3ra Jornadas Internacionales
Estado y Sociedad

LA RECONSTRUCCIÓN DE LA ESFERA PÚBLICA

Centro de Estudios Avanzados (CEA - Universidad de Buenos Aires -UBA)

Octubre de 1998

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
https://www.equiponaya.com.ar/
info@equiponaya.com.ar
III JORNADAS INTERNACIONALES ESTADO Y SOCIEDAD: LA RECONSTRUCCION DE LA ESFERA PUBLICA

a)Nombre: SILVIA GUEMUREMAN b) Título: Lic. en Sociología c) Institución de pertenencia: Instituto de Investigaciones "Gino Germani"- Ftad de Ciencias Sociales d) Domicilio: Uriburu 950 6| Piso e) Te: 961-9905 f) Fax: 962-9942 g) Correo Electrónico: sguemure@mail.retina.ar h) Area temática: 3. La esfera pública como espacio de la acción social: +matrices "estado-céntrica" versus "sociocéntrica? +O publificación?.

La indelegable función del Estado en la formulación de políticas públicas referidas al abordaje del Maltrato infantil. Algunos señalamientos a considerar 1

Resumen de la ponencia

El maltrato infantil, fenómeno que ha devenido cuestión social hace relativamente poco tiempo, enfrenta a los actores y sectores sociales encargados de la planificación de políticas públicas a una disyuntiva inevitable: deben pronunciarse con acciones concretas, tanto discursivas como materiales, en aras de la defensa de la niñez víctima de maltrato o abuso, pero paralelamente, deben preservar las garantías ciudadanas para evitar que la persecución a los autores de maltrato, se convierta en una forma más de estigmatización y exclusión, aumentando la desintegración social.

De allí que el Estado a través de sus órganos legislativo, ejecutivo y judicial deba ser cuidadoso en el diseño de alternativas. El ánálisis de los proyectos legislativos posteriores a la sanción de la Ley de Protección contra la Violencia familiar,reconocen un común denominador: no quedarse de "manos cruzadas frente a un problema tan acuciante" pero casi invariablemente, asocian la posibilidad de hacer algo al dictado de alternativas que siempre encierran lo punitivo,el castigo y la sanción. Otras posiciones, respetuosas de la privacidad, y la no intervención, resultan poco eficientes desde la perspectiva de la víctima, quienes pueden asimilar esta "neutralidad" a una indiferencia respecto del problema, que por defecto, promueve su mayor desprotección.

En las instituciones de salud, se reedita la misma disyuntiva: atender la emergencia clínica, intervenir judicialmente, delegar en Servicios Especiales, o directamente, negar la existencia del problema.

Esta presentación pretende elucidar algunos de los supuestos que orientan o subyacen a las prácticas institucionales. De este manera, pretende ser una reflexión de utilidad para aquellos encargados del diseño de políticas públicas o reformas legislativas destinadas a la infancia.

Esquema de ponencia propuesta:

a)Introducción

La presentación que voy a realizar consiste en el desarrollo de uno de los aspectos de la investigación "La tolerancia: otra cara del control social-penal? Los adultos y el maltrato infantil"2.

Dicha investigación, entre otros objetivos, se proponía conocer la oferta institucional de atención de la problemática del maltrato infantil, enmarcado este objetivo en el develamiento acerca del abordaje diferencial que recibiria este fenómeno según fuera abordado por agencias públicas (específicamente nos focalizamos en hospitales y escuelas) o en agencias privadas3.

La etapa de relevo institucional constituía una etapa previa a la de la construcción de una escala actitudinal de medición de conductas entre los polos de represión-castigo y toerancia-no castigo, a priori señalados por nosotros como las conductas que alinearían a los actores sociales escogidos frente a la problemática del maltrato infantil.

b)Formulación del problema/hipótesis

En la formulación del proyecto habíamos arriesgado la suposición que gran parte de la falta de conciencia (emergente como "tolerancia" o "indiferencia") que existe en torno al maltrato infantil se explicaría por ser una conducta que usualmente se produce -y reproduce- en la esfera privada, permitiéndole esta condición su encubrimiento y extensivamente su tolerancia social. No obstante, esta falta de conciencia alegada por la sociedad en general, que se escandaliza cuando "descubre" que existe maltrato infantil -usualmente mediante la trascendencia de algún hecho escabroso por los medios masivos de comunicación- no podía ser sostenida por los sujetos que en su vida cotidiana ejercían una función social cuyo sustrato de intervención eran los niños. Nos referíamos explícitamente a los maestros de las escuelas primarias, y a los médicos especializados en el segmento infantil4. La suposición que nos orientaba, es que estas personificaciones sociales no pueden alegar desconocimiento ni ignorancia acerca de la existencia y modalidades de emergencia del fenómeno. Lo que sí pueden -y de hecho hacen- es reaccionar ante la ocurrencia del fenómeno en forma diferente. En ese marco, nuestras hipótesis de trabajo, habían sido las siguientes:

> El maltrato infantil, en todas sus formas, no es un fenómeno excepcional localizado en determinados sectores sociales, sino que se encuentra distribuido en todos los sectores sociales.

> El tratamiento que recibe el maltrato infantil en tanto ilegalismo, expresa y refleja una gestión diferencial de los ilegalismos.

> La "gestión diferencial" de este ilegalismo se traduciría en una reacción social selectiva.

> La tolerancia, la complicidad y el encubrimiento; y la represión del maltrato infantil como polos de la política penal del no-castigo y no denuncia, y castigo- denuncia respectivamente, expresan las diferentes modalidades que asume la solución a la contradicción entre supuestos explícitos e implícitos de la sociedad respecto a la crianza de los hijos > La reacción social selectiva se traduciría en la sanción y condena de la escala más baja social y en la tolerancia y encubrimiento en la escala más alta.

> Esta correspondencia guarda estrecha correlación con las "agencias públicas" (hospitales, escuelas públicas) que atienden a sectores sociales más bajos, y las agencias privadas (sistemas de medicina prepaga, colegios privados) cuya clientela está constituida por los sectores medios/altos.

> En tanto las agencias públicas actuarían como instancias develadoras de conductas privadas, las agencias privadas actuarían como instancias encubridoras.

> La complicidad como modalidad de reacción ante el fenómeno del maltrato infantil está generalizada en todos los sectores sociales5.

De este conjunto de hipótesis, la presentación que sucede se centrará solamente en la sexta y séptima (que aparecen resaltadas en el párrafo precedente), habida cuenta que en ellas aparecen involucrados los hospitales o Servicios de salud en calidad de agencias públicas y/o privadas susceptibles de abordar la problemática del Maltrato infantil.

c)Aproximación y Metodología

Esta fue la secuencia prevista en el diseño de investigación, y realizada posteriormente:

Recorrimos las instituciones hospitalarias oficiales de Capital Federal (esto es Hospitales Nacionales y Municipales) a fin de documentar la existencia o no de Servicios Especiales para atención de casos de maltrato. Entre aquellas instituciones que sí lo poseían, seleccionamos tres priorizando para su elección las instituciones pediátricas.

La estrategia metodológica para este objetivo fue la consulta de los registros que llevaba la institución. Este registro estuvo constituido por las fichas de los casos que ingresan, en donde, entre otros datos figuraba información acerca de quienes eran detectados como "maltratadores" (relación de parentesco, datos biográficos y sociodemográficos, etc.) y por las historias clínicas de los niños víctimas de abusos.

Entre aquellas instituciones carentes de Servicios Especiales, preguntamos en los Servicios de Pediatría, Traumatología y Psicopatología, cuando no en la oficina del Servicio Social, cual era la modalidad de respuesta ante la detección de casos de maltrato: denuncia con derivación; denuncia sin derivación; no denuncia; prestación médica puntual; prestación médica con seguimiento; derivación al Servicio de Psicopatología de los niños maltratados; derivación de sus padres o presuntos autores del maltrato; derivación de ambas partes ("víctimas" y "victimarios"); etc.

La estrategia fue primero el abordaje de la institución a través de "informantes claves" para conocer la lógica institucional de respuesta, es decir, el conocimiento de los mecanismos institucionales que se ponían en marcha cuando se detectaba un caso de maltrato.

El paso siguiente fue bajar de la institución a sus prestadores, a quienes se les suministró un cuestionario que interrogaba sobre aspectos básicos del abordaje del fenómeno del Maltrato Infantil6. Con el instrumento encuesta, el objetivo fue la captación de la mayor información posible acerca de modalidades y expresiones en que el fenómeno del maltrato se manifiesta. Finalmente nos propusimos la realización de entrevistas semi-estructuradas con guía de pautas a los profesionales/funcionarios/de las instituciones elegidas. Las entrevistas estuvieron orientadas a la profundización de las dimensiones relevantes para nosotros, como por ejemplo el atravesamiento público-privado en la vida de un mismo profesional.

Presentaremos aquí solo la primera etapa de esta secuencia, es decir, el mapa institucional que conformaba para el momento del relevo, la oferta institucional de atención de maltrato infantil.

Análisis de la oferta institucional. Reflexión sobre los paradigmas subyacentes a las acciones institucionales

La categorización de la oferta se hizo teniendo en cuenta los atravesamientos que sufre la misma, de índole diversa: una es si efectivamente constituye una oferta; de ahí que nos preocupáramos por chequear la mayor cantidad de servicios e instituciones dar representarnos su funcionamiento efectivo. Así establecimos las categorías de oferta real para definir a aquellas instituciones que con arreglo a cualquier modalidad, oferten real y efectivamente algún servicio, es decir, sean de efectiva recurrencia para los usuarios. Conceptualizamos como oferta potencial a aquella oferta que si bien está prescipta como tal, no está implementada por faltar algún elemento como subsidio, financiamiento, voluntad política, profesionales, etc. Por oferta nominal entendimos a aquella oferta que si bien figura por escrito en alguna guía o medio de comunicación, no existe realmente, expresándose esta no-existencia en que no constituye una alternativa válida para los potenciales usuarios. Diferente es la categoría pergeñada de oferta insuficiente, que daría cuenta de servicios que tampoco son una alternativa para los potenciales demandantes, pero que existen, son reales -desde este punto de vista constituyen una oferta real-, aunque resulten insuficientes por verse desbordados por la demanda que reciben.

Por otro lado hay instituciones mixtas con arreglo a especificidad temática, o bien con arreglo al tipo de oferta consignada: muchas veces coexisten diferentes programas, constituyendo algunos ofertas reales, y otras ofertas potenciales.

Tampoco es cierto que el carácter de la oferta remita mecánicamente al carácter de la institución: muchas veces las instituciones existen, con arreglo a su constitución formal, personería, etc, pero la mera existencia no las convierte en oferentes reales, ya que sus ofertas son siempre potenciales -convirtiendo así a la institución en una institución nominal, lo que a los efectos de nuestro relevo implica un «sello+.

Otras complejidades se añadieron a la categorización: en los casos de instituciones que ofertan más de un programa, siendo que no todos remiten a ofertas en maltrato familiar, se tomó como criterio validar a la institución como una institución oferente. Pero hubo otros casos, donde las ofertas eran de índole no subsumible, por ejemplo instituciones que ofertaban proyectos específicos en maltrato infantil con proyectos no específicos, o bien algunas de sus ofertas eran potenciales para ampliar prestaciones efectivas al momento de la demanda, y toda la gama de situaciones que nos hizo pensar que había que tomar como unidad de análisis los programas para remitirlos luego a las instituciones.

De otro lado, tenemos casos como los de la Iglesia, que a través del Secretariado Permanente de la Familia, elaboró un informe7 donde da cuenta de los menores internados en institutos católicos, siendo uno de los motivos de internación la problemática del maltrato infantil aunque no pudimos localizar a la iglesia como oferente de algún programa especifíco.

Asimismo, instituciones que realizan propuestas no específicas en la problemática, incluyen entre su población beneficiaria a víctimas de la problemática del Maltrato infantil, ya que están preñadas del supuesto de que el maltrato infantil es emergente de una situación de riesgo. Instituciones que históricamente se ocuparon de «los menores+ en situación de «riesgo moral o material+, hoy día al repreguntarse por los sujetos objetos de atención, también los sindican como «víctimas de violencia familiar+, «testigos de violencia+, o menores «abusados+ o bien como «chicos de la calle que se fugaron del hogar porque eran «maltratados+.

Con la variable «modalidad de la oferta+, se pretende dar cuenta de la especificidad de los servicios ofertados, esto es, si la oferta es de carácter preventivo, es decir, en sus objetivos declarados aparece la prevención como dimensión privilegiada, si es de carácter orientativo esto es, si la institución se aboca a informar u orientar a los usuarios sobre otras instituciones o servicios, o sobre determinados pasos a seguir, dimensión que se confundirían con lo derivativo, que también tiene la especificidad de orientar y dar pautas de acción inmediata. También buscamos relevar las ofertas en materia de contención y las que propiamente realizan asistencia directa, bajo las modalidades de asistencia jurídica con o sin patrocinio, y tratamientos o asistencia médica.

Dado que los servicios se superponen, es difícil encontrar tipos puros de atención, la clasificación incluirá combinatorias, donde el criterio de las mismas sea priorizar la cualidad más relevante; de lo contrario, tendríamos un bloque bastante indiscriminado.

La clasificación realizada se hizo según la información obtenida en el relevo -llevado a cabo por la vía del rastreo-, la bibliografía consultada, las entrevistas a informantes claves, y los medios periodísticos8.

Se diferenciaron las ofertas en ofertas provenientes de organizaciones no gubernamentales (O.N.G.) y ofertas públicas. Se detectaron 16 O.N.G de las cuales hay 1 que ofrece 4 programas que constituyen una oferta potencial de abordaje en Prevención, 1 institución universitaria (que fue clasificada aquí porque el programa en sí no es un programa público) que ofrece dos programas, 4 instituciones que ofrecen al menos un programa en Maltrato infantil, pero casi todos de carácter potencial, 1 institución sondeada (la SAP) que no tiene programa alguno, ocho instituciones que ofrecen grupos o asistencia pero focalizados en mujeres víctimas de violencia familiar, y algunas instituciones oferentes de tratamiento psicológico. De modo que con pertinencia hacia la problemática de Maltrato infantil,

Respecto a las instituciones públicas, debe destacarse que en Capital Federal funciona la Red escolar y la Red de salud mental ambas dependientes de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Red escolar depende de la Secretaría de Educación y funciona receptando los casos derivados por los 21 equipos de orientación escolar enclavados en cada uno de los distritos de la Capital Federal, realizando tareas de diagnóstico, evaluación de riesgo y derivación a tratamiento . La Red de Salud Mental es bastante más compleja porque abarca los servicios de psicopatología de todos los hospitales municipales. A fin de rastrillar la existencia de equipos dedicados a la atención de la problemática de violencia familiar, se procedió a chequear exhaustivamente la información de todos los hospitales, arribando a la conclusión que:

> en su mayoría los equipos o servicios de violencia están destinados a mujeres y a la problemática de violencia doméstica, siendo pocos los que se ocupan de la problemática de maltrato infantil.

Entre los servicios específicos para maltrato infantil, deben destacarse la Unidad de Tratamiento y Violencia Familiar10, dependiente del Htal de Niños Pedro de Elizalde, el Servicio del Hospital Argerich que tiene una oferta dentro de su Servicio de Psicopatología11, así como también el Hospital Fernández12, el Htal Penna, en su C.E.S.A.C N|8, ofrece un servicio de Victimología13, que aborda la problemática de un modo más integral; en el Htal Ricardo Gutiérrez, no existe oferta de servicio específico, si bien la atención de la problemática del maltrato infantil es mediatizado a través del Consultorio de Niños Sanos14, que depende de la Unidad de Clínica del Hospital. En el Htal Zubizarreta15, hay un servicio destinado en su mayoría a mujeres al igual que en el Htal Durand, si bien en ambos hospitales, se atiende a los niños cuando son pacientes del mismo hospital, es decir, es una oferta cerrada.

Según los usuarios, los servicios más utilizados son los hospitales de niños.

El Htal Garrahan con juridicción mixta nacional-municipal recibe casos de maltrato infantil a través de su Servicio Social sin presentar una oferta específica y el Htal de Clínicas -dependiente de la Universidad de Buenos Aires, recibe casos a través del Servicio de Psicopatología Infanto-Juvenil16, y a través de CANJA - Centro de Atención al Niño y al Joven Abusado. La primera es una oferta restringida, ya que no constituye una oferta dirigida la comunidad, sino sobre todo a la Administración de Justicia, que "contrata" al Hospital de Clínicas como auditoría externa. El CANJA17, en cambio, servicio creado por la Cátedra de Pediatría del Hospital, constituye una oferta real a la hora de la derivación atendiendo un promedio de 30 chicos por mes.

Las diferentes perspectivas de abordaje de los equipos de psicopatología permean la cuestión ya que según la perspectiva elegida, la violencia familiar constituye o no un caso de abordaje específico o un caso de abordaje general (caso paradigmático, el servicio del Htal Piñero18). Se puede consultar una información mas específica en el ANEXO. De todos modos, no deja de llamar la atención que en los hospitales generales -quede hecha la excepción respecto a los hospitales pediátricos- sean los Servicios de Psicopatología quienes "monopolizan" las ofertas. La problemática así, aparece desde el principio, psiquiatrizada.

Dentro de Capital Federal, otro oferente de servicios a nivel municipal es el Consejo Municipal de la Mujer19 que posee siete programas para el abordaje de la cuestión de la V.F. teniendo tres específicos para Maltrato infantil: 1)el programa municipal TE AYUDO20, línea telefónica de derivación, 2)el Programa de asistencia a niños testigos de violencia, y 3)el Programa específicamente de asistencia a niños víctimas de MI y Abuso Sexual21. La óptica de esta oferta de atención es diferente a otras detectadas, ya que básicamente trabajan con los padres o familiares del niño, buscando el cambio en las pautas y modalidades de relación, y residualmente realizan terapias a los niños y/o adolescentes, cuando las consecuencias del maltrato ya han dejado secuelas difíciles de revertir. La perspectiva de los usuarios lo sindican como el único programa que realiza una atención satisfactoria para los casos de abuso sexual.

Tsmbién a Nivel Municipal, la Defensoría de Niños y Adolescentes realiza una importante tarea de patrocinio legal a niños que demandan asesoramiento en temas de violencia familiar y maltrato infantil.22 Otro oferente es el Consejo Nacional del Menor y la Familia, que tiene un Programa específico sobre violencia familiar, que ofrece entre otras actividades cursos de capacitación a profesionales y recientemente ha inagurado una línea telefónica de denuncia de casos de violencia -el 102- pero aún no tiene conformada la red de asistencia.

Análisis de la demanda social:

a)Análisis general acerca de las motivaciones de quienes demandan ayuda

Una desagregación cualitativa de los llamados recibidos por una línea de ayuda telefónica para las víctimas de maltrato localizada en Capital Federal23, reveló, en primer lugar, que es muy significativa la incidencia de llamados que no se refieren específicamente a problemas de violencia. Dentro de la enorme casuística de motivos que disparan el llamado, pudo comprobarse que el anonimato del teléfono, y la ausencia de información de la gente, repercute en que se utilice una línea telefónica de ayuda al maltrato, -pensada y diseñada para- como el canal por donde viabilizar desde dudas de índole jurídico, (cuotas de alimentos, patria potestad, permisos para viajes) como del orden cotidiano (una dirección de un lugar, cómo conseguir un colegio de doble turno, dónde hacer un analisis de HIV, cómo conseguir un crédito) así como otros padecimientos no referidos a los niños.

Cabe consignar que la mayoría de los llamados son realizados por mujeres, "la infancia", "la minoridad", "la violencia" son temas femeninos, y como tales problematizados por mujeres. Los llamados realizados por mujeres alcanzan una proporción de un 80%. También mayoritariamente las víctimas de maltrato son mujeres. Respecto al tipo de maltrato recibido, cabe decir que mayoritariamente los casos notificados corresponden a Maltrato Físico y Maltrato Físico y Emocional, sumando un 41% de los casos.

Resultó relevante, y digno de ser analizado en detalle el alto porcentaje (30%) de llamados que no pueden ser inscriptos como llamados por maltrato infantil. Una desagregación exhaustiva nos permitió establecer que era relevante la cantidad de llamados en que los adultos son víctimas de los jóvenes, o más globalmente, donde la situación de temor es inversa: los adultos "temen" a los jóvenes, revirtiendo así la asimetría original, generando una nueva asimetría de poder inversamente proporcional a la "jerarquía generacional". Se han detectado casos en que llaman los padres para denunciar que los hijos se drogan, que roban, que son violentos, que las hijas se fugaron con algún novio, que el novio de las hijas las maltrata o vende droga, y situaciones de violencia doméstica que no encuadran dentro de maltrato infantil entendido como "actos y carencias que turban gravemente al menor......". Estos llamados harían presuponer, de un lado, una gran dificultad de los adultos para manejar problemas que pertenecen al amplio espectro de la problemática adolescente, y de otro, la de utilizar a los jóvenes para tematizar la problemática de todo el circuito familiar, encarnando los jóvenes la figura de "chivo expiatorio".

La figura del "adolescente-problema", legitimada social y culturalmente, se reedita en forma permanente, y aparece en el imaginario social la búsqueda de respuestas que tienen que ver con la intervención del Estado, -en realidad con la terceridad, con alguno que marque La Ley, lo que «se debe hacer+ y lo que «no se debe hacer+, lo que «se puede+ y lo que «no se puede+, etc-, donde la "familia- problema generadora" queda al margen como si nada tuviera que ver con el "hijo- problema-producto".

A juzgar por la ínfima proporción de víctimas que llama, (menos del 10%) se podría inferir que el pedido de ayuda se encuentra desplazado: las madres o abuelas o familiares, muchas veces no llaman para o por sus hijos; llaman para sí mismos, los que necesitan ayuda para resolver la enorme casuística conflictiva que acarrea la adolescencia, son ellos mismos. No casualmente, muchas mujeres se "confunden": siendo ellas mujeres golpeadas, llaman a la línea "infantil" de ayuda, siendo que la misma dependencia municipal cuenta con una línea de ayuda específica destinadas a ellas, las mujeres maltratadas.

Aquí también opera un desplazamiento importante: el maltrato es digno de ser denunciado cuando le pasa a los otros, sobre todo si son o parecen más vulnerables -los hijos- a partir de lo cual se "cuelgan" para plantear su propio problema de violencia intrafamiliar. Y en este "colgarse", se apropian de un espacio de los otros, y nuevamente objetivizan a los niños y jóvenes tomando su voz. En aras de la preocupación y la protección, se arrogan el derecho de la representación de los padecimientos de los niños: en realidad, buscan en la línea telefónica, un Servicio de Orientación Familiar - o una Escuela para padres, quedando al descubierto la gran incomprensión de los adultos del sistema de creencias, valores y actitudes de los jóvenes.

Asímismo, queda evidenciado la forma en que los adultos construyen y definen que debe ser entendido por un problema infantil, independientemente de la percepción de los niños y adolescentes. Claro que esto debe ser relativizado: muchas veces el llamado de un adulto es disparador de sucesivos llamados de las propias «víctimas+, que se animan a plantear su situación una vez que ven allanado el camino por «un otro+ que contó el "nudo gordiano" de su problema, y que aparece luego como mediador y garante de la relación con el operador.

Hay otros llamados, residuales, realizados por los mismos victimarios que confiesan estar maltratando o pegando incontroladamente a sus hijos, y manifiestan "no querer hacerlo más", y también piden ayuda.

El común denominador de casi todas las llamadas es que piden algo: la consigna de "TE AYUDO" fue bien receptada, si bien como en toda invitación abierta, la interpretación la hace el destinatario, escapando a las proyecciones del "ideólogo". Así, se registran pedidos de ayudo bajo la forma de asistencia directa (tal dato, tal dirección); bajo la forma de contención ("llamo porque me tratan bien", o "porque me hace bien hablar con Uds"); para derivación (ante casos o situaciones concretas); para orientación-información ("saber que tengo que hacer"- ("tengo en mi casa a las amigas de mi hija que las echaron de su casa, que hago?", o "está una amiga de mi hija que era abusada por su padre, tengo miedo- yo-, +que puedo hacer para ayudar -sin meterme en probemas"?); sea en forma de emergencia ("necesitamos que manden a la policía porque se están matando" o "hay un gran problema acá al lado, es necesario un patrullero").

La comprobación general es que el medio "telefóno" y la certeza del anonimato generan una gran tranquilidad en la persona que llama que hace posible que cuente sus padecimientos más íntimos en conversaciones no demasiado largas. Al llamar, se ponen en la situación de decir, se predisponen: si no, no se podría entender la cantidad de "confesiones" de muchas mujeres de haber sido abusadas cuando niñas, o de maltratos reiterados padecidos y naturalizados ya adultas. Es cómo si se pudiera decir a partir y a través de otro. Se puede visualizar claramente diferentes modalidades de pedir ayuda a otro:

- la modalidad lisa y llana de plantear un problema y buscar una solución (la menor cantidad de veces) -la modalidad encubierta de pedir que se hagan cargo de una situación, sólo planteando un problema con un nivel mayor o menor de desborde -una modalidad "neutra" quedándose afuera del problema que lo tienen los otros, y yo simplemente trasmito lo que pasa, pero no me consustancio con ellos a nivel responsabilidad personal.

Estas tres modalidades pertenecerían a los llamados realizados por los familiares o amigos personales de las víctimas, y también las propias víctimas.

Cuando las llamadas proceden de vecinos, reconocen otra modalidad:

-en general son denunciativas: buscan informar que algo funciona mal. Si bien hay una prescripción moral acerca de "que deben hacer algo", el grado de compromiso se acaba allí, transfieren a la "instancia apropiada" (la línea telefónica, sindicada como la instancia por excelencia encargada de hacer algo),la responsabilidad y se quedan con la conciencia tranquila. Este ausencia de compromiso mayor se refleja en el anonimato de sus llamadas, en la escacez de datos que aportan, en la dificultad para comprometerse con la entrega de más datos hacia futuro, etc. Es difícil entrañar los supuestos motivacionales de estos llamados: si realmente remiten a una preocupación, o a una determinada concepción del niño donde no hay tolerancia para otros parámetros culturales -el tema de la negligencia y el abandono serían algunos de ellos-, o cuestiones personales entre vecinos, como broncas, o rencillas domésticas.

Las llamadas procedentes de instituciones escolares -muy pocas- reconocen otro carácter. Como son llamadas de institución a institución, la lógica que adquiere es interinstitucional: una lógica de cooperación entre instancias que tienen a la misma población como usuaria. En general, llaman para pedir información buscando recetas universales para aplicar a casos particulares, pero sin singularizar, y sin delegar el caso. Usualmente la información buscada es una información-herramienta para seguir operando por sí mismos.

Del lado de la respuesta de los operadores de la línea, la misma está focalizada en los niños y jóvenes. Los aspectos más cubiertos, son "el qué hacer", "cómo hacerlo" y el "a dónde ir".

Probablemente, el resultado mayor que arroje está línea es la constatación de las «necesidades básicas insatisfechas+ de la población, de la dificultad de la gente de resolver su propia cotidianidad, de la falta de intermediación pública, cristalizada en instituciones intermedias a donde recurrir, en definitiva, esto habla de una política pública por omisión que hace que espacios como estos sean percibidos como instersticios para "colar" las múltiples demandas sociales.

Por otro lado, queda evidenciada la construcción de la problemática adolescente por parte de los adultos: para los adultos es un problema es crecimiento de los hijos, pone en crisis su propia identidad de adultos. Esto aparece claramente por la resistencia que oponen para aceptar la diversidad, la sexualidad, los gustos y las decisiones de los jóvenes: para aceptarlos en tanto sujetos que protagonizan su propia vida. Son las conductas vinculadas a esos tópicos las que son reportadas a la línea telefónica, sobre todo la sexualidad y los valores juveniles expresados en gustos y preferencias son censurados. De otro lado, la drogadicción y todas sus implicancias, ocupan un lugar importante en las preocupaciones adultas. El hecho de que este emergente aparezca en la línea de ayuda al maltrato, no es sino un indicador de la conjunción indisociable que se ha tejido en el imaginario social acerca de la vinculación entre drogadicción- delincuencia- violencia (incontrol absoluto, falta de previsibilidad).

b)Llamadas realizadas por las propias víctimas, +qué es lo que perciben, comunican, trasmiten o denuncian como maltrato?

Un tópico que nos restaba profundizar era el de saber cual es la percepción de las propias víctimas acerca del maltrato intrafamiliar una vez que decidían movilizarse en el pedido de ayuda. Si bien una primera observación nos había alertado de que los llamados de las víctimas constituían una minoría (un 10% respecto al total de llamados), aún carecíamos de información acerca de cual era la desagregación de esos llamados según sexo, edad, y tipo de maltrato padecido y denunciado. Así, desagregando los datos de acuerdo a esos criterios, supimos que: Respecto al sexo de los denunciantes, volvimos a constatar la cuestión del maltrato como cuestión femenina: las víctimas que llaman son en 80% mujeres, en tanto varones, son sólo el 18%, no habiéndose establecido el sexo en el resto de los casos.

Respecto a la edad, sabemos que no hay llamados de niños menores de 9 años, comenzando la línea ascendente de llamados a partir de esa edad. Una agrupación en intervalos, nos dió la siguiente distribución de frecuencias:

La reflexión que nos despierta esta desagregación, es casi obvia: no demanda ayuda cualquier niño u adolescente: la demanda de ayuda tiene que ver con la incorporación de algún "capital simbólico", entendido como recursos adquiridos tanto en el plano material como en el simbólico, que se expresan en el conocimiento de derechos, en un mínimo conocimiento normativo, y en una embrionaria -o no- conciencia acerca de la posibilidad de actuar como operadores/transformadores de la propia situación. Desde este punto de vista, la edad y la inserción en una estructura formal de aprendizaje y socialización como la escuela, están intímamente relacionadas. La institución escolar brinda y posibilita la adquisición de un determinado capital simbólico, y aquí, el sesgo de la población tomada -línea telefónica de ayuda, localizada en la juridicción de Capital Federal- es elocuente: a medida que crece el nivel de instrucción de la población, crece también la cantidad de llamadas, donde incluso se relatan situaciones de larga data, de modo que podría suponerse, que la adquisisción del capital simbólico necesario, y la existencia y difusión de una línea apropiada, confluyen en la explosión de llamados que se producen a partir de los 16 años.

Los maltratos denunciados por los jóvenes que llaman a la Línea, podrían resumirse así:

Adentrándonos al interior de cada una de las categorías, pudimos detectar que:

>El Maltrato Físico (M.F) generalmente no viene solo, sino acompañado de gritos, amenazas, culpas y acusaciones de la más variada índole -todo lo cual fue incluido bajo el concepto de Maltrato Emocional (M.E). Aquí trascribiremos un caso que nos pareció paradigmático: La menor dice que su mamá de chica era golpeada, que su abuela actualmente es golpeada por su abuelo, cuenta que ella y su hermano son golpeados por el abuelo, la madre y el padre. La operadora se comprometió a hablar con la menor -A- en enviar gente a la escuela a ayudarla. A dice que tiene muchas compañeras que son golpeadas y que les va a dar el número de teléfono. En una segunda llamada A llama para que hablemos con su abuela, pero ésta se niega, ella queda en llamar otro día. Este es parte del relato de A: «Odio a mi abuelo, todos lo odian+;«Mi papá nos trata como si fuéramos animales+ «Viene loco del trabajo y se las agarra con nosotros+;«me pega una patadas...te puedo mostrar los moretones, me quedan las rodillas blancas, así me quedan después que se van los moretones, se llama vitiligo, tengo esto desde que me internaron+; «mi mamá me pegaba con el cinturón, pero ahora me da chirlos+; «yo tenía tres perros, y mi papá les daba patadas, me duele como si me pegara a mí+; «mi papá se pelea con todos, no quiere a nadie+; «yo a mi papá lo quiero, mucho lo quiero, pero cuando me pega, lo odio. cuando le pega a mi hermano, yo lloro porque me duele+; «me pega con la parte rota del cinturón, que es lo que más duele; un día lo escondí, pero fui una tarada, porque fue peor, me dio piñas y patadas+; «yo digo que voy a llamar a la policía+.....

Resta decir que A tiene 9 años.

>El Maltrato Emocional cuando es reportado como único maltrato padecido por las mismas víctimas, pone de manifiesto la problemática adolescente desde el lado de los mismos adolescentes, y en ese caso, es la contracara de la construcción que de la misma hacen los adultos (ver apartado a) de este capítulo). Casi siempre, remite problemas de relación y vinculación familiar, o bien, a problemas de acomodación a las edades y las circunstancias cambiantes del ciclo vital. También hemos detectado, aunque en forma residual, M.E. anclado en motivaciones más estructurales: desempleo por parte de algún progenitor, enfermedad o discapacidad de alguno de los miembros del entorno familiar (tanto puede ser la víctima como el agresor), o también problemas de pareja que anticipen un divorcio.

>Respecto al Abuso Sexual (A.S.), es cierto que son los casos menos denunciados, aunque una lectura exhaustiva nos permitió visualizar que la denuncia llega con el hartazgo y el fin de la tolerancia de la víctima a la situación abusiva después de un largo período de soportarla. Usualmente, reportan que en el hogar, hay más de un abusado: ella -o él- y algún hermano. o hermana. Frecuentemente las víctimas denunciantes son mujeres (7 casos). El ínfimo porcentaje de varones que denuncia abuso, debiera ser explicado entre otros factores, por el pudor de realizar una denuncia sobre un esfera tan conflictiva en la adolescencia como es la sexualidad.

>Los varones son reacios a denunciar cualquier tipo de maltrato (recordemos que sólo el 18% se convierten en denunciantes) amparados por una cultura que promueve la violencia como sinónimo de virilidad: "Hacéte duro, hacéte hombre" "A golpes se hacen los hombres", son dichos del saber popular que operan como supuesto implícito en el imaginario social. Ante la convicción de que la denuncia de violencia menoscaba la virilidad, es frecuente que a igual capital simbólico que las mujeres, los varones opten por el silenciar la situación. Más aún en el caso del abuso sexual, en que la mera denuncia podría despertar la sospecha de una ambigüedad sexual en una etapa en que la identidad sexual se está consolidando.

>A la par de casos de abuso sexual, aparecen en la esfera de preocupación de los jóvenes la violencia entre sus padres, o entre miembros del entorno familiar, lo que hemos dado en calificar como Testigos de Violencia, es decir, donde el maltrato hacia los niños o adolescentes se produce en forma indirecta: a través de la reiterada asistencia a escenas violentas donde no pueden intervenir y que les generan angustia e impotencia. Usualmente es la madre la víctima y el padre u otra figura masculina el victimario. En los casos analizados, se puede visualizar una reversión de roles: son los hijos los que cuidan a los padres; sobre todo hay un hijo -no simpre el mayor- que vela por el biesnestar de los padres y se arroga el derecho de informar y buscar ayuda. Por cierto, también hay búsqueda de ayuda cuando la situación de tensión en el entorno familiar, se vuelve insostenible por la inminencia de un divorcio, o la reciente ocurrencia del mismo. Aquí, la presencia del capital simbólico en cuanto a conocimiento de recursos y derechos para pedir ayuda, se torna una condición sine qua non del paso al acto.

>Factores externos como el alcoholismo y el uso de drogas, inciden en la ocurrencia del maltrato -en cualquiera de sus modalidades- en forma inequívoca y reiterada.

>Según pudo constatarse, los episodios de violencia y maltrato no son patrimonio exclusivo de ningún sector social en particular. Si bien los datos obtenidos fueron bastante deficientes, no obstante pudo comprobarse la siempre suposición de que el maltrato existe en todos los sectores y niveles sociales, pudo reconocerse nítidamente en el perfil de los llamados llegados a la línea telefónica. Desde casos de padres profesionales con un buen pasar económico con hijos inscriptos en universidades privadas, hasta casos de personas que viven en una pensión o trabajan en un puesto callejero, desfilaron entre las enorme casuística de situaciones reportadas. En todos los casos, el mejor indicador de nivel socioeconómico fue proporcionado por los datos de profesión y ocupación: de allí en más son inferencias. Hay casos de policías o personal de seguridad o vigilancia privada, así como casos de albañiles, o mujeres con empleo doméstico. Puede añadirse como agravante situaciones de desempleo, reciente o de larga data que alteraron la homestasis familiar. También la presencia de hogares monoparentales, con uno de ambos progenitores ausente tras una muerte o separación. Como contrapartida, una gran cantidad de hogares ensamblados. La existencia o no de teléfono propio no resultó ser un indicador tan válido, si bien sesga toda la muestra. En muchos casos, las víctimas recurrieron a teléfonos públicos para hacer los llamados.

d) Resultados y conclusiones

d.1) Reflexion global sobre la oferta

La reflexión más importante que nos inpira el estudio de la oferta, es que la misma está anclada en un concepto de salud mas cercano al de curar la enfermedad, que una concepción de atención primaria de la salud (APS). Las estrategias de APS propician un enfoque preventivo asociado a la promoción de la salud, es decir, actuar antes de, preceder, anticipar, imposibilitar accionando, desarrollar acciones tendientes a evitar los transtornos en la salud, en nuestro caso específico, el maltrato infantil.

Las ofertas que nosotros estudiamos que se llaman a sí mismas "preventivas", están mas bien asociadas al concepto de Prevención Primaria que tal como lo acuñara Caplan en "Principios de Psiquiatría Preventiva" remite a la idea de disminución en la ocurrencia de un determinado fenómeno como los trastornos mentales, o sea es una concepción basada en la "cura" del espacio de la enfermedad, y no en el privilegio del espacio de la salud.

Si bien todos los avances en el campo de la salud mental están permeando las cerradas estructuras institucionales de los servicios de psicopatología, aún el camino es largo, y recién se empiezan a transitar los caminos de la "prevención permanente" entendida ésta como "como un proceso de comunicación ininterrumpido, dialéctico, destinado a captar los resortes culturales y trabajar multiplicando con resonancia y con verdadera efectividad" (en Materazzi, "Salud Mental, una propuesta de prevención permanente", Ed, PAIDOS, 1991) Para ser coherentes con este planteo, es necesario la inversión en formación y capacitación de recursos humanos, que a su vez se convertirán en los agentes multiplicadores de las estrategias preventivas en el sentido de promoción de la salud.

Sin embargo, lo observado es que el discurso de la prevención es esgrimido para "ocultar" la falta de recursos que permita prodigar una atención real a los usuarios. El discurso progresista acerca del "interés superior del niño" y la menor intervención, no siempre es esgrimido por las buenas razones: muchas veces es una salida elegante que encubre la imposibilidad de brindar una atención adecuada a los portadores de la problemática. Estas conclusiones conllevan a preguntarse por la racionalidad de la oferta con arreglo a su motivación.

d.2 Reflexión sobre las políticas públicas:+control social, prevención o «gestión del riesgo+?

La primera observación realizada, es que no se crearon muchas instituciones nuevas, específicas para el abordaje del maltrato-infantil, sino que son las mismas instituciones dedicadas históricamente a la infancia, las que se "especializaron" en la tema. Es el nuevo observable del maltrato infantil como categoría lo que entra en juego en las clasificaciones, y no un cambio estratégico en la población sobre la cual "La Minoridad" debe intervenir tutelarmente. La población es la misma, la misma que ha sido históricamente clientela del Patronato del Estado que ahora tiene una nueva vía que abre las puertas a una ulterior victimización secundaria: el maltrato intra-familiar.

Por otro lado, estamos en condiciones de afirmar que la oferta institucional de atención de Maltrato infantil, no se corresponde con la demanda de quienes padecen el fenómeno. Una y otra aparecen "desencontradas". Claro que el desencuentro, reconoce diferentes niveles. Un primer nivel de no correspondencia, podría estar dado por la falta de ofertas suficientes: no hay recursos previstos para satisfacer la demanda potencial y no hay recursos efectivos para satisfacer la demanda real.

Otro nivel pareciera ser aquel en que los satisfactores no guardan relación con necesidades percibidas por la gente, algo así como "un diálogo de sordos". Esta constatación, fue posible gracias al análisis cualitativo de una línea telefónica abierta de ayuda, que si bien estaba diseñada para casos de "maltrato-infantil" receptaba en un porcentaje muy alto casos no vinculados a la problemática del maltrato pero si vinculados a los padecimientos y a lo que la gente percibe y construye como problema.

El último nivel de no correpondencia detectado, tuvo que ver con los supuestos ideológicos que sustentan las ofertas: el problema del maltrato infantil, aparece "medicalizado", "psicologizado", o cualquier otra variante que lo conlleve a su "patologización". Las ofertas detectadas que impliquen un abordaje de la problemática de "maltrato-intrafamiliar" sin proceder a la estigmatización-rotulación de las personas portadoras del problema son casi inexistentes. La percepción de la gente es la de que denunciar este problema, conlleva una fuerte valoración social negativa, que ubica al que lo padece en la categoría de "desviado". Esta percepción se ve reafirmada en los niveles de intervención institucional que reifican al sujeto en la definición negativa, trasladando el rótulo de la conducta hacia el actor.

Dentro de la problemática que nos ocupa, esto ha dado lugar a la creación de nuevas categorías para clasificar: «hombre golpeador+, «padre maltratador+, «padre abusador+, «madre negligente+, o sea, se extiende la tipología del maltrato a sus ejecutores, generando la realidad virtual de un «padre siempre maltratador+, de una «madre siempre negligente+, de un «marido siempre golpeador+, soslayando cualquier aspecto positivo en las personas que han sido exitosamente etiquetadas.

El efecto del rótulo persiste más allá de la conducta, dando lugar a la generación de identidades desviadas en relación al origen del mismo, con el consecuente proceso de "revictimización" de las "victimas" de las acciones censuradas al atraer hacia sí todo el dispositivo de intervención pública y punitiva.

Del lado de las «víctimas+, las mismas también son etiquetas, como «niño golpeado+, «adolescente abusada/o+, «menor maltratado/a+, corriendo la misma suerte que los autores.

Las ofertas institucionales proceden según estos supuestos de corte neta y claramente positivista y peligrosista. Esta apreciación es fácil de comprobar, observando los alineamientos de los servicios respecto a la institución judicial.

Pese a una voluntad declarada de no judicializar, hay todavía un porcentaje muy alto de casos judicializados evitables.

Las finalidades acerca del fin de la pena, como la prevención general -disuación, contramotivación- y la prevención especial -rehabilitación, cura, restricción de la reincidencia- siguen siendo los operadores de muchos de los profesionales intervinientes. Es el operador del castigo el que áun mantiene actualidad. Todavía los avances del garantismo, el minimalismo y el abolicionismo penal no han incursionado en la intervención institucional más que aisladamente.

En el caso de los niños víctimas, este enfoque positivista de cuño peligrosista, se corresponde con la doctina de la situación irregular, que objetiviza a los niños-menores expropiandolos de su calidad de sujetos.

e)Inferencias posibles de su estudio o o importancia de su análisis

Creemos que el estudio realizado puede ayudar a pensar a los encargados del diseño de políticas públicas o programas destinados a la prevención y/o el abordaje del fenómeno del maltrato infantil, acerca de |los efectos de muchas prácticas que si bien con las mejores intenciones, se transforman en contradictorias. Así, el acento puesto en la detección precoz de "sindrome de maltrato infantil" sin paralelamente implementar políticas públicas de prevención, puede ser riesgoso y convertirse en una mera "cacería de brujas", sindicando en la figura del "maltratador" un nuevo enemigo público sobre el cual hay que intervenir, sea para castigarlo, sea para tenerlo controlado.

Estamos convencidos de que la sola capacitación para la detección del maltrato infantil, no alcanza, sino está acompañada de políticas públicas que promuevan la integración social y el desarrollo humano. De lo contrario, como muchas de las estrategias de control social de base comunitaria, acabarán conviertiéndose en "mallas que amplían la red permitiendo capturar mayor cantidad de peces" tal como metaforizara Stanley Cohen en "Visiones del Control Social"24.

Ampliar la situaciones sindicadas como "irregulares" o de "riesgo" y en paralelo amplificar la red de control de estas conductas, implica extender la doctrina de la situación irregular en toda la sociedad, extendiendo la ideología de la defensa social, y el «olfato peligrosista+ de los ciudadanos en una sociedad desintegrada.

Por estos motivos, sostenemos que hay que ser cuidadosos en la planificación de estrategias reales de prevención permanente o prevención primaria del maltrato infantil para no reproducir la equizofrenia detectada entre discursos progresistas y prácticas tutelares peligrosistas.

NOTAS

1 Algunos de los aspectos de este trabajo constituyen un eje del Proyecto UBACYT TS30: "Las nuevas formas de control social-penal en la Argentina de los finales de siglo". Director: Juan Pegoraro.

2 Proyecto de Investigación correspondiente a beca categoría Perfeccionamiento, UBACyT, 1994'1997.

3 En el diseño original del Proyecto de investigación, el objetivo c) rezaba así: "describir, analizar y comparar las medidas adoptadas ante el fenómeno del matrato infantil , cuando este es detectado por parte de las agencias de salud (hospitales) y educativas (escuelas)". El objetivo d, preveía: "describir, analizar y comparar a la luz de la escala "represión-tolerancia"la gestión diferencial que recibe el fenómeno del maltrato infantil según se trate de organismos públicos y/o privados", y finalmente, el objetivo e) estaba destinado a "describir, analizar y comparar a la luz de la escala "represión-tolerancia"la gestión que recibe el fenómeno del maltrato infantil según sea abordado por profesionales /funcionarios insertos en el ámbito público y/o privado".

4 Los Dres. De Paul-Matinez Roig, analizan sobradamente este punto en Maltrato y abandono Infantil, ED. Pirámide, España, 1994. En el Cap 4, apartada 4.3 los autores analizan el papel de los distintos profesionales, sosteniendo que el tema de los malos tratos no es exclusivo de ninguna disciplina particular, no obstante sindicar al personal escolar como un espacio clave, ya que "son los puntos de referencia de los niños; al acudir a ella {la escuela} ellos rompen con el aislamiento que supone la permanencia constante en el grupo familiar". Asimismo, el personal médico es sindicado como otra de las piezas claves en la detección dependiendo sus recursos el que se halle inserto en una institucion hospitalaria o en un espacio extrahospitalario. Estas referencias, realizadas por profesionales que constituyen verdaderas autoridades en el tema del maltrato infantil, no hacen más que reforzar nuestra elección de estas instituciones, confirmando que nuestras apreciaciones fueron adecuadas.

5Hipótesis planteadas en el Proyecto de Investigación: "La tolerancia: +otra cara del control social-penal? Los adultos y el maltrato infantil" Silvia Guemureman- UBACyT, 1994-1997 6 Los resultados del procesamiento del cuestionario, fueron publicados en el artículo: "La tolerancia: +otra cara del control social-penal? El abordaje del maltrato infantil desde la perspectiva médica", en Revista Delito y Sociedad - Revista de Ciencias Sociales, N+9-10, Buenos Aires, 1997.

7 Consultar en los Anexos.

8 Las planillas del relevamiento de la oferta en Capital Federal se presentan en el ANEXO

9Nos referimos al Programa de Infancia Maltratada, que funciona en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

10En esta dependencia se entrevistó al Dr. Norberto Garrote, Jefe de la Unidad.

11La coordinadora en este caso, era la Lic. Estela Reyes, a quien también entrevistamos oportunamente.

12La historia de los servicios del Hospital Fernandez fue brevemente relatada en el Capítulo anterior. Cabe decir que pese a la no existencia de un Servicio Especial, tanto en el Servicio de Ginecología como en Traumatología, Pediatría y Psicopatología se atienden casos. De hecho, fue una de las instituciones hospitalarias elegidas para hacer el relevamiento a los prestadores médicos. Es allí donde conocimos la patética historia de la "desaparición forzada" del Servicio de Ginecología Infanto-Juvenil.

13Aquí se entrevistó a la abogada del Equipo, la Dra. Mirta Bokser.

14El referente aquí fue el Dr. Anderman. En la Sección de Psicopatología, se entrevistó a su Jefe, el Dr. Carlos Camusso, y a la Lic. Alicia Ganduglia, miembro del equipo. A posteriori, en ocasión de hacer una transferencia con los resultados del relevo en instituciones de salud, quien suscribe brindó un Ateneo con la exposición de los principales resultados que se exponen en el capítulo de "El abordaje clínico del maltrato infantil"

15En el Hospital Zubizarreta entrevistamos, en primera instancia, a la Dra Ana Merlín, asesora letrada del Equipo de Violencia Familiar. Posteriormente, establecimos contacto con la Jefa del Servicio Social del Hospital, la Lic.

Graciela Santander, quien actuó como informante clave, además de ser una eficiente "operadora" en la gestión de prestadores médicos "candidatos" al cuestionario.

16La Jefa de Psicopatología fue la Dra Lucila Agnese, quien tuvo la gentileza de recibirnos. También en el Servicio, reporta funciones el Dr. Eduardo Padilla, quien es considerado uno de los máximos referentes en el pais en temas de Abuso Sexual en niños y adolescentes, ademas de haber sido co-organizador -juntamente con el CEA y a través de su Fundación - de las Primeras Jornadas Internacionales sobre Violencia y Abuso Sexual en Niños y Adolescentes, realizadas en el Centro Cultural General San Martin en agosto de 1997. En dichas jornadas, desfilaron personalidades del más alto nivel academico en temas de violencia y abuso.

17Alli entrevistamos a la Lic. Patricia Garrahan, coordinadora del Servicio.

18Su Jefe, el Dr. Layonquiere, fue renuente a la realización de la entrevista solicitada.

19Aquí se entrevistó a la Dra Martha Zilli, asesora de la entonces presidente del Consejo Municipal de la Mujer, la actualmente diputada nacional Dolores Dominguez, a quien se le solicitó autorización para el monitoreo de la Linea Telefónica de Ayuda a los niños maltratados, TE AYUDO.

20La Coordinadora del Programa es la Lic. Marga Sissini, egresada de la Carrera de Especialización en Violencia Familiar, dictada por el Dpto. de Posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA

21Las Coordinadoras aquí eran dos, la Dra Diana Sanz y la Dra. Irene Intebi. Por razones de tiempo, la entrevista se concretó solo con esta última.

22La Coordinadora de la Defensoría es la Dra. Noris Pignata, quien fue entrevistada en el transcurso de esta investigación, añadiendo que la cantidad de denuncias por este tema han crecido en forma exponencial en los últimos dos años, más aún teniendo en cuenta que desde 1996 se han abierto defensorías barriales que aumentan las "bocas" de llegada de demanda.

23Nos referimos a la Línea de Ayuda Telefónica TE AYUDO, dependiente del Consejo Municipal de la Mujer. En el Anexo del Capítulo, se adjunta la base de datos que se confeccionó para el relevo de las fichas del Programa, y algunas precisiones más sobre la desagregación de los datos. En el cargado de la base de datos, colaboró con nosotros la Lic. Sandra Barilari, operadora voluntaria del Programa . A ella, vale nuestro agradecimiento.

24 "Visiones del Control Social" Editorial PPP, Barcelona, 1989.

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