Primer Encuentro Nacional Sobre Calidad de Vida en la Tercera Edad |
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Universidad de Buenos Aires
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Antecedentes básicos: .Lic. en Psicología, Facultad de Psicología, U.B.A.
.Posgrado de Actualización en Psicoanálisis Lacaniano, Facultad de Psicología U.B.A.
.Docente de la Cátedra de Tercera Edad y Vejez de la Facultad de Psicología U.B.A.
.Docente en las materias de Posgrado psicogerontología Social y Psicogerontología de la Facultad de Psicología U.B.A.
.Director de Tercera Edad del Municipio de Presidente Perón
"Una particularidad en la estética y el erotismo de la posmodernidad: la Vejez".
II- Historia de las Ideas y Narratividad: Circulación de ideas en el siglo XX y su efecto en La producción de la subjetividad. Educación y construcción de una imagen del mundo
"Una particularidad en la estética y el erotismo de la posmodernidad: la Vejez"
Los gerontólogos venimos criticando a nuestra sociedad por viejista y solemos analizarla desde este marco ideológico. Sin embargo creo que es hora de ver las profundas transformaciones que se han producido en este siglo y reconocer las narrativas que han originado gran parte de esta nueva realidad.
Nuestra sociedad por un lado se etariza, es decir se ordena según edades, pero por el otro se relativiza lo que antes eran los roles sociales ligados a la noción de edad. De esta manera se inserta al viejo de un modo peculiar dentro del dispositivo social separándolo en grupos de pares pero asociándolo a una vejez sin edad, es decir sin marcos rígidos que presupongan imágenes estereotipadas acerca de las conductas del viejo.
De esta manera se descubre la ética que funda nuestro decir gerontológico: incluir al viejo dentro de la serie de las demandas generales a todo ser humano.
Esto no es poca cosa ya que el ser parte integrante del conjunto de los seres hace que compartamos las premisas éticas generales y que no se conforme una idea de subjetividad diferente del tipo de: "los viejos no tienen deseo sexual", o que "no piensan como los demás", etc.
El haber establecido una diferencia radical en la idea de la subjetividad del viejo a la del resto de los seres, fundando con ello la generalización del "todo viejo" en el concepto de viejo, genera a su vez los mayores perjuicios ya que se destituye al otro de la intersubjetividad y aparece el otro de la idealización o de la denigración frente al cual se pierde la pregunta acerca de los deseos particulares del mismo y se ofrece en cambio un sentido a priori. De una manera más estereotipada que con otros grupos sociales.
Pensemos que con las demandas antes mencionadas damos lugar a la necesaria autonomía y equiparación de oportunidades, que son premisas ineludibles del hombre occidental en la actualidad.
Muy tempranamente S. De Beauvoir había percibido esta ubicación del viejo en lo social y lo había apuntado de esta manera. Los mitos y estereotipos que el pensamiento burgués ha puesto en juego son que en el viejo hay otro. Wagner decía cuando se veía en un vidrio: "No me reconozco en esa cabeza gris, es posible que tenga 68 años?(1)
Es interesante rescatar esta idea que transita en la cultura occidental. Define a los viejos en un "por fuera de la humanidad", por estar ligados a la muerte.
Jouhandeau relata lo siguiente: "Es cierto, todavía no soy un objeto de repulsión. Me conservo incluso relativamente joven a pesar de mi edad porque soy delgado digamos esbelto; pero no hay duda de que he sospechado en mi cuerpo esa fisura, esa sombra de marchitez que son los signos del envejecimiento y empiezo piadosamente a amortajarlo. Ya no podré verme sin melancolía, en mi mirada las bandeletas del embalsamador se apoderan ya de mi apariencia y me esconden a mí mismo con una especie de respeto".(2) Este "estar por fuera de la humanidad" es asimilable a "ser otro". Con respecto a la vejez, en diversos momentos de Occidente, lo radicalmente diferente fue asimilable al estar entre la vida y la muerte. Este espacio en transición generó en distintos momentos de la historia formas de exclusión, asociadas a los relatos o narrativas de cada época.
Sigonio, en el siglo XIII, lo dice de esta manera: "Retrato vivo de la muerte, retrato muerto de la vida..."(3), representando claramente la imposibilidad de dar cuenta de la muerte más allá de ese momento vital de mayor cercanía, que imaginariza la muerte en un cuerpo aun vivo.
La extrañeza y la dificultad en aceptar la vejez en uno y la posible pérdida de la idea de continuidad a través de una identidad en lo personal es localizable en la metamorfosis pero no por lo aterrorizador del cambio en si mismo, sino por la carga mortuoria que significa el envejecimiento. Y la particular noción de muerte con que se la signifique socialmente.
Toda esta mortificación ejercida desde las diversas narrativas con que se produjo la individuación de los viejos tendrá un acento especial sobre un aspecto sutil en que se expresa el rechazo: la deserotización de sus cuerpos.
Cuerpo e Identidad:
Hay una verdadera revolución en la noción de cuerpo y de identidad ligada a variables socioculturales que permiten un reordenamiento de estructuras prefijadas anteriormente, como por ejemplo las de la modernidad.
Esta determinó, de un modo muy pautado, las normas con las que una sociedad debía conducirse desde diversos roles sociales ya establecidos. El viejo se ubicaba como una figura ligada esencialmente a lo familiar, y con una función social propia del iluminismo que le reservaba la transmisión del saber en lo intergeneracional. Así como también el cuerpo que nos lega el siglo XIX es el cuerpo atravesado por la lógica de la salud enfermedad y en donde el viejo queda especialmente identificado con un cuerpo que no responde a ideal médico de su tiempo. Esta es la lógica con la que se construye la gerontología y que por ello nace primordialmente como una geriatría.
La posmodernidad rompió con estas pautas desestructurando los esperables ligados a la edad y creando nuevos modelos donde la discontinuidad y la fragmentación de los mismos sean una constante.
De esta manera nos encontramos con que el estudiar, trabajar o jubilarse se desvanecen de su ordenamiento por edades y se convierten en una serie de opciones alternadas y no consecutivas, perdiéndose a su vez los mandatos sociales tales como "las profesiones para toda la vida" y generándose una cultura de lo limitado y de lo móvil.
Por lo tanto encontramos como esta cultura más ligada a lo efímero y a lo particular, ofrece con ello más variedad de alternativas sociales.
Curiosamente nace una tercera edad que posibilita la "no-edad", abriendo una serie de alternativas propias de cualquier edad rompiendo con ello la asociación de la vejez con la muerte. A su vez la sociedad establece múltiples ideales y la posibilidad de transformación del cuerpo en una pura imagen.
Esta cultura de la imagen tan criticada es a su vez la que posibilita la pérdida de nociones esencialistas que condicionen de un modo definitivo el posicionamiento subjetivo con relación a una edad o a un sector social o a cualquier tipo de identidad socialmente establecida.
¿Por qué me parece especialmente importante abordar esta temática? Todo nuestro siglo nos ha venido mostrando las fracturas que se produjeron en los cánones estéticos ya sea en pintura, músico o escultura. Lyotard nos dice que la crisis del modernismo se expresa ya desde principios del siglo como una pérdida de aquello que legitimaba su saber.
"La ciencia jugará su propio juego, no puede legitimar a los demás juegos de lenguaje" (4). En esta diseminación de los juegos de lenguaje, el que parece disolverse es el propio sujeto social. Sin embargo la realidad conformada desde el lenguaje ha mostrado no tener una única fibra. Siendo más un entretejido de juegos de lenguaje que dan lugar a múltiples lenguas y de allí encontramos los nuevos lenguajes musicales de la dodecafonía, la descomposición de la imagen pictórica, etc.
Posibilitando en esta nueva forma de subjetividad social otros encuadres estéticos.
En el caso de la vejez, los cánones erótico- estéticos actuales no parecen a simple vista haber cambiado demasiado en relación a los modelos griegos en donde juventud- erotismo y amor resultaban indisociables. Sin embargo encontramos una serie de movimientos ligados a interacciones efectivas entre los propios viejos, a través de las cuales empiezan a aparecer como más deseables eróticamente y a su vez más bellos.
Este tema curiosamente no revistió tratados demasiados serios acerca de la imposibilidad de belleza en la vejez y como mandato cultural ha quedado llamativamente fijo. Es hoy a través de toda una serie de cambios profundos que se dan en el seno de las demandas hacia este sector que empiezan a aparecer movimientos y transformaciones en este sentido.
Esta serie de cambios determinó también que una estética- erótica en la vejez empiece a incluirse de un modo verdaderamente novedoso en occidente, aunque no aparezca como un rasgo etario, sino por semejanza al orden estético general, que sigue siendo el de la juventud. Sin embargo comienzan a aparecer las elecciones de reinas de la belleza y todo un circuito del deseo sensual hasta antes prohibido y denigrado.
Un nuevo cuerpo empieza a vislumbrarse en la escena social que condicionará sin duda una serie de demandas de estos como grupo y una serie de ofertas para este nuevo dispositivo corporal que se integra a los otros grupos sociales rompiéndose su condición etárea.
Articulando a su vez un nuevo tipo de mercado social de las "canas" que incluye a su vez la estética y el erotismo como un modo de promoción económico.
Retomando la cuestión estética- erótica en el envejecimiento humano, esta quedó en la historia occidental particularmente desatendida como consecuencia de una conminación grecolatina frente a la cual la belleza en la vejez era inadmisible.
Estos datos son fácilmente hallables en las comedias y aun en las tragedias griegas. Sin embargo este concepto no es universalizable ya que no encontramos referencias explícitas entre los judíos y en algunos momentos de la historia china y en tribus subsaharianas aparece el concepto de belleza ligado a la vejez.
En algunas obras literarias e ideas filosóficas de la Grecia Clásica notamos como se construyó esta idea de hombre. Por un lado lo que se observa es que el viejo, por diversos motivos que luego expondremos, va perdiendo esta categoría humana, que desde Jenofonte se expresa de esta forma: "Nosotros los viejos no somos más que un rebaño, una apariencia, deambulamos como imágenes de sueño, ya no tenemos buen sentido por inteligentes que podamos creernos..."(5) o en Sofocles: "como un sueño en pleno día deambula" y en otro párrafo: "Tened piedad de este pobre fantasma de Edipo, pues ese viejo cuerpo ya no es él" (6).
Por otra parte lo que expresaron ciertos filósofos, que hoy podemos pensar como concepciones antropológicas, quedan claramente explicitadas en Platon y Aristóteles.
El primero propone que el sujeto abandone sus pasiones para alcanzar la virtud, ya que consideraba que había una escisión entre el cuerpo y el alma frente a lo cual, resultaba necesario huir del primero para alojarse en el segundo. En cambio en Aristóteles, ya que él no establecía una división entre cuerpo y alma, supone a uno tan contaminado como el otro por los efectos del envejecimiento corporal.
Es interesante considerar en su conjunto la suma de afirmaciones sobre la vejez, por que la hipótesis mas fuerte es que desde el criterio de lo que se supone humano para los Griegos, los viejos quedarán marginados. Ya que, lo que podemos rescatar en la articulación particular que este pueblo realiza es esto: se correlaciona una desapropiación subjetiva del cuerpo, conjuntamente a un alma o mente que quedará reducida o desmentalizada, o sea una pérdida de lo que otorga ser a un hombre, y es por este eje conceptual que la sexualidad de los ancianos aparecerá como aberrante.
Según S. de Beauvoir: "la imagen que más parece sublevar al griego es la del viejo libidinoso e impotente", entonces considerando esta afirmación, invertimos la frase anterior y concluimos que: si el cuerpo no esta más subjetivado, ni marcado por los ideales, este deviene carne animal o cadavérica.
Toda pasión, por ello, quedará ridiculizada. Aristófanes lo comenta de este modo: "..Porque su fealdad hace repugnante cualquier ayuntamiento carnal; y el simple pensamiento de que un viejo pueda sentir deseo basta para hacerlo repugnante a los ojos de un Griego, para quien belleza, juventud y amor son indisociables.."(7).
El cuerpo como materia, se presenta no respetando las comunes medidas de los ideales estéticos, y de esta manera aparecerán victimizando a los hombres. Es así como la estética surge como un mecanismo de control en la cultura que regulará por analogía al modelo dado socialmente, la medida de lo deseable, especialmente en lo sexual.
Es por ello que componemos una estructura por la cual, lo deseable surge por los ideales estéticos, que parecieran en este pueblo alejarse de los cuerpos sin las comunes medidas antes referidas. Es constatable el rechazo hacia la ubicación de los viejos como bellos, o como eróticos, surgiendo en lo atingente a lo sexual como imperativo explícito su negativa.
Es por ello que no deberíamos desentender los efectos que la estética tiene sobre el accionar humano.
La aparición de la cuestión estética ¿por qué surge actualmente? Los efectos concretos de su ubicación como un grupo frente al cual se le suponen los mismos deseos y se le brindan las mismas oportunidades que frente al resto de los seres humanos determina una serie de demandas a nivel erótico que necesariamente requieren de modelos estéticos sobre los cuales sustentar su deseo.
También debemos tener en cuenta la aparición de tecnologías a nivel estético que en primera instancia han subvertido el orden de lo corporal. La pérdida de un cuerpo "Natural" parece ser reemplazado por un cuerpo virtual y muy ligado a los deseos individuales.
De esta manera la edad empieza a dejar de importar , ya que por un lado es uno de los roles que también puede empezar a asumir un viejo, y por el otro porque ese cuerpo fue desencializado.
Asimismo vemos como se explota también todo un mercado de cuerpos en los cuales lo que llama la atención es una forma claramente engañosa, los travestíes, las que parecen de 20 y tiene 50, etc..
La cirugías y los transplantes han instalado una idea de cuerpo móvil, mutante, de esta manera el mercado de las imágenes empieza a cotizar toda una inmensa serie de "productos" humanos tan amplio como la oferta sobre cualquier objeto.
La multiplicidad es el producto y el signo de la tecnología que en gran medida constituye la marca de la era postindustrial coincidente con la posmodernidad, así como los producto en serie representó a la era industrial en plena modernidad.
Hay un nuevo imperativo ético en el que la idea es ser auténtico con uno mismo, y en el que la autenticidad no remite a una idea de naturaleza fija ni preestablecida sino a un deseo propio y personal. Por ello creo que es necesario pensar que estas técnicas sobre la estética corporal han sido antecedidas por toda una serie de cirugías estéticas en lo social.
Considero que la cuestión estética erótica no ha sido lo suficientemente considerada en el trabajo gerontológico y en la reflexión ética y humanística de nuestra disciplina.
Siendo la estética un valor social importante en nuestra cultura actual, no es posible prescindir de un trabajo específico sobre esta temática. Es necesario crear un modelo que de cuenta de un modo distinto de reflexión sobre este tema.
Si analizamos las quejas subjetivas que aparecen en gran medida en la segunda mitad de la vida, la cuestión de la belleza ligada a la noción de deseabilidad, introduce una dificultad singular y síntomas asociados. La psicología, generalmente, ha pensado en esto desde la idea de duelo por el cuerpo de la juventud. Sin embargo como ya fue explicado anteriormente los propios viejos participes de una cultura que ha sabido abrir paso a muchas "imposibilidades" consideradas anteriormente también ha podido y podrá encontrar modelos más accesibles de belleza dentro si mismos.
Por ello debemos pensar en un nuevo cuerpo de ideas que anticipe la conformación de un grupo autónomo más que el de una agrupación de individuos que comparten un pathos común, su envejecimiento. Sin alterar la composición que incluye al viejo dentro de las demandas sociales que posibilitan la intersubjetividad pudiendo hallar como el resto de los seres humanos simplemente la posibilidad de incluir su particularidad en el mundo.
Dejando al otro de la veneración o de la denigración alcanzamos al otro de las posibles interacciones. Es por ello que, como gerontólogos, no debemos dejar de tener en cuenta ese hecho que aparece como intrascendente y natural de que los viejos sean feos o deserotizados, rasgos que como ya fue explicitado remiten a mandatos históricos de nuestra cultura.
Sin embargo no creo en la imposibilidad estructural, sino en la construcción social. Que deberá partir de su propio orden de representaciones sociales, con todo el peso de determinaciones que posea, pero sin que deje de ser posible conducir hacia las nuevas configuraciones que aparecen desde otro orden discursivo, para el caso la posmodernidad.
BIBLIOGRAFÍA:
1.- Beauvoir, S.: La Vejez. Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1980
2.- Beauvoir, S.: La Vejez. Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1980
3.- Minois, G.: Historia de la Vejez. Ed. Nerea, Madrid 1987
4.- Lyotard, J.F.: La Condición Postmoderna. Ed. Rei Madrid 1987
5.- Beauvoir, S.: La Vejez. Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1980
6.- Sofocles: Edipo en Colono. Ed. Porrúa, S.A. México 1988
7.- Beauvoir, S.: La Vejez. Ed. Sudamericana, Buenos Aires 1980
RESUMEN
Hay una verdadera revolución en la noción de cuerpo y de identidad ligada a variables socioculturales que permiten un reordenamiento de estructuras prefijadas anteriormente, como por ejemplo las de la modernidad.
Dentro de esta serie de transformaciones en la conformación de la subjetividad, podemos notar como la posmodernidad ha determinado que se problematicen temáticas que hasta el momento habían sido tomadas como naturales. Para el caso de la vejez, esta ha ido experimentando una serie de cambios a través de los cuales vemos como la noción de cuerpo e identidad toman otras características.
Del cuerpo como sitio de la enfermedad hemos pasado a un cuerpo como un lugar de intercambios y de placer, toda esta transformación incide en gran medida en los nuevos roles sociales ofrecidos a los viejos que condicionan, su posición subjetiva. Dentro de ese gran cambio encontramos una nueva pregunta que comienza a esbozarse ¿los viejos están por fuera de la estética- erotismo? Esta conminación cultural históricamente fechada, no es un rasgo natural, sino construido. Teniendo en cuenta que la estética es un mecanismo de control social, debemos reconsiderarla desde los nuevos parámetros culturales para con la vejez.
Los cánones estéticos tradicionales están siendo puestos en duda, ya que los propios viejos están demostrando su inadecuación a través de las nuevas formas de intercambio social.
Para que la sexualidad sea posible es necesario problematizar este fijacionismo cultural que no da lugar a un sujeto de su deseo.
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