49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA) |
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Quito Ecuador7-11 julio 1997 |
Alberto Nicolin
HISTORIA URBANA DE LAS AMÉRICAS
HIST 16
LA RELACIÓN DE LA IGLESIA CON EL ESPACIO URBANO EN HISPANOAMÉRICA. SIGLOS XVI Y XVII
ALBERTO NICOLIN
Universidad Nacional de Tucumán
abril de 1997
LA RELACIÓN DE LA IGLESIA CON EL ESPACIO URBANO EN HISPANOAMÉRICA. SIGLOS XVI Y XVII
Un examen atento de la cartografía urbana hispanoamericana disponible permite verificar que, a lo largo del siglo XVI, la iglesia matriz de las nuevas ciudades recién fundadas tuvo un modo peculiar de situarse en relación con el espacio urbano. En efecto, el edificio de la iglesia matriz se levantó de lado con respecto al espacio de la plaza, resultando de ello que el acceso preferente, es decir el directo desde la plaza al interior de la iglesia, se practicase en su muro lateral y no en la fachada de los pies como había sido habitual en la tradición cristiana desde la época constantiniana.
Esto ocurrió, tanto en las ciudades de regularidad incipiente fundadas en la primera parte del siglo en el área del Caribe y de la Tierra Firme, como en las ciudades mexicanas de la década del 20 y en las regulares en cuadrícula que comenzaron a trazarse en toda América a partir de 1530.
Este fenómeno ya fue señalado por Jaime Salcedo para un buen número de ciudades fundadas en el siglo XVI. En su texto y sus dibujos categoriza como medieval este modo de emplazamiento, explicando que la nueva corriente del humanismo renacentista habría tenido como consecuencia la concepción del espacio en perspectiva... cuya versión popular podría expresarse en una frase como la fachada de un edificio debe verse desde la plaza.
Es nuestra opinión que la modalidad urbanística de la iglesia de lado hacia la plaza debería entenderse como urbanismo mudéjar, puesto que se trata de un fenómeno aparecido en España como resultado de la mezcla, combinación, simbiosis o integración de elementos urbano-arquitectónicos de origen musulmán con otros de origen castellano o aragonés. Es más, creemos que la inserción urbana mudéjar de las iglesias hispanoamericanas, en particular la de las iglesias matrices -sea su arquitectura mudéjar o no- define la relación entre el espacio más significativo de la ciudad y el interior arquitectónico a través de un modo peculiar de acceso, y que dicha inserción condiciona la composición de la volumetría del conjunto eclesial. Creemos también que los modelos precisos de este fenómeno urbano-arquitectónico hispanoamericano son andaluces y que -más precisamente- se encuentran en Andalucía Occidental.
Puede argumentarse que estos hechos obedecerían a un fenómeno común a todo el medioevo y no necesariamente a un mudejarismo. En ese sentido, nos parece un paso importante a nuestro favor el que, con Jean Passini, haya quedado demostrado -sobre 64 iglesias españolas del camino de Santiago de Compostela- que privilegiar la puerta de la fachada oeste, es decir la de los pies, fue una tendencia poderosa en las iglesias medievales españolas -románicas y góticas- de fuerte influencia francesa
Los hechos
Las ciudades de españoles fundadas durante las primeras tres décadas del siglo XVI se trazaron mediante una estructura rectilínea irregular y, en esa trama, la forma de inserción de la iglesia matriz fue exenta y con accesos en los pies, pero también en los lados norte y/o sur que le servían de vinculación con huecos urbanos importantes. Así se emplazaron las principales iglesias mayores de Hispanoamérica. La de Santo Domingo fue precedida, desde 1502, por dos templos que quizá definieron la inserción posterior. La iglesia actual fue trazada en posición de lado a la plaza en 1521, cuando el obispo Geraldini colocó la primera piedra y comenzó las obras de inmediato . La vieja matriz de La Habana estuvo colocada de lado frente a la gran Plaza de Armas que la separaba del Castillo de la Fuerza . La antigua Catedral de Santiago de Cuba ocupó, colocada de lado, todo el costado sur de la plaza hasta que fue destruida por el terremoto de 1770 . Otro tanto ocurrió con la de la antigua Panamá, que tenía uno de sus costados al este de la plaza y el cabildo delante de sus pies. . En Cartagena, se levanta la catedral en una posición ambigua en un ángulo de la plaza, con lo cual sus dos puertas, la de los pies y la del costado, equilibran su importancia; pero la puerta del costado enfrenta a la pequeña plazoleta que la separa del cabildo .
El primer documento gráfico del que disponemos sobre la iglesia mayor de México es previo a la gran transformación de 1584 y nos la muestra ubicada "...donde se hallan hoy los restos de sus pilares labrados con las piedras del templo azteca. La portada de los pies es como la de las Escuelas, mientras que la lateral que daba frente a la plaza presenta, además, un gran arco sin impostas." Hasta nuestros días han llegado las catedrales de otras ciudades mexicanas como Veracruz, Oaxaca, Puebla y Guadalajara, todas ellas dispuestas de lado frente a sus respectivas plazas. El caso más notable es el de la catedral de Morelia, la antigua Valladolid , cuyos pies enfrentan una calle y a sus lados tiene sendas plazas.
Luego de 1530, en la fundación de ciudades hispanoamericanas se generalizó el uso de la cuadrícula urbana con módulos en forma de manzanas de más de 100 metros de longitud, divididos en cuatro solares cuadrados. La iglesia matriz fue emplazada en uno de los solares frente a la gran plaza y ocurrió que, en todas las ciudades sobre las que tengo información fidedigna, la matriz se construyó con la nave o con las tres naves en forma paralela a la calle que la separa de la plaza. Es el caso de San Cristóbal de Las Casas, cuya catedral, levantada a partir de 1539, fue ampliada en el siglo XVII y reconstruida a principios del XVIII .
"En 1534 Belalcázar situó la iglesia de Quito todavía dentro de la vieja tradición, de lado, abriendo a la plaza la puerta del perdón -o puerta falsa-, y la fachada hacia la calle..." . Una explicación para que la catedral de Quito, terminada en 1565, se hubiese emplazado de lado sostiene que se trató de evitar la profunda quebrada de Sanguña que corría por el centro de la manzana , aunque pareciera que si hubiese existido real intención de colocarla con los pies hacia la plaza habría podido elegirse otra manzana. Según Salcedo, la misma relación iglesia-plaza mayor de la traza quiteña sirvió de modelo para trazar Cali, Popayán y Buga . El plano de 1816 de Alexandro Vélez muestra a la catedral de Cuenca ubicada de lado en el costado este de la plaza .
La pequeña iglesia mayor de la Lima de Pizarro fue colocada de lado a la plaza; concluida en 1538, duró hasta 1542 cuando se comenzó la segunda no terminada hasta 1552; en ésta, también levantada de lado, una "...puerta lateral, la del Evangelio, daba al atrio y hacía frente a la plaza mayor..." . También hasta nuestros días han llegado las catedrales de Arequipa, Cochabamba y Sucre emplazadas de lado frente a sus respectivas plazas mayores. La iconografía muestra a la catedral de Oruro en 1781 de lado frente a la plaza mayor.
También en la Argentina se ha documentado la existencia de iglesias matrices de lado. En la fundación de la ciudad de Mendoza, en 1561, se adjudicaron los dos solares contiguos del lado este de la plaza para la santa yglesia; en 1861, exactamente trescientos años después, una litografía evidencia que la iglesia se había mudado al lado sur de la plaza y, colocada de lado abarcaba dos solares contiguos. La iglesia mayor de Corrientes, cuyas obras estaban avanzadas en 1633, sufriendo una reedificación en 1760 y reparaciones posteriores hasta su demolición en 1874, fue documentada en acuarelas por viajeros del siglo XIX; y Alcides D'Orbigny, en 1827, "...al visitar Corrientes dice que el lado de la Plaza 'está formado por el flanco de la Iglesia Parroquial de la Matriz..."
La antigua catedral de Santiago de Chile fue erigida en 1566. Su fachada lateral extendíase al costado poniente de la Plaza Mayor y su hastial, en consecuencia, a la calle llamada desde entonces de la Catedral . Destruida por el temblor de 1647, se la reedificó con la misma disposición y "... en 1748 declaró el obispo... que como el templo era estrecho y desproporcionado por haber construído su fachada y puerta principal a una calle particular y el costado a la plaza mayor debía construirse de nuevo." .
Este testimonio del obispo de Santiago de Chile es más que elocuente acerca del cambio de los principios estéticos desde el urbanismo mudéjar al barroco-neoclásico de mediados del siglo XVIII. Estos principios estéticos son los que han perdurado y hoy nos parecen naturales y hasta necesarios, como lo prueba la perplejidad del primer gran historiador de la arquitectura de San Cristóbal Las Casas cuando decía: Es curioso que la fachada principal, o fachada oeste, dé frente a una de las calles que va en dirección norte desde la plaza hacia La Caridad y Santo Domingo, y que a uno de los lados laterales, el de aspecto menos interesante, se le haya dado más importancia dando frente a la plaza, mientras que la fachada oeste con la entrada principal del edificio, esté en una calle estrecha, secundaria.
Las iglesias conventuales de las ciudades trazadas antes de la generalización de la cuadrícula muestran diversas variantes de emplazamientos mudéjares. La iglesia de Santo Domingo de Santiago de Cuba se presenta totalmente de lado hacia la plaza. Otro tanto ocurre con San Francisco de La Habana de lado a la plaza comercial y portuaria de la ciudad.
Pero la mayoría de estas iglesias, ya en la estructura urbana en cuadrícula, se levantó generalmente fuera de la plaza, en una esquina de dos calles y fue habitual que la portada de los pies de la iglesia abriera a un atrio en esquina; la otra portada se practicó en el lado de la iglesia que daba a la calle. Aun en estos casos, existen variantes de carácter mudéjar. La actual iglesia del Convento de la Merced de Quito, por ejemplo, reedificada luego del terremoto de 1698, presenta en su costado sudoeste una larga plazoleta en la calle Chile y, en cambio, no existe un atrio sobre la calle Cuenca delante de la portada de los pies. En la esquina de la plazoleta y la calle Cuenca se levanta la torre única. "Si bien el acceso principal está sobre la calle Cuenca, el acceso más frecuente es desde la plazoleta por la puerta lateral" Otro caso excepcional de mudejarismo en la inserción urbana es el de la iglesia de la Compañía de Sucre -hoy San Miguel-, cuyo atrio se abre en la mitad de la cuadra donde también se levanta la torre única . Algo parecido ocurría con la iglesia de San Francisco de Santiago de Cuba, según se evidencia en un plano de 1813.
Las iglesias de los pueblos de indios suelen construirse exentas en el centro de un gran atrio a manera de manzana propia, normalmente mucho más pequeña que las de las ciudades de españoles. A muchas las encontramos hoy dispuestas paralelas a la calle de la plaza, como también lo documentan, para el siglo XVI, los planos de los pueblos de Huaxutla y Chiapas en México. La misma disposición la encontramos en los pueblos peruanos de Pomata, Chincheros, Tinta o San Sebastián de Pinchollo cerca de Arequipa y otros. En Bolivia se puede ejemplificar con los pueblos de Jesús de Machaca, Sepulturas, Callapa y Maraconga.
Desde luego, hoy abundan las iglesias de pueblos de indios dispuestas en forma perpendicular a la plaza como en Chamula y Aguacatenango en Chiapas, México o Purmamarca y Casabindo en Jujuy, Argentina .
Por último, pueden citarse algunos ejemplos de santuarios, como el de Copacabana en Bolivia, en los cuales la iglesia permanece exnta dentro de un atrio delimitado por una muralla baja y la relación entre el atrio, su arco de ingreso, las capillas posas y la iglesia define un camino procesional con el flanco de la iglesia como fondo y un acceso principal en la fachada lateral.
La interpretación desde los antecedentes españoles
El territorio español considerado para observar las transferencias culturales de España a América se ha restringido aquí casi exclusivamente a Andalucía, en especial, a la occidental. Como es sabido, no todos los componentes de la cultura española vigentes en el momento de la conquista pasaron a América. En el siglo XVI, el de la transferencia inicial y esencial, sólo pasó a América un núcleo reducido de todo el amplio espectro de la cultura española. En ese núcleo -que ha sido denominado Cultura de Conquista - se admite la preponderancia de la Baja Andalucía o Andalucía Occidental, la vieja provincia de Sevilla que, en aquel siglo y en el siguiente, hizo de punto de partida hacia América y que tuvo la más grande responsabilidad en la conducción de la política, la economía y la migración hacia América.
La estructura urbana, las funciones y el paisaje urbano de las ciudades de Andalucía sufrieron modificaciones en grado diverso y en forma paulatina a partir de la conquista por Castilla, dando comienzo la mudejarización urbana: ...la gestión municipal y el urbanismo tanto medieval y del primer renacimiento, constituyen un programa de rasgos decididamente mudéjares. Ello ocurrió en forma simultánea con la aparición de otros fenómenos que han sido productos de la mudejarización de la cultura como las iglesias mudéjares, la literatura aljamiada, etc.
La estructura urbana conformada por su red viaria fue el aspecto de la ciudad musulmana que más perduró, el que tuvo la mayor duración. Cúmplese...en nuestras viejas ciudades...la ley de la permanencia del trazado de sus vías, mientras que las edificaciones que las bordean reconstruyéronse repetidamente en el transcurso de los siglos. La estructura urbana forma parte de ...la historia de la larga, incluso de la muy larga duración...Ciertas estructuras que viven largo tiempo se transforman en elementos estables de una infinidad de generaciones...es con relación a estas capas de historia lenta que la totalidad de la historia se puede repensar como a partir de una infraestructura...
Las funciones urbanas o, dicho de otro modo, la localización relativa de los edificios que albergan diferentes actividades constituye un aspecto urbano de duración media que, en las áreas urbanas de alto valor institucional, puede llegar a ser larga. Es el caso de la actual Plaza Virgen de los Reyes de Sevilla, antiguo Corral de los Olmos, que en el s. XV concentraba el Ayuntamiento y el Cabildo Eclesiástico, por lo que ...continuaba siendo, por tanto, el centro del poder político y religioso, como en tiempos islámicos
El paisaje urbano es fácil y rápidamente modificable; habitualmente es el resultado del mero reemplazo edilicio o hasta de una simple remodelación; otras veces una decisión política acelera el cambio, como cuando en Granada ...el Rey Católico...prohibía los miradores y celosías que avanzaban sobre la calzada...
Luego de la conquista de los territorios de Al-Andalus por los castellanos o por los aragoneses fue práctica generalizada que las antiguas mezquitas fueran "purificadas" y utilizadas como iglesias durante décadas, a veces por un siglo o dos. Por ejemplo, la mezquita aljama de Toledo fue utilizada como iglesia desde 1087, dos años después de la conquista de la ciudad por Alfonso VI , hasta comienzos de la década de 1220; la gran mezquita de Córdoba fue consagrada y puesta "...bajo la advocación de la Asunción de la Virgen y el nombre de Santa María la Mayor pero hubieron de pasar cerca de trescientos años sin que la ordenación arquitectónica de la antigua mezquita sufriera modificaciones de importancia." ; en Sevilla, la mezquita mayor fue usada por los cristianos entre 1248 y 1400 y la antigua mezquita mayor no fue reemplazada por la actual iglesia del Salvador hasta 1671; luego de la conquista de Carmona, en 1247, la mezquita mayor fue utilizada como iglesia hasta 1424 cuando fue derribada para construir la actual Prioral de Santa María.
Esta práctica del uso de las mezquitas como iglesias cristianas durante varias o muchas generaciones ha debido tener como consecuencia que las formas arquitectónicas de origen musulmán se des-ideologizaran, perdiendo la asociación con su contenido religioso original. Además, los cristianos debieron habituarse a utilizar el espacio interior de las antiguas mezquitas y su conexión con el espacio urbano a través de las puertas tal como lo planteaba el urbanismo musulmán, manteniendo incluso los usos o funciones de los alrededores de las antiguas mezquitas.
Es sabido que las casas de oración musulmanas debían edificarse orientando la qibla hacia La Meca, lo que en Al-Andalus y el Maghreb significa direcciones diferentes: desde los 24º al sur del este en Toledo hasta 1º al sur del este en Marrakech, en el sur del actual Marruecos . Pero esto no fue lo que ocurrió ni en España ni en el Maghreb. En uno de los más antiguos monumentos oméyades, la mezquita de Córdoba, la orientación del muro de la quibla es de 11º al este del sur , es decir con un corimiento al sur de 58º. Por lo tanto, "...la orientación del mihrab en la mezquita de Córdoba, alguien lo hizo con un error importante utilizando posiblemente prácticas consuetudinarias aplicables en Medina pero que se encontraban totalmente desplazadas en Al-Andalus". Es que "...los métodos astronómicos para medir el acimut de la alquibla...no se desarrollaron en Oriente hasta el siglo IX." Recién hubo un intento no concretado de corregir el error en la orientación cuando, hacia 965, se decidió la ampliación de Al-Hakam. Por otra parte, la mezquita aljama de Cordoba "...se construyó en el lugar ocupado por la iglesia cristiana de San Binyant (¿S. Vicente?) lo que pudo haber sido determinante para decidir la orientación general del edificio...", aunque también esa orientación "...puede ser consecuencia de la de las calles de la primitiva ciudad romano-visigoda." Finalmente, otra hipótesis más reciente sugiere que la mezquita primera "...construida por Abd-al-Rahmán I podría constituir un intento muy logrado de elaborar una estructura similar a la de la Kaaba y en la que cada uno de los cuatro lados iguales fuera 'paralelo' al correspondiente del edificio de La Meca." Este error fue generalizado en España y el Maghreb; las mezquitas mayores andaluzas estuvieron así orientadas: la de Córdoba, 11º al este del sur, la de Granada, 23º al este del sur, la de Málaga, 17º al este del sur y las dos sucesivas de Sevilla, 13º al oeste del sur. Desde luego, en su momento esto constituyó una grave problema teórico y práctico y fue arduamente debatido, como por ejemplo, el tratado Kitab dalail al-qibla -sobre la orientación de las mezquitas- escrito a mediados del siglo XII por el jurisconsulto Abu Ali al-Mattiyi, oriundo del norte de la actual Argelia
La re-utilización de las mezquitas por los cristianos fue favorecida por su organización espacial, con sus múltiples naves paralelas y por la disposición de la larga pared de la qibla orientada hacia un punto cercano al sur. Esta orientación indujo a los cristianos a realizar una obvia adaptación para transformarlas en iglesias girando el eje litúrgico 90 grados, colocando el altar hacia un punto cercano al este y utilizando las arquerías como naves en dirección cercana a la oeste-este.
Cuando finalmente se decidió el derribo y el reemplazo de las construcciones antiguas, éstas condicionaron fuertemente a las nuevas. Las iglesias debieron insertarse en una ciudad preexistente, formal y funcionalmente islámica, ocupando el lugar del edificio religioso. Este reemplazo edilicio modificó escasamente el tejido urbano previo, con lo cual se tendió a que persistieran los usos del espacio urbano de la ciudad islámica como también la relación entre el espacio urbano y el nuevo templo cristiano.
Además, cuando las nuevas iglesias fueron construidas sobre el sitio de las viejas mezquitas, en algunos casos el patio, al costado norte, sobrevivió total o parcialmente como ocurrió en las dos sucesivas mezquitas mayores de Sevilla, hoy Iglesia del Salvador y Catedral. Más frecuentemente, el patio se transformó en cementerio, mercado o plaza, desde el cual se abrió en el costado de la nave lateral el acceso de uso urbanísticamente preferencial. Incluso en reinos tan mudejarizados como Andalucía o Aragón podemos encontrar múltiples ejemplos de iglesias enteramente góticas, como San Martín de Sevilla, levantada de lado junto a su plaza, en el sitio de una antigua mezquita, siendo de "...destacar la adopción de la puerta hacia la plaza como puerta principal por parte de la iglesia..." Del mismo modo, en la ciudad de Albarracín, las tres iglesias góticas que datan de los siglos XVI y XVII, a pesar de las diferencias topográficas de sus emplazamientos, tienen sus tres cabeceras orientadas casi exactamente al E.S.E.; es decir que sus ejes transversales -los que coincidirían con la orientación de la mezquita que estuvo en el sitio actual de la catedral- miran hacia el S.S.E. y sus únicas entradas están colocadas de lado.
En el ensanche urbanístico de Sevilla del s. XIII, que se realizó con una trama rectilínea y ortogonal, se insertaron sobre antiguas mezquitas las iglesias de San Vicente y de San Lorenzo. Las nuevas construcciones se levantaron dejando espacios libres al norte y al sur, que se transformaron en calles anchas o plazas, desde las cuales se practicaron los únicos accesos viables hoy. Las portadas de los pies de ambas iglesias que miran al oeste, por donde pasan calles angostas, han sido cegadas y en el interior se han adosado sendos coros. En estas dos iglesias sevillanas, asentadas en una trama urbana regular, podemos ver el modelo de implantación urbana de las primeras iglesias hispanoamericanas.
El acceso
El acceso al espacio arquitectónico de la mezquita era múltiple y se había practicado desde las calles que rodeaban, estrecha y totalmente, a su volumen exento. Debido a ello, la "fachada" occidental en los pies de la iglesia no alcanzó habitualmente un significado prioritario como punto de acceso al interior, tal como lo tenía el Westwerk en la Europa nórdica. En cambio, sí fueron prioritarios otros puntos del perímetro de la iglesia que estaban relacionados con ciertos espacios urbanos significativos como, por ejemplo, la Puerta de Palos, que vincula el interior de la Catedral de Sevilla con la Plaza de la Virgen de los Reyes, donde "...desde el siglo XV, el Corral de los Olmos ocupaba parte de la actual plaza y era compartido por el Ayuntamiento y el Cabildo Eclesiástico. Esta zona continuaba siendo, por tanto, el centro del poder político y religioso, como en tiempos islámicos." Por ello, es frecuente que el modo de acceder a muchas iglesias mudéjares españolas sea desde el espacio urbano más importante que suele encontrarse al norte o al sur de la iglesia, es decir a sus costados. En estos casos, no se entra, entonces, por el centro de la fachada de los pies de la iglesia que queda al oeste, sino a través de portadas abiertas en los muros de las naves laterales. En este sentido, fuera de Andalucía son notables en Aragón las iglesias de la Zeo de Zaragoza, las cuatro famosas de Teruel: San Martín, El Salvador, San Pedro y la Catedral y aun pequeñas iglesias como San Martín de Morata de Jiloca o Santa Tecla de Cervera de la Cañada. En todas ellas la portada "principal" -entendiendo como principal la de uso preferente- se abre en las fachadas laterales.
En el caso de las iglesias sevillanas, dos o tres accesos están localizados, uno en el hastial de los "pies' de la iglesia -dando paso al espacio de la nave principal según la perspectiva del eje litúrgico que conduce hasta el altar mayor-, y otro u otros en los lados, permitiendo el ingreso por las naves laterales. La importancia de las respectivas portadas, según se deduce de su ornamentación, puede ser muy variable, aunque suele sobresalir la de los pies como en las iglesias góticas. Sin embargo, la relación de las portadas con los más significativos espacios urbanos -plazoletas o calles principales- tiene como consecuencia frecuente que el acceso habitual se practique por las portadas laterales como en las iglesias de San Juan de la Palma, San Andrés y San Esteban de Sevilla, la Prioral de Santa María de Carmona y Santa María del Castillo de Lebrija, llegando a ocurrir que la de los pies se encuentre clausurada, como ocurre en San Lorenzo y San Vicente de Sevilla y en San Blas de Carmona o que, sencillamente, no exista, por tener adosada edificación contigua como en las parroquias de Santiago y San Bartolomé de Carmona o El Salvador y la Catedral de Teruel.
Teniendo en cuenta los casos en los que la portada de los pies es la principal debido a su inmediatez respecto de un espacio urbano importante, como Omnium Sanctorum, Santa Marina o San Marcos de Sevilla, podría concluirse que, tanto en la mezquita como en la iglesia mudéjar, el acceso tiene más relación con desde dónde se quiere entrar que por dónde se "debería" hacerlo según la configuración de un determinado tipo de espacio interior.
Este uso peculiar de los accesos ha perdurado: en la actualidad, a la gran Catedral de Sevilla, concluida en 1506 con sus cinco naves, no se accede habitualmente -como ocurre en la mayoría de las iglesias góticas- por la portada oeste de la nave central, la Puerta Mayor. Esta suele estar clausurada y el acceso más habitual es el ya mencionado de la Puerta de Palos en el lado este, muy próximo a la Giralda, el antiguo alminar de la mezquita almohade. El caso de la Catedral de Sevilla es posiblemente uno de los más notables de persistencia de los accesos que originalmente fueron los de la mezquita del siglo XII. En efecto, en ésta, la sala de oración tenía tres accesos al este y tres al oeste; estos últimos perduran en los pies de la actual catedral. En el lado este, los dos laterales son la puerta de Palos y la de las Campanillas; en el lugar del acceso central se encuentra la Capilla Real. En cuanto al patio, las puertas de Oriente y del Perdón están hoy en el mismo lugar que en la mezquita, y la actual puerta del Sagrario -al que se entra de lado- fue colocada en el siglo XVII en el sitio donde se encontraba la puerta oeste del patio de la mezquita.
Podría argumentarse que las portadas norte y sur de las grandes catedrales góticas, a veces, pueden tener importancia urbanística -por ejemplo la del Sarmental de la catedral de Burgos- y que a través de ellas también se ingresa de lado. Pero este ingreso se produce por el centro de una nave transversal de la misma altura que la nave central y que, con ella, converge en el espacio del crucero. Creemos que es esencialmente diferente la experiencia mudéjar de entrar a la iglesia por una portada lateral implantada en un punto cualquiera del muro lateral y, así, encontrarnos en un espacio secundario desde el que es necesario re-ubicarse en dirección al altar, como había sido necesario re-orientarse en dirección a la quibla en el interior de la mezquita.
El acceso en América
En Hispanoamérica, a comienzos del siglo XVI como ya dijimos, las iglesias exentas se incluyeron en trazados urbanos irregulares o rectilíneos con manzanas o islotes de distintos tamaños; uno de los pequeños islotes podía estar constituido por el volumen de la iglesia colocado frente a su plaza, como en Santo Domingo, en La Habana o en el México de Cortés. En el caso de la fundación de Puebla de los Angeles, con una estructura urbana regular de módulos rectangulares, la iglesia mayor ocupaba la totalidad de uno de esos módulos. Pero, definido hacia 1530 el tipo urbano de la cuadrícula en gran escala, la iglesia debió integrarse a la edificación de la manzana en un solar cuadrado de 60 metros de lado; y como su tamaño era reducido, se hizo posible -y seguramente hasta deseable- disponerla con el eje litúrgico paralelo a la calle de la plaza. En todas las iglesias ya mencionadas que se situaron de este modo debió utilizarse como acceso principal, no el de los pies -aunque se resolviese con una fachada ornamentada- sino una portada abierta en algún punto del muro de la nave lateral que miraba hacia el espacio público principal. De tal modo, la dirección del acceso resultó perpendicular a la de los espacios interiores longitudinales de las naves, es decir al eje litúrgico.
La volumetría
En las iglesias mudéjares de Andalucía y de Hispanoamérica se distinguen con claridad los distintos componentes funcionales o espaciales gracias a la combinación de los volúmenes que se corresponden con la nave única o las tres naves, con el presbiterio, con las capillas adicionadas y con la torre campanario. Es decir que la volumetría expresa con funcionalidad los espacios interiores; en cambio, en la arquitectura nórdica europea, la doble torre de las iglesias medievales fue el resultado de la preocupación por lograr la simetría de la fachada colocada a los pies de la iglesia como fondo del espacio que hacía posible su contemplación. En España, la torre-campanario doble del medioevo franco-castellano se ejemplifica en las catedrales de León y Burgos; en cambio, la catedral gótica de la Toledo mudéjar lleva una única torre. ¿Será porque estuvo edificada sobre la antigua mezquita e incluida en la estructura urbana islámica o por la falta de perspectiva para una segunda torre en la alta fachada del oeste o porque ambas razones se confunden en una?
Para cumplir con sus funciones de señalar visualmente la presencia urbana de la sala de oración y de anunciar acústicamente el momento de la oración coránica bastaba con la torre única del alminar; y como éste no requería de una posición canónica respecto del resto del edificio de la mezquita, al menos en Al-Andalus no le fue imprescindible una composición simétrica con respecto al patio y la sala de oración. Las iglesias mudéjares sevillanas, aprovechando a veces el volumen mismo o los cimientos del alminar preexistente, levantaron su torre-campanario como volumen yuxtapuesto al cuerpo de la iglesia en diversas posiciones relativas, predominando, sin embargo, la posición hacia los pies.
En Hispanoamérica, aun cuando la mayor parte de las iglesias mayores del s. XVI fue reemplazada por construcciones posteriores, todavía en los ejemplos más notables de catedrales colocadas de lado, como las de Quito, Sucre y Cochabamba, las torres solitarias de cada una de ellas, colocadas hacia los pies y hacia la plaza, siguen siendo hoy grandes mojones urbanos de los respectivos centros históricos.
En suma
La inserción urbana y, por consiguiente, el modo de resolverse el acceso al espacio interior, tanto en las iglesias mudéjares sevillanas como en buena parte de las iglesias hispanoamericanas del siglo XVI, ofrecen el mismo tipo de secuencia espacial, en la que la dirección del recorrido zigzaguea según una "directriz quebrada". La correspondencia entre funciones y volúmenes exteriores es otra característica común que donde mejor se expresa es en el mojón urbano aislado de la torre-campanario. Calificamos a estos aspectos arquitectónico-urbanísticos como mudéjares, dado que se trata de iglesias cristianas relacionadas con el espacio urbano de manera semejante a la de las mezquitas. En el caso de las iglesias sevillanas, el precedente es notorio: muchas de las nuevas construcciones, incluyendo la catedral, se habían edificado sobre las antiguas mezquitas; el alminar había sido aprovechado o había ofrecido el modelo para el nuevo campanario, el antiguo patio se había convertido en plaza o mercado y la qibla, en una dirección cercana al sur, se había reemplazado por la orientación del presbiterio hacia el este.
En Hispanoamérica, no existió tal precedente construido en el lugar, y es más que probable que tampoco hubiese alarifes mudéjares o moriscos responsables de las edificaciones, ni siquiera la peculiar dualidad de la sociedad andaluza, pero ya, para principios del siglo XVI éstas ya no eran condiciones necesarias para producir arquitectura mudéjar; el tipo "iglesia mudéjar" integraba la "Cultura de la Conquista", formando parte del patrimonio mental del español en América. Interpretamos como de raíz mudéjar esta inserción urbana en posición "de lado" hacia la plaza de las iglesias mayores de las principales ciudades hispanoamericanas fundadas en el siglo XVI, así como la ubicación en ese lado de la iglesia del acceso que tiende a convertirse en el privilegiado por el uso y, a veces, por la ornamentación. En muchos casos, el complemento del campanario único demuestra la indiferencia hacia la posibilidad monumental de la fachada de los pies que, a partir del siglo XVII, combinó la fachada de dos torres y acceso por el eje con el gran espacio de la plaza que permite su contemplación.
Finalmente, podemos preguntarnos si hay alguna evidencia acerca de que la ubicación de la iglesia de lado hacia la plaza formase parte de la mentalidad colectiva de los hombres del siglo XVI hispanoamericano.
Creemos que puede darse un primer paso hacia el conocimiento de la cuestión a partir de las famosas 38 imágenes de ciudades de Guaman Poma de Ayala. Más allá de la discutida identidad del autor, no cabe duda que el conjunto de las imágenes nos permite resumir la idea de la relación entre la iglesia y la plaza que tenía un altoperuano o un español residente en el Perú a fines del siglo XVI y principios del XVII. Sabemos que la mayor parte de esas imágenes no representaban con fidelidad a las ciudades que decían representar; es evidente que el autor de los dibujos se manejaba con estereotipos aunque no dejara de reflejar la importancia relativa de ciudades como Lima o Cuzco. Las plazas constituyeron el centro de atención del autor y, en 30 de las 38 imágenes de ciudades que se incluyen en la obra, la iglesia principal aparece de lado, con una torre y proporciones y aberturas que parecen indicar iglesias mudéjares de una sola nave. Entre las ciudades así representadas están Bogotá, Quito, Rio Bamba, Cuenca, Trujillo, Guayaquil, Cartagena, Lima, El Callao, Arequipa, Potosí y Chuquisaca. De las restantes imágenes, en cuatro casos no es fácil distinguir la relación iglesia-plaza y en los otros cuatro -Atres, Caxamarca, Paita y Puertoviejo- la ancha iglesia tiene sus pies a la plaza y dos torres dispuestas simétricamente. Si tenemos en cuenta que 1615 es la fecha aproximada de terminación del manuscrito, estos últimos cuatro casos podrían estar reflejando el conocimiento que el dibujante tendría del nuevo edificio catedralicio de Lima que se estaba levantando con los pies hacia la plaza desde alrededor de 1570 y que se inaugurara parcialmente en 1606. Guaman Poma de Ayala habría sido uno de los testigos del cambio fundamental que se estaba produciendo, tanto en Lima como en México con sus nuevas catedrales. En efecto, para 1615 -fecha presunta del fallecimiento de Guaman Poma- largos procesos de construcción en ambas capitales virreinales ya dejaban ver lo que serían, finalmente, dos grandes catedrales, según los modelos de Jaén y Valladolid, con sus grandes fachadas de los pies enmarcadas entre dos torres y mirando hacia la plaza.
NOTAS (49 ICA, HIST 16, A. Nicolini)
1. Salcedo, Jaime, El modelo urbano aplicado a la América Española: su génesis y desarrollo teórico práctico. En Estudios sobre urbanismo latinoamericano. Siglos XVI al XVIII. Junta de Andalucía. Sevilla, 1990.
2. Op. cit., p. 24.
3. Nicolini, Alberto, Urbanismo mudéjar en España e Iberoamérica. En el VII Simposio Internacional de Mudejarismo. Instituto de estudios Turolenses. Teruel, septiembre ,1996
4. Passini, Jean, "Essai de tipologie des églises du chemin de St-Jacques-de-Compostelle". En Storia della Città", nº 23, 1982. Pp.5-16.
5. Palm, Erwin Walter, "Los Monumentos Arquitectónicos de la Española. Con una introducción a América". Tomo II. Universidad de Santo Domingo. Ciudad Trujillo. 1955. Pp. 25-31
6. Chueca Goitía, Fernando y Leopoldo Torres Balbás, "Planos de ciudades Iberoamericanas y Filipinas existentes en el Archivo de Indias". Instituto de Estudios de Administración Local. Tomo I. Láminas. Madrid, 1951. Planos 62 y 65, en pp. 58 y 61.
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26. Aguilera, op. cit. P. 53.
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