49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA) |
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Quito Ecuador7-11 julio 1997 |
Marta Fajardo de Rueda
CONGRESO MUNDIAL DE AMERICANISTAS
Quito-Ecuador Julio 7-11 de 1997
SIMPOSIO ARTE Y ARQUITECTURA EN LATINOAMERICA VISIONES COMPARATIVAS
La Jura del Rey Carlos IV en la Nueva Granada
Marta Fajardo de Rueda
Profesora Universidad Nacional de Colombia
En la Nueva Granada, como en el conjunto de la América española, las fiestas ocuparon un prominente lugar en la vida cotidiana. Los motivos eran numerosos y muy variados. La celebración del Corpus Christi, las fiestas de los santos patronos, la Semana Santa, las rogativas por diversas causas, las consagraciones de los templos y conventos y por supuesto las Juras de fidelidad y las Coronaciones del Rey, celebraciones por sus matrimonios, nacimientos, o conmemoraciones por sus exequias. De igual modo, se convertían en ocasión de festejos los recibimientos de Virreyes, Arzobispos, Corregidores y de otros mandatarios.
Las fiestas reproducían a las de España, y como aquellas siguieron un largo proceso evolutivo. Sin duda, para aprovechar su carácter ancestral de tradición y de conservación del orden, la monarquía española las utilizaba para demostrar y mantener su poder. Si bien sufrieron un eventual resquebrajamiento cuando la Corona atravesó situaciones difíciles, no es menos cierto que sirvieron de elemento coercitivo en los momentos de crisis. Como manifestaciones del poder, como reconocimiento de los súbditos, sin distingos sociales ni raciales al poder del Rey, contienen elementos de gran importancia para reconstruír la historia de la vida colonial y en ese sentido, su estudio es muy útil para encontrar los orígenes de muchas de las expresiones artísticas hondamente arraigadas desde entonces en nuestra cultura.
Sinembargo, este tema no ha sido estudiado detenidamente en nuestro país y tan solo se le menciona en algunos trabajos relacionados con la Historia de la Música, cuando se habla en general de las costumbres, ó en ciertos estudios de carácter antropológico, referidos a las fiestas actuales.
Al poco interés por un seguimiento sistemático de lo que fueron las Fiestas y de sus múltiples significados, se agrega la dificultad en acceder a los documentos debido a circunstancias tales como la pérdida del archivo del Cabildo de Santafé, el cual se consumió casi en su totalidad en un incendio ocurrido en el año de 1911 y al descuido en que cayeron otros documentos de esta clase, el cual ya era advertido por algunos historiadores del siglo XIX. Los datos entonces se encuentran solo en forma fragmentaria y la investigación debe ser enriquecida con la consulta a otras fuentes en diversos archivos históricos, con el fin de que se pueda algún día reconstruír este capítulo tan importante de la vida colonial. Pues como lo ha señalado Teresa Gisbert : "No estaría completa nuestra imagen del barroco americano si prescindiéramos del arte efímero y perecedero de las fiestas, donde la mutabilidad del hombre, la brevedad de la vida y el desengaño constante, fueron la tónica y el norte de todo vivir."
Sabemos por los estudios realizados tanto en España como en los grandes Virreynatos de México y del Perú, que la preparación de la Fiesta, en particular cuando la ocasión era muy solemne, se iniciaba con la proyección y elaboración de efímeras y a veces muy costosas obras de arquitectura, pintura y escultura, las cuales conformarían el escenario de la celebración, así como de la organización de las ceremonias que luego serían recogidas en libros y folletos impresos."Tales estampas suelen incluirse en las Relaciones que minuciosamente describían las fiestas, una de cuyas funciones era dejar constancia y trasmitir a quienes no pudieron participar en ellas, el boato y magnificencia con que se habían celebrado."Estas series debieron circular por las colonias, para servir de modelos a los organizadores de los festejos, cuando no se hacía un programa particular. El historiador colombiano Gabriel Giraldo Jaramillo dice haber hallado entre los libros que pertenecieron al pintor Antonio García del Campo "un cuardernito de estampas o láminas de prospectos que se hicieron en Madrid para la Jura del Señor don Carlos IV "
En otras ocasiones, obedecieron al proyecto de intelectuales y artistas de la región. Ejemplo de ello son las Fiestas de Consagración del templo de San José de los Capuchinos de Santafé, o la celebración del Grado de Theniente General que se le concedió al Virrey Ezpeleta, la cual tuvo lugar en Santafé en 1793, con "magnífica iluminación de tantas noches..primorosos adornos de la Plaza,...corridas de toros,... parejas a la Española antigua, las vistosas Cabalgadas, los bayles.." a mas de láminas con vítores y epigramas. A pesar de que en todas se mencionan decorados y particularmente láminas y pinturas, la única descripción acompañada de imágenes que se conoce hasta hoy día de una Fiesta celebrada en la Nueva Granada, es la que encontró, con dibujos acuarelados, Ramón Gutiérrez en el Archivo Histórico de Madrid, sobre la Jura de Fernando VII la cual tuvo lugar en la ciudad de Honda en diciembre de 1808. Sorprende allí el extraordinario despliegue de obras de arquitectura y de escultura efímeras. El programa es muy interesante, tanto por las condiciones de la ciudad en la que ocurrió el evento, como por las pervivencias barrocas tan marcadas que pueden observarse en las composiciones. Una efigie de la Fama a nombre de la ciudad de Honda, proclamaba al rey, cuyo retrato se había colocado dentro de una pirámide. Júpiter, Marte y Neptuno, compartieron con las diosas de la Inmortalidad y de la Liberalidad en el tablado de la Plaza de San Francisco, mientras que en el de la Plaza Mayor, nuevamente ante el retrato del Soberano, se encontraban la diosa Ceres y las alegorías de Europa, Asia, Africa y América, cuya probable intención era la de elogiar el poder de la corona sobre las regiones del mundo. Abundantes jeroglíficos, motes y versificaciones completaban el escenario.
Como ya lo hemos mencionado, una vez finalizada la fiesta y cuando la ocasión lo ameritaba, se recogía el relato oficialmente comenzando por los preparativos, los bandos que la habían anunciado y la descripción de lo ocurrido en los tablados, las procesiones, los disfraces, bailes, músicas, fuegos de artificio, corridas de toros, juegos, etc., para dejar constancia del acontecimiento y hacer énfasis en que este y precisamente este había sido absolutamente excepcional y único. Curiosamente con todas ocurre lo mismo. En palabras de Antonio Bonnet Correa: "Quien ha leído una relación puede decir que ha leído todas, aunque precisamente es en su calidad de serie, en sus casi insignificantes variantes en donde reside el máximo interés de las distintas versiones de la fiesta, siempre idéntica e igual a sí misma como todos los ritos."
Esta reflexión puede ser ahora nuestro punto de partida para describir y analizar lo ocurrido en Santafé, Cartagena y Panamá,
con ocasión de la Jura del rey Carlos IV, y posteriormente establecer la comparación con las formas o interpretaciones que se dió al suceso en otros lugares de América, para cumplir de esta manera con uno de los principales objetivos del presente encuentro.
Santafé, Cartagena y Panamá: variaciones alrededor de una misma celebración
La Proclamación del rey Carlos IV en Santafé despertó mucho entusiasmo. Según el cronista decimonónico Ignacio Gutiérrez Ponce,porque "veinte y nueve años habían transcurrido sin que la colonia tuviera que festejar el advenimiento de un nuevo Soberano; y esta circunstancia unida a la solemne entrada de Ezpeleta en la Magistratura, excitó en el pueblo el vivo deseo de celebrar tan fausto acontecimiento"... Los festejos tuvieron lugar entre el 6 y el 20 de diciembre de 1789. En Cartagena a mediados de 1789 y en Panamá hasta cuando "vencidas las fuertes aguas del Imbierno", se pudo dar lugar a la celebración que duró desde el 24 de enero hasta el 16 de febrero 1790! Es decir, que allí hubo una gran fiesta de diez y ocho días, tan sólo interrumpida por "desagravios que hace la ciudad los tres dias de febrero con motibo del Incendio que padeció el año de 1737"...
En esta última ciudad, acompañan a las efigies de Carlos IV y su esposa, el Dios Mercurio, y las alegorías de América y de Europa. En Cartagena, sobresalen los Carros triunfales, mientras que en Santafé diez de los mas distinguidos caballeros de la sociedad conforman vistosas cuadrillas, luciendo adargas con loas alusivas al Rey Carlos IV, a la Reina María Luisa, al Príncipe Fernando y a la Casa de Borbón.
Homenaje al Soberano y diversión para todos
Los tablados
En Santafé, el ánimo de los pobladores se encendió con el prolongado repique de campanas del día 5, con el cual se anunciaban las fiestas. La Jura del Monarca tuvo lugar el día 6 en el tablado que a sus expensas hizo construír el Alférez Mayor en la Plaza mayor de Santafé. Según Saturnino Vergara, cronista bogotano del siglo XIX ," A la construcción del tablado concurrieron las reglas mas primorosas de arquitectura, describiéndose para su parte superior un círculo, le sirvieron de base cuatro faces cuadrangulares en cuya respectiva frente venian pintadas las bellas artes con sus geroglíficos que las caracterizaban y que al mismo tiempo demostraban la especial protección que han debido al Soberano. En los intermedios estaban colocadas con proporción cuatro escaleras por donde venía a parar en los ámbitos que servían al círculo de ornamento, igualmente que de apoyo a los pasamanos, en donde se hallaban largas astas que remataban en lucidos gallardetes, sostenidas sobre cuatro escudos de armas que representaban las de Castilla, León, Aragón y las de esta ciudad. A ella le siguió un paseo a caballo de "toda la nobleza y el ejército", por las calles de la ciudad, "vistosamente adornadas de espejos, pinturas y damascos."
Después de los juramentos de fidelidad "se repartieron a todos los individuos que componían la Junta, las medallas de oro y plata que para perpetua memoria de este acto, se abrieron a expensas del Alférez Mayor, en donde estaba grabado el busto de nuestro católico monarca y al reverso el blasón de la ciudad, el apellido del Alférez Mayor y este lema: Santa Fidei firmat fidem. En el lado en que estaba el Real busto se leia: Carolus IV D.G. His. et Ind. Rex" A los notables se les obsequió con medallas conmemorativas de oro y plata y al pueblo, en gesto simbólico como se deduce de la descripción, el Alférez Mayor Luis de Caicedo y Flórez, le arrojó gran cantidad de monedas de plata, para hacer ver "a las claras las entrañas reales como son en sí, llenas de las virtudes regias que tanto auxilian á la miseria á la inopia y á la infelicidad". Escena semejante se repitió al día siguiente en casa del Alférez mayor, en donde se colocó el Estandarte Real. Esta vez los protagonistas fueron su esposa y sus pequeños cuatro hijos. "... puestos a los pies de los reales retratos, repartió a cada uno copiosa cantidad de dinero, para que a vista de ellos y en el real nombre de los originales que representaban la echasen al innumerable pueblo que los miraba, repitiendo cada vez que lo arrojaban en cuanto su escasa edad lo permitía, estas voces: Viva Nuestro Señor Don Carlos IV, y a su nombre".
En Panamá se menciona así la relación con los necesitados:
..."los dias anteriores y succesibos, se repartieron de Limosna a los Pobres, Hospitales y Combentos quarenta y quatro Toros, y
ocho Terneros que importaron de principal, quinientos ochenta y quatro pesos, y haviendose recogido de diferentes Personas doscientos, quarenta y dos pesos, se distribuyeron del mismo modo, prefiriendo las Monjas mas necesitadas del Monasterio de esta Ciudad y Pobres Vergonzantes".
Parece que los decorados eran tan móviles como los del teatro, pues el siguiente es el comentario sobre lo ocurrido el mismo día 6... "Ya la plaza mayor estaba toda redificada con vistosa perspectiva de tablados, andamios y balcones puestos con simetría y adornados de colgaduras de seda, y muchos de ellos de espejos y cuadros de gusto. Se esperaba la noche para que empezase la iluminación, la que debía durar por tres noches continuas y llevarse a un grado superior de diversión, porque a la distancia de cuatro varas de los tablados se habia proporcionado una valla de madera de dos vallas y media de altura en la que se pusieron con medida artificiosa muchísimas teas, y según los cuatro puntos cardinales de la tierra, las estatuas de las Prudencia, la Justicia, Fortaleza y Templanza, virtudes características de nuestro amable Soberano".
Como la información sobre Cartagena es muy precaria, no podemos establecer comparaciones en cuanto a los tablados. Pero es evidente que el Tablado constituía una importantísima parte del festejo. Colocado en el centro de la plaza, rodeado de gradas y balcones profusamente decorados con telas vistosas, flores, luces, adornos diversos, debía lucir como un gran cuadro vivo, gracias a la animación que le proporcionaría la gente con sus actuaciones.
En Panamá la organización estuvo a cargo del administrador principal por su Majestad de la renta real de Aguardientes, Antonio Chacón y de Josef de Aguirre Contador, principal de la de Tabacos. Con la contribución de la ciudad, a través de los Gremios y de algunos notables, como don Josef Domás y Valle, quien encargó a un "Avilisimo pintor de Quito los Reales Retratos de sus Magestades". Como uno de los propósitos del gobierno era el de construír una plaza de toros permanente, frente a la catedral, antes de proceder a los decorados se la edificó allí mismo "ochavada de trescientas varas de circunferencia, con dos altos tablados de igual dimensión corridos de arcos, y coronaciones, sostenidos sobre columnas de madera dadas de color azul y encarnado con bastantes colgaduras de seda, y papeles pintados en lo interior, i esterior de los aposentos".
A este propósito resulta oportuno señalar que durante el siglo XVIII y en particular en América, se construyeron las Plazas de toros con lo cual se perdió mucho de la importancia que tenía la Plaza en sí como escenario de la festividad.
Lo mas interesante del tablado de la Plaza principal de Panamá fue entonces la decoración que se colocó alrededor de la Plaza de Toros. Tal como lo describe don Juan Ignacio de Aspiru el escribano real que hace el recuento de la fiesta: "para que estuviese mas vistosa, se puso por todo el círculo de la vaya, o Parapeto de la Plaza, un Lienzo, que al propósito se hizo pintar por la ciudad con dibersos dibujos de Gentes, Arboles, Aves y Animales de todas especies, que estaban colocadas diferentes targetas alucibas al objeto de las figuras, que unas por curiosas y otras por raras sirvieron de diversion al público, confesando hasta los antiguos no haverse hecho plaza de mayor lucimiento en clase de provisional en los tiempos pasados".....
Dos elementos merecen destacarse aquí. En primer lugar el extraordinario prestigio del que gozaban los pintores de Quito. Su fama llegaba hasta estos apartados lugares y la gente no dudaba en hacerles encargos, prefiriéndolos a los artistas quizás mas próximos, como podrían ser los de Santafé o de Tunja.Por otra parte, las representaciones descritas en el lienzo del parapeto son verdaderamente novedosas, pues no se acostumbraba a trabajar tales temas. Son muy escasos en nuestra iconografía. Prácticamente hasta la Expedición Botánica (1783-1816), los artistas comienzan a observar la naturaleza y consignarla en sus obras.Por lo demás, en cuanto hemos investigado, en las fiestas Neograndinas es muy escasa, por no decir inexistente la presencia del Indio ó del Negro en estas iconografías.
El primer acto de Proclamación tuvo lugar en la mañana del dia 29 de enero: "..subiendo a el en la forma que se practica, los señores Governador su Teniente asesor y el Alferez Real con el Escribano que ocuparon el centro, y los quatro angulos de los reyes de Armas, quienes llamaron la atención del publico, prorrumpiendo alternativamente en vos alta: Uno silencio: otro: oid ; otro: atended y otro: escuchad a que al punto salió el cavallero Alferez Real, á uno de los extremos que hacia frente á los Reales retratos diciendo Castilla: Castilla: Castilla: Las Indias y Panama por el rey Nuestro Señor Don Carlos Quarto que Dios guarde muchos años. Y tremolando al acabar estas palabras el real Pendón, se arrojaron al Pueblo por los reyes de armas cantidad de monedas de plata de todas clases, y dicho Alferez ejecutó lo mismo con generosidad, repitiendo al mismo tiempo las vivas de todo el concurso con repique general de campanas, salva de la Plaza y Tropa de la Guarnición". Luego de apretada carrera a caballo de los miembros del Cabildo, se repitió la Proclamación en la Plaza de Santa Ana.
Tres tablados mas se construyeron para la corrida de toros. El mas vistoso de ellos al parecer, fue el del Cuerpo del Comercio, el cual como veremos reflejaba muy bien sus relaciones con el oficio y con su protector. Este, se dice, estaba revestido de "lienzos trasparentes...en que se hallaban pintadas con propiedad la Europa, la América, el Dios Mercurio, Dos Glovos enlazados con dos navíos y otras varias targetas i decimas mui espresibas de su afecto y obsequio al objeto de la funcion..."
Presencia de la Platería
La Catedral de Panamá no sólo se vistió con colgaduras, luces y láminas repartidas por toda la circunferencia, sino que lució un rico frontal de plata y "sobre setenta piezas labradas de lo mismo en figuras de flores y ramos, incluso los seis grandes, y ocho Blandones de preciosa hechura que últimamente costeo para su Yglesia en conjunto de los magníficos ornamentos que hizo traher de España". El documento aclara que por el Obispo, el Ilustrísimo don Josef Antonio de Miranda.
Allí en Panamá, "el Ayuntamiento concurrio de uniforme de Gala, Lacayos y Caballos con ricos y costosos jaeces unos guarnecidos de plata y oro, y otros bordados de realce con redecillas plateadas de vivos colores, lazos y sintaz bien repartidas; de suerte que no se esperó estubiese tan lucida la carrera..."
El caballo del Alferez Real de Santafé iba "ricamente enjaezado", muy seguramente con aparejos de plata, como se acostumbraba. En la noche del martes 8 los comerciantes ofrecieron una velada de fuegos artificiales. "Dieron inicio a su representación trayendo por las principales calles de la ciudad un magnífico carro triunfal, y colocado en él un Vítor de plata primorosamente labrado en realce con fondo de terciopelo azul guarnecido de galón fino". El balcón del Señor Virrey, lucía "debajo de magnífico solio, que estaba adornado de cornucopias, campanas y bombas de cristal para la iluminación de esta y de las dos noches siguientes, un Retrato del rey Nuestro Señor primorosamte labrado en plata y colocado en medio de un cuadro muy hermoso".
Música y Bailes, el Refresco y el Ambigú
En las horas de la noche, del día domingo 6 de diciembre, en Santafé, se celebró un gran baile, seguido de una cena en casa del Alférez, con asistencia del Virrey y de la sociedad santafereña. El miércoles 9, cumpleaños de la Reina," hubo opíparo refresco por la tarde, y cena y baile por la noche en la casa del Virrey".
En Panamá, luego de la Jura,"concurrió toda la comitiva al Palacio del Señor Comandante General en que se sirvio el expléndido refresco que dio el Cavallero Alférez Real á que asisitieron los Ilustrisimos Señores obispo de esta Diocesis y la de Truxillo,(don Josef Andres de Achurra), los dos cavildos, Gefes, y personas de distincion de ambos sexos de la ciudad, y forasteras, continuandose la diversion con Bailes hasta las dos de la noche, en cuyo intermedio se sirbio tambien un abundante, y esquisito Ambigú, así en obsequio de la funcion como de gratitud a la mucha concurrencia que asistio".
Bastante generosos se mostraron la Ciudad y el Comercio por cuanto costearon "... en las visperas de los dichos Toros, hubo fuegos; y en las tres noches de los dias de las corridas, de ellos, concurrieron a las oraciones a la sala de cavildo todas las personas de distincion de ambos sexos, en que se hallo puesto un esquisito y abundante refresco de todas clases de dulces, con bebidas y licores de varias especies, y concluido, se dio inmediatamente en la misma sala el Baile que se tenia prevenido para todas tres noches de toros... "
La música es un elemento muy importante, como se habrá advertido, que acompaña todas las celebraciones. Para la fiesta en Santafé, se menciona la presencia de dos orquestas y una para la de Panamá.
El día 7, a la misa solemne y Te Deum, con salvas de artillería
siguieron las escaramuzas a caballo, las cuales se repitieron en el último día. Las carreras y el juego de cañas. Desde el martes 8 hasta el dia 20, con excepción del 12, en el cual se hicieron dos representaciones teatrales. Es una lástima no poder conocer los temas de las obras, en este caso. Porque para Panamá, por lo menos contamos con un corto comentario de interés. Así lo anota el relator: "El 8,9,10 y 11 hubo Comedias las tres primeras costeadas por los Gremios de esta ciudad (escluso el de comercio) y la otra por el Individuo que las dirijió; y aunque es cierto que por no haver comicos de profesion, ni mugeres que quisieren entrar en ellas, se hicieron por hombres aficionados es de adbertir que se presentaron y vistieron con tal propiedad que causo admiracion assi el aire equíboco del sexo, como lo bien que midieron el verso, y viveza con que executaron los Pasages, á que acompaño la hermosa vista del Teatro y sus mutaciones, y no menos estubieron mui lucidas las Loas que precedieron, cuyo concepto y el primor de su composicion, junto con el golpe de musica, demostraba en argumentos de competencia la mas fina lealtad de Panama al Soberano: Y siendo los humildes Gremios los que han tributado este corto obsequio, ayudados del Protector de quien se balieron, han merecido todos el general aplauso: Y haviendo agradado al Publico dichas comedias, se repitieron dos de ellas el Domingo y martes de Carnestolendas."
El costo de las fiestas: La participacion de los Gremios
Con una escasa documentación hemos tratado de reconstruir por lo menos algunos aspectos de como se celebró esta misma Jura en la ciudad de Cartagena. En esta ocasión fue el Gremio de los Catalanes, quien pagó los gastos de la Fiesta. Como la información es muy fragmentaria, no se sabe si participaron otros grupos. Por lo que veremos, son sinembargo bastante reveladores. Se refieren a los
"26 jornales que he trabajado para don Salvador Vives en la formación de una Fuente y sus cañones, dos varandillas y 48 candelejas obra toda util la misma que ha quedado puesta al carro de su idea"..
Mas adelante agrega:
"Mas he recibido 3 pesos por la formación del rótulo Géminis, la composición de un farol grande y mi trabajo del día de la descomposición del dicho carro y para que sirva de datta al interesado doy este en Cartagena de Indias a 29 de junio de 1789"
Del día 13 de julio del mismo año, Miguel Sastre firma otro recibo en el que relata haber estado trabajando nueve días en el "carro de mi propio oficio de carpintero" y Juana Matías Ximenez firma el 30 de junio este documento:
"Reciví por cuenta de los señores Don Jaime Giralt y Don Rafael Galofre 26 pesos para importe de los jornales que hemos trabajado en la formación del vestido del carro, escudo de armas, victor, vestidos de los muchachos, sombreros y hacer los lazos, para que conste y sirva de resivido firmo el presente que doy oy 30 de junio de 1789".
De don Jaime Giralt es un documento en el que figuran según sus propias palabras "menudencias", pero que sinembargo contiene datos relativos a los gastos de preparación y conducción de lo que debió ser un "carro triunfal". Dice: "Razón de varias menudencias que tengo pagado y entregado todo por el fin de la función del gremio de los catalanes que se celebró el día 25 de junio del presente año de 1789". Luego el señor Pedro García Begambre dice que entregó por cuenta de los señores Giralt y Galofre
"efectos para las pinturas del adorno del Carro y función, para la Jura de Nuestro C.M. el Señor Don Carlos 4, que Dios guarde".
Estos eran:"cinco manos de papel rosado, doce piezas de medios listones, tres piezas de cinta Borlonanxa, una pieza de cuerda de cáñamo, nueve docenas de ramos grandes, nueve docenas de flores medianas, seis pesos de velas, tres pesos de vino..cuarenta y un sombreros de paja, cuarenta y nueve ramos grandes de plumas, veinte y ocho varas de tafetán doblete rosa, y treinta y nueve
docenas de flores chicas."
La participación de los Catalanes, parece estrechamente relacionada con el poderoso grupo de aquél reino de España, cuya migración del siglo XVIII, aún no ha sido estudiada en nuestro país. Llevar Carros Triunfales era una bella tradición europea que se mantuvo en América e incluso se enriqueció en algunos lugares con elementos propios. Para los casos particulares del Perú y de Bolivia, el estudio mas completo ha sido realizado por Teresa Gisbert.No habíamos tenido noticia sobre los antecedentes coloniales de su uso en Cartagena, auncuando en general si se sabe por los cronistas que con Carros triunfales fueron recibidos en pueblos y ciudades los próceres de la Independencia, y que se siguieron usando por muchos años para celebrar las Fiestas Patrias. Aun hoy en día, se decoran carrozas con gran derroche de imaginación para las Fiestas de Noviembre que con esplendor se celebran en Cartagena, la "Ciudad Heróica."
Los Toros
Es muy notorio el entusiasmo del cronista al narrar la fiesta de los Toros. Se advierte de inmediato, que este espectáculo gozaba dentro del público de gran aceptación, tal como ocurre en la actualidad en nuestro país y porsupuesto en otros países de América. Se menciona "una de Terneros para la Jubentud", antecedente de nuestras "Becerradas", probablemente.
La siguiente es la forma como describe las Corridas: " En los dias 27,28 y 29 se hicieron tres corridas de toros de mañana y tarde las dos primeras, costeadas por la ciudad, y la otra por el Comercio, en las quales se lidiaron, y mataron catorce toros cada día, por otros tantos Caperos, Banderilleros y Picadores, que pagados y obsequiados con bestidos de Majo, se buscaron de los mas sobresalientes de esta ciudad y pueblos de la Jurisdiccion, los que en efecto lucieron su habilidad, y especialmente los últimos, por la destreza, y arrogancia con que cada uno de ellos esperaba, y sujetaba á pie y a pulso la fiereza del toro, con solo el auxilio de la vara con un pequeño clavo en la punta, consiguiendo todos el aplauso de público que estubo muy complacido a proporción de lo que apetece esta especie de diversión,cuyo lucimiento aumento primorosa vista de la Plaza, y el mucho concurso, y á que también asistió en sus Balcones el Muy Ilustre Ayuntamiento precidido de su Governador, y por Combite el V.D. y C. junto con el ilustrísimo Señor Obispo de Truxillo Doctor Don Josef Andréz de Achurra, á quienes se dio la derecha de dicho Balcón, según el real privilegio de esta Ciudad, y en el centro se hallaban colocados los reales retratos en la forma antes dicha con dos Horquestas de Música. En las vísperas de dichos toros, hubo fuegos..."... Fuegos que no podían faltar en estas celebraciones. Porque con ellos y con las luminarias nocturnas se pretendía darle a las noches el esplendor que durante en día la luz del sol prodigaba a las decoraciones, los atuendos, carruajes y demás lujos que se exhibían con profusión de color. Así que el "ruido", (con perdón de los puristas), comprendiendo en él tanto a la música como a la algarabía y los estallidos de la pólvora; con el color, la luz y el movimiento, fueron elementos totalmente imprescindibles en la fiesta, de los cuales sin duda alguna dependía en gran medida su existencia.
Sin olvidar el sentido y las profundas implicaciones de las Fiestas Reales en donde mediante la figura del Rey, "objeto y fin de la Fiesta", se enfatiza el poder y se subyuga a los súbditos, hemos tratado de aproximarnos al conocimiento de cómo dentro de la aparente unidad de una celebración que se hace por mandato y según la tradición bajo determinados parámetros, también son posibles las variantes y las especificidades, manifiestas en cada región. Quizás mas allá del momento, es probable que el estudio de estas manifestaciones de arte efímero, nos indiquen el camino, como lo hemos anotado, para descubrir el orígen de algunas formas culturales propias de nuestros países, de ciertas pervivencias que se mantienen, y de cómo esta actividad con expresiones tan diversas que comprendía tanto las artes visuales, como temas varios de la literatura y del teatro, los juegos de artificio, los bailes, las comidas y las corridas de toros, contribuyó en gran medida a la formación de una mentalidad y de una cultura propias en cada uno de los reinos españoles de América.
Bibliografía
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Cordovez Moure, José María: "Reminiscencias de Santafé y Bogotá" Aguilar, Madrid 1962
Fajardo de Rueda, Marta:"La Consagración del templo de S.José"inédito
Giraldo Jaramillo, Gabriel:"El grabado en Colombia" ed ABC, Bogotá.1960
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