (Abstract)
El presente trabajo toma como base el proyecto "Salud Mental y Tercera Edad", implementado desde la Unidad Sanitaria Villa Lynch en el Centro de Jubilados Nuestra Señora del Líbano. Por medio de este proyecto se intentó contribuir al mantenimiento de la salud mental de un grupo de jubiladas, fomentando la ocupación del tiempo libre, a través de actividades físicas, de recreación, de reflexión y de apertura a la comunidad. La temática que se desarrolla en este estudio es: los imaginarios sociales acerca de la tercera edad. Focalizándose en la relación entre las representaciones sociales acerca de la tercera edad, que tiene el grupo de jubiladas del Centro Nuestra Señora del Líbano y las prácticas adoptadas por ellas durante la implementación del proyecto.
Se planteó el siguiente interrogante: ¿ Cuál es la relación existente entre los imaginarios sociales acerca de la tercera edad y las prácticas adoptadas por el grupo de jubiladas?. El mismo guiará todo el trabajo de investigación constituyéndose en el problema de estudio.
El análisis incluye la descripción de ciertas prácticas de las jubiladas en relación a los mitos y prejuicios que circulan socialmente, estableciéndose puntos de contacto y diferenciación
INTRODUCCION
Durante los años 1995 y 1996 las autoras del presente trabajo, realizaron la práctica pre-profesional de la Carrera de Trabajo Social, en la Unidad Sanitaria "Villa Lynch", ubicada en la calle Azcuénaga 226, Villa Lynch, Partido de Gral.
San Martín.
En el primer año se trabajó a nivel comunitario, finalizando el mismo con la elaboración de un diagnóstico poblacional e institucional del área programática correspondiente a dicha institución.
A partir del estudio diagnóstico se obtuvieron los datos de 2766 personas. De todas ellas, 665 son mayores de 61 años, lo cual representa el 24.04% de la población encuestada. De esa población mayor de 61 años el 75% son jubilados y/o pensionados. Se consideró, entonces, que las personas de la tercera edad constituyen un grupo amplio en el barrio. Considerando dicha situación surge la elaboración y ejecución de un proyecto destinado a este grupo etáreo, denominado ¨Salud Mental y Tercera Edad¨. Dicho proyecto fue implementado en el Centro de Jubilados ¨Nuestra Sra. del Líbano¨ (Rep. Del Líbano y Monteagudo), planteándose como objetivo colaborar en el mantenimiento de la salud mental de las personas de la tercera edad, para lo cual la estrategia seleccionada fue la ocupación del tiempo libre de manera activa.
Se apuntó a la ocupación del tiempo libre a través del desarrollo de clases de gimnasia, seguidas de un espacio en el cual se compartieran experiencias y se realizaran tareas concretas mediante la modalidad de talleres. Dichas actividades fueron llevadas a cabo semanalmente.
El ejercicio físico contribuyó a que las jubiladas se sintieran activas, más saludables física y mentalmente. Por otra parte, el compartir experiencias les permitió relacionarse con los demás, posibilitando el sentimiento de pertenencia a un nuevo grupo y el aprendizaje de nuevas experiencias.
A través de la implementación del proyecto se descubrieron ciertos aspectos significativos que motivaron esta investigación. Se destacan ciertas actitudes de las jubiladas relacionadas con el temor al ridículo, la búsqueda de aprobación, sentimientos de inseguridad, rechazo y aceptación de actividades, etc.
Se consideró necesario indagar en el origen de estos comportamientos y expresiones verbales para profundizar en la comprensión del proceso de envejecimiento. Se seleccionó para la investigación de dicho fenómeno el campo del imaginario social acerca de la tercera edad.
Imaginario social y tercera edad El proceso de envejecimiento: El envejecimiento debe ser considerado como un proceso, ya que no ocurre en forma repentina, sino de manera gradual y progresiva. Este proceso se caracteriza primordialmente por la disminución de las capacidades físicas y por la pérdida de los seres queridos y el trabajo. Esto provoca cambios significativos en la vida cotidiana de las personas de edad avanzada.
Es preciso considerar el proceso de envejecimiento desde diversos puntos de vista: cronológico, psico - biológico, psico - afectivo y social.
Cronológicamente, la edad de 65 años marca el comienzo de la vejez porque coincide con el momento de la jubilación. La edad biológica refiere a los cambios que se producen en el organismo, ligados a las pérdidas de las capacidades físicas. La edad psicológica se relaciona con experiencias complejas, tales como la pérdida de los seres queridos y el trabajo, que afectan la personalidad y las funciones cognitivas. Finalmente, la edad social, alude a los roles que se pueden, se pretenden o han de desempeñarse en la sociedad, como por ejemplo, el rol de "abuelo", "jubilado", etc ( 1 ).
Para ubicar a una persona dentro de la tercera edad debe tenerse en cuenta la combinación de los factores mencionados. No puede establecerse un criterio único a través de una simple fórmula, puesto que no sólo pueden divergir los conceptos respecto a la vejez desde los puntos de vista cronológico, psíquico y social, sino que además en cada uno de ellos existen diversos modos de definirla. Por otro lado es necesario tener en cuenta lo que el propio interesado piensa de sí y lo que de él opinan los demás en cuanto a posibilidades y limitaciones de acción.
El envejecimiento modifica la imagen que se tiene de uno mismo, pero también señala a los demás que conviene cambiar de comportamiento frente a uno, "...un anciano no se siente nunca un anciano. Comprendo por los otros lo que implica la vejez en quien la mira desde fuera, pero no siento mi vejez." ( 2) Otro de los factores que modelan el proceso de envejecimiento es el "efecto generacional" (o efecto cohorte), que hace referencia al "conjunto de circunstancias histórico - culturales que enmarcan el nacimiento y la educación de cada sujeto" ( 3).
Es importante tener en cuenta la influencia que tiene en el proceso de envejecimiento el modo en que cada uno ha realizado las tareas propias de los distintos períodos evolutivos. No sólo las realidades objetivas, sino también el modo cómo se captan y vivencian las expectativas que se van formando y la manera cómo se valoran los sucesos, moldean este proceso.
Imaginario social: Los imaginarios sociales son referencias específicas en el sistema simbólico que produce toda comunidad y a través de los cuales ella "se percibe, se divide y elabora sus finalidades". ( 4) De este modo, a través de los imaginarios sociales, una comunidad designa su identidad, elaborando una representación de sí misma; marca la distribución de los roles y las posiciones sociales; expresa e impone ciertas creencias comunes, fijando modelos formadores. Así produce una representación totalizante de la sociedad, como un "orden", según el cual cada elemento tiene su lugar, su identidad y su razón de ser.
Por lo tanto, los imaginarios sociales hacen referencia a representaciones de la realidad social; que no son simples reflejos de ésta, sino que son creadas y elaboradas con materiales tomados del plano simbólico. Tienen una realidad específica que reside en su misma existencia, en su impacto sobre los pensamientos y comportamientos colectivos y en las múltiples funciones que ejercen en la vida social.
Las representaciones son elegidas más o menos arbitrariamente para significar otras e impulsar determinadas prácticas. Todas las prácticas sociales conllevan determinadas representaciones, y éstas, a su vez, se reproducen y reelaboran a través de las primeras.
Existen imágenes socialmente generalizadas acerca de la tercera edad, que indican cómo "deben comportarse" las personas de edad avanzada. Las creencias más difundidas son ( 5): * La existencia de una estrecha relación entre enfermedad y vejez.
* Las personas ancianas no son creativas y no tienen capacidad para aprender.
* Los ancianos no tienen vida sexual.
* Los ancianos son tercos, cascarrabias, impacientes y solitarios.
* Los ancianos son depresivos, sedentarios y muy apegados a sus rutinas diarias.
* Las personas ancianas son metidas y dependientes.
Estas visiones extendidas en la sociedad se constituyen en mitos y prejuicios que condicionan las percepciones y prácticas cotidianas de las personas de la tercera edad. Configuran creencias que expresan posibilidades y limitaciones para la puesta en juego de determinadas prácticas. Existen elementos de la realidad concreta que estas representaciones toman como base, como por ejemplo, la disminución de las capacidades físicas, pero es necesario tener en cuenta que dichas visiones son construcciones de carácter histórico - social y por lo tanto, para su análisis, habrá que contemplar su dinámica en los distintos momentos históricos, las diferencias culturales, etc.
Cambios corporales y desvalorización Al envejecer los sujetos experimentan ciertos cambios, aunque nadie envejece de la misma manera. "Se pueden diferenciar las transformaciones típicas de la vejez con relación a: la apariencia, la estructura y el funcionamiento del cuerpo" ( 6 ).
Las transformaciones que reflejan la declinación de las capacidades físicas, por lo general, son percibidas como aspectos negativos y por lo tanto no deseados, ya que existe una representación socialmente generalizada que asocia vejez con enfermedad. Esto contribuye a que la persona de edad avanzada pueda llegar a formarse una imagen negativa de sí misma (disminución de la autoestima) que se sienta incapaz o inútil para la realización de ciertas tareas.
Desde la sociedad se interpela a los sujetos señalando las funciones propias de cada etapa evolutiva, las actividades que les son permitidas y las que no, lo que se espera de ellos, etc.
La realización de actividades que escapan a lo socialmente esperado para una persona de edad avanzada, puede generar en ellas sentimientos de vergüenza, temor al ridículo hasta el punto de decidir abandonar dicha tarea. En uno de los talleres surgió la idea de realizar para el día de jubilado un esquema de gimnasia que sería presentado en la fiesta, ante los demás socios del Centro.
Durante varios encuentros se ensayó dicho esquema, pero finalmente decidieron no realizarlo.
¨...¿ No vamos a hacer el ridículo? Nosotras somos grandes, no somos chicas jóvenes... Si hacemos el ridículo yo me voy. ¨ (Betty).
Si bien la realización del esquema fue una actividad seleccionada por la jubiladas, en la cual pusieron esfuerzo y dedicación, finalmente decidieron no realizarla, no sólo porque lo consideraran inapropiado para su edad, sino también por temor a hacer el ridículo frente a sus padres.
Frecuentemente durante las clases de gimnasia las jubiladas marcaban la diferencia entre las propias aptitudes físicas y las de personas más jóvenes.
"... Las chicas se van atrás y se ríen de nosotras porque no nos salen". (Dora, refiriéndose a las coordinadoras del grupo durante la realización de los ejercicios físicos).
Las jubiladas tienen una percepción negativa de sus capacidades físicas, y esto se debe en parte a que se comparan con personas más jóvenes. Si bien es un hecho objetivo que las capacidades físicas declinan, esto no necesariamente debe ser considerado como un aspecto negativo, sino más bien como posibilidades diferentes para las distintas etapas evolutivas. Además, no todas las personas que atraviesan la misma etapa evolutiva tienen las mismas capacidades físicas.
Las conductas y expresiones mencionadas tienen su correlato en las visiones sociales que exaltan los valores de la juventud y estigmatizan todo aquello relacionado con la vejez.
Es necesario que el sujeto comprenda que estos cambios propios de la tercera edad son inevitables, pero de ningún modo justifican que el sujeto se forme una imagen negativa de sí, permanezca inactivo, encerrado en sí mismo o muestre una imagen distinta a la realidad, tratando de aparentar una menor edad.
La disminución de las capacidades físicas constituye una limitación objetiva en el desarrollo de la vida cotidiana; la persona de edad avanzada puede salvar esta limitación a través del desarrollo de diversas estrategias. En la implementación del proyecto la estrategia seleccionada fue la realización de clases de gimnasia para la consecuente mejora en la relación con su propio cuerpo.
"... ahora puedo subir a una silla para limpiar y levantar los brazos" (Amalia) "... una se siente rejuvenecida, útil..."(Carmen B., respecto a las clases de gimnasia).
Si bien existe una representación muy extendida en la sociedad que lleva a identificar a la vejez con la enfermedad, el proceso de envejecimiento no debe ser considerado como un fenómeno patológico, ya que es un acontecimiento más en la vida del hombre, que debe ser aceptado con los cambios que éste trae aparejado. El envejecimiento ocurre día a día y no porque se llegue a una determinada edad.
"... el cuerpo y la correspondiente imagen corporal es lo que más sufre en términos de autodesdén y autoevaluación y sólo se revalúa a medida que es considerado como un cuerpo de diferente edad, del de los 20 años, del de los 40 años, pero siempre cuerpo, propiedad del sujeto con posibilidad de ser utilizado adecuadamente a medida que las fantasías sean reemplazadas por deseos operativos...". ( 7)
Proceso de desocialización Existe una mirada social que determina cuál es el rol del anciano, y esa mirada en la actualidad es prejuiciosa. Esto responde a un nuevo fenómeno segregacionista: "el edaísmo" . Este concepto es utilizado en gerontología y hace referencia a la discriminación según la edad. Cuando la misma es aplicada a las personas de edad avanzada, el conjunto de prejuicios que conlleva es denominado "viejismo". Sus manifestaciones son principalmente inconscientes, ya que no son registradas por sus portadores ( 8 ).
Las personas de edad avanzada son consideradas socialmente como: enfermas, seniles, deprimidas, pobres, asexuadas, pasadas de moda, etc.
"... Yo no sé, se piensan que sos una vieja tarada" (Amalia) El viejismo, como fenómeno discriminatorio, tiene una particularidad: el que prejuzga será en un futuro víctima de su propio prejuicio. Esto responde al hecho de considerar a la vejez como algo que "no nos pertenece", como algo que está en un futuro muy lejano. Por lo tanto, obstaculiza la preparación para comprender y aceptar al propio envejecimiento. "El quid de la cuestión estriba en que no nacemos viejos. Los prejuicios sociales nos precondicionan mentalmente antes de convertirnos en sus víctimas". ( 9) Otra característica que se les adjudica a los ancianos es el aislamiento de la vida social, es decir, el apartamiento de sus actividades y roles sociales, aumento de la preocupación por sí mismos y la disminución del interés en la relación con los demás. Esta concepción fue sustentada desde la década del '60 por la teoría del desapego de Cummings y Henry. Sin embargo, en uno de los encuentros realizados durante la implementación del proyecto, Ester dice: "... Ahora que una está sola, necesita de la gente". En la actualidad se entiende que el desapego no es ni natural, ni inevitable; sino que cuando éste ocurre es debido a la falta de oportunidades que la sociedad brinda a los ancianos para que puedan seguir ejerciendo sus roles sociales. La disminución de la participación social, resultado de la declinación de las aptitudes, del abandono progresivo de las responsabilidades laborales y sociales, es consecuencia del proceso de desocialización que presiona al anciano al aislamiento y la soledad.
La falta de oportunidades se refleja en la restricción de los espacios de participación social de los ancianos, quedando la misma relegada al ámbito familiar. "El viejo está relegado a un rol familiar, y esto es común verlo en el hecho de que todo el mundo les dice abuelo, cuando a la gente de menos edad no le dicen tía, madre, sobrino". ( 10) Los ancianos funcionan como "comodines" dentro de la familia, cubriendo espacios que otros miembros dejan libres. Así por ejemplo, algunos se encargan del cuidado de los nietos, las compras, arreglos de la casa, trámites, pagos de cuentas, etc.
"... Hoy Alicia no viene porque le llevan los nietos a la casa para que los cuide". (Hilda) En el contexto actual caracterizado por un acelerado ritmo de vida, por familias en las que el o los jefes trabajan fuera de la casa y tienen múltiples ocupaciones; la posibilidad de que los "abuelos" se hagan cargo de determinadas tareas del hogar se torna beneficiosa para ambas partes. Por un lado, la familia ve cubiertas necesidades que por cuestiones de tiempo y dinero no puede satisfacer y por el otro, los ancianos encuentran un ámbito en el cual desarrollar tareas que los ayudan a sentirse útiles, queridos, valorados.
Otro aspecto importante a tener en cuenta, que modifica los roles de las personas de la tercera edad, es el momento de la jubilación. Esto no implica solamente la pérdida del trabajo (el cual constituye en la actualidad una variable que define al hombre), sino también una disminución en el ingreso, la pérdida de status, de contactos sociales, la modificación de actividades cotidianas, el aumento del tiempo libre, etc.
En el grupo de jubiladas, se sostiene que dicha temática no tuvo una influencia decisiva, puesto que aquellas que tuvieron un empleo, igual mantuvieron y mantienen hasta hoy como rol principal el de "ama de casa".
Entonces, el ser amas de casa, es la variable que las ha definido y las define ocupacionalmente.
Tiempo y Proyectos "El tiempo en la sociedad actual es sinónimo de futuro" ( 11 ), ya que en ésta se valorizan las ideas de crecimiento, expansión y progreso; que precisan para su concreción de proyectos a largo plazo.
El tiempo, entonces, se convierte en una variable fundamental. En consecuencia, es la juventud la que se ve favorecida con estos supuestos. Las personas de edad avanzada, al tener un futuro más incierto y corto, se ven limitadas a la hora de elaborar sus proyectos. La edad pasa a ser un atributo cultural que segrega y discrimina a favor de la juventud y en contra de la vejez, independientemente de sus capacidades.
En esta etapa las personas se jubilan, o se las deja sin empleo y en la mayoría de los casos se encuentran en una situación económica problemática.
Debido a esto y a su edad cronológica, se los suele rotular de: incapaces, inútiles, etc.
Muchas personas de la tercera edad se creen "incapaces" de realizar ciertas actividades y emprender determinados proyectos porque consideran que ya es tarde, que no tiene sentido emprender algo nuevo a esta edad. Al mismo tiempo la sociedad les confirma esta creencia.
"... Cuando murió mi marido, pensé en adoptar un hijo pero luego hablé con mi hija y ella me hizo ver que yo ya estaba grande para eso." (Carmen B.) Esta expresión refleja la representación generalizada que se maneja en la sociedad, en la cual los ancianos tienen presente y pasado, el futuro es corto y por lo tanto los proyectos a largo plazo quedan excluidos. "El viejo, salvo excepciones, ya no hace nada. Se define por un éxis, no por una praxis. El tiempo lo lleva hacia un fin, la muerte, que no es su fin, que no es establecido por un proyecto". ( 12 ) "... Me gustaría volver a estudiar, pero a mi edad ya no puedo." (Alicia) "... Terminaría el secundario... pero ahora no tiene sentido."(Ana) Las ideas expresadas por las jubiladas están en estrecha relación con el papel que la sociedad impone a las personas en cuanto éstas alcanzan una determinada edad cronológica. Socialmente son los jóvenes los que "pueden y deben" estudiar, son ellos los que tienen "el futuro por delante" y ocuparán espacios productivos para la sociedad.
De todos modos, es importante considerar que no necesariamente estos deben ser los criterios que motiven el emprendimiento de determinados proyectos por parte de las personas de edad avanzada; la realización de los mismos puede responder a satisfacciones personales, el cumplir con asignaturas pendientes, etc.
Integración social - Exclusión social La sociedad interpela a los individuos, pidiéndoles que sean de determinada manera, que desarrollen ciertas actividades, que cumplan los papeles que les corresponden, etc. A través de los imaginarios sociales señala lo correcto y lo incorrecto, lo posible y lo imposible, lo bueno y lo malo, etc.
A las personas de la tercera edad les reserva un lugar marginal, fomentando una imagen que asocia a la vejez con "enfermedad", "incapacidad", etc. "El mundo moderno está dominado por la conceptualización de la vejez como un proceso inevitable de decadencia o deterioro. Se concibe la vejez como un proceso desfavorable e inmanejable. Los encuentros diarios con los medios de comunicación masiva nos confrontan a esta visión negativa ya sea en forma sutil o abierta". ( 13 ) Suele verse en distintas publicidades, la imagen del "viejo achacado y solitario" y en contraposición la del "viejo jovial". Dichas imágenes conllevan el mensaje de que todo "lo bueno pertenece a lo joven" y "lo malo a lo viejo".
Cabe destacar que dichos estereotipos son infundados, puesto que la vejez es la etapa de la vida que mayores variaciones presenta; por ser el envejecimiento un proceso diferencial.
Los ancianos están ubicados socialmente en un espacio marginal, pero encuentran como estrategia un lugar de reunión con sus pares en los Centros de Jubilados. Dichos espacios son utilizados como medio para satisfacer sus necesidades a corto plazo. El tema del "corto plazo" se asocia con la idea de que la ancianidad y la muerte están muy ligadas, y por lo tanto con la imposibilidad de pensar en proyectos a mediano y largo plazo. Por tal motivo es muy común que las actividades que se desarrollan en dichas instituciones se relacionen con viajes, festejos, bailes y comidas; que representan satisfacciones inmediatas.
Cabe destacar que el Centro de Jubilados Nuestra Señora del Líbano forma parte de esta realidad. Se pudo observar que las únicas comisiones organizadas formalmente son las comisiones de: "Turismo" y "Eventos y Cocina".
La asociación de los jubilados en los Centros compensa la pérdida de roles, funciones y contactos, pero se corre el riesgo de favorecer el aislamiento de este sector, ya que los jubilados interaccionan más entre sí, que con miembros de otra categoría de edad. Esta interacción está también motivada por la exclusión que sufre este grupo de edad en relación con otras generaciones.
Desde esta perspectiva, el Centro de Jubilados Nuestra Señora del Líbano no constituye una excepción, puesto que allí no se realizan actividades que los relacionen con el resto de la comunidad y con grupos pertenecientes a otras generaciones.
Un hecho significativo fue que ante la propuesta de realizar actividades de apertura a la comunidad, el grupo seleccionara en primer lugar la visita al geriátrico del barrio. En el momento de brindar ayuda, las jubiladas eligieron a personas de su misma generación, que ellas consideraban necesitadas. Esto guarda relación con la idea que tienen las jubiladas de que en un futuro se encuentren en la misma situación, con el consecuente temor que ello genera.
"... será cuestión de tenerlo en cuenta, porque nos puede tocar..." (Betty, haciendo referencia al geriátrico visitado) Es necesario tener en cuenta que esta elección se relaciona con la tendencia existente en la sociedad (y no sólo en las personas de edad avanzada) a vincularse con los semejantes, cercanos en tiempo y lugar, rechazando todo aquello que es considerado diferente. Ante la posibilidad de realizar actividades en la villa surgieron las siguientes opiniones: "... yo fui a la villa y la gente ahí vive bien. Las chicas usan buena ropa..." (Martha) "... mirá, yo trabajar para la gente que se sienta a tomar mate todo el día, no.
Esto es lo que yo pienso..." (Amalia) "... yo la verdad es que prefiero comprar algo y llevarlo a un geriátrico, donde están los viejitos, alfajores o alguna otra cosa... " (Hilda) Estas expresiones dan cuenta de un proceso de identificación y/o diferenciación con otros grupos sociales, en el cual entran en juego diversas representaciones y prejuicios.
Conclusiones: ¿Cómo se ubican las jubiladas en el proceso de envejecimiento?
El modo cómo las jubiladas se ubican en el proceso de envejecimiento está estrechamente vinculado con la forma en que ellas internalizan las representaciones sociales acerca de la tercera edad, a través de "un juego de aceptación y rechazo". Se observó que la mayoría de las actitudes y expresiones daban cuenta de cierta ambigüedad con respecto a la internalización de dichas representaciones.
La decisión de no realizar el esquema de gimnasia se relaciona con la aceptación de un prejuicio, según el cual esta actividad estaría reservada sólo para la juventud. Existió desde un principio cierta ambivalencia ante la realización de la actividad, que se observó en la aceptación por parte de algunas y el rechazo de otras, en la compra de los elementos necesarios para el esquema y en que durante los ensayos a la vez que disfrutaban, expresaban su temor al ridículo.
En el abandono y no emprendimiento de proyectos a mediano y/o largo plazo entran en juego las ideas socialmente generalizadas de que las personas de edad avanzada tienen un futuro muy corto e incierto. Estas son algunas de las razones que influyeron en las jubiladas para abandonar proyectos tales como: adoptar un hijo, volver a estudiar o emprender un nuevo estudio.
Sin embargo, se registraron expresiones ("se piensan que sos una vieja tarada"), que dan cuenta del rechazo de ciertas representaciones sociales acerca de la tercera edad, fundamentalmente aquellas que caracterizan a las personas de edad avanzada como enfermas, tontas o inútiles.
La visita al geriátrico del barrio demuestra este juego de ambivalencia en la ubicación en el proceso de envejecimiento. Por un lado, la elección de "ayudar a los viejitos" demuestra que las jubiladas se diferencian de ellos, al entender que están en una situación de necesidad particular. Por el otro, se identifican solidarizándose, ya que ellos representan un futuro próximo posible.
Esta situación de ambivalencia se refleja también en la siguiente expresión, registrada durante la preparación de las tarjetas destinadas a las personas del geriátrico: Carmen: "Vos te pensás que porque son viejos son tarados?"
Dora: " Quién? Bah! Si, no ven. Cambiá la "a" por la "o", total es lo mismo".
Hilda: "Che! Por qué dicen así?"
Dora: "Porque a mi me pasa!"
Se puede afirmar que las jubiladas han internalizado las visiones socialmente generalizadas acerca de la tercera edad, con una cierta tendencia a la reproducción de las mismas en sus expresiones y actitudes. Sin embargo en algunos casos se observó un distanciamiento respecto a dichas representaciones, lo cual demuestra que en todo proceso de internalización es posible no sólo la reproducción, sino también la reelaboración o reinterpretación de las mismas.
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1 Nociones extraídas de: Mishara B. L. y Riedel R. G. El proceso de envejecimiento. Madrid, Ediciones Morata S. A., 1996.
2 Sartre, Jean Paul en Mishara, B. Y Riedel, R. Op. cit. pp. 13-14.
3 Aragó, Joaquín M. Aspectos psicosociales de la senectud. Facultad de Ciencias Sociales (U.B.A.) Carrera de Trabajo Social. Apunte de la materia Psicologìa Evolutiva y de la Personalidad. Cátedra Töpf. 1995, p. 34.
4 Mauss en Baczko, Branishlaw. Los imaginarios sociales: Memorias y esperanzas colectivas. Bs. As., Nueva Visión, 1991, p. 28.
5 Zolotow, David. Facultad de Ciencias Sociales (U.B.A.) carrera de Trabajo Social. Apunte de cátedra del seminario Trabajo Social y tercera Edad. 1997, p.
2.
6 Mishara, B. L. y Riedel, R. G. Op. cit. p. 41.
7 Rolla, Edgardo H. "Senescencia. Ensayos psicoanalíticos sobre la tercera edad". Buenos Aires, Editorial Galerna, 1991, p 20.
8 Las concepciones de edaísmo y viejismo fueron estraídas de: Dominguez, Oscar.
La vejez, nueva edad social. Chile, Editorial Andrés Bello, 1982.
9 Comfort, Alex. Una buena edad. La tercera edad. Facultad de Ciencias Sociales (U.B.A.) - Carrera de Trabajo Social. Apunte del Seminario de Trabajo Social y Tercera Edad, Cátedra Zolotow, 1997. p 13.
10 Guerriero, Leila. "La vejez: Mitos y Verdades". Revista La Nación. Sección Sociedad. 23/11/97, p. 46.
11 Dominguez, Oscar. Op. cit. p 56.
12 De Beauvoir, Simon. La vejez. Bs. As., Editorial Sudamericana, 1970, p. 260.
13 Sánchez Salgado, Carmen Delis. Trabajo Social y Vejez. Teoría e Intervención.
Bs. As., Editorial Humanitas, 1990, Cap. 1, p. 36.
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