3ra Jornadas Internacionales
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Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)Octubre de 1998 |
Ponencias publicadas por el Equipo NAyA https://www.equiponaya.com.ar/ info@equiponaya.com.ar |
SOCIEDAD CIVIL: de la participación a la representatividad. Hacia un nuevo modelo de cohesión social?
Terceras Jornadas Internacionales Estado y Sociedad: La reconstrucción de la esfera pública Taller: La reinvención del espacio público tendencias en las relaciones estado/sociedad
Ponencia a cargo de Elizabeth Iñiguez
Buenos Aires, octubre de 1998
SOCIEDAD CIVIL: DE LA PARTICIPACION A LA REPRESENTATIVIDAD.
+Hacia un nuevo modelo de cohesión social?
"El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado.
Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos
suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción;
lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano." Jorge Luis
Borges.
Nuestro pobre individualismo, en Otras Inquisiciones, 1946.
1. Introducción
La aparición del movimiento de organizaciones no gubernamentales ha demostrado la capacidad desarrollada desde la Sociedad Civil para encontrar alternativas de solución a las problemáticas tradicionalmente ligadas al ámbito de lo público.
Las intervenciones sociales de la última década se caracterizan por el accionar de instituciones privadas con fines públicos, el ejercicio de la participación y la reivindicación de los derechos de la ciudadanía, la asociación de actores y el establecimiento de consensos al interior de la sociedad. +sta dinámica genera un modelo cultural alternativo que, frente a los procesos de exclusión y marginalidad, facilita la integración del individuo en el sistema social de pertenencia.
En el presente trabajo trataremos de analizar cómo el creciente protagonismo que las Organizaciones de la Sociedad Civil han adquirido en las últimas décadas, determina cierta apropiación de "lo público" por parte de la Sociedad Civil organizada; y por ende, la redefiniciòn de la esfera pública en términos de responsabilidades compartidas.
Este protagonismo desemboca en la integración de un nuevo Sector Social: el Tercer Sector, integrado por la totalidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil.
En tanto Sector representativo de la demanda social organizada, el Tercer Sector podría constituirse en actor legítimo en la búsqueda de alternativas de solución a los problemas que aquejan a las sociedades contemporáneas.
Sin embargo, la aparición del Tercer Sector, institucionalizando la acción iniciada por el movimiento de Organizaciones No Gubernamentales, podría debilitar el modelo de cohesión social logrado por éstas al convertirse en un Sector mediador de recursos y demandas sociales.
2. Estado-Sociedad, de la oposición a la complementariedad.
Tras la fractura de las bases sobre las que se asienta la estructura societal moderna, y la crisis de integración y representatividad que el modelo de intervención estatal ha sufrido en los últimos años, el surgimiento del Tercer Sector, compuesto por Organizaciones de la Sociedad Civil de variado tipo, expresa sin duda, una concepción diferente de la relación Estado-Sociedad.
El concepto tradicional de política como ámbito que comprende Estado-Sociedad, encuentra su primera ruptura con la evolución de las sociedades modernas.
Para los clásicos la economía de "toda la casa"1 constituye el fundamento del orden político global. La estratificación social y la participación en el poder político van juntas.
No es posible trasladar esta conceptualización a las sociedades modernas. Recién en el siglo XIX la doctrina clásica comienza a descomponerse en una teoría de la sociedad, basada en términos de economía política, y una teoría del Estado, fundamentada en el derecho natural moderno.
Las teorías contractualistas del Estado, desde Hobbes a Rousseau, fundamentan su legitimidad en la voluntad de los individuos por reunirse en un cuerpo político común: "En consecuencia la finalidad máxima y principal que buscan los hombres al reunirse en Estados o comunidades, sometiéndose a un gobierno, es la de salvaguardar sus bienes (...) Y todo esto debe ser encaminado al único objeto de conseguir la paz, la seguridad y el bien común."2
Bajo esta representación, el Estado y la estructura política, se define como ámbito propio del interés general y portador de valores universales, mientras que la estructura económica queda librada al ámbito privado.
Desde entonces, la oposición público-privado encontró sus fundamentos en una racionalidad de individuos compitiendo económicamente.
La separación Estado-Sociedad implica que lo social se separa de lo político y la sociedad económica despolitizada se separa del Estado, ya para entonces burocratizado.
Desde esta perspectiva la Sociedad Civil se caracteriza para los teóricos posteriores, como el ámbito de persecución estratégica de intereses privados, donde: "cada uno es fin para sí mismo y todos los demás no son nada para él. Pero sin relación con los demás no puede alcanzar sus fines; los otros son, por lo tanto, medios para el fin de un individuo particular".3
La crisis de principios del siglo XX, dio lugar a la aparición de nuevos actores y a un cambio de articulación Estado-Sociedad, dando lugar al Estado de Bienestar.
Esta forma de Estado asume el rol de conductor de los procesos de modernización y desarrollo; y como gran totalizador político, se constituye en meta-actor y árbitro ecuánime de los conflictos societales.
En la actualidad y tras los fenómenos de la globalización y las consecuentes crisis de integración y representatividad, el Estado ha perdido el sitial totalizador tanto como el rol garantista clásico.
El agotamiento del modelo centralista y unificador de funciones en un sólo sujeto -el Estado de Bienestar- puede buscarse en las transformaciones a las que diera lugar las formas del capitalismo avanzado. En las sociedades contemporáneas los estados nacionales no tienen suficiente poder frente a las fuerzas económicas globalizadas.
La inexistencia de un poder político global y la desintegración de un sujeto social colectivo, fortalece la acción de los movimientos sociales que apuntan a recuperar valores y categorías propias del ideario moderno, recuperando la conciencia de la identidad, a la vez que el sentido de pertenencia a una comunidad.
La Sociedad Civil, ya no expresa una determinación del Estado, como lo significó para los teóricos modernos, sino que, por el contrario, estaría expresando el ejercicio pleno de los derechos de la ciudadanía y la participación pública.
Así como el concepto y el rol del Estado se ve hoy modificado, el término Sociedad Civil no nos remite ya al sentido hegeliano de la sociedad de los intereses individuales y liberales. Actualmente, el concepto de Sociedad Civil refiere al ámbito propio de la movilización y la participación pública, y nos ubica en el espacio de la organización social. Organización fundada en los principios de libertad, igualdad, democracia y solidaridad.
El nuevo Estado ha perdido toda oportunidad para constituirse en agente unificador, al mismo tiempo que deja de ser condición suficiente para la generación de procesos de desarrollo. En el informe del Banco Mundial sobre la situación del Estado en el mundo global, puede leerse: "El Estado, a diferencia de los años de la postguerra, deja de ser el factor determinante de los procesos de desarrollo económico y social, y pasa a constituirse en el factor esencial para sentar las bases institucionales que el Mercado requiere. A la vez que la Sociedad Civil, surge como agente protagónico de la apertura democrática, de la apropiación de procesos de desarrollo y de la eficientización de la gestión por resultados"4.
Algunos autores interpretan la transferencia de funciones a otros subsectores de la dinámica social como el socavamiento de los roles específicos del Estado y como producto de una creciente pérdida de autoridad frente a las intervenciones de los organismos internacionales y los efectos de una economía globalizada.
Para otros, la participación de la Sociedad Civil está ligada a la introducción de categorías propias del gobierno de lo social. Desde esta perspectiva, la privatización de lo público es un medio para aumentar la responsabilidad y la fiscalización de las autoridades, al igual que la eficiencia en la implementación y sustentabilidad de las políticas públicas.
Sin embargo, el análisis de las prácticas sociales y las reflexiones en torno a la transformación del paradigma de relaciones Estado-Sociedad, nos permite observar, a nuestro juicio, el pasaje de un marco dual regido por la lógica de la competencia, a una tríada de responsabilidades compartidas, donde el Estado, el Mercado y el Sector Social ensayan nuevos mecanismos y formas de cooperación, que tiendan a restablecer el equilibrio, en el marco de una racionalidad que integra y complementa los ámbitos público y privado.
Un pasaje tal, conlleva una serie de modificaciones conceptuales en torno a la concepción del individuo y la forma de concebir la sociedad. Por otra parte, la apelación a la responsabilidad colectiva sobre lo social, no aparece como forma regresiva de recuperar el equilibrio, sino que, expresa una visión novedosa en la concepción del orden político de los años venideros.
El modelo de la complementariedad encuentra sus fundamentos en las propuestas interaccionistas y las teorías de la biodiversidad. Todas ellas abren paso a una visión del mundo y lo social fundada en las interdependencias mutuas y el reconocimiento de lo diverso, debilitando, así, las posiciones del individualismo sustancialista.
Asimismo, el desplazamiento de los presupuestos objetivistas de las Ciencias Sociales y el surgimiento de explicaciones multiparadigmática de la dinámica social, nos brindan una serie de herramientas conceptuales capaces de definir y categorizar los procesos de constitución de los nuevos contratos sociales, a los cuales los cambios estructurales de las últimas décadas están dando lugar.
3. Sociedad Civil: de la integración social a la representatividad sectorial.
La pérdida de las representaciones colectivas -sindicatos, partidos políticos- dejó lugar al surgimiento de nuevas formas de expresión de las demandas políticas, instrumentadas en forma de apelación directa al Estado.
Mientras que en décadas anteriores los movimiento sociales se caracterizaron por su lucha contra el Estado, en la actualidad, los nuevos movimientos luchan por fortalecer y establecer las responsabilidades que el estado nunca llegó a cumplir.
Frente a la bancarrota del Estado de Bienestar y su consecuente parálisis política, la sociedad busca avanzar por medio de múltiples movimientos hacia la reorganización de la vida social y la redefinición de la vida política.
Estos movimientos, representados por Organizaciones de la Sociedad Civil, desarrollan una auténtica "acción colectiva", en tanto acción productora de integración y cambio social.
Así como en el esquema moderno, la acción colectiva estaba reservada a la esfera gubernamental -o pública-, hoy los espacios de cohesión y participación, aparecen referidos a una esfera no estatal.
Siguiendo a Villarreal es posible diferenciar lo político (como ámbito administrativo-ejecutivo), lo privado (como área de desarrollo de los intereses individuales, el mercado y la propiedad), y lo público o relacional, donde (como esfera del ejercicio de los derechos ciudadanos y la participación) podría desarrollarse un espacio para el consenso y la inclusión social.
La sociedad relacional sería, en este contexto, el ámbito de producción de conductas y hábitos sociales. El espacio donde se establece y reestructura el entramado social.
Decíamos en el apartado anterior, que la Sociedad Civil no alude ya a una determinación del Estado. Tampoco se confunde con la sociedad en su conjunto.
"Sociedad Civil" denota a los ciudadanos organizados. Refiere al ejercicio de los derechos de la ciudadanía y su acción se materializa en la validación de las personas, poniendo en acto el "nosotros" y recuperando la conciencia colectiva.
La aparición de movimientos ecologistas, movimientos reivindicativos de derechos humanos, cooperantes voluntarios, asociaciones de consumidores, grupos de promoción comunitaria, ONGs y muchos otros, da pie, frente a la pérdida de participación y representatividad, a la puesta en práctica de nuevas formas de integración y cohesión social. Dijimos también que su acción se fundamenta en la conciencia del individuo de ser parte de una comunidad, el reconocimiento del otro como diverso y la universalización de los valores de libertad, justicia y solidaridad.
Estos agentes colectivos se diferencian de los movimientos propios de la fase industrial de la sociedad en varios aspectos. A diferencia de los movimientos sociales tradicionales, que enfatizaron su identidad de manera instrumental para promocionarse como "grupo" en el orden socioeconómico establecido, la participación de los nuevos movimientos sociales expresa una modificación sustancial en las formas de concebir el modelo societal de los años venideros.
Además, los movimientos de la primera mitad de siglo, generaron estructuras burocráticas determinadas por intereses sectoriales. Los nuevos movimientos sociales se corresponden con la fase postindustrial propia de la sociedad contemporánea y se caracterizan por su capacidad para establecer objetivos estratégicos, acuerdos puntuales y estructuras laxas, -descentralizadas y heteràrquicas-, a punto tal que permite que se los visualice como Redes de redes.
Desde otra perspectiva, el paso de los presupuestos objetivistas a la construcción de sistemas complejos y reflexivos, nos ubica en un ámbito de comprensión diferente, donde la realidad deja de ser algo preexistente y "objetivo", para pasar a ser una "construcción" siempre en proceso, donde el Mundo es un mundo humano, construido en nuestra interacción con los demás.
La concepción del mundo y de lo social, como resultado de un proceso recursivo de construcción permanente de la realidad en la cual estamos insertos, posibilita la conformación de sujetos sociales instituyentes de un orden social distinto.
Concebir al mundo y a lo social como una red de interacciones, situarse en el nivel de las redes sociales significa generar un espacio reflexivo sobre lo social, donde el individuo se expresa en una integración múltiple y diversa.
La práctica sostenida por las Organizaciones Sociales, ligada al ejercicio de la participación, la asociación de actores y la intervención en red, genera un modelo cultural alternativo que facilita la integración del individuo en el sistema social de pertenencia.
El reconocimiento del otro, la aceptación de la diversidad y la conciencia de un proceso recursivo de construcción permanente de la realidad, posibilita la conformación de sujetos sociales que coadyuven a la preservación de las decisiones individuales, al fortalecimiento de las identidades y a la concreción de un conjunto de valores y pautas colectivas.
Por todo ello, la consolidación de las redes sociales es una forma no regresiva de recuperar los cobijos y de dar sentido al mundo, y esta ligada al refuerzo de las identidades colectivas e individuales, tanto como a la construcción de una mayor integración social.
Paralelamente, a medida que avanza la reforma del Estado se produce una creciente descentralización de funciones hacia el sector de las Organizaciones de la Sociedad Civil, a la vez que se consolida la implementación de políticas sociales participativas.
Para los bancos de cooperación multilateral, la participación de la Sociedad Civil en la formulación y el desarrollo de los proyectos y programas sociales, es un medio para aumentar la responsabilidad, la fiscalización y la eficiencia; a la vez que garantizar una mayor aceptación social de las obras o de las consecuencias que éstas pudieran tener.
En cambio, para las Organizaciones de la Sociedad Civil, la participación es la posibilidad de extender el poder a grupos excluidos, y la consolidación de las redes sociales una forma no regresiva de recuperar las identidades a la vez que favorece la integración social.
Ya hemos mencionado que, las prácticas que hoy caracteriza la intervención social, (el ejercicio de la participación, la asociación de actores, la formación de redes) generan espacios de mutuo reconocimiento, a la vez que fortalecen las identidades. Este espacio, concebido como ámbito propio de la acción y los intereses colectivos, no se corresponde con la esfera pública propia de la intervención gubernamental, sino que, por el contrario, la esfera de "lo público" es resignificada en términos de responsabilidades compartidas y como ámbito instituyente del orden social deseado.
La cuestión social es sin duda una asignatura pendiente del siglo XX. El paradigma del desarrollo económico agotó el supuesto que veía en los mecanismos del Mercado la fuente de bienestar para toda la humanidad. El Estado ya no se basta a sí mismo en el cumplimiento de los objetivos de equidad. Pero, sin embargo, la Sociedad Civil surge como actor, recuperando los valores políticos y éticos relegados al olvido.
Son los ciudadanos organizados quienes asumen el compromiso de construir una nueva visión para otorgarle sentido al mundo.
Desde una propuesta alternativa o por mera actitud conservadora aparece la necesidad de institucionalizar la acción de un Sector capaz de velar por el cumplimiento del imperativo de encontrar el equilibrio que garantice la superviviencia de todos.
Por último, paralelo al creciente protagonismo que las Organizaciones de la Sociedad Civil han adquirido en la canalización de las demandas sociales, el reconocimiento del peso y volumen económico movilizado por el Sector, en tanto proveedor privado de servicios públicos, abre una serie de cuestionamientos en términos de legitimación como sector social independiente.
4. El Tercer Sector, un modelo alternativo o un sector compensatorio.
En los últimos años se vienen tematizando varios modos de avanzar en una integración -horizontal y vertical- hacia la construcción de un Sector que incluya al conjunto de Organizaciones de la Sociedad Civil: el Tercer Sector.
Los argumentos que justifican desde su aparición hasta la necesidad de su reconocimiento e institucionalización son de variado tipo. Desde los partidarios de la privatización, hasta los adversarios de los gobiernos, pasando por aquellos que sostienen la necesidad de fortalecer tanto al Estado en su rol social, como a la Sociedad Civil para el restablecimiento del equilibrio en la igualdad de oportunidades, coinciden en proclamar la necesariedad de la constitución de un Tercer Sector independiente.
En este punto, es indispensable diferenciar las distintas corrientes y modalidades de intervención que confluyen en ésta construcción, a la hora de analizar el surgimiento del Tercer Sector como actor relevante en la estructuración de un nuevo contrato social para el siglo XXI.
El presente trabajo no pretende constituirse en una reseña histórica de la aparición de las Organizaciones No Gubernamentales, por el contrario sólo nos limitaremos a realizar algunos señalamientos al respecto.
En toda sociedad existen y han existido procesos de organización y autoayuda basados en la iniciativa de agentes privados que de manera voluntaria y autoconvocados realizan obras de servicios, asistencia social o desarrollo comunitario a la par de los roles que el Estado tiene asumidos como propios.
Ejemplo de ello puede considerarse a las acciones de los colonos en épocas de la expansión territorial de los estados, o las asociaciones de beneficencia, basadas en la caridad hacia los más necesitados, y las organizaciones filantrópicas movidas por la necesidad de mejorar las condiciones de vida del género humano.
Todas ellas cuentan con una larga historia y constituyen un afluente importante en el conjunto de las Organizaciones que componen el Tercer Sector.
Luego de la crisis del 30, en Estados Unidos, se inicia la reforma del estado.
Frente a la necesidad de paliar las críticas condiciones en la que estaban sumergidos grandes sectores de la población de aquel país, se canaliza una importante masa de recursos fiscales hacia el sector de las organizaciones sin fines de lucro. Estas ven aumentado sensiblemente el volumen de recursos disponibles -casi un 600 % en diez años-, a la vez que se encuentran frente a la necesidad de organizar la prestación de servicios sociales básicos.
Se inicia así la generación de un Sector diferenciado de la lógica del Mercado en tanto persecución de lucro económico, a la vez que goza de cierta autonomía relativa en términos de mecanismos de gobierno.
Estas instituciones se caracterizan por ser instituciones proveedoras de servicios públicos, privadas y no lucrativas. Sus acciones se corresponden con las prestaciones que el estado ha transferido y sus ventajas comparativas se sostienen tanto en la eficiencia, como en la humanización de las prestaciones que llevan adelante.
La tercerización de servicios ha dado lugar a la generación de un número importante de Organizaciones que combinan las donaciones gubernamentales con la captación de fondos privados.
Podría no ser demasiado arriesgado decir que estos dos tipos de instituciones, constituyen el estamento de mayor peso a la hora de considerar la composición del Tercer Sector.
Por otra parte, en los años 60 tiene lugar la aparición de múltiples movimientos sociales convocados a partir de una preocupación defensiva en torno a la justicia en la composición del orden social mundial. El descrédito del Estado y del sistema político para encontrar soluciones frente a la crisis y el desequilibrio económico y social, hacen que la auto-organización y la acumulación de poder generado a partir de la movilización social, sean las herramientas elegidas por estos movimientos para incidir, por presión externa, en la toma de decisiones de los centros de poder.
Estos movimientos van dando lugar a la aparición de Organizaciones No Gubernamentales y Organizaciones de Base o comunitarias, caracterizadas por asumir nuevas formas organizativas y por ser portadoras de una nueva visión: la transformación del Mundo, a partir de la recuperación de la responsabilidad colectiva sobre lo social, el ejercicio de los derechos de la ciudadanía, el consenso y la negociación.
El sector conocido específicamente bajo la denominación de ONGs. ha sido influenciadas por diferentes corrientes. Abordan un amplio abanico de problemáticas y se orientan fundamentalmente a promover la organización de los sectores marginados del sistema y fortalecer la participación popular.
Este tipo de Organizaciones son las seleccionadas por la cooperación internacional y los estados nacionales para canalizar recursos hacia los sectores carenciados.
Razón por la cual, además de desempeñar un rol promocional en las poblaciones desventajadas socialmente, son identificadas como mediadoras entre la demanda social y las fuentes de recursos.
Las Organizaciones de Base se orientan a la reivindicación de los derechos que les fueran negados socialmente. Puesto que perciben que sus derechos son negados por el estado y su sistema político.
Las fortalezas alcanzadas por las ONGs y los grupos de base tienen una clara dimensión política: el rol pro-activo y contestatario desempeñado por éstas, ha tenido éxito en la democratización del Estado y de la sociedad.
Si bien este último grupo posee una incidencia menor en cuanto a su peso relativo en la estructura económica del Tercer Sector (según la información suministrada por el CENOC, las Entidades de Bien Público representan el 85% del volumen económico manejado por el Sector); su volumen en la composición es significativamente mayor considerando la extensión que tienen las Organizaciones de beneficiarios o grupos autogestivos.
Asimismo, el impacto alcanzado por ellos radica en la efectividad de su acción -la denuncia-, tanto como en la consolidación de una práctica alternativa.
Cabe señalar aquí que así como en décadas anteriores los movimientos sociales se caracterizaron por abordar temáticas ligadas al trabajo, el medio ambiente, el feminismo y las minorías étnicas, en la década de los 70 comenzaron a surgir ONGs ligadas a la problemática del sector informal -economía y vivienda popular- La categoría de informalidad propia de los sectores excluídos del sistema (trabajadores y/u ocupantes ilegales) trae aparejada la renuncia a la legalidad más que al derecho -trabajo/vivienda- Esta determinación exige el desarrollo de experiencias y metodologías alternativas, dado que el sector a atender es el resultado de la falta de soluciones del propio sistema. En estos espacios, también comienza a adoptarse el término tercer sector, pero para referirse al sector informal de la economía.
En la década de los 80 se produce un doble reconocimiento, por un lado se reconoce las capacidades desarrolladas por la Sociedad Civil para encontrar alternativas de solución a las problemáticas tradicionalmente ligadas al ámbito de lo público; y por otro, surge la necesidad de readecuar las estructuras gubernamentales a un nuevo modelo.
Esto es, tanto por el establecimiento de formas de control y regulación de la prestación de los servicios sociales; o bien, por el mismo tipo de reclamo que les otorgó la fuerza de su movilización, -la transformación social-, las Organizaciones de la Sociedad Civil, están llamadas hoy a un nuevo desafío, constituir un Sector que una vez insertado con los otros dos preexistentes - Estado, Mercado-, mantenga la misma flexibilidad en la acción y lealtad a su contenido emancipatorio.
Uno de los desafíos del próximo siglo será contrastar si el Tercer Sector se constituye en un sector compensatorio y contenedor de la demanda social, o si por el contrario es capaz de instituir un orden social más justo, a partir de legitimar su rol como actor representativo de la demanda social organizada.
5. Conclusiones
Hasta aquí, los planteos giran en torno a cuestionamientos tales como +es posible, objetivamente, un Tercer Sector independiente? Puesto que el Tercer Sector es concebido como subsidiario de los recursos aportados por los otros dos sectores.
+Es factible la institucionalización del Tercer Sector manteniendo su contenido emancipatorio?, o por el contrario su inserción en la estructura societal significa la creación de una estructura de intermediaciòn entre los núcleos generadores de demandas sociales y los centros de decisión.
+La legitimidad del Tercer Sector estará dada por su forma de constitución, en tanto sector continente de la demanda social organizada, o más bien por el cumplimiento del rol de mediador impuesto desde los centros de poder entre la demanda y la oferta de recursos?.
Finalmente, sólo hemos querido señalar algunas de las orientaciones posibles en tanto institucionalización de un modelo de intervención social generado como alternativo y basado en una profunda modificación del par pùblico-privado en términos de complementariedad de roles y funciones.
Tal modificación requiere un proceso de mutuo reconocimiento dónde la autoridad política del Estado encuentra su fortaleza y legitimación al constituirse en actor convocante y garantía de participación. Mientras que, la Sociedad genera espacios de articulación y consenso capaces de introducir variantes en el esquema de relaciones sociales.
Estas variantes estarían encaminadas a consolidar los principios democráticos según los cuales son los ciudadanos independientes y soberanos a quienes les corresponde tomar las iniciativas tendientes a decidir el tipo de sociedad en la que van a vivir.
La modernidad halló su contenido en las categorias iluministas que garantizaban la libertad del individuo.
En la época actual los opuestos parecen seducirse en una danza colectiva. En un mundo globalizado donde la finalidad y la norma han sido negadas por lo espontáneo y singular -el acontecimiento-, donde el sentido se agota en una fragmentación sin sentido, donde la identidad se reconoce en lo diverso, y la Razón se reconcilia con el mito, tal vez, estemos en condiciones de imaginar la superación real de lo público en lo colectivo.
REFERENCIAS BIBLIOGR-FICAS
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Castoriadis, Cornelius. La instituciòn Imaginaria de la Sociedad, Tusquets editores, Buenos Aires, 1993.
Habermas, Jurgen, Historia y Crìtica de la opiniòn pùblica, Ediciones G. Gili, Barcelona 1997
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-Riechmann, Jorge y Fernàndez buey, Francisco. Redes que dan libertad.
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NOTAS
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1 Desde la tradición aristotélica la estratificación social y la participación en el poder político van juntas. La economía basada en una producción de tipo agrario y artesano constituye el fundamente de un orden político global.
2 Locke, Del Gobierno Civil, 1647 3 Hegel H.J. Filosofía del Derecho, 1753 4 Banco Mundial, 1997 Buscar en esta seccion :