49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA) |
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Quito Ecuador7-11 julio 1997 |
Silvia Ratto
Violencia, Cultura Y Relaciones De Poder. La Conformacion De Un Sistema Interetnico Al Sur Del Rio Salado (1829-1852)
Por: Silvia Ratto (Conicet-Uba)
CONICET - UBA
INTRODUCCION
Durante los gobiernos sucesivos de Juan Manuel de Rosas en la provincia de Buenos Aires (1829-1852) la antigua política pacífica con los indígenas que contemplaba la entrega de obsequios, llegó a su máxima expresión con la implementación de un sistema regular al que se dio el nombre de Negocio pacífico de indios. Una vez que la parcialidad, mediante acuerdos de no agresión, ingresaba al sistema, comenzaba a recibir con distinta frecuencia y en cantidades diferenciales según el grupo de que se tratara, las raciones del gobierno. Precisamente la peculiaridad de la política pacífica implementada por Rosas se basó en que, por primera vez se consagró un rubro particular del presupuesto provincial para sostener ese sistema.
El negocio pacífico incluía dos mecánicas diferentes de relación con los indios amigos. Mientras algunos grupos realizaban pactos de no agresión con el gobierno manteniendo su asentamiento tradicional (a los que llamamos tribus aliadas), otras parcialidades por motivos diferentes, se avenían a situarse sobre la línea de frontera a inmediaciones de algún fuerte donde pudieran ser controladas a la vez que prestar servicios militares cuando fuesen requeridos. A estos grupos nos referiremos como tribus amigas.
Las tribus que se acogieron a la protección de la frontera debieron abandonar, junto con su lugar de asentamiento, distintas prácticas que los relacionaban con la sociedad criolla en un "plano de relativa igualdad dado por la autonomía territorial y política de los indígenas" (Palermo 1991). El objetivo de este trabajo es presentar el sistema de relaciones que se estableció entre los grupos indígenas que se asentaron en la frontera y la sociedad provincial, sistema en el cual los primeros perdieron su independencia territorial, sufrieron modificaciones en sus patrones de subsistencia e intromisiones en su estructura de poder.
Analizar este tema solamente desde el punto de vista de las políticas indígenas desarrolladas por el gobierno provincial hace correr el peligro de considerar a los indígenas como sujetos pasivos. Por el contrario, consideramos que es imprescindible para comprender el funcionamiento del negocio pacífico, conocer cuáles eran los acontecimientos que se estaban produciendo en el interior de la sociedad indígena en el área panaraucana.
Las fuentes utilizadas pertenecen a la Secretaría de Rosas existente en el Archivo General de la Nación ( en adelante AGN).
Situación
económica y política de las tribus pampeanas al iniciarse el siglo XIX
La introducción de ganado europeo había producido importantes modificaciones sobre la población indígena. Si el caballo amplió las posibilidades de movimiento y modificó los patrones de caza, las otras especies también fueron adoptadas produciendo importantes cambios en la dieta y actividades de las tribus. Además del ganado, otros bienes como harina, yerba, bebidas alcoholicas, etc. fueron incorporándose, produciendo una dependencia que llevó a que las tribus indígenas se especializaran en determinadas actividades para la obtencion de articulos pasibles de ser intercambiados en las regiones fronterizas.
Dentro de esos procesos de especialización puede mencionarse un nucleo dedicado a una economía pastoril altamente especializada ubicado entre las sierras de Tandil y Ventana. Este modelo que respondería al ecotipo de "nomadismo pastoril" enunciado por Sahlins tiene dos aspectos fundamentales: la cría de ganado que implica un movimiento estacional en busca de pastos y agua y una vinculación estrecha con poblaciones sedentarias de las que obtienen otro tipo de bienes. Respondiendo a este modelo, la economía de las tribus pampeanas se estructuraba en distintos ciclos económicos. Uno circunscripto a actividades destinadas a proveer a las necesidades de las tolderías: pastoreo de ganado (vacuno, caballar, ovino), recolección y caza, prácticas agrícolas, producción de tipo artesanal y tejido (que proveía un importante rubro de comercio). Otro circuito económico se vinculaba al tráfico de ganado hacia Chile abarcando una serie de actividades vinculadas con la circulación y los intercambios derivados del mismo . Y finalmente un ultimo ciclo vinculaba a las tribus con la sociedad blanca tanto en su vertiente bonaerense como chilena (Mandrini 1987, Palermo 1988).
Sobre este panorama, y fundamentalmente a partir del siglo XVIII se produjeron migraciones de indígenas chilenos que en ocasiones finalizaron en la instalación de esos grupos en las pampas. Las expediciones de caza desde Chile hacia las pampas se remontaban a la época de la Guerra de Arauco y estaban motivadas por la necesidad de conseguir nuevos recursos económicos para mantener a los guerreros y sus familias. Finalizada la guerra y cuando las relaciones fronterizas comenzaron a descansar en mayor medida en vínculos pacíficos, el crecimiento demográfico de las tribus mantuvo la necesidad de procurarse ganado mas alla de la cordillera. Cuando se produjo el agotamiento del ganado cimarrón las expediciones de caza se transformaron en malocas cuyo centro de operaciones fueron las estancias de Mendoza y Buenos Aires convirtiéndose en fenómenos periódicos a partir de 1750. Estas malocas se caracterizaron por la alianza de las tribus provenientes de Chile con los indígenas originarios de las pampas. Sin embargo la alianza probaría prontamente sus límites para los pampinos. Presionados por los contingentes provenientes de la Araucanía para acompañar las malocas, las tribus pampas recibían luego los embates de las fuerzas españoles que, obviamente, se descargaba sobre los asentamientos que daban refugio a los maloqueros. Esta doble presión llevó a la ruptura de la alianza por algunos jefes pampas (Leon Solis 1991).
Creemos que, precisamente estas migraciones chilenas fueron el origen de que varias tribus decidieran aceptar las propuestas del gobierno bonaerense para ingresar al negocio pacífico.
Condición de las
tribus al ingresar al negocio pacífico
La instalación de las tribus amigas en la frontera tenía dos objetivos: servir como barrera de contención en caso de peligro externo y concentrarlos en solamente tres puntos. Las tribus que aceptaran esas condiciones recibirían raciones mensuales (AGN, X, 24.5.3A). La orden de Rosas de fecha 31 de agosto de 1831 que puede ser considerada como documento fundador de la nueva etapa del negocio pacífico exigía que las tribus se situaran en los alrededores de tres fuertes: Tapalqué, Independencia y Laguna Blanca o Bahía Blanca.. Sin embargo no todas las parcialidades que ingresaron al sistema cumplieron con esta exigencia sino que algunas permanecieron en sus asentamientos mas alla de la frontera percibiendo de todas formas las raciones del gobierno por su compromiso de impedir incursiones a los establecimientos de campaña. Fue el caso de la tribu borogana hasta 1836 y de Calfucurá, que permanecieron en Salinas Grandes.
La exigencia de Rosas de fijar a los indios a un determinado espacio chocaria con el patrón de subsistencia de los grupos que, centrados en el pastoreo de ganado y la caza implicaba continuos desplazamientos. Así lo expresaba el comandante del fuerte Independencia ya que la indiada de las inmediaciones no quería estar reunida como se prevenía en la orden del 31 de agosto "por tener sus majadas de ovejas y algunas vacas, sino que andan en continuo movimiento buscando los mejores lugares en los dos arroyos que corren a uno y otro lado del fuerte y seguramente hasta una legua de distancia a diferentes lados hay tolderías apostadas" (24.7.3)
Para lograr el asentamiento de la tribu cobraba importancia el incentivar la realización de actividades fijas como la agricultura y el empleo de los indios como mano de obra (salinas, estancias) . Pero la asignación de un espacio en las cercanías de un fuerte no aseguraba una vinculación estable de la tribu con la tierra. En algunos casos las parcialidades eran ubicadas en terrenos ya mensurados con el riesgo que implicaba de que en algun momento fueran reclamados por su propietario. En 1832 el cacique Marinecul apostado sobre el Arroyo Grande (Napaleufú), ante la llegada de comisionados del gobierno con el objeto de mensurar los campos se opuso abiertamente impidiendo la operación. Ante la denuncia del coronel Del Valle, Rosas ordenó que se le hiciera presente al cacique que "los demas indios amigos viven en campos mensurados y nadie les incomoda; que si se empeña en estorbar la mensura S.E. lo considerara como enemigo" (24.5.4) La respuesta de otros caciques amigos ante la actitud de Marinecul es coincidente con la de Rosas por lo que puede plantearse que los indigenas eran conscientes de la pérdida de su independencia territorial.
En julio de 1835 el comandante de Independencia notificaba que el campo ocupado por los indios había sido solicitado por un hacendado por ser de su propiedad y estar poblando un puesto en la zona con la intención de seguir adelantando la ocupación. Al mudar constantemente de sitio los indios por buscar los mejores pastos el campo esta bastante talado y por ello van poblando entre las sierras "y estos [campos] ya son agenos".
En otros casos eran los mismos caciques los que solicitaban el traslado de la tribu por el avance de las estancias. El cacique Venancio Coñuepan asentado a inmediaciones del arroyo Azul pidió trasladarse a Bahía Blanca porque el crecimiento del pueblo estaba "invadiendo las tolderías" (AGN,X,24.8.2). En julio de 1835, el comandante del Fuerte Independencia notificaba que el avance de las estancias estaba comprimiendo el espacio ocupado por los indios (AGN,X,25.1.4A). Un nuevo traslado de población indígena se produjo a fines del año 1839 cuando, a consecuencia de la revolución de los libres del sur, el fuerte Independencia fue ocupado por los sublevados. Los indios amigos asentados en los alrededores abandonaron el sitio y se unieron a las fuerzas combinadas que se estaban reuniendo en Tapalqué. Sin embargo, una vez tomado el fuerte, los indios no quisieron regresar y prefirieron unirse a las parcialidades pampas de Tapalqué.
En qué condiciones se encontraban las tribus que decidieron instalarse en la zona fronteriza? De norte a sur éstas eran la de Llanquelén en el Fuerte Federación, las de los caciques pampas Catriel y Cachul en Tapalqué y la del cacique chileno Venancio en el fuerte de Bahía Blanca.
El cacique ranquel Llanquelen era considerado en 1814 uno de los caciques fronterizos más fieles por parte de las autoridades de la provincia de Córdoba lo que hace referencia a su temprana desvinculación del tronco original de la tribu y su elección de aliarse al gobierno provincial. Dos años más tarde y respondiendo a su pedido, las autoridades provinciales le extendieron un pasaporte para dirigirse a Buenos Aires junto con una recomendación al Director Supremo en donde se informaba "la bondad y onrades con que se porta". No resulta claro qué relación entablaría el cacique con esta provincia, lo que se ve es la percepción que tenían los indígenas sobre la existencia de distintos poderes "blancos" que les posibilitaba jugar con sus alianzas. En 1822 aún permanecía en la frontera cordobesa pero implicado en negociaciones con el cacique Negro y otros chilenos para incursionar sobre esa provincia y San Luis. Lo cierto es que cinco años más tarde su elección por Buenos Aires se hizo más evidente ya que participó en las negociaciones de paz iniciadas por Rosas, producto de las cuales se acordó su instalación en las cercanías del fuerte Federación.
La situación de la tribu al pactar con el gobierno era de extrema pobreza. En un informe realizado por el comandante Angel Pacheco en 1831 sobre el estado de la tribu se contaban "poco menos de dos cientos indios, un numero considerable de criaturas, siete cautivas grandes y como treinta chicos, no hay mas que diez lanzas entre toda la gente" y en cuanto a los recursos "solo tienen como 400 caballos, cien vacas, poco mas de 400 ovejas y otras tantas cabras, yeguas ninguna y de todo lo demas muy pobres" (AGN,X,24.5.2)
Las tratativas del gobierno con los caciques pampas Catriel y Cachul era de larga data. En 1822, en la comisión de García a la sierra de la Ventana, figuraban entre los jefes indígenas que concurrieron el parlamento. La situación de las parcialidades pampas en en los inicios de la decada del 20 era poco acogedora. El ingreso cada vez más frecuente de indios chilenos a las pampas con el objetivo de obtener ganado los enfrentaba a un doble peligro. Tener que soportar las expediciones punitivas de las fuerzas provinciales que, persiguiendo a los invasores, con frecuencia no discriminaban entre chilenos y pampas en sus ataques y las incursiones de los mismos chilenos. Ante esta situación una alianza con el gobierno bonaerense les garantizaba estar a salvo de los dos enemigos.
No se disponen de datos de población para esta fecha, pero cuatro años más tarde de su instalación dentro de la frontera un censo realizado en las tolderías consignaba que la población bajo el mando de Catriel era de 1.736 almas compuestas de 520 hombres de pelea, 672 mujeres y 543 jóvenes; bajo el mando de Cachul existían 149 conas, 158 mujeres y 126 muchachos/as 344. Como se ve, fundamentalmente en el primer caso, la estructura poblacional era bastante irregular reflejando que se trataba de grupos que habían perdido gran cantidad de hombres en edad madura posiblemente en enfrentamientos tanto intertribales como con los ejércitos provinciales.
El ingreso e instalación de Venancio Coñuepan en las pampas ha sido exhaustivamente estudiado por D. Villar y J.F. Jimenez. Los autores consignan que Venancio, cacique mapuche originario de Piuchén ingresaría a las pampas a mediados de la década de 1820 integrando una coalición que reconocía tres bloques definidos: uno conformado por soldados chilenos y liderado por Juan de Dios Montero y dos grupos indígenas uno delos cuales se encontraba bajo las ordenes de Venancio. Este contingente estaba conformado principalmente por hombres de pelea ya que el objetivo declarado del mismo era atacar a los hermanos Pincheira que habían cruzado la cordillera. La escasez de mujeres y la falta de alimentos para sostener un grupo tan numeroso (las estimaciones de distintos autores mencionan un millar de personas) frustró la posibilidad de establecer una base territorial propia y de generar una estrategia de reproducción. La presión de otras grupos, particularmente de la coalición Pincheira-boroganos aceleró la ruptura de la alianza. Mientras un sector indígena regresó a Chile, los otros "resignan su autonomía y refuerzan un acercamiento a los blancos".
Teniendo en cuenta las circunstancias en que las distintas tribus ingresaron al negocio pacífico (debilidad económica, aislamiento con respecto a otras parcialidades, conflictos intertribales) es factible plantear que estas parcialidades llegaban a las negociaciones en una situación crítica que las colocaba en una situación de desventaja.
En resumen, este sistema implementado por el gobierno captaba a tribus agotadas en sus recursos y perseguidas por sus enemigos a las que obviamente les seducía la posibilidad de obtener protección y ayuda económica . De esto se desprende que la capacidad de negociación de estos grupos era muy limitada por lo que este sistema se estructuraba en términos de desigualdad. Esto lleva a que analiticamente y siguiendo a Cardoso, se podría caracterizar al sistema de vinculación entre el gobierno provincial y las tribus amigas como un sistema interétnico. Este modelo de análisis presupone la union de dos poblaciones que aun teniendo objetivos diametralmente opuestos crean una relacion de interdependencia. Esta relacion no se da en terminos de igualdad a pesar de la dependencia mutua que tienen los grupos en determinadas esferas sino que un segmento del sistema se halla subordinado al otro (Cardoso de Oliveira 1968:341). Además, esta dualidad de complementariedad y oposicion lleva a que la situación de contacto se realice en términos de fricción interétnica entendida como "el carácter conflictivo de las relaciones interétnicas moldeadas por una estructura de subordinacióndominación" (Cardoso de Oliveira 1977:285) y que en este caso estaría representado por los frecuentes roces en la frontera, incursiones en los respectivos territorios, robos en las estancias y rompimiento de tratados.
Para Cardoso el sistema interétnico presenta tres niveles de analisis que representan los segmentos mas determinantes de su funcionamiento: el nivel economico, el social y el politico
ARTICULACION ECONOMICA
El análisis del mecanismo de integración a nivel económico intenta establecer el grado de dependencia mutua de los grupos en contacto. Así, es posible reconocer la dependencia del indio de los recursos económicos puestos a su alcance por el blanco a la vez que la dependencia del blanco de los recursos económicos puestos a su alcance por el indio. En otras palabras, el indio posiblemente dependa del suministro de materia prima y el blanco dependa de los bienes manufacturados del indio (Cardoso de Oliveira 1968:344).
Los indígenas recibían mensualmente una cantidad de yeguas para consumo acorde con la población existente en las tolderías. Estas raciones constituían la base de la compensación que el gobierno asignaba por la tarea de defensa que cumplían estas parcialidades. Con ello se buscaba aportar el elemento mas importante de su dieta y alejar "en teoría" el peligro de las incursiones sobre las estancias fronterizas. En teoría porque las denuncias sobre el robo de ganado por parte de los estancieros y de los comandantes de frontera se mantuvieron durante todo el período . Aún así, estas remesas no parecen haber constituido una dependencia extrema de los indigenas.
El ganado les proveía de cuero, elemento esencial para las necesidades internas de las tolderías, pero además, uno de los principales artículos de comercio con la sociedad fronteriza. La importancia de este rubro llegaba al punto que algunos indígenas vendían 'hasta los cueros raspados que les serbian en los toldos". La significación que el mismo gobierno daba a este rubro de intercambio puede seguirse del pleito entablado por José Balcarce como consecuencia del incumplimiento de un contrato celebrado a fines de 1833 para el abastecimiento de ganado yeguarizo a las tribus asentadas en Tapalqué. Uno de los artículos del acuerdo garantizaba a Balcarce la entrega de los cueros del ganado que daba como provisón. Ante la negativa de los indios de entregarlos se revirtió la disposición permitiendose a las parcialidades quedarse con ellos "para formar sus Toldos, para hacer sus riendas, fiadores y maneas y otras clases de trenzados que estos hacen para vender y el que no quiere emplearlo en esto ... se le ha permitido venderlo " (AGN,X,24.8.5).
La dependencia del ganado de ración no implicaba que fuera el único elemento que constituía la dieta de las tribus ni que las remesas bastaran para la subsistencia de la tribu. La existencia de distintas actividades productivas en las tolderías demuestra que no fue así. Poco despues de instalarse sobre la linea de frontera, los Caciques Catriel y Cachul solicitaban a Rosas el envío de lana para repartir entre las familias de la tribu para que "de este modo trabajen y puedan comprar algunos caballos" (AGN,X,24.1.3).
La actividad de caza igualmente les proveía de alimento y rubros de intercambio, fundamentalmente cueros y plumas. En este caso las boleadas eran aprovechadas por el gobierno para reconocimiento del terreno y aviso de novedades. Es así que se ordenaba a las partidas indígenas para "que las correrías las hagan hacia afuera ... porque sirven de descubierta" (AGN,X,25.3.2).Los indios de Federación debían, al salir a bolear reconocer y apresar a cualquier partida de cristianos que estuviera sin seña (AGN,X,24.5.2)
La práctica agrícola pudo ser constatada en todos los asentamientos, con excepción de los indios de Fuerte Mayo. Esta actividad si bien en algunos casos puede ser entendida como el mantenimiento de un patrón ya existente en estos grupos antes de su instalación en la frontera , en otros es evidente que respondía a una tarea introducida a instancias del gobierno para lograr la sedentarización de las tribus. Esta práctica, por otra parte, llevaría a que las tribus no dependieran exclusivamente de las yeguas de ración para su alimentación. Además de enseñar la tarea, el gobierno proveía los útiles de labranza . En agosto de 1831 se envia al lenguaraz Jose Antonio Cornejo a Federación "para enseñarles a los indios la siembra de cereales" para lo cual debían contratar un hombre entendido en siembra y cosechas y comprar los implementos y semillas necesarias (AGN,VII,10.4.14).
Los logros de esta actividad "civilizadora" eran comentados por el comandante de Tapalque en 1834 para quien "El cacique Reilef es ombre de mucho juicio y laborioso tiene una chacra vastante grande de mais, porotos, sapallos, papas y otra porcion de cosas y sus indios casi todos trabajan y ningun vecino de Azul se queja de ellos" (AGN,X,43.1.2, subrayado nuestro)
Otra actividad que contaba con la promoción del gobierno era la textil reflejada por la constante referencia de Rosas de que las chinas tuvieran lana "con que trabajar" (AGN,X, 25.3.2). El negocio pacífico incluía una red de obsequios particulares que respetaba estrictamente la escala jerárquica dentro de las tribus en donde el ganado ovino tenía una gran importancia. Además de estas entregas era frecuente el envío de lana a las tolderías .
Cueros yeguarizos y sus derivados, cueros de otros animales obtenidos por la caza, tejidos, todos estos bienes constituían rubros de intercambio. La magnitud de este comercio asombraba a los mismos funcionarios de campaña por lo que se intentó implemantar medidas para su control. Dentro de esta política se mantuvo la práctica de alquilar "corralones" para alojamiento de las partidas indígenas durante el tiempo que demandaran sus actividades de intercambio. El acompañamiento de las comitivas por milicianos y la supervisión de los cambios perseguían fundamentalmente evitar el robo de ganado tanto de las partidas de indígenas como de pobladores de la campaña que comerciaban ganado robado por productos indígenas . El comandante del fuerte Mayo informaba a Rosas que las partidas de comercio que partían desde ese fuerte hacia el interior de la provincia
"van acompañadas con un miliciano de ese destino llevando el miliciano su pasaporte enel cual se expresa el modo en que han de llevarse a caso sus ventas los indios que han de ser siempre en presencia de un teniente alcalde o en su defecto ... de un hacendado capitalista que la pie del pasaporte debe poner su firma, que los cambios que se han hecho con losindios sean legales y de este modo se evite que vendan en el cambio caballos ajenos"(AGN,X,24.9.5)
Existían cuatro zonas en la campaña bonaerense que recibían con mayor frecuencia a las partidas de comercio indígena: Monte, Lujan, Lobos y las chacras cercanas al río Salado donde solicitaban preferentemente lana, fruta y maiz. En mayo de 1835 el comandante de Tapalque informaba que "casi no hay día que estos [indios] no soliciten pase para las chacras y estancias del Monte o Lobos a traer frutas o otros a traer lana alegando que viene el invierno y no tienen con que cubrir a sus hijos. (AGN,X,25.3.2) .
Sin lugar a dudas la articulación más disruptiva en este sistema fue la utilización de los indios como mano de obra. El empleo de peones indios no es algo nuevo para la época sino que fue una característica intrínseca de los contactos pacíficos entre las dos sociedades en toda América. En esta zona, la escasa y dispersa población impidió el establecimiento de encomiendas que, en otras zonas de América jugó un rol fundamental como proveedora de mano de obra para la economía colonial. Los trabajadores indios existentes en la ciudad eran prisioneros hechos en las tan frecuentes contiendas militares. Este tipo de trabajadores no podían ser utilizados en el campo por la posibilidad que les brindaba la zona para escapar. Aquí los hacendados debieron hacer gala de sus dotes de negociadores personales para conquistar la buena voluntad de algunas parcialidades y obtener asi algunos trabajadores.
Pero lo que se modifica en esta oportunidad es que por primera vez el Estado toma la iniciativa de subordinar una cantidad significativa de población indígena que cumpliera, entre otros roles, el de "depósito" de fuerza de trabajo. Durante las tratativas de paz llevadas a cabo por Rosas en 1828 a aquellos indios que optaran por vivir en el interior de la frontera y decidieran servir como mano de obra se les entregaba un documento (similar a la papeleta de conchabo para los pobladores de la campaña) para que no fueran obligados a servir en las milicias
Sin embargo, el empleo de indios como peones rurales no dejaba de tener sus peligros. Por una parte la cotidianeidad del trabajo rural podía llevar al abandono de la función de milicias con el consiguiente perjuicio para la seguridad de la frontera. En 1836 informaba el comandante Echeverría de Tapalqué que en la campaña contra unos invasores chilenos se había producido la muerte de varios indígenas amigos debido a que "Estos indios viven conchabados por las estancias y estan muy echos a esa vida" (AGN,X,25.6.5).
El otro peligro derivaba de la posiblidad de que los hacendados hicieran uso de esta mano de obra y consiguieran captar la confianza de los indios, hecho que no escapaba a Rosas. Durante la revolución de los libres del sur producida a fines del año 1839 los indios que habitaban a inmediaciones del fuerte Independencia aprovechando la confusión reinante se apoderaron de gran cantidad de ganado, parte del cual era propiedad de hacendados fieles al régimen. Mientras el comandante de Tapalque intentaba insistentemente presionar a los indios para que entregaran las haciendas robadas con la orden de que ni en el punto ni en otros de la campaña se permita la compra de cueros a los indios, para el gobernador el balance que debía sacarse del desempeño de los indios no era el robo de ganado a algunos federales sino el auxilio prestado para vencer a los unitarios que se habían posisionado en el fuerte Independencia, aún de aquellos mismos indios que habían servido como peones en las estancias de unitarios.(AGN,X,25.6.5)
La distancia entre un trabajo cohercitivo, integrante de las obligaciones impuestas a estos grupos y la libre decisión del indígena de conchabarse es muy difícil de establecer. En este último caso hay que tener en cuenta que la frontera no funcionaba solamente como válvula de escape para la población blanca sino que también habría cumplido la misma función para los indígenas .
Cuáles habrían sido los incentivos paa que los indios abandonaran su tribu?. En ciertos casos la frontera brindaba protección. Así, en septiembre de 1837 el comandante de Tapalqué informaba que el temor que algunas familias tenían a su cacique Cachul había llevado a que varias de ellas se alejaran del cantón internándose en la campaña (AGN,X,5.5.1). La posibilidad de "refugiarse" en la frontera fue utilizada por otros indígenas de Tapalqué. Ante la epidemia de viruela que en 1837 atacó a varios asentamientos de la frontera, algunos grupos se internaron en la provincia buscando ponerse a salvo de la enfermedad. Ante la dispersión de los indígenas Rosas solicitó a Cachul y Catriel que los indios pertenecientes a su tribu "que andan desparramados por las estancias es necesario los hagan volver a Tapalque ... como estaban antes para atender a lo que sea preciso porque no es bueno que anden dispersos". Poco despues Cachul notificaba que "mando [chasques] en cumplimiento de dicha orden a Camaron, Ciago, Monte y Lobos que es donde hay muchas tolderías y que estos se niegan a la obediencia no queriendo benir" (AGN,X,25.5.1)
Otro factor de atracción era simplemente la posibilidad de insertarse en la economía blanca mediante el trabajo en las estancias con la consiguiente obtención de dinero para la compra de bienes. Dentro de esta vía se puede distinguir el trabajo estacional y la instalación permanente de grupos dentro de las estancias, lo que haría referencia a cierta desmembración de la tribu. Como ejemplos del primer caso, tanto los indios del Fuerte Independencia como los de Tapalqué se conchababan en las estancias de las inmediaciones de los fuertes . Los hacendados habrían intentado establecer medios para revertir esta estacionalidad del trabajo mediante el expediente de endeudar a los indígenas a través de la entrega adelantada de dinero para obligarlos a mantenerse en el establecimiento. Pero esta estrategia no produjo los efectos deseados ya que los indios abandonaban igualmente la estancia con la deuda pendiente.
Hay casos en que se produjo la instalación de grupos en las estancias. La posibilidad de migrar en familia habría estimulado a algunos sectores a abandonar su tribu de la misma manera que, las condiciones brindadas por los estancieros para asegurar esta instalación en donde los grupos familiares mantenían una separación física del resto del personal de la estancia, lo que haría referencia al mantenimiento de sus costumbres de vida pudiendo también acceder a la posesión de animales y tierras .
ARTICULACION SOCIAL
La articulación social hace referencia a la capacidad de los grupos en contacto de mantener un mínimo de organización que le permita movilizar sus componentes y orientarlos a sus fines. Para Cardoso de Oliveira estos fines tienden a identificarse con los objetivos económicos de los grupos. Ahora bien, cuáles fueron las metas que se propusieron gobierno e indios amigos al concertar el negocio pacífico.
El objetivo del gobierno se limitó a la integración de los indios amigos al sistema productivo de la economía provincial mediante su utilización como mano de obra o incentivando determinadas actividades que pautaban rubros de intercambio. No hubo, por el contrario, intención por asimilarlos a la sociedad. Por su parte, los objetivos básicos de las tribus amigas fueron la recuperación económica a traves de la percepción de raciones y la protección de grupos rivales mediante su asentamiento a inmediaciones de los fuertes fronterizos. La intención del gobierno en convertir a las tribus amigas en depósitos de trabajadores rurales y la misma atracción que podía provocar la frontera para algunos indígenas podía ser contrarrestada en aquellos grupos donde el poder del cacique era lo suficientemente fuerte para mantener unida a la parcialidad. En otras palabras, nos preguntamos si estos grupos tenían la cohesión necesaria para resistir las fuerzas desmembradoras que provenían de la sociedad blanca.
Para analizar el grado de cohesión social existente en estos grupos, se analizarán dos aspectos específicos: las implicancias del sistema de raciones en el interior de las tribus y de la política de alianzas intertribales practicada por ellas.
Sistema de
raciones
Una de las cuestiones que ha desatado fuertes polémicas dentro de la antropología política se refiere a las vías por las cuales se produce la diferenciación interna dentro de una sociedad igualitaria o tribal dando paso a una sociedad de jefatura. En estas discusiones la posición que gozó de mayor popularidad y reunió mas adeptos fue la que ponía el énfasis en la función redistributiva del cacique planteando que, al convertirse en centro de captación y posterior distribución de bienes, la autoridad indígena adquiría un creciente poder sobre su gente. Esta también, ha sido la posición dominante en la historigrafía argentina al hacer referencia a los resultados de la política indígena de Rosas. Según esta posición, si bien la misma produjo una relativa paz en la campaña bonaerense, la entrega de raciones a las tribus permitió incrementar el poderío de los grupos indígenas por lo cual, al caer el sistema rosista, la provincia se encontró ante una formidable fuerza hostil.
Los autores que se refieren al incremento del poderío indígena tienen en mente el caso del cacique Calfucurá con su intento de crear una Confederación indígena. Pero un aspecto clave para el problema que nos planteamos es que el negocio pacífico, como ya se ha señalado, incluía dos mecánicas diferentes de relación con los indios amigos. Mientras algunos grupos realizaban pactos de no agresión con el gobierno manteniendo su asentamiento tradicional (tal el caso de Calfucurá), otras parcialidades por motivos diferentes, se avenían a situarse sobre la línea de frontera a inmediaciones de algún fuerte donde pudieran ser controladas a la vez que prestar servicios militares cuando fuesen requeridos. Teniendo en cuenta esta diferenciación sostenemos que las raciones no tuvieron la misma repercusión en el interior de los dos tipos de grupos. En las etnías que pernamecieron en las pampas, la distribución de los bienes era realizada por el cacique y podía ser utilizada para conformar o reforzar vínculos intertribales. No ocurría lo mismo con las tribus asentadas en la frontera donde el Estado provincial aplicaba su control sobre determinadas áreas siendo una de ellas, precisamente, la distribución de raciones (Ratto 1997).
Como se ha visto, penuria económica, conflictos intertribales, y desequilibrios en la población, eran factores comunes en estas tribus amigas y que precisamente habrían llevado a estos grupos a interesarse por ingresar al negocio pacífico. La percepción de raciones y la defensa de sus enemigos eran ofertas tentadoras para la situación que estaban viviendo. Sería factible plantear que, precisamente al presentarse el acuerdo con el gobierno como una solución a los problemas mas acuciantes de la parcialidad, el cacique de la misma haya aumentado la estima dentro del grupo. En efecto, el acuerdo logrado por el cacique, al implicar la posibilidad de un mejoramiento económico por parte del grupo habría llevado a un fortalecimiento de su autoridad. Cómo incidió sobre este panorama el sistema de raciones?.
El ganado entregado por el gobierno fue el artículo más importante para la recuperación económica y subsistencia de las tribus. Siendo su entrega regular, es de imaginar que en su distribución interna se reflejaría más nítidamente el posible papel redistributivo del cacique. Comenzando por el inicio de la cadena, resulta fundamental conocer los medios por los que se establecía el número de animales para cada grupo. En la década de 1870 Alvaro Barros denunciaba los abusos cometidos en la proveeduría de bienes a los indios amigos y relataba que cada indio recibía segun su categoría y número de familia, ajuste que realizaba el comandante del fuerte "con acuerdo de su cacique". De manera que en este caso la autoridad tribal tenía en sus manos la posibilidad de discriminar creando o incentivando jerarquías internas.
Durante el período rosista la situación fue totalmente diferente ya que la entrega regular de animales no guardaba una relación tan estrecha con la jerarquía de los indios en la tribu sino que, las cantidades entregadas guardaban estrecha relacion con el número de indios existentes en cada toldería. Para ello, Rosas requería de los comandantes de los fuertes el envio de una nomina con la cantidad de indigenas a racionar realizandose el calculo de 1 res diaria por cada 150 personas. De ahí que, ante el incremento de la población, el gobernador decidiera unilateralmente aumentar el número de cabezas yeguarizas a entregar . De manera similar, cuando la población de alguna toldería disminuía momentaneamente por algun movimiento de partidas, el comandante del Fuerte disminuía el número de yeguas de ración en función de la menor cantidad de indios a mantener . De todas maneras la proporción de ganado/hombre podía modificarse en función de la "buena comportación" de los indios. Así, en septiembre de 1836 se establecía que los indios boroganos de Fuerte Mayo recibirían 1 res diaria entre 50 y 70 bocas.
Aún cuando en la determinación de las cantidades no le competía al cacique establecer los montos, recibidas las yeguas en las tolderías quedaba la posibilidad de que actuara como distribuidor de las mismas. Pero aquí nuevamente la intervención de las autoridades provinciales se sobrepuso a la autoridad cacical. El hecho de que ésta discriminara en la distribucion interna de los bienes con la consiguiente posibilidad de que se creara un grupo de descontentos en la tribu era un peligro que Rosas no estaba dispuesto a correr. De ahí que aún el reparto de raciones dentro de las tribus fuera considerada una tarea que debía contar con la fiscalización de los comandantes de frontera. En casi todos los casos analizados existió la tendencia de acaparamiento de bienes por parte de los caciques y la reacción del gobierno por corregir lo que se consideraba "un desorden".
Pero el sistema de raciones no se limitaba a la entrega mensual de ganado yeguarizo sino que incluía el reparto de artículos de consumo y vestimenta en distintas coyunturas. La más regular era la entrega bimestral de estos bienes a las tribus asentadas en las cercanías de Tapalqué que incluía raciones personales a cada jerarquía tribal y raciones generales para el resto de los indios. El análisis de los envíos personales refleja claramente la discriminación en cantidad y tipo de bien entregado en concordancia con las jerarquías internas. Sin embargo llama la atención, fundamentalmente en los artículos de vestimenta, que no existían patrones fijos sobre lo que correspondía entregar a cada categoría indígena, tal bien y en tal cantidad para los caciques y así sucesivamente. Por el contrario, la diversidad que puede observarse sugiere que el envío no estaba solamente pautado por la posición del indio receptor en la estructura jerárquica de la tribu sino también por las necesidades particulares de cada uno de ellos.
Las raciones bimestrales no eran la única posibilidad que tenían los indios del común de acceder a bienes de la economía blanca. Entrega de cautivos, formación de comitivas para actividades comerciales o parlamentarias, todas ellas eran ocasiones posibles para la percepción de bienes. En estos casos los artículos se entregaban a cada indio, china y muchacho esta vez sí, según cantidades rígidamente estipuladas. A las personas que encabezaban las comitivas, evidentemente indios de representación en la tribu se le agregaban otros bienes, principalmente prendas de vestir, cuchillos, azadores, cuchillos, etc. Pero también en estos momentos, además de los artículos de rigor, surgía la tendencia a conformar pedidos especiales o tal vez, pagar determinados servicios .
La posibilidad de que los indios pudieran acceder a la percepción de bienes fuera de los mecanismos tradicionales de distribución interna de las tribus, sumado al hecho de la existencia de una política conciente de Rosas de discriminar en la entrega no solamente con las autoridades tribales, refleja lo que a simple vista parecería una contradicción de la política indígena de Rosas. No sería razonable esperar que el gobierno intentara fortalecer las jefaturas para, por medio de la captación de la autoridad tribal se lograra el dominio de toda la parcialidad? La intromisión de las autoridades fronterizas en la distribución interna de las raciones y la posibilidad de que indios del común accedieran a bienes conspiraba contra ésto. Sin embargo creemos que, precisamente la falta de textos escritos que estipularan a quiénes y cuánto dar era lo que permitía a Rosas la extrema flexibilidad con que se manejaba en estos asuntos. Ni todos los caciques por igual ni todos los capitanejos recibían cantidades exactamente iguales. De ahí que existiera siempre la posibilidad de aumentar o disminuir las raciones en función del comportamiento de los caciques lo que a la vez servía de ejemplo para el resto de las tribus .
Vinculado a esto se encontraba la decisión de Rosas de crear una jerarquización de los caciques dentro del negocio pacífico. En esta pirámide cacical, los pampas Cachul y Catriel eran los principales . Ellos recibian las mejores raciones y obsequios y ademas actuaban como intermediarios para tratar con otras parcialidades . El resto de los caciques amigos, concientes de esta diferenciación intentaban lograr un mejor posicionamiento dentro del sistema mediante un contacto más directo con los caciques pampas . Por otra parte, se han podido detectar alianzas matrimoniales que vinculan a distintos grupos con los caciques de Tapalqué. Así, el incremento de estos grupos fue verdaderamente notable a lo largo del período analizado. De los cerca de 2.900 indios que estimamos para 1836 en función del ganado entregado de ración, en 1854, según los datos del censo provincial de 1854 existían an la zona unos 6.000 indios reducidos.
En resumen, no parece que el sistema de raciones haya sido un instrumento que posibilitara integrar más fuertemente a las tribus alrededor de su cacique. Por el contrario, la posibilidad de acceder a los bienes necesarios fuera del circuito tradicional de distribución habría tendido más a una laxitud en la cohesión interna.
Alianzas
intertribales
Relacionado con lo anterior, la incorporación de contingentes de otras tribus, en ocasiones enemigas, fue una práctica frecuente entre los grupos amigos. La misma no era nueva sino que puede considerarse una reproduccion de patrones de comportamientos existentes entre las parcialidades indígenas en el período. Lejos habian quedado las epocas en que las unidades sociales familiares estaban basadas unicamente en lazos de consanguinidad. Los cambios territoriales y las alianzas militares llevaron al surgimiento de lazos de dependencia de indole economica o politica.
Miguel Angel Palermo, analizando la sociedad indigena pampeana-patagonica del siglo XVIII plantea que las relaciones intertribales tenían su origen en aspectos economicos y fundamentalmente en las incursiones en busca de ganado. Esta actividad requeria el arreo y traslado tanto de animales como de mercaderias por distintas areas bajo el control de otras parcialidades. Para ello debia lograrse el permiso de los caciques para transitar por dichas zonas. Una de las estrategias llevadas a cabo habria sido el matrimonio interetnico. Vinculado con estas relaciones matrimoniales se producian frecuentemente pasajes o rotaciones de personas o grupos que abandonaban su tribu de origen para instalarse con otras. El caso mas extremo de estas alianzas seria la constitucion de grupos etnicamente mixtos cuyo origen podria haber sido la union temporaria con un objetivo economico especifico que, por determinadas circunstancias derivaba en una alianza estable.
El mismo esquema de reagrupamientos en función de objetivos económicos es planteado por Leonardo Leon Solis en su analisis de los conflictos intertribales desarrollados en la Araucania entre 1760 y 1780. Este esquema avanza un poco mas allá que el planteo de Palermo al introducir dentro de las motivaciones, además de las de carácter económico, la lucha por el poder que se produjo en el interior de las tribus entre caciques gobernadores, lonkos, ulmenes y capitanes-conas. En ese contexto las alianzas con otros grupos respondían a la búsqueda de clientelas que permitieran el fortalecimiento político de los líderes. Estas alianzas basadas en "las aspiraciones de los lonkos por captar el poder implicaba el riesgo de que las estrategias ... se inspiraran mas en las motivaciones personales de los sujetos que detentaban el poder que en el interes tribal global".
Cuáles fueron los objetivos de las incorporaciones realizadas por parte de las tribus amigas? En este punto es necesario discriminar el agregado de un pequeños número de personas, producto principalmente de la toma de prisioneros en los enfrentamientos militares en los que los indios amigos participaban como milicias auxiliares de la incorporación de grupos que se integraban junto con su cacique a determinada tribu amiga.
En el primer caso una de las funciones de estos agregados era la toma de "dependientes" por parte de las jerarquías de la tribu. Otro objetivo se vinculaba a los intentos por equilibrar el desbalanceo en la relación entre hombres y mujeres (Oberg 1955:473). Así, por ejemplo, luego del ataque de Masallé dos grupos boroganos que respondían a los caciques Caneullan y Guayquil buscaron amparo en las cercanías del fuerte Mayo. En estos toldos, extremadamente reducidos, se reiteraba el esquema de un población masculina que excedía en gran medida a las mujeres posiblemente por el ataque sufrido en sus tolderías donde se habría producido el cautiverio de mujeres. La participación de un contigente de dichas tribus en una campaña contra los ranqueles llevada a cabo por el ejército provincial posibilitó que se incorporaran 39 personas de las cuales 13 eran mujeres y 22 muchachos.
Pero mas frecuente era la incorporación de grupos numerosos que en ocasiones correspondían a grupos rivales. Para el sector que se incorporaba, la unión podría explicarse, como se ha visto, por la búsqueda de un mejor posicionamiento dentro del sistema vinculandose con los caciques más importantes. Para el grupo receptor se podría explicar en función de la inestabilidad misma de la alianza con el gobierno que podria llevar a que los grupos amigos buscaran incrementar sus fuerzas como una forma de presion y de nivelacion de fuerzas con los contingentes blancos lo que llevaba a que, en ocasiones, se intentara ocultar el número real de los incorporados . Por otro lado debe tenerse en cuenta que el haber optado por una vinculación tan dependiente del gobierno habría sido vista como una traición por otros grupos indígenas y en ocasiones los malones dirigidos hacia las estancias fronterizas eran particularmente cruentos cuando caían sobre tolderías indígenas. En ese contexto, la anexión de grupos suponía también un incremento de fuerzas para defenderse de esos ataques. Los riesgos sin embargo podian ser grandes en la medida que los grupos anexados pertenecieran a parcialidades rivales. El mayor de ellos involucraba la sublevacion de los incorporados, situación que se produjo en distintas oportunidades.
El grupo que respondía al cacique chileno Venancio fue un ejemplo típico de rápido crecimiento de pobalción merced a la incorporación de nuevos contingentes. En enero de 1832 Venancio notificaba que, con el agregado de unos indios chilenos que se le habían unido (desprendidos del grupo que a comienzos de 1831 había arribado a las pampas) su tribu alcanzaba a 200 indios de pelea (AGN,X,24.5.3a). Un año más tarde en un recuento realizado durante un ejercicio en Azul el comandante consignaba la existencia de 440 hombres útiles de pelea (AGN,X,24.8.2). Poco tiempo después, producido el ataque de Masallé sobre la tribu borogana y producto de la dispersión de la parcialidad, un sector con aproximadamente 300 indios de pelea negoció su incorporación al grupo de amigos de Bahía Blanca inmediatos a Venancio. La relación entre los boroganos y la familia de Venancio era de extrema rivalidad y se remontaba a la época de la "guerra a Muerte" en Chile. La alianza gestada sobre esta base sería totalmente inestable y apenas dos años mas tarde su produjo una cuenta sublevación de los indios amigos inmediatos al fuerte y dirigida por los boroganos, en el cual fue asesinado el cacique Venancio.
Una situación similar se produjo entre las tribus de Catriel y Cachul asentadas en Tapalqué que incrementaron sensiblemente su población merced a la incorporación de nuevos grupos. A fines de 1832, no solo se había producido el traslado de parcialidades de Tandil (Tacuman) y Azul (Yanquelen y Añepan) (AGN,X,24.6.4A) sino también se incorporaron indios chilenos que pertenecían a la coalición que al año anterior había tenido en jaque a la frontera. El resultado también aquí fue la sublevación de grupos chilenos que se abatieron sobre las estancias fronterizas y principalmente sobre las tolderías pampas.
De la misma manera que planteamos para el sistema de raciones, la política de alianzas intertribales, al no tener como objetivo fundamental incrementar la cohesión de la tribu sino lograr un mejor posicionamiento en el sistema de racionamiento o, aumentar indiscriminadamente las fuerzas militares para contraponerlas tanto a invasores indígenas como para contrarrestar el número de efectivos provinciales, tampoco condujo a un fortalecimiento de las tribus.
ARTICULACION POLITICA
Partiendo de la idea de que se está ante un sistema de dominación, con articulación política se intenta determinar la naturaleza del poder o de la autoridad de un grupo sobre otro. El mecanismo más frecuente que puede encontrarse es la manipulación de la autoridad por los blancos y la reacción de los indios ante este dominio. En el caso que investigamos la intromisión del gobierno provincial en la estructura de poder indígena se hizo evidente en distintas ocasiones.
Si en principio la creación de una "jerarquía de caciques amigos" significaba una manipulación del gobierno, mas profunda fue la intromisión en aquellos casos en que el mismo gobernador, a la muerte de un cacique, tomó la atribución de nombrar su sucesor. El primer caso hallado corresponde al año 1834 cuando a raiz de la muerte del cacique Antuan de Tapalqué se planteó el problema de su sucesión. Los chasques de Catriel, existente en ese momento en la capital, anunciaban que en su lugar había sido elegido Calfiao. Cruce de correspondencia entre el cacique y Rosas donde el gobernador se muestra sorprendido por la medida ya que "aun no haviamos acordado una cosa definitiva" y si bien se había pensado en Calfiao como sucesor "no recuerdo que resolviesemos que ya se mandase reconocer". Catriel tambien se muestra sorprendido ya que "desde que este reconocimiento no ha tenido la asistencia del comandante Muñoz jefe del punto, lo considera todo muy informal e impropio". Para Rosas el camino correcto debió ser la realización de una junta con los indios de la tribu y representantes de Rosas y Catriel - Cachul con la propuesta de estos últimos; si la misma no era aceptada por los indios debían éstos reconocer a otro jefe ya que "es preciso consultar tambien en la parte posible que los subditos queden contentos". En los hechos el informe de los chasques era falso y los indios de Antuan solicitaban permiso para radicarse en Tapalque "puesto que no tenian sucesor nombrado" (AGN,X,43.1.3)
La misma situación se produjo a la muerte de Cachul acaecida en febrero de 1839. En el momento de su muerte se hallaba en Tapalque el cacique Catriel a quien el comandante Bernardo Echeverria informó que "pensaba consultar a V.E. sobre la persona que debía aser cabeza de dicha tribu... [advirtiendo a Rosas que] los encargados interinamente del cacicato estan advertidos que deben sujetarse a lo que V.E. disponga" (AGN,X,25.6.5)
Para Cardoso la amenaza del uso de la fuerza es inherente a todos los sistemas interétnicos (1968:350). En el caso que analizamos la violencia latente reviste algunas particularidades que conviene remarcar. Esta estrategia no era aplicada indiscriminadamente por Rosas hacia todos los grupos indígenas ni se encontraba presente en forma permanente como marco de las relaciones. El negocio pacífico llevaba el compromiso implícito de que el gobierno ayudaría económicamente a aquellas tribus que se comprometieran a no incursionar en las estancias defendiendo la frontera. Sin embargo, ante las denuncias sobre robo de ganado, el gobernador no actuaba de modo homogéneo. Solo ante algunos grupos y con evidencias muy claras de infidelidad, el gobernador llegaba a amenazar con la "pérdida de su amistad".
Por el contrario, en el trato cotidiano lo que se observa es un gran cuidado en no causar alarma entre las tribus. En agosto de 1831 el comandante de Federación notificaba haber detenido a dos comerciantes que habían arribado con pase del juez de paz de Salto para comerciar en el fuerte pero que habían declarado su intención de llegar a las tolderías de Llanquelen para vender sus mercaderías. El comandante les impidió el pase y los comerciantes se acercaron donde acampaban los indios para comunicarselo lo que los enojo mucho y "por no irritarlos mas no los puse preso esa misma noche" (AGN,X,24.5.2) De igual manera, en la entrega de obsequios y fundamentalmente de vestuarios se intentaba contentar a los indígenas. En ocasión del reparto de vestimentas para un grupo de indígenas, Rosas ordenaba al comandante del Parque de Artillería, donde estaban depositadas las prendas, que intantara no entregar prendas militares, pero "si tanteandolos se ve que esto puede disgustarlos en tal caso puede seguirse como siempre". (AGN,X,23.9.5)
Qué podría deducirse de esta actitud "conciliatoria"? Es evidente que al gobierno provincial no se le escapaba el poderoso factor de presión que significaban estos grupos indígenas en la frontera. De ahí que, en la medida en que su conducta no fuera extremadamente peligrosa para la seguridad de la campaña (y en este sentido el robo de algunas cabezas de ganado bien podría considerarse un riesgo que debía correrse), Rosas utilizaría toda la diplomacia de que fuera capaz para "mantenerlos contentos".
CONCLUSIONES
El negocio pacífico significó para el gobierno una política eficaz para mantener una relativa paz en la frontera bonaerense durante unos veinte años. Un elemento fundamental para garantizar el éxito del sistema fue la disponibilidad de recursos para mantener la práctica de entrega de raciones en forma constante. Para las tribus que ingresaron al negocio pacífico en calidad de indios amigos, el suministro de bienes de consumo y la protección ante sus enemigos significaron una oferta que, en las condiciones en que se encontraban, resultaba muy tentadora. Pero más allá de la conveniencia mutua por formalizar el pacto, qué otras consecuencias acarreó el negocio pacífico?
Sostenemos que, debido a las condiciones en que las tribus ingresaban en el sistema y el escaso interés del gobierno por asimilar a estas poblaciones la relación se entabló en términos de desigualdad. Si bien podría pensarse que las tribus amigas en sus asentamientos de frontera reprodujeron sus patrones de subsistencia y que, mediante el sistema de raciones, el cacique aumentó sensiblemente su poder dentro de la tribus merced a su papel de redistribuidor, hemos visto que la situación fue totalmente diferente. La mediatización de las autoridades provinciales, la frontera y la jerarquización de los caciques amigos llevó a la desintegración de la mayor parte de los grupos que lentamente fueron desmembrandose. Algunos, seducidos por la posibilidad que les abría la frontera, se internaron en la campaña bonaerense, asentandose en distintos lugares, otros volvieron a engrosar las filas rebeldes y los ultimos buscaron un mejor posicionamiento integrandose a las tolderías tapalquinas.
NOTAS
1. Para una visión general sobre el comercio de ganado a Chile, ver los trabajos de Mandrini y Palermo citados en la bibliografía.
2. Ante la negativa de varios caciques que ubicarse en los dos ultimos sitios por ser parajes "desconocidos" se formalizó la instalación en los alrededores del arroyo Azul (AGN,X,27.7.6).
3.En nota a Cachul fechada en mayo de 1832, Rosas señalaba que, a su entender, la mala conducta observada en los indios amigos se debía a que "no tienen un trabajo util en que entretenerse" y proponía como solución a este problema el que los indios trabajaran en una salina cercana a Bahía Blanca. La sal que obtuvieran sería comprada por el gobierno, pudiendo elegir los indios el pago por cada fanega: 8 pesos, una yegua o tres ovejas (AGN, X, 24.5.3A). No sabemos si el proyecto prosperó; lo cierto es que un mes más tarde, la propuesta con idénticos términos, formaba parte de los puntos concertados con los indios boroganos en el acuerdo para perseguir a los indios chilenos que había sido enviado al comandante de Bahía Blanca. Sin embargo, parece que Rosas no confiaba en el cumplimiento de este "contrato" ya que se aclaraba a Rodríguez que "Si lo indicado en el antecedente articulo tiene efecto, puede U. tomar dinero de los negociantes, para los pagos y librar contra el gobierno el importe á ocho, quince dias vistas las libranzas." (AGN, X, 24.5.4).
4. Los caciques Antibil y Tacuman desaprobaron la conducta de su par alegando que "tanto Cachul como Antuan viven en terrenos mensurados y nadie los incomoda, por el contrario de las haciendas cercanas les suministran alimentos en caso de solicitarlo" (AGN,X,24.7.1)
5. En abril de 1831 el comandante del fuerte Independencia, Felipe Pereyra expresaba a Gervasio Rosas, encargado de los asuntos de indios en el sur de la provincia que "el cacique Canilan ha benido a situarse con toda su tolderia que contiene once toldos a este destino con motivo de no tener absolutamente segun el como subsistir enel campo y estoy intelegenciado que otros piensan hacer lo m8ismo por la necesidad en que estan" (AGN,VII,3.3.2) Para la misma fecha el coronel Del Valle informaba también desde Independencia que "El estado de miseria de estos indios es extremo; cuando salen a correr avestruces se pelean por el botin" Para el militar son las condiciones propicias para pactar con ellos (AGN,X,24.5.2)
6. En 1835, el comandante del fuerte Independencia notificaba al gobierno que los hacendados de la zona habían hecho presente que los indios en sus boleadas no dejan de apropiarse de lo ajeno "no por esto crea V.E. que los hacendados estrechen demasiado al que firma a dar este aviso" (AGN,X,25.1.4A)
7. De la misma manera en junio de 1850 el Estado no conseguía convencer a los indios de Tapalqué que confeccionaran botas de potro ya que éstos preferían vender el cuero a confeccionar las botas por mejor precio (AGN,X,21.8.1).
8. Los negociantes de Tapalqué encargaban constantemente a los indios de la zona botas de potro y en una ocasión es el Estado quien interviene en la compra de solo 50 pares de calzado por no hallar más ya que los indios prefieren "sacar el cuero entero para hacer mejor precio y menos trabajo" (AGN,X,21.8.1).
9. En algunos casos la tarea de "correr el campo" se asignaba en forma directa como ocurría con el cacique Guilli quien debía vigilar la zona del arroyo Chapaleufu. (AGN,X,25.3.2).
10. Para una crítica a la posición clásica que plantea la ausencia de prácticas agrícolas en las tribus pampeanas y aún de la pérdida de esta actividad en los grupos chilenos que migraban, ver Mandrini
11. Sobre la distribución de elementos de labranza y producción de estos grupos ver Ratto 1994b:43.
12. La importancia del comercio de ponchos pampas ya era evidente en el siglo XVIII. Sin embargo mientras en los inicios los textiles provenían de Chile, en la siguiente centuria los ponchos llevados al mercado de Buenos Aires eran de confección local (Garavaglia 1986; Palermo 1994).
13. Referencia similar en julio de 1833 ante el envío de ovejas a los indios boroganos de Guaminí "para qe. tengan de donde hacer sacar lana a las Chinas para qe. trabajen" (AGN,X,27.5.7).
14. Vicente Gonzalez, comandante del parque de San Miguel del Monte, realizaba reservas de lana "por que este es el mejor regalo que puede hacerse a los Indios y con utilidad pues cuantos indios tienen andan preguntando por lana" (AGN,X, 25.2.2).
15. En mayo de 1834, el comandante del fuerte Mayo anunciaba que más de 60 indios, algunos sin pasaporte, habían pasado a realizar sus cambios en las chacras cercanas al río Salado (AGN,X,24.9.1). Cuatro meses más tarde, desde el mismo fuerte se informaba que la cantidad de comerciantes indios había llegado a 200 (AGN,X,24.8.6).
16. En septiembre de 1834 el comandante del fuerte Mayo alertaba sobre el robo de caballos y yeguas que sufrían algunos propietarios en manos de "holgazanes" que comerciaban el ganado robado con los indios (AGN,X,24.8.6).
17. Referencias similares en AGN,X, 25.1.4 y 25.1.4A.
18. Asentadas las tribus en la frontera, el comandante de Tapalqué informaba que se encontraba abocado a la realización de la "relación clasificativa de los indios capaces de trabajar en puestos" según lo ordenado por Rosas (AGN,X,25.3.2).
19. Leiva plantea esta posición para la región chilena. La frontera sería una oportunidad para que el individuo cambiara de pautas de conducta según le convenga; en este caso, si un araucano quería evadir su propia justicia nada mejor que cambiar de mundo.
20. Las referencias sobre contratación de indios de Independencia en AGN,X,25.6.1 y de Tapalqué, a quienes el comandante del fuerte entregaba "el pasaporte para que puedan [los indios] pasar hasta las ... estancias a ocuparse de sus trabajos de campo" en AGN,X,.
21. El comandante de Independencia elevaba a Rosas la queja de los hacendados de la zona porque los indios contratados "se ausentan de sus patrones mudando de domicilio y en ese caso quedan debiendo a los referidos patrones" (AGN,X,25.6.1).
22. En la frontera de Araucanía, en Chile, los hacendados también se hallaban aquejados por la escasez de mano de obra y debieron buscar medios para asegurar la permanencia de los peones indígenas mediante distintas vías. Por un lado, permitían que éstos mantuvieran su estilo de vida tribal hasta el punto que se les autorizaba la instalación de obrajes para la producción de ponchos. Por otro lado, llegaron a otorgar tierras reproduciendo en parte, el sistema de inquilinaje (León Solís 1989-1990:196-197).
23. En un caso la familia de la china Juana Grande compuesta de 19 personas que fue trasladada de la estancia Las Víboras propiedad de Anchorena a otra perteneciente a Don Ildefonso Ramos Mejía. Para realizar la "mudanza" se otorgó a la familia un plazo de "ocho o doce dias mientras arreglan y acomodan sus trabajos" (AGN,X,25.4.4) y para que pudieran trasladar sus "toldos familia y animales de su pertenencia" (AGN,X,25.3.5). Otro caso corresponde al cacique Felipe, perteneciente a una de las tribus asentadas en Fuerte Mayo, que tenía una pulpería a inmediaciones de la estancia de Felipe Barrancos, en la guardia de Luján, donde vivía con su mujer Clara, sus hijos Ventura y Santiago, su hermano Santiago, su mujer Jacinta y los hijos de ese matrimonio (AGN,X, 16.8.4).
24. A modo de ejemplo, la recuperación económica de la tribu de Llanquelen fue bastante notable. En el año 1831, según el informe ya citado de Angel Pacheco, la tribu presentaba una imagen bastante desalentadora. Con apenas unos 200 indios de pelea, solo 10 estaban armados de lanza; sus recursos se limitaban a unos 400 caballos, igual número de ovejas, 100 vacas "y de todo lo demás muy pobres". Tres años más tarde la situación de la tribu había cambiado notablemente no solo en cuanto al numero de indígenas que la componían sino también en cuanto a los recursos económicos de que disponía producto de las raciones gubernamentales. En un censo realizado en enero de 1834 se especificaba la existencia de entre 500 a 600 indios de pelea; de éstos unos 250 tenían quintas sembradas de media cuadra de superficie con maiz, zapallo, sandías y melones. Unos pocos cultivaban también yerba, algodon, nueces y duraznos. La caballada de los indios pasaba de 2.500 caballos. Al mismo cacique no le había ido nada mal: poseía una quinta de dos cuadras, 300 vacas, 100 caballos, una majada de ovejas como de 500 animales y otra de cabras de alrededor de 300 cabezas (AGN,X,24.8.6). De igual manera el reparto de animales a los indios posibilitó que en breve tiempo éstos formaran rebaños particulares. Así, en noviembre de 1832 al enviarse caballos a Catriel y a Cachul se aclaraba que deben ir marcados con la letra del Estado y luego los caciques deben contramarcarlos con sus propias marcas (AGN,X,24.5.4) y que "Con respecto a las yeguas que ya tienen los indios como ganado propio ... que poco a poco vayan los indios teniendo sus propias marcas " (AGN,X,25.6.1)
25. Así, en enero de 1833 en vista de un padrón de la toldería de Venancio, Rosas informaba al cacique que había decidido aumentar las raciones mensuales (AGN,X,24.8.2).
26. En varias oportunidades el comandante del fuerte Mayo restaba los animales que consideraba necesario cuando algunas partidas de boroganos abandonaban las tolderías para realizar sus operaciones de intercambio en otros puntos de la frontera.
27. En diciembre de 1835 Rosas ordenaba la entrega de 50 pares de espuelas "para compensar la entrega de cautivos" y 6 testeras de plumas punzó con 6 coletas de plumas "por una oferta que hizo a unos indios" (AGN,X,24.9.5).
28. Los capitanejos Guayquimil y Jena recibieron 40 caballos porque "se han conducido bien y por cuyos consejos han servido de conducta a Cañuiquir"(AGN,X,25.1.1).
29. En octubre de 1835 Rosas ordenaba al comandante de Tandil que "si alguna vez ocurre a ese punto el cacique mayor Catriel ya sea a pasar alguna larga temporada o ya sea de visita, le obsequie y atienda y facilite lo necesario segun corresponde a su clan y esto mismo encargo respecto del caciuque mayor Cachul pues estos dos caciques son los principales y a quienes considera siempre como tales S.E. (AGN,X,43.1.2)
30. En el parlamento realizado en enero de 1835 con Llanquelen, Catriel y Cachul debían enviar sus chasques "diciendo que todo lo que yo mando es exactamente cierto y que la voluntad mía es la de ellos" (AGN,X,43.1.3). Cuando comenzaron las tratativas de paz entre el gobierno y Calfucurá para ajustar las paces, luego del parlamente que se realizaría entre chilenos y ranqueles para decidir los pasos a seguir el cacique chileno debía reunirse con Rosas "y si no es posible con Catriel encargado por S.E al mismo efecto" (AGN,X,26.1.3).
31. En 1832 en ocasión de un viaje de Catriel a Tandil como comisionado del gobierno para repartir unas familias indias tomadas prisioneras en un enfrentamiento, los caciques asentados en el fuerte expresaron su deseo de mudarse a Tapalque "para estar al lado de Catriel".
32. En agosto de 1837 la esposa del cacique borogano Caneullan de fuerte Mayo pedía autoricación para viajar a Tapalqué a celebrar un casamiento (AGN,X,25.5.1); en octubre de 1839 el cacique Coliquinca tambien borogano de fuerte Mayo solicitaba un hermano con dos mujeres y mocetones que se hallan en la toldería del finado Cachul en Tapalque (AGN,X, 25.7.1).
33 .Por ejemplo, en noviembre de 1832, las familias capturadas pertenecientes a las tolderías del cacique Guanquen fueron entregadas a Catriel a su pedido quien expresa que junto con Cachul estan viendo el modo de acomodar a las familias desgraciadas. Se repartieron 77 indias a saber: 4 a Tacuman, 14 a Calfiao, 7 a Chañabil, 3 a Calfiao chico, 6 a Cañuante, 3 a Guilitru, 4 a Peti, 8 a Antuan (todos caciques de Tandil), 5 a Venancio, 23 a Catriel para llevar a Tapalqué (AGN,X,24.7.3) En la misma fecha dicho cacique junto con Cachul agradecen el envio de caballos para el servicio "de sus domésticos". En junio de 1832 en una importante campaña del coronel Del Valle se logran 242 prisioneros indios. De éstos,Cachul se llevó 10 (AGN,X,24.7.1) En junio de 1835 en una avanzada a los ranqueles, se obtienen 25 cautivas y 80 y tantos prisioneros con sus lanzas. Dichos prisioneros son repartidos en igual numero entre los caciques amigos que habían participado en la expedicion (AGN,X,25.1.4). En otra campaña contra los boroganos los caciques amigos Venancio, Meliguer y Alon se reparten los 4.000 caballos que habían sido capturados al igual que los prisioneros (AGN,X,25.3.2)
34.En 1834 el cacique Llanquelen anunciaba la incorporación a la tribu de su suegro Calquin con 70 personas más (AGN,X,24.5.4). Los censos realizados por el comandante de Federación para el ajuste de las raciones descubrieron que la anexión no solo había sido mas numerosa que la que había declarado el cacique sino que tambien estaba integrada por indios boroganos (AGN,X,43.1.3).
35. . Así por ejemplo, luego de las denuncias realizadas por el gobernador de Santa Fe sobre el robo de ganado cometido por indios del cacique Llanquelén (Federación), Rosas envió a sus lenguaraces para advertir al cacique que "sino se sujeta a mis consejos sera desgraciado el y sus hijos para siempre" (AGN,X,43.1.3). De manera similar, ante los rumores de una alianza entre los boroganos amigos y los ranqueles para invadir la frontera bonaerense exigió de manera terminante a los primeros que atacaran a los ranqueles y de no hacerlo "yo al instante me declararía su enemigo"(AGN,X, 24.9.1). Pero la reacción del gobernador fue totalmente distinta cuando durante la revolución de los hacendados del sur en 1839, los indios de Tapalqué invadieron estancias de federales arreando importantes cantidades de ganado. Mientras los oficiales del cantón exigían permanentemente que se devolviera el ganado creándose entre los indios la impresión de que si no lo hacían serían castigados por el ejercito, Rosas les recomendaba por el contrario, que "no se aflijan tanto ni entren en ostilidades con dichos indios por quitarles las haciendas porque la culpa de todo eso la tienen los unitarios sublevados ... lo importante es que los indios persiguieron a éstos" y mediante un decreto ordenaba la entrega de premios en ganado a los indios "que no hayan robado" (AGN,X, 25.6.5).
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