49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Celia del Palacio Montiel

Título y Clave del simposio: La Cultura del libro en hispanoamérica. Coordinado por la Dra. Carmen Castañeda de Ciesas de Occidente.

La clave del simposio es HIST 21.

Título de la Ponencia:

Dos formas de acceder a la modernidad: el nacimiento de la prensa en Guadalajara y Veracruz en el siglo XIX.

Autor: Celia del Palacio Montiel

Resumen

Título de la ponencia y autor: Dos formas de acceder a la modernidad: el nacimiento de la prensa en Guadalajara y Veracruz en el siglo XIX. Por: Celia del Palacio Montiel.

Resumen: Se compararán los temas de los primeros impresos de las dos ciudades. En Guadalajara hay interés por temas ajenos al religiosos, mientras que en Veracruz inmediatamente se documenta el comercial. También se estudiarán a los lectores y las diferentes formas de recepción de los impresos.

Dos formas de acceder a la modernidad, el nacimiento de la prensa en Guadalajara y Veracruz en el siglo XIX. 1792-1835

Celia del Palacio Montiel

"El estudio analítico y cuidadoso de la imprenta y su historia- en lo que se ha avanzado muy poco- constituye un instrumento muy valioso para penetrar en el estudio de una comunidad. Ella es un reflejo diáfano de muchas de sus aspiraciones, problemas y conflictos, además de permitir un vistazo a la evolución técnica y a los recursos comunicativos. Justamente por la enorme trascendencia que tiene como promotora de cambios, la imprenta y su devenir histórico es una buena manera de asomarse a los mismos, aunque son muy pocos los estudiosos que se han dedicado a ello".(1)

La prensa da para todo: los historiadores la han utilizado como fuente, discutido largamente sus posibilidades y su validez como tal.(2) En los últimos tiempos, otros estudiosos se han ocupado de diferentes aspectos de la prensa: los historiadores de la comunicación han vuelto los ojos a los orígenes y desarrollo del periodismo en nuestro país, mientras que una nueva vertiente de historiadores de las ideas, se han refugiado en la prensa para validar sus estudios sobre la lectura y los usos de los libros y periódicos en los dos últimos siglos.

Los comunicadores son los que más se han acercado al estudio de las empresas periódisticas o de otros medios de comunicación y procurado establecer la relación e influencia de éstos en las actividades sociales y económicas de una comunidad.

Mi propia experiencia en investigación en torno a este tema se plasma en el libro La Gaceta de Guadalajara, 1902-1914, de taller artesanal a industria editorial,(3) en donde documento el paso de la prensa política del siglo XIX a la prensa industrial del siglo XX y de qué manera la utilización de maquinaria moderna y de nueva organización de los medios de producción dentro de la empresa periodística influyen en los modos de tratar la información, en los alcances del periódico y en los propósitos explícitos del mismo.

Sin embargo a estas alturas, considero que el enfoque comparativo es el más adecuado para profundizar en el conocimiento de los periódicos, sus contenidos, sus fuentes, sus redes de circulación para finalmente, poder determinar el grado de modernidad, los distintos tipos de lectores y la apertura de las diferentes regiones a la esfera de lo público. He de recalcar que este tipo de estudios está en sus inicios, debido a las enormes lagunas en las existencias de los órganos de prensa, sobre todo.

En estos últimos años, he hecho un recorrido más minucioso por los periódicos de Guadalajara y del estado de Veracruz, especialmente de los orígenes del periodismo en los dos estados. Y este estudio comparativo, ha permitido descubrir diferencias importantes en las dos regiones de México.

La diferencia más evidente es la centralización. Cuando uno habla de prensa jalisciense, se refiere a la prensa de Guadalajara, hasta muy entrado el siglo XIX -excepción hecha de órganos como La Gaceta del Gobierno de Guadalajara , que en 1823 y 1831 apareció en Lagos, debido a los disturbios políticos en la capital del estado-. Incluso después, sólo habremos de encontrar dos o tres periódicos fuera de la capital y de muy dudosa importancia. Mientras que si hablamos de prensa veracruzana, ésta abarca por lo menos cuatro poblaciones que compiten en importancia periodística: Xalapa, el Puerto de Veracruz, Córdoba y Orizaba, aunque hay periódicos a finales del siglo XIX en Tlacotalpan, Ozuluama, Coatepec, Atzalan entre otras poblaciones medias.

Esto se debe a las distintas tendencias de regionalización, a los diferentes geografías, la veracruzana, con la dificultad en los transportes y escasez de carreteras que comunicaran todo el estado, sufrió una fragmentación que permitió el desarrollo de regiones autónomas, que dieron lugar a sus propias necesidades económicas, sus propias manifestaciones culturales, y por tanto, periodísticas.(4) Más abajo volveremos sobre esto.

La llegada de la imprenta a Guadalajara en 1793 obedece a la creciente necesidad de autonomía de la oligarquía regional, que tenía su Real Audiencia, que había ya fundado su propia Universidad, que pronto tendría su propio puerto de acopio: San Blas y solicitaría su propia Casa de Moneda, aunque fue efímera. Una imprenta se volvía necesaria para reproducir la ideología de esa poderosa oligarquía. Desde el siglo XVIII, la ciudad contaba con obispo, curia episcopal, canónigos, colegios como el de Santo Tomás, San Juan y el Seminario Conciliar. Estas instituciones, junto a los conventos de otras órdenes religiosas como franciscanos y dominicos, así como del orden civil, la Real Audiencia y un número considerable de profesionistas como médicos, abogados, escribanos y hombres de letras, formaron un gran número de lectores que llegaron a considerar necesaria una imprenta.

Mientras tanto, en Veracruz, la llegada de la imprenta data de 1794 y puede afirmarse que respondió a una necesidad netamente comercial de los habitantes del puerto.

Hemos de anotar que los dos primeros impresores de Guadalajara y Veracruz, Mariano Valdés Tellez Girón y Manuel López Bueno, figuraban como impresores oficiales del Consulado. Esto prueba la cercanía de la imprenta a los intereses comerciales de ambos lugares. De hecho en Guadalajara, desde mediados del siglo XVIII, los mercaderes conformaban un grupo numeroso y pujante. La diputación del comercio en Guadalajara, dependiente del Real Consulado de la ciudad de México, era después de la de Veracruz, la que aglutinaba mayor número de comerciantes en el virreinato.(5) Al parecer, su relación con la imprenta es distinta que en Veracruz. La oligarquía de Guadalajara se distingue por su espíritu religioso y las relaciones entre Iglesia y oligarquía se han destacado en diversos trabajos.(6) Esto podría explicar las diferencias en el carácter de los impresos de los dos lugares.

Los primeros impresos de Guadalajara giran en torno a temas religiosos: a los Elogios Fúnebres para Fray Antonio Alcalde de 1793, que se disputan la primacía con una invitación a un acto de graduación en el Seminario Conciliar, siguieron numerosas novenas, devociones, cuarentenas y ofrecimientos a lo largo de 1794 y 1795.(7) Las excepciones, de este último año, son la Real Cédula de erección del Consulado y las Tablas Preparatorias Generales que manifiestan los valores intrínsecos de los granos de oro de peso antiguo, los de los dineros y granos de ley de plata, sus reales y derechos y valores líquidos , de Juan Bautista Blanes.(8)

Una investigación reciente cataloga los impresos registrados hasta antes de 1810 por los dos principales bibliógrafos del periódo, José Toribio Medina y Juan B. Iguíniz, añadiendo otros no tomados en cuenta por ellos y los clasifica como sigue: Circulares, bandos y proclamaciones: 122; devocionarios, novenas y oraciones: 79; académicos: 14; política: 12; periódicos y alcances: 11, artes y ciencias: 7; cédulas y leyes: 7; memoriales: 3, historia: 2 y pleitos: 4. Lo cual sintetizando, nos daría 123 escritos religiosos frente a 148 políticos y oficiales y 58 de tipo académico, científico y literario. Lo cual variaría esta concepción de que los escritos de Guadalajara son de tipo tradicional, especialmente si se comparan con los impresos de Puebla, compuestos por sermones y tratados políticos sobre todo.(9) Probablemente esto se deba a la tendencia general que apunta Francois Xavier Guerra en toda la Nueva España a partir de 1808, cuando proliferan los escritos patrióticos a raíz de la revolución de Riego y la abdicación del Rey, fecha en que el autor señala el "nacimiento del México moderno".(10)

Esta "modernidad" que el autor señala a raíz de la "intensidad de los intercambios entre la Península y América, la rapidez y extensión de la alfabetización y el fuerte crecimiento de los impresos y la imprenta",(11) es bastante relativa y ha de tomarse con suma precaución y cautela, ya que por más que se haya ampliado la alfabetización, no deja de ser una minoría de la población la que sabe leer y la que tiene acceso a los impresos. Asimismo hablamos de una modernidad desigual, ya que si la naturaleza de los impresos tapatíos varió en algo en los últimos años de la Colonia, podemos decir que en Veracruz, el caso fue distinto, hablamos entonces de un grado mayor de modernidad. Mientras que en otras partes del país (Puebla misma, como sugiere la investigación antecitada), la "modernidad" es mucho menor.

Es muy significativo que los primeros impresos veracruzanos sean en torno a los negocios que ahí se realizaban. Muestra de ello es la impresión de la Real Cédula para la erección del Consulado que fue uno de los primeros documentos impresos en 1795, seguida del Almanaque Mercantil o guía de comerciantes para el año de 1796 en ese último año. Aquí, las excepciones son las Alabanzas a San José , de 1794 y una Novena a San Efrén de 1802. No hemos tomado en cuenta los impresos dados a la luz en la primera imprenta de Orizaba, establecida en 1799 en el convento de San José de Gracia, con el único fin de reproducir las obras necesarias al servicio eclesiástico, que sesgarían seguramente la recopilación hacia los temas religiosos, puesto que la difusión de estos impresos era minúscula, su consumo era el mismo convento propietario de la imprenta. No se conocen muchos más impresos veracruzanos del periodo, ya que la destrucción de estos materiales fue masiva, tanto por las invasiones que sufrió el estado, como por el clima poco propicio a la conservación de este tipo de documentos y el descuido de las autoridades a este respecto.

Entre los materiales que se conservan en la Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional, encontramos unos pocos de Veracruz: dos de ellos: Proclama de una Veracruzana y Viva Fernando VII, vivan nuestros amados reyes católicos y la valerosa nación española ,(12) están fechados en 1808 y como se desprende del título del segundo, son claros ejemplos de este "patriotismo vulnerado" del que habla Guerra y que está preparando a población para una discusión política, una discusión abierta de los asuntos de interés público. Otro de estos papeles es un poema firmado por José María Villaseñor y Cervantes, secretario de la Intendencia del ejécito de Xalapa, para celebrar el triunfo sobre el movimiento independentista llevado a cabo en esa ciudad.(13) Los otros dos, fechados en 1810, son documentos en contra de la Independencia,(14) procurando demostrar, como haría en Guadalajara dos años después Francisco Severo Maldonado en El Telégrafo de Guadalajara , que la independencia de España no era necesaria. No vamos a detenernos más en los impresos y folletos sueltos, ya que nuestro interés primordial es la prensa periódica, además, siendo la folletería mucho más extensa, su análisis es un tema de estudio en sí mismo.

El primer periódico impreso fuera de la ciudad de México fue la Gaceta del real tribunal del Consulado de Veracruz en 1795. Este daba a conocer las actividades mercantiles de esa importantísima institución poco antes fundada. Incluyendo una sección dedicada a difundir las noticias de mayor interés sobre el Puerto que se llamaría con propiedad "ciudad noticia". El Almanaque o Almanak Mercantil del año siguiente no puede considerarse un periódico, sino una "guía de comerciantes para el año de 1796" . Estas dos publicaciones fueron financiadas en su totalidad por el Consulado e impresas por Manuel López Bueno, sin embargo el Correo Mercantil de 1804, era ya propiedad del impresor, quien dos años después le cambió el nombre por el de

Jornal Económico Mercantil de Veracruz.

No es de extrañarse que estos primeros periódicos fueran dedicados al comercio considerado como "la vara fundamental de la felicidad de los pueblos y monarquías". López Bueno pretende en su órgano periodístico facilitar al comercio "los principios o datos en que cimiente su acierto" analizando por medio de un plan de noticias los proyectos para el giro y manejo de los comercios. Da a la estampa consumos y existencias de efectos, precios, entradas y salidas de buques, nombres de capitanes y maestres, días de navegación y acontecimientos ocurridos en ella, casa en que se despachan los cargamentos, día de salida de los barcos y puertos de destino, fletes de mar para los distintos puertos de Europa y América, premios de seguros, fletes de tierra para las principales poblaciones del reino, número de mulas cargadas. Además tenía las noticias de las nuevas sociedades mercantiles que se formaran, las reales ordenes relativas al comercio, las observaciones meteorológicas, el "estado de salud o enfermedad del país" y las cosechas.. Incluyó igualmente noticias sobre tribunales y oficinas, la Secretaría de Gobierno, Consulado, Contaduría Real, Hacienda y Aduana. Además, el Jornal era un medio efectivo para enterarse de las noticias violentas que ocurrían en el puerto, las casas en venta y hasta recetas de cocina y maneras de curar las fiebres. El periódico se presenta así, como un instrumento del pensamiento ilustrado imperante, donde la utilidad es considerada como principio fundamental, no queriendo divertir sino servir, -y López Bueno es muy claro al imprimir como épigrafe la frase en francés "Je n'offre ici une lecture d'amusemment"- imprimirían solamente conocimientos útiles. El Jornal Económico Mercantil fue uno de los periódicos más influyentes de su tiempo, no sólo imponiendo un modelo de lo que un periódico debía incluir - el cual fue seguido fielmente por los periódicos del puerto de Veracruz hasta el siglo XX-, sino por su alcance geográfico y utilidad real fuera de Veracruz. Cuando cesó su publicación, sus objetivos fueron continuados por el Diario Mercantil de Veracruz , de 1807 de José María Almanza.

En Guadalajara, en cambio, sólo fue hasta 1809 que se publicó el primer periódico, reproducción del órgano español de la tertulia de Quintana: el Semanario Patriótico , que contenía fogosos artículos contra el invasor francés y diversas propuestas para la composición de las Cortes. Con la reproducción de este periódico, a pesar de que era ya reimpreso en México, vemos que existe en la ciudad un grupo de personas interesadas en discutir cuestiones políticas, que se han reunido en pequeñas tertulias para ello y que tienen la capacidad económica para costear los gastos de publicación de un periódico. Estamos hablando de la aparición de un "público" en el sentido más moderno.(15)

Por otro lado, una inquietud comercial en los periódicos no apareció en las primeras décadas de vida independiente en Guadalajara. Aunque algunos intentos de publicar "conocimientos útiles" se dieron en El Mentor de la Nueva Galicia de 1813, del cura de Mascota, Francisco Severo Maldonado, curiosamente suscriptor del Jornal Económico Mercantil desde 1806. Se publican en El Mentor notas de estadística, ciencia a la que Maldonado, al estilo de Jovellanos, daba enorme importancia. En su periódico anterior, El Telégrafo de Guadalajara , ya había hecho uso de ella, aunque ahí con el exclusivo fin de convencer de la bonanza experimentada por la Nueva España bajo el dominio de los españoles y para convencer con argumentos "objetivos", de la inutilidad de la Independencia, de la misma manera que hicera el secretario del Consulado de Veracruz en el folleto citado más arriba.

Los periódicos que siguieron, son un ejemplo de las diferencias en el desarrollo del periodismo en los dos estados: mientras que en Veracruz, ya para 1833 encontramos un periódico como El Censor , con secciones perfectamente bien definidas, publicidad en todo el periódico, litografías que acompañan a los anuncios y un considerable número de noticias, en Guadalajara no podemos citar un caso parecido sino hasta los años cuarenta. Sin duda es la constante actividad mercantil del puerto la que incide directamente en los contenidos y la forma de los periódicos, además de que en este lugar, puerta de entrada al país, los editores estaban mucho más cerca de las nuevas tendencias, la nueva información, las nuevas corrientes intelectuales que llegaban del resto del mundo. Leonardo Pasquel remarca la importancia del Puerto como principal receptor y trasmisor de noticias. A él llegaban los "paquebotes" o "paquetes", tanto inglés, francés u holandés, cargados de noticias, ideas, pasajeros y mercaderías de Europa y el resto del mundo. Estas noticias pasaban depués a los portales fronteros a la Plaza de Armas, donde eran comentados, así como a las trastiendas y escritorios de la empresas mercantiles porteñas desde donde el patrón las comunicaba por carta a sus diversos corresponsales del país.(16)

Otra característica importante es la tendencia al diarismo, periodicidad que refleja la existencia de un público lector que apoya y lee este tipo de publicaciones. Aunque tal vez más importante es el hecho de que un diario necesita personal de tiempo completo, es decir, si no un "periodista profesional" que no los hay en ese momento, sí alguien exclusivamente dedicado a la actividad de publicarlo. Esto requiere una persona con suficiente capacidad económica como para vivir del periódico -y por tanto un periódico publicado con fines comerciales en lo que quepa- o bien, un empleado del Gobierno, patrocinador usual de los primeros diarios del país.

Es el caso de Guadalajara: el primer diario se publicó hasta 1824: Diario de sesiones del congreso del estado , dedicado como su nombre lo indica, a dar a conocer las discusiones que se llevaban a cabo en el Congreso, tema, al parecer, de interés para ese nuevo "público" tapatío del que hablábamos más arriba. El segundo diario aparece hasta 1830: Anales de Jalisco , que fue de vida corta y que de todos modos no presenta las características formales tan desarrolladas como sus contemporáneos veracruzanos. En los Anales , sin embargo, se hace un esfuerzo por publicar un verdadero diario comercial, incluyendo noticias y artículos de interés para un público más amplio. Posteriormente, tampoco serían muy comunes los periódicos cotidianos.

Debemos mencionar aquí, que después de 1824, al triunfo del federalismo, es decir "cuando el regionalismo gestado y madurado en los siglos coloniales se impuso a la pretensión central",(17) y cuando los liberales tomaron el poder, el conjunto de leyes que se elaboraron incluyendo la Constitución particular, estuvo de acuerdo con su ideología, pretendiendo hacer desaparecer todo privilegio. Como dice Olveda: "A partir de entonces principió una época de gran movilidad social, en la cual se fue conformando lentamente la clase social que inició el tránsito de una formación económica a la otra".(18) Durante el gobierno de Prisciliano Sánchez se promulgaron un gran número de leyes tendientes a destruir algunas de las trabas que impedían la concentración de la riqueza. La prensa del periodo en Guadalajara se dio a la tarea de hacer públicas esas disposiciones y de defender la mayoría de ellas, sobre todo las relativas a acabar con los privilegios de que la Iglesia gozaba, iniciando así un debate encarnizado que se iba a prolongar, con alguna interrupción, hasta 1835.

Entretanto, en Veracruz, la prensa sigue ocupándose de las cuestiones comerciales: es digno de mención el caso del periódico El Mercurio , que no ha de ser confundido con el homónimo de Ramón Cerutti publicado en el Puerto. Se trata de un órgano de prensa dado a la luz en el recién establecido puerto de Alvarado, en 1825. Los editores consideran que "un periódico que proporcione luces y noticias más interesantes para el comercio que es el ramo a que la situación geográfica destina a esta villa, podría ser muy útil". Consideran también que es el elemento necesario que falta a su tráfico naciente. Las informaciones que contiene están pues ligadas a esta actividad y son muy parecidas a las contenidas en el Jornal de 1806: quiebras de pueblos y casas comerciales extranjeras, leyes que rijan y se establezcan en el país y en el extranjero sobre derechos, contribuciones, importaciones, exportaciones, prohibiciones y confiscos, precios de la plaza y el extranjero, tipo de cambio, tráfico nacional, derechos de aduana, importaciones por arrieros, "es decir, cuantos datos y doctrinas forman el catecismo repetido del comercio". Insisten en el carácter del periódico como "un manual".

Mientras que en Guadalajara en esos años, sólo algún periódico excepcional, como El Nivel , de 1825, se ocupa de publicar datos aislados sobre llegadas y salidas de barcos de San Blas, las mercancías transportadas y sus precios, además de algunas otras noticias prácticas, como la utilidad de la vacuna contra la viruela. Los demás pretenden ser "catecismos", pero de virtudes cívicas, queriendo educar al público "en su dignidad de hombres libres", la mayor parte de los impresos pretenden "ilustrar", "educar" y "formar opinión". Como dijimos más arriba, están muy preocupados por la discusión en torno al federalismo, a la recién proclamada Constitución, a los límites entre iglesia-estado, a todo tipo de legislación que se ocupe de los derechos y deberes de los ciudadanos.

No es que no hayan existido en Veracruz los periódicos políticos. Son famosos por su filiación yorkina y escocesa los periódicos El Oriente de Xalapa y El Noticioso Comercial y Científico , moderados, El Veracruzano Libre y El Comercio de Veracruz , escoceses, El Mercurio , yorkino, en Veracruz, que tomaron parte en una acerba discusión en 1827, con el motivo de la expulsión de los españoles y la prohibición de las logias masónicas, teniendo como desenlace el pronunciamiento de José Rincón y la destrucción de las oficinas del Veracruzano Libre .(19) En Guadalajara, aunque se habla de las logias masónicas como de enorme influencia en sus gobernantes sobre todo en la década de los 20, los periódicos no evidencian una lucha local entre los bandos. El Iris de Jalisco en 1824 sostiene una polémica con El Sol de la ciudad de México, llamando a sus editores "escoceses", asímismo aparecen algunos artículos en El Nivel y La Palanca en 1825 en contra de la prohibición de las logias, pero no es sino hasta 1834, momento en que los centralistas toman el poder, cuando empiezan los ataques a los "yorkinos" que habían estado tanto tiempo en el gobierno, a través de El Reformador Federal .

Hablábamos más arriba de la falta de centralización de la prensa veracruzana que obedece a las características mismas del estado. Además, nos topamos con un fenómeno único en ese momento: se publican periódicos veracruzanos en la ciudad de México: tal es el caso del citado Veracruzano Libre , que se publicó en la capital, en su propia imprenta, antes de pasar al puerto en 1827.

Las primeras décadas del siglo XIX fueron fundamentales para el establecimiento de la imprenta en diversas poblaciones del estado: como vimos, el puerto tiene una imprenta desde 1794 y Alvarado desde 1825. Esto es comprensible siendo ambos en esos momentos, puertos de gran importancia para el comercio de todo el país, especialmente el venido de Europa. Esto último explicaría porqué nunca hubo una imprenta en San Blas a pesar de cobrar gran importancia desde 1814, siendo regenteado su comercio, además, por la oligarquía de Guadalajara. En Xalapa, ciudad de tránsito que adquirió gran importancia por su feria comercial donde además existía un cantón militar de gran importancia (estuvieron en él Allende, Aldama, Abasolo e Iturbide entre 1806 y 1807) la fecha de establecimiento de la prensa es oscura: se dice que un periódico circuló ahí desde 1805, aunque nada se conoce de él, se trata de La Gazeta . De cierto se sabe, que en 1824 ya existe ahí una imprenta establecida por el gobierno, en la cual se imprimen desde ese año el Diario de Leyes y Decretos y El Oriente , cotidiano también, editado por el moderado Sebastián Camacho. Más arriba mencionamos una imprenta en Orizaba en 1799, perteneciente al convento de San José de Gracia, que sólo sirvió para imprimir las obras del servicio eclesiástico. A pesar de ser desde el siglo XVIII la población más culta de Veracruz y sede del único Colegio existente durante la primeras décadas del siglo XIX, la primera imprenta particular se estableció ahí hasta 1839, curiosamente, sólo dos años después de establecida la primera fábrica textil, que cambiaría la fisonomía de la región.(20) El establecimiento de la imprenta en otras ciudades del estado es posterior.(21)

Si bien hay muchas diferencias entre los impresos de Guadalajara y de Veracruz como hemos visto: periodicidades, temas tratados, centralización o falta de ella, desfases en la aparición de los órganos de prensa, por otro lado, hay similitudes en diversos puntos. Las redes de comunicación de los periódicos no han sido estudiadas. Se dice y se repite que los periódicos del siglo XIX, sobre todo los de provincias, no tuvieron gran alcance geográfico. Los contenidos de la prensa analizada, indican que esto no fue así. Los debates y comunicación se establecen desde muy temprano con órganos de prensa de México, sobre todo, y de lugares más lejanos, frecuentemente del extranjero.

Se toman noticias de diferentes periódicos en canje, tanto nacionales como internacionales. Dando el crédito correspondiente, se reproducen las noticias de órganos tan lejanos como el Times , de Inglaterra, La Gaceta de la regencia , en España y La Cena de La Habana. Este es el caso de El Mentor de la Nueva Galicia en 1813. Constantemente encontramos intercambio de información, tanto de los periódicos veracruzanos como jaliscienses, con otros, provenientes de Oaxaca, Tampico, Sinaloa y Durango. Las únicas listas de suscriptores que han llegado a nuestras manos son la del Jornal económico mercantil en Veracruz y la del Mentor en Guadalajara. Ambas evidencian la llegada del periódico a personas lejanas, algunas incluso en España. Los periódicos usualmente anuncian lugares de suscripción en varias ciudades, por ejemplo El Mercurio de Alvarado, dice tener un agente en Philadelphia que se ocupa de las suscripciones en todo Estados Unidos. El Defensor de la Religión de Guadalajara publicado en 1827, gracias a sus contactos con la Iglesia, pronto llegó a todas las diócesis del país. Existe una diferencia entre ambos lugares de estudio: mientras que los periódicos de Guadalajara se planteaban como probables lectores a los "habitantes de los lugares a donde llegara el servicio de estafeta", muchas veces dentro del estado o de los lugares cercanos incluso hasta Alamo y Ures en Sonora hasta donde en efecto llegaba el correo, los periódicos de Veracruz sólo podían comunicarse hacia las ciudades del interior o bien a otros países gracias al comercio marítimo, pero rara vez hacen intercambio con otras poblaciones al interior del estado, esto es en el periodo de estudio, ya que después la situación cambiaría. Esto es explicable debido a la casi total incomunicación existente entre las diversas subregiones veracruzanas hasta muy entrado el siglo XIX y en ocasiones, hasta principios del siglo XX.

Asimismo, los tiempos de circulación de las noticias son sorprendentemente cortos: en lo que toca a las noticias nacionales, tardan entre tres días y una semana en aparecer, mientras que para las internacionales, los plazos son muy variables: desde una semana -aunque este caso es excepcional- hasta varios meses. En el caso de la prensa veracruzana, su posición geográfica es muy ventajosa. Muchas veces se publicaron las noticias primero en Veracruz que en la capital del país, y sin pasar por ella, llegaron a Guadalajara: tan temprano como 1825, se tomaban en esta ciudad, las noticias de los periódicos veracruzanos y eran publicadas también antes que en México.

Esto nos ayudará a ver de otra forma la circulación y alcance de los periódicos decimonónicos.

Los tirajes y precios de los periódicos en ambos lugares son muy parecidos. Sobre el primer tema, se tiene muy poca información, ya que ninguno de los periódicos anunciaba cuál era su tiraje. Podemo suponer frente a los 500 ejemplares que Maldonado asegura haber tirado del Despertador Americano, los 330 del Jornal y los 150 suscriptores que anuncia El Mentor , que un tiraje aproximado para estas publicaciones sería de 350 ejemplares. Mientras que los precios eran de alrededor de 2 reales (25 centavos) el ejemplar al principio del periodo de estudio, posteriormente tienden a bajar, encontrándose periódicos que se expenden a medio real el ejemplar. En el caso de Guadalajara podemos afirmar que el costo de venta era el única entrada posible para el sostenimiento del periódico -descartando los periódicos financiados por el gobierno, directa o indirectamente-, ya que la publicidad era prácticamente nula. El caso de Veracruz, es muy distinto: hemos mencionado que El Censor de 1830 tenía ya secciones definidas de avisos comerciales, evidenciando una clara estrategia comercial, incluso el Jornal publica también avisos entre particulares aunque de manera más rústica. Del mismo carácter son los que se publican en los periódicos de Guadalajara.

Gran preocupación es para nosotros el acercamiento a los lectores de estos órganos de prensa. ¿Quiénes podían hipotéticamente constituir el público de los periódicos, sin descartar que la lectura tiene ocultos caminos? ¿Son los lectores exclusivamente los "individuos privados", es decir, los "ciudadanos"? ¿O el público lector va más allá, al verdadero pueblo?

Algunas características de los lectores podrían ser las siguientes: evidentemente saben leer, tienen deseos de aumentar su cultura y posibilidad de aprovechar la información práctica que se les proporciona. Existe una diferencia entre los lectores fijos y los esporádicos, además de otros posibles receptores de la información contenida en los papeles públicos: los analfabetas reunidos en torno a una persona que les leía el contenido o los que escuchaban los comentarios en torno a la información. No hay duda de la existencia de un público lector, en Guadalajara existe una amplia élite con poder de compra, así como los mismos periodistas, intelectuales, maestros, alumnos del Seminario y la Universidad, los empleados de gobierno, los funcionarios mismos y los profesionales eran un mercado seguro. La lista de suscriptores del Mentor de la Nueva Galicia de 1813 puede darnos una idea de quienes formaban el cuerpo de lectores estables de los periódicos: De los 133 suscriptores, 24 son religiosos, 19 militares, 5 maestros (que aunque son religiosos, se declaran mentores o directores de algún colegio o Universidad), 19 funcionarios públicos, 3 nobles, 8 profesionistas varios, 2 instituciones, y 53 personas que no declaran título o profesión alguna. Algunos de estos últimos son comerciantes conocidos en la ciudad como el señor Arezpacochaga, en cuya farmacia se llevaban a cabo reuniones para leer el Diario de México y "conspirar" a favor de la independendencia.

En el caso de la lista de suscriptores de el Jornal , la situación es parecida, aunque la mayoría de los suscriptores son comerciantes, muchos de ellos de apellido vasco y algunas instituciones como los Reales Consulados, es más, algunos de los suscriptores son los mismos. Esto nos lleva a pensar que los verdaderos lectores de periódicos en todo el país, se encuentran en un reducido grupo común. Los interesados en los periódicos veracruzanos pueden variar un poco, debido a los contenidos mismos de los órganos de prensa: los principales consumidores de esta mercancía cultural, como vemos son los comerciantes, además de los viajeros recién llegados, los funcionarios de otras partes del país, los militares y algunos curas de alta y mediana jerarquía. Ocasionalmente los habitantes del Puerto que quieran enterarse de los precios, los cargamentos y otras informaciones prácticas. Posteriormente, cuando aparecen los periódicos faccionales escoceses y yorkinos, probablemente los lectores se hayan circunscrito a los mismos participantes y sus simpatizadores.

Como vimos más arriba, los precios de los periódicos no son altos, pero hay que considerar que un periódico podía costar más que un kilo de maíz y si se relacionan los precios con los salarios de la época, concluiremos que constituyen un artículo de lujo para algunas personas mientras que están completamente fuera del alcance no sólo de un jornalero o un artesano, sino de un empleado y hasta de un maestro (estos últimos ganaban en Guadalajara 20 pesos y en Veracruz 40 pesos mensuales).(22)

Sin embargo el punto nodal para establecer a los posibles lectores de los periódicos sigue siendo la alfabetización. Esta cuestión ha sido muy controvertida a partir de las afirmaciones de Guerra para México. El afirma que existía en el país una "amplia alfabetización", sin embargo, según los datos que tenemos, en Guadalajara sólo una cuarta parte de la población infantil recibía educación. Carmen Castañeda menciona que 1,450 niños de los 4,863 que existían en edad de recibir educación, asistían a las 14 escuelas existentes en 1800.(23) Para Veracruz, no se tienen cifras ni siquiera aproximadas. Se sabe que en el cantón de Xalapa existían 48 escuelas, la mayoría de las cuales eran sostenidas por los Ayuntamientos y los pueblos, por lo que contaban con muy pocos recursos y "su dirección no puede estar a cargo de personas medianamente instruidas y de consiguiente que sus frutos sean escasos".(24) Los otros cantones estaban en una situación mucho más desesperada.(25) Además debemos recordar que durante el siglo XIX, las tres cuartas partes de los habitantes del estado no hablaban español. De este modo, debemos reducir a los lectores de periódico a un grupo muy reducido, y congregado en las ciudades como: Veracruz, Xalapa, Alvarado, Orizaba y Córdoba y algunas excepciones como Cosamaloapan, (ciudad de la ribera del Papaloapan, al igual que Tlacotalpan, principales puertos fluviales de la época) y Acayucan.

No debemos confundir a los lectores efectivos con los destinatarios de las publicaciones. El Despertador estaba destinado a los "nobles americanos", pero pretendía arengar a los criollos y a los indios, así como El Telégrafo regañaba a estos últimos y los conminaba a volver al buen camino. La Fantasma quería ser un catecismo de instrucción "que no excediera el entendimiento más rudo" y El Diario Mercantil de Veracruz pretendía "producir ventajas al comerciante, al político, al labrador, al fabricante y a todas las clases del estado", sin embargo es poco probable que todos ellos los hubieran efectivamente leído.

Existen sin embargo las personas que se enteran de los contenidos de los periódicos sin leerlos directamente. Aquellos que podríamos llamar "lectores indirectos". Estos pueden ser caracterizados a partir de los lugares de difusión de los escritos. En Guadalajara puede hablarse de los lugares de reunión de la élite cultivada, es decir, las tertulias organizadas cada vez más según las formas de sociabilidad modernas. Se multiplican las sociedades ilustradas y las academias y las reuniones literarias. No sabemos todavía de la existencia de este tipo de "sociedades" en Veracruz aunque es muy probable que hayan existido. Por grados, pasamos a ambientes menos restringidos: jerarquía de lugares y establecimientos que va desde los cafés más encopetados a las fondas y más bajo aún, a las pulperías. En Guadalajara existen lugares de reunión que van desde las corridas de toros y el teatro, las representaciones populares en calles y plazas y finalmente las tiendas, desde la honorabilísima farmacia sediciosa ya citada, hasta los tendajones donde se vende alcohol desde las diez de la mañana, pasando por las librerías y las mismas imprentas. Tenemos evidencia de que en 1813 existe ya en Guadalajara por lo menos un local con el significativo nombre de "casa de sociedad" donde se puede tomar café y disfrutar de juegos como el billar y los naipes.(26) En Veracruz estos lugares, como nos decía Pasquel, van desde las trastiendas de los comercios, hasta los diversos cafés, posadas y lupanares. El nivel más bajo es el de la calle y la plaza, esos lugares de los "tumultos" en los que el escrito se vuelve palabra por la lectura pública del pasquín, del panfleto o del periódico. En Veracruz se inquietan porque los folletos más alarmantes e incendiarios, los libelos más infamatorios se esparcen cuidadosamente y se leen en los pasajes públicos para embaucar a los incautos.(27) Asimismo podemos pensar en los mismos muelles de desembarco de noticias y mercancías y los "fandangos" populares. En Guadalajara los Portales eran el punto de reunión punto de mezcla de clases por excelencia. En sus columnas se fijaban los bandos y algunos papeles, bajo ellos se voceaban los periódicos muchas veces extendiéndose la información de sus contenidos y suscitándose ahí mismo las reacciones.(28)

Existen pues, diferencias importantes en el proceso de transformación de la prensa en los dos lugares estudiados. Existen también similitudes.

Los intereses de las clases dominantes de las dos regiones son los que incidirán en los propósitos de los periódicos y por tanto en sus contenidos. Reflejo de esos intereses es la prensa. Al parecer fue en Veracruz donde la prensa nació con más independencia de los discursos políticos y con una finalidad práctica mucho más clara: coadyuvar a la actividad comercial, servir a ella. Asimismo, la multiplicidad de frentes de donde luchar, hacen a la prensa de Veracruz un caso especial donde se puede observar lo gradual de los cambios, donde se pueden documentar las diversas etapas de las transformaciones.

Guadalajara en este sentido, se presenta mucho más uniforme. El interés político, combativo, de la prensa persiste a lo largo del siglo XIX. La merecida fama que tiene de su arte tipográfica rara vez se aplica a los periódicos y no es sino hasta bien entrado el porfiriato, que éstos comenzarán a evidenciar otro tipo de intereses comerciales y "modernizadores".

La "modernidad ilustrada" se expresó a principios del siglo XIX, a través de inflamados discursos en los periódicos, que se asumían órganos de debate, orientadores y faros de la opinión, voceros de una exigua ciudadanía que estaba aprendiendo a ejercer sus derechos, periódicos cuya modernidad, precísamente consistía no sólo en dar a conocer la transformación social en puerta, sino en abanderarla. Estos organos de prensa existieron en Veracruz, como órganos de facciones de muy corta vida que se consumieron en el debate partidista y sólo después de una primera generación de órganos de prensa donde la ilustración se evidenció en la publicación de conocimientos útiles, datos, cifras, estadísticas que pudieran servir de apoyo al ilimitado progreso que prometía el nuevo siglo.

Hasta aquí llega este primer enfoque comparativo que no podrá estar completo hasta conocer mejor las diferentes formas de sociabilidad de los dos lugares estudiados y sobre todo, hasta no poderlos comparar con el resto de las poblaciones que tenían imprenta, trabajo arduo y difícil que todavía tomará mucho tiempo.

Notas

1.-José María Muriá. "Preliminar" 200 años de Imprenta en Guadalajara. El Colegio de Jalisco. Concejo Municipal de Guadalajara. Gobierno del Estado de Jalisco. Universidad de Guadalajara. Cámara de Artes Gráficas. Guadalajara 1994 p.15-16

2.-La más atinada de estas reflexiones es la que hace Jacqueline Covo en el artículo "La prensa en la Historiografía mexicana" en Historia Mexicana , vol XLII, n.-3 (167) enero-marzo de 1993 p.689-710. p.689. Aunque los historiadores que se han detenido en el tema son muchísimos. Entre ellos, Gerald McGowan, Michael Costeloe, Stanley Green entre otros.

3.-Universidad de Guadalajara, 1995

4.-Para el estudio de las diferencias regionales en Veracruz, consultar de Odile Hoffmann y Emilia Velázquez (Coords) Las Llanuras Costeras de Veracruz, la lenta construcción de regiones . Orstom-Universidad Veracruzana, Jalapa, 1994.

5.-Para entender mejor la composición de la oligarquía de Guadalajara, consultar a Jaime Olveda, La Oligarquía de Guadalajara , México, Conaculta, 1991.

6.-El mismo de Jaime Olveda ya citado, en Brian Connaughton, Ideología y Sociedad en Guadalajara , México, Conaculta, 1992 y Carmen Castañeda "La Real Universidad de Guadalajara y el Cabildo Eclesiástico de Guadalajara 1792-1821" en Historia Social de la Universidad de Guadalajara , Guadalajara, U de G-Ciesas, 1995, entre otros muchos.

7.-Entre ellas, Novena a la Virgen de Aranzazú, Novena a la Virgen de Santa Ana,, Actas del Capítulo provincial franciscano, edicto del Comisario General de la Santa Cruzada, Sumario de Indulgencias concedidas por la Santa Sede apostólica al a cofradía de San Felipe Neri y una Novena a la Virgen de Zapopan , entre otros. La producción del primer taller de imprenta fue de alrededor de 82 títulos de diversos géneros, donde sin embargo prevalecen los de cuestiones religiosas. Cfr. Juan B. Iguíniz, "La Imprenta en Guadalajara en la época colonial" en 200 años de la Imprenta en Guadalajara , Guadalajara, Gobierno de Jalisco, 1994. Otros investigadores se han avocado al estudio de los primeros impresos de Guadalajara, ellos son Alberto Santoscoy, "La Introducción de la Imprenta en Guadalajara" y "La Primera Imprenta de los Insurgentes",en Obras Completas , Guadalajara, Uned, 1986, T.II, Miguel Mathes, "Los principios de la Imprenta Mexicana en Guadalajara, el primer imperio 1821-1823" en 200 años de la imprenta en México , ya citado, y la misma Carmen Castañeda, en "La Imprenta y la cultura popular de Guadalajara en la época colonial tardía" Revista Eslabones , Guadalajara, U deG-N.-4, julio-diciembre de 1992. y de la misma autora, "El arte tipográfico en Guadalajara 1793-1821" Revista Umbral , Guadalajara, SEC, N.-5-6 primavera-verano de 1993.

8.-José Toribio Medina. La Imprenta en Guadalajara, Veracruz, Oaxaca y otros lugares . ed. facsimilar UNAM, 1989.

9.-Anónimo, "La Imprenta en Guadalajara, 1793-1823" en 200 años de la Imprenta en Guadalajara , ya citado.

10.-Francois Xavier Guerra, op. cit. , p. 297

11.-I dem , p. 276

12.-Ambos fechados en Veracruz, en junio y julio de 1808, sin pie de imprenta. Col. Lafragua 165.

13.-José María Villaseñor y Cervantes. "Júbilo de Jalapa y su ejército acantonado en los días 27 y 28 de julio de 1808" Colección de Poesías , México, núms 21-23 Col. Lafragua, 155, 168 y 1087.

14.-Escuela de la Inmaculada Concepción de la Parroquia de la Santa Veracruz. Carta familiar que para utilidad pública y con anuencia de su obediencia perpetuó el Exmo e Illmo. Señor Arzobispo, da a la luz la venerable santa Escuela de la Inmaculada Concepción de la Parroquia de la Santa Veracruz, remitida a ésta por el Br. don Pedro María Solano, catedrático de moral del Colegio de Tepozotlán. México, Arizpe, 1810. Col Lafragua 181-326 y José María Quiroz, Voz imperiosa de la verdad y desengaños políticos contra preocupaciones vulgares, por el capitán D. Josef María Quirós, secretario de la junta de préstamo patriótico y del Consulado de Veracruz . México, Ontiveros, 1810. Col. Lafragua, 326-608.

15.-Para abundar en la concepción de "público" y "opinión pública" consultar a Habermas, The Structural Transformation of the Public Spherere. An Inquiry into a Category of Bourgois Society . The MIT Press, Cambridge, Mass. 1991.

16.-Leonardo Pasquel, "Periodismo Veracruzano", Revista Jarocha , México, Citlaltépetl, año V, N.-27, octubre de 1963.

17.-Jaime Olveda. La Oligarquía de Guadalajara . Conaculta, México, 1991. p. 193

18.-I dem , p. 227

19.-Para mayor información sobre este episodio y la contienda periodística entre escoceses y yorkinos en Veracruz, consultar a Carmen Blázquez D. "Escoceses y yorkinos: la crisis de 1827 y el pronunciamiento de José Rincón en el Puerto de Veracruz". Anuario VII del Centro de Investigaciones Históricas-Instituto de Investigaciones Humanísticas. Universidad Veracruzana. Xalapa, 1990. p. 17-34

20.-Para mayor información, consultar a Sergio Florescano Mayet, "El tránsito a la Manufactura en la región de Orizaba y el surgimiento de su primera fábrica textil: Cocolapan, 1837-1845" en Anuario VI , Centro de Investugaciones Históricas-Instituto de Investigaciones Humanísticas. Universidad Veracruzana. Xalapa, 1990. p. 35-54.

21.-Córdoba, en 1852, mientras que en Huatusco fue en 1847, a raíz del establecimiento del gobierno estatal en esa población en ese año y el siguiente. A Coatepec, la imprenta llegó en 1851, y finalmente a Ozuluama en 1862. En la década de los ochenta, existen imprentas en Tuxpan, Tlacotalpan y Coscomatepec. Periódicos de Atzálan se imprimen fuera del estado, en Teziutlán, por ser la población importante más cercana. Durante un tiempo, el periódico 2 de abril , que circulaba en Orizaba, se imprimió en Puebla.

22.-Según datos para Guadalajara de Jorge Durand "La Vida económica tapatía durante el siglo XIX" en Capítulos de Historia de Guadalajara . Guadalajara. Ayuntamiento de Guadalajara 1992, T.II p.39-57 y para Veracruz Comp. Carmen Blázquez. Estado de Veracruz, Informes de sus gobernadores , 1826-1986. Xalapa, Gob. del Estado, 1986 T. I. p 57

23.-Carmen Castañeda, La Educación en Guadalajara durante la Colonia , 1552-1821, Guadalajara, El Colegio de Jalisco-El Colegio de México, 1984 p. 209.

24 .- Estado de Veracruz, informes de sus gobernadores , ya citado, T. I p.121-122.

25.-En el cantón de San Andrés Tuxtla sólo había tres escuelas, al igual que en el de Huimanguillo, mientras que el de Acayucan tenía 14. Cfr. Ann Staples. "Conocimiento sin aulas: la educación informal en Veracruz" en La Educación en México. Historia Regional . Xalapa, Universidad Veracruzana, 1987, p. 35-50. Es lamentable el estado en que se encuentra la investigación en torno a la historia de la educación en Veracruz.

26.-El Mentor de la Nueva Galicia , N.-XVIII, 30 de agosto de 1813

27.-El sol del 7 de junio de 1827, citando a El Veracruzano Libre , de 31 de mayo de 1827 en Michael Costeloe, La Primera República Federal de México , México, Fondo de Cultura Económica, 1975, p. 122.

28.-El caso más claro es el de un furibundo español que golpea a un voceador por gritar noticias en contra de sus paisanos, precisamente en los Portales de Guadalajara, citada por El Nivel en 1825.

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