Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

El sitio arqueológico Bajo la Viña (San Salvador de Jujuy)

Por Jorge Kulemeyer
Grupo Yavi de Investigaciones Científicas - Casilla de Correo 78 4600 San Salvador de Jujuy. Tel: 0388-4262569 y tel/fax: 0388-4260596.
E-mail: grupoyav@imagine.com.ar

Resumen

El muy extenso yacimiento agroalfarero tardío de Bajo la Viña, en la ciudad de San Salvador de Jujuy, comienza a ser conocido a partir de hallazgos que se realizan en 1995. Se ofrece una información resumida sobre los trabajos de rescate realizados a partir de entonces y los resultados obtenidos. Los restos del asentamiento, cuya disolución puede haber estado relacionada con la llegada del español, son muy abundantes. Se cuenta con dos fechados radiocarbónicos: uno realizado sobre huesos de camélido encontrados en el nivel de ocupación directamente por encima de un enterratorio humano dio una fecha: (CSIC-1088) 645 ± 45 BP, en tanto que el segundo, (CSIC-1348) 511 ± 24 BP, corresponde a restos de carbón vegetal hallados al interior de un recinto de vivienda.  Se destaca el hallazgo de elementos, tanto culturales como naturales, cuya presencia se relaciona con las tierras altas y secas (Puna y Quebrada de Humahuaca) como las partes bajas (valles húmedos) de la región. También fueron encontrados restos cerámicos que demuestran influencia incaica. Forma parte de un conjunto que representa una oportunidad única para el desarrollo científico, cultural, turístico y educativo de San Salvador de Jujuy.

Ubicación del sitio arqueológico de Bajo La Viña

 

El actual casco urbano de la ciudad de San Salvador de Jujuy, en el Departamento Dr. Manuel Belgrano, se encuentra en la zona definida como de Valle, formando parte de la cuenca del río Grande como así también de la unidad morfoestructural Cordillera Oriental. El barrio residencial Bajo La Viña está ubicado en el radio urbano de la ciudad de San Salvador de Jujuy sobre la margen izquierda del río Grande, en el sector sudeste de la ciudad. Para llegar a Bajo la Viña desde el actual casco céntrico se cruza primero el puente San Martín, que atraviesa el mencionado curso de agua, para luego andar un par de cientos de metros en la ruta provincial Nº 56 y pasar el puente sobre el Río Chijra. La misma recta asfáltica conduce a Alto la Viña. Los hallazgos se han realizado a ambos lados de la ruta.

Las coordenadas geográficas aproximadas son: 24º 10' 395" latitud S y 65º 7' 284" longitud Oeste. La altura sobre el nivel del mar es ligeramente superior a 1.200 metros. Le corresponde un clima Subtropical Serrano con una precipitación media anual mayor de 950 mm, de régimen estrictamente monzónico (con hasta un 80 por ciento del total anual de las precipitaciones durante el verano). La temperatura media del mes más cálido es de 21 ºC y del mes más frío de 10,5 ºC. Se producen algunas heladas invernales.

En la ciudad pueden apreciarse cuatro niveles de terrazas, con mayor desarrollo particularmente hacia la margen derecha del río. Con pocas excepciones, la población de San Salvador de Jujuy se asienta sobre las terrazas fluviales del río Grande. Los niveles  de terrazas generalmente están muy marcados por bordes que permiten individualizarlas fácilmente.

El tercer nivel, está dado por la terraza "San Salvador" a la que se suma un subnivel IIIa. En esta terraza, donde se asienta el centro de la ciudad, se encuentran la mayoría de los restos arqueológicos conocidos para el área, incluyendo los de Bajo la Viña. La datación tentativa de la terraza de San Salvador sería del Pleistoceno superior-Holoceno (Alcalde et al., 1992 : 184). Los bosques que cubren las serranías, entre los 1.250 msnm de la ciudad y los 2.312 msnm del Cerro Alto del Pajonal, poseen en su estrato arbóreo especies perennifolias y caducifolias. Desde el punto de vista fitogeográfico San Salvador de Jujuy forma parte del bosque de transición de Yungas y Chaco.

Características principales del sitio

El descubrimiento inicial del yacimiento se realizó fines de julio de 1995 cuando, al cavar un pozo para conexión de la red de agua potable a una vivienda, se encontraron restos humanos y vasijas cerámicas. Inmediatamente se realizó una tarea de rescate en el lugar que al año siguiente incluyó excavaciones sistemáticas (Kulemeyer, 1997a y b). 

La posibilidad de encontrarnos ante un hallazgo aislado se diluyó rápidamente hasta transformarse en una preocupación: cómo afrontar el salvataje de un yacimiento tan importante no sólo desde la perspectiva del conocimiento científico sino también porque se trata de la historia misma de la ciudad. Rápidamente se comenzó a acumular información sobre hallazgos en prácticamente todo Bajo la Viña y barrios aledaños. Generalmente en todo movimiento de sedimentos aparecen restos arqueológicos. La construcción de viviendas tiene un ritmo febril y en los últimos dos años se ha más que cuadriplicado la superficie edificada cubierta. Estos significa una veloz destrucción y desaparición de un patrimonio único para la ciudad y la provincia de Jujuy.

 

En realidad aún no se conocen las dimensiones reales del territorio ocupado por los restos de este asentamiento prehispánico. Los hallazgos demuestran que puede darse por seguro de que se extienden por los barrios adyacentes a Bajo La Viña ubicados en dirección norte, Campo Verde y Chijra. Esto prescindiendo de los hallazgos esporádicos conocidos para Los Perales. Tampoco aún se conocen cuales son límites del yacimiento arqueológico en lo que atañe a las partes altas de Bajo la Viña. Sin embargo, y al sólo efecto de ilustrar provisoriamente sobre las dimensiones del sitio y por lo que se ha podido corroborar al presente, se puede asegurar que el asentamiento alcanzó un tamaño superior a la veintena de hectáreas.

Los restos arqueológicos se encuentran habitualmente a pocos centímetros de la superficie actual y generalmente hasta a unos 8 decímetros de profundidad. Sin embargo en algunos sectores, como en la parte norte del barrio, los hallazgos aparecen a más de 2 metros de profundidad, consecuencia de episodios de inundación del Río Chijra posteriores a la ocupación prehistórica que han cubierto con sedimentos aluviales los niveles arqueológicos. En todos los casos los restos materiales de actividad antrópica están asociados a una capa de color oscuro con abundante material orgánico.

Los terrenos de Bajo la Viña fueron usados para el cultivo intensivo, especialmente de maíz y tabaco, hasta hace unos veinte años atrás. Ello resultó perjudicial para los restos arqueológicos ubicados en los sectores de la secuencia estratigráfica más próxima a la superficie actual dado que, para facilitar la labor, se debieron eliminar todo tipo de restos arqueológicos incluyendo los cantos rodados constituyentes de antiguos pircados (se conocen relatos de protagonistas de esta actividad). En muchos casos resulta posible determinar la manera en que la reja del arado afectó la integridad de vasijas cerámicas hasta una determinada altura. 

Los dos fechados con que se cuenta para Bajo La Viña fueron procesados por el Instituto Rocasolano de Madrid (España). Una, a partir de huesos de camélido: (CSIC –1088) 645 +- 45 antes del presente (siglo XIII de nuestra era. Esta datación radiocarbónica obtenida a partir de huesos encontrados en eel lugar donde se encontro el primer enterratorio humano, pero en la capa de humus de color oscuro suprayacente. El otro es (CSIC-1348)  511+-24 BP, y corresponde a restos de carbón vegetal hallados al interior de un recinto de vivienda.

Síntesis sobre los hallazgos arqueológicos:

La cerámica arqueológica de Bajo la Viña es abundante en cantidad, formas y decoración. Si bien existe un número interesante de variaciones estilísticas la cerámica de Bajo La Viña puede ser  caracterizada  como mayoritariamente monocroma, de tipo utilitario, de color anaranjado a gris, con manchas  de cocción cubriendo grandes partes de la pieza y  pocas variantes de pastas y antiplásticos. La pasta es generalmente compacta de arcilla fina, mal cocida, presenta un núcleo de cocción, el antiplástico fino o mediano es de cuarzo, tiestos o rocas esquistosas triturados. No se observa relación de dependencia entre la granulometría del antiplástico con los tamaños de las vasijas. En algunos casos se encuentra antiplástico de pizarra triturada en granos gruesos (> 3 milímetros), en otros casos los granos miden menos de 0,3 milímetros. También se observan partículas de mica dorada. La técnica de elaboración de la cerámica de Bajo la Viña probablemente fue la de enrollado. Las superficies interna y externa de las piezas fueron  alisadas y niveladas. En algunos casos se han observado líneas de fractura horizontales en la parte media de piezas grandes en las que se puede observar la forma redondeada del "chorizo" de arcilla original.

 

El acabado de las piezas generalmente difiere en ambas caras. En la externa se observa un alisado para lo cual  a veces se utilizó una herramienta que deja una impronta en la pasta denominada  "rayado o marleado"  tras lo cual resultó una superficie mejor preparada. En el interior también se observan  líneas paralelas de mayor profundidad ejecutadas mediante un instrumento y pueden visualizarse huellas de dedos o manos que quedaron marcadas en la pasta.

En el caso de las vasijas con decoración pintada o engobada, en la cara externa puede apreciarse un acabado más fino, también la pasta esta mejor trabajada y cocida. De igual modo la cara interna difiere en todos los casos de la externa. Entre ambas puede variar marcadamente la aplicación del color y/o la técnica de acabado. En diversos casos se observan ciertos parecidos entre las vasijas en cuanto a la forma no obstante lo cual cada una de ellas poseen rasgos distintivos (incluyendo el tamaño), que le confiere a cada ejemplar un aspecto que las convierte en piezas diferentes a las demás.

Se ha utilizado una pintura o baño sobre superficies alisadas o no. Esta pintura, por lo general roja o naranja, fue aplicada luego de la cocción, por lo que hoy se pierde con facilidad. Es así que en muchas de las piezas recuperadas solo se observan pequeñas superficies con restos de pintura ya muy desleída, pero que permiten reconocer que las mismas estuvieron pintadas.

Para el análisis de la decoración se han considerado las técnicas de modelado, las incisiones, y la pintura  solamente en aquellos casos en que se observan  bandas, o motivos figurativos. Se distinguen los siguientes grandes grupos decorados cerámicos: pintados, incisos y en relieve. Una variedad poco frecuente está dada por tres tiestos grabados y pintados de color rojo (Kulemeyer, Echenique, Laguna, 1997).

Las formas y tamaño de la producción alfarera registra gran variedad. La técnica de ornamentación de la cerámica observa por lo general una relación, salvo contadas excepciones, con las dimensiones de las piezas. De esta manera la decoración pintada se encuentra solamente en las piezas de menores dimensiones, por ejemplo: ollitas, pucos y vasos; la decoración por incisiones se observa tanto en piezas chicas, probablemente ollitas, vasos y cuencos como en piezas medianas, vasijas de alrededor de 40 centímetros de altura; en tanto que la decoración modelada por desplazamiento de pasta se encuentra casi con exclusividad en piezas grandes, vasijas de más de 50 centímetros de altura, o de diámetro también mayor a 50 centímetros; la decoración modelada por agregado de pasta es probable que haya sido de uso muy limitado, puesto que en la muestra contamos con sólo cuatro fragmentos, o tal vez estas fueran piezas de origen alóctono. Se han detectado piezas con decoración digital en el borde.

Las piezas parecen presentar la repetición de un motivo único en toda la decoración. Solo se recuperaron tres fragmentos que presentan una combinación de dos motivos diferentes. Los diseños pintados en negro sobre rojo corresponden al tipo reticulado.

La decoración incisa, a diferencia de lo que sucede con la pintada, se encuentra siempre en la parte externa de las piezas cerámicas, ornamentando de preferencia los bordes, asas y el cuerpo. No se ha podido recuperar ninguna pieza completa con decoración incisa. La mayor parte de los acabados de la superficie externa de los tiestos con decoración incisa son alisados.

La combinación inciso pintado de rojo aparece poco representada en dos grupos de tiestos: uno muy grueso y con una decoración tipo surco o acanalado y otro más fino en el que la pintura cubre todo el tiesto en un caso y en el otro combina bandas de incisos en los costados y en el medio pintadas.

 

Se ha registrado en la muestra de decorados incisos de Bajo La Viña un grupo de fragmentos  más obscuros, probablemente a consecuencia de la aplicación de engobe negro, lo que da a la pieza un color gris-amarronado o negro. Los fragmentos corresponden a pared y borde o  pared y base, estarían indicando  la presencia de la decoración incisa en toda la pieza.  La superficie es pulida, los motivos son geométricos: ángulos, triángulos, rombos formados por grupos de líneas paralelas, con o sin relleno de puntos. Al interior de la muestra de hallazgos con este tipo de decoración se diferencia un grupo donde el ornamento está dado mediante líneas; otro con decoración realizada con puntos; y, finalmente, una tercera clase cuyo decorado está  dado por la combinación de líneas y puntos. Algunas características recuerdan tipos de la Cultura San Francisco tanto los gravados o incisos como la decoración digital (Dougherty, 1977).

La talla de material lítico para el uso cotidiano está  muy abundantemente representada en Bajo la Viña aplicando gran variedad de conocimientos técnicos en función de objetivos particulares y la calidad de la materia prima. Se aprovechó de manera habitual y frecuente los cantos rodados de cuarcita que podían encontrarse en el río. Son muchos los fragmentos producto de la talla de la piedra. Hay pesadas piedras que fueron talladas para crear un filo artificial, probablemente para cortar madera. También hay raspadores circulares excepcionalmente grandes y, en el otro extremo, puntas de proyectil y un colgante finamente trabajado.

Entre los hallazgos más interesantes del yacimiento se destacan sin duda las puntas de proyectil. Sobresalen no solo por su belleza estética y la habilidad con que fueron confeccionadas, sino también por la variedad de formas, su gran abundancia relativa si se compara este aspecto con otros asentamientos de antigüedad semejante de la región y las características de la materia prima (vidrio volcánico) que debió ser aportada desde la Puna. Se distinguen distintos tipos de puntas: triangulares; triangulares de base escotada; triangulares con pedúnculo y cordiformes de base escotada. Muchas de ellas tienen los lados con retoque denticulado que en algunos casos es muy fino.

Los restos de talla de material lítico son abundantes y mayoritariamente se trata de lascas de cuarcita con bulbo muy marcado. Es manifiesta la selección de la materia prima de las lascas que han sido confeccionada a partir de cantos rodados de una cuarcita determinada, de color más claro que el resto de los materiales líticos que se encuentran en los lechos de los cursos de agua cercanos. Las lascas de cuarcita se caracterizan también por preservar prácticamente toda la superficie del talón; presentar en la cara dorsal negativos de lascados anteriores; la cara ventral no ha sido trabajada, además de que frecuentemente no se presentan retoques en sus bordes pero sí son evidentes trazas de utilización por lo que no necesariamente deben ser considerados como simples restos de talla.

Se encontró un alisador de 10 centímetros de largo realizado a partir de rodado alargado de lutita. Muy particulares son los grandes artefactos realizados a partir de cantos rodados cuyo hallazgo es relativamente frecuente en la zona. Se trata de una especie de enormes “chopping-tool” con los bordes adelgazados mediante grandes lascados bifaciales que abarcan gran parte de este artefacto realizado en cuarcita rosada. Los restos de corteza se conservan en la base del instrumento y sobre la parte central de sus caras planas. La función de estos pesados utensilios debió haber estado ligada con actividades del laboreo de la tierra o de la madera. También sobre cantos rodados de cuarcita se confeccionaron grandes raspadores circulares en tamaños muy grandes (en un caso 14 centímetros de alto por 7 de alto).

Los enterratorios humanos hallados al presente en Bajo la Viña fueron realizados directamente sobre la tierra, por debajo del piso de ocupación, pero no en urnas. Pero el sedimento donde se acomodaban los restos (con las piernas dobladas en cuclillas) era preparado dado que se diferencia a simple vista por su color más claro. En los dos enterratorios donde se conserva la mayor cantidad de restos óseos de cada individuo se observa que las extremidades distales están flexionadas pero hay una diferencia en el grado de flexión muy marcada que reflejan modalidades diferentes en el enterratorio que indudablemente fueron intencionales. Uno de los enterratorios posee una suma de elementos distintivos: tenía las extremidades distales flexionadas con las rodillas a la altura del pecho (a diferencia del ligero grado de flexión que muestra otro ejemplar encontrado), parte de los huesos estaban quemados (a la altura de la parte inferior del cráneo y el tórax) y no se encontró ninguna pieza cerámica asociada, a manera de ajuar, como en los otros casos.  

Es llamativo en esta serie  de cráneos que todos están deformados. Esto no parece ser fruto de la casualidad ya que los mismos estaban en distintos lugares del sitio y no estaban reunidos formando cementerios. Todo ello sugiere que la  práctica de la deformación craneal era sino generalizada, al menos bastante común. Se ha comprobado la deformación del tipo tabular, que se aplicaba a los recién nacidos con tablillas y vendas. Las hay de dos tipos en Bajo La Viña: tabular oblicua (sobre el frontal) y tabular erecta (sobre el occipital).

Existen muchos datos cuyo valor aún no puede ser verificado. No se conocen aún si los enterratorios tenían una ocupación especial en la organización del espacio en el asentamiento. Queda por saber si las prácticas aquí detectadas eran iguales en todos los sectores de la instalación prehispánica o, también, si las sepulturas de adultos seguían modalidades propias. Incluso es muy probable que al interior de los límites del espacio que marcan los enterratorios encontrados hayan habido otras inhumaciones.

Los restos de una vivienda:

La gran cantidad de restos de actividad humana encontrados presupone una existencia de un buen número de viviendas para cubrir las exigencias propias de un poblado de grandes dimensiones. La crónica histórica, a la que luego se hará referencia, redactada en tiempos cercanos al abandono del asentamiento, habla de la presencia de abundantes edificaciones. Sin embargo se deben considerar varias situaciones o factores que conspiran contra las posibilidades de hallazgos de estructuras habitacionales o cualquier otro tipo de construcciones:

* las condiciones de rápida depositación de sedimentos originadas en las características del clima y la geomorfología;

* en esta zona existía una amplia gama de recursos naturales de carácter perecedero de aplicación masiva en la construcción (vegetales y cueros). También los “adobes” (ladrillos de barro) se diluyen con el transcurrir del tiempo al estar expuestos a las inclemencias del climáticas;

* la abundante vegetación y las viviendas actuales que limitan la visibilidad de estructuras;

* las tareas agropecuarias de décadas pasadas que siempre implicaron la tarea de apartar las rocas, en especial aquellas de mayor tamaño como las usadas para la construcción.

Debido a estas circunstancias sólo hemos podido localizar al presente algunos “pircados” (paredes de baja altura construidas por cantos rodados canteados) en distintos lugares de Bajo la Viña. Generalmente son longitudinales y de diversas dimensiones que no sobresalen a la superficie del terreno actual. Hay también pircados que sobrepasan claramente este nivel pero consideramos que debe tratarse en estos casos de construcciones más recientes relacionadas con las actividades agropecuarias.

Se excavaron sistemáticamente los restos de un recinto habitacional del cual se conservaban, bajo la superficie actual del suelo, paredes bajas de grandes cantos rodados que debieron constituir paredes pircadas. Consideramos que se trata de un recinto que fue destinado a la habitación humana por las características de los hallazgos muebles realizados en su interior y su zona perimetral. La forma del conjunto es oval alargada donde los cantos rodados algunos cantados, estaban parcialmente dispuestos en doble hilera, separadas entre sí por una distancia de alrededor de 60 centímetros.

Las dimensiones totales de la vivienda no se han podido precisar debido a que el trabajo de excavación no  llegó a su término pues el lugar fue arrasado por maquinarias como parte del proceso de construcción de viviendas. Sólo las paredes norte y sur fueron descubiertas por completo y la distancia entre estos dos muros es de unos 3,50 metros de largo. Desde  la pared oeste hasta donde se pudo excavar hay 5,80 centímetros de largo. La longitud máxima del recinto tiene una dirección este-oeste. La pared este del recinto que todavía no había sido descubierta al momento de la destrucción del recinto. Probablemente sólo faltaban excavar 3 metros cuadrados para descubrir toda la superficie de la estructura. A través de la reconstrucción del recinto se pudo calcular la superficie que es de alrededor 21 metros cuadrados y de planta rectangular con los  ángulos ligeramente redondeados. En el recinto se identificó una entrada que está  ubicada en el sector sudeste del recinto. Se considera que se trata de la entrada pues en este lugar se observa una interrupción de la hileras de piedras por un espacio de 80 centímetros. Además en ese corte se observan unas piedras que cierran y unen las dos filas de piedras. Es la única entrada que se ha podido detectar.

Las piedras que dibujan el recinto son grandes bloques de cuarcita, seguramente extraídas del río Grande y de sus afluentes cercanos (Río Chijra, Arroyo de la Escuela y el Arroyo Higuerillas), que discurren próximos al sitio y que durante el período estival son ríos de mucha energía. Prácticamente no se han encontrado rocas de estas dimensiones en la zona excavada que no correspondan a este pircado. Ello está relacionado con una cuestión de funcionalidad y el esfuerzo que significa acarrear estos materiales. Algunas piedras se encontraron derrumbadas de la pared donde originalmente estaban alineadas con respecto a lo que debió ser su posición original. En parte los rodados han  sido canteados en su porción inferior para que se apoyen mejor en el suelo o para facilitar el calzado entre las rocas. El ejemplo más claro en este sentido está  dado por el canto rodado que ha sido canteado a lo largo de los 51 centímetros de largo que tiene su base con lo cual fue rebajado (o adelgazado) unos cuatro centímetros con lascados cuyos negativos aparecen formando entre 2 y 6 hileras en una franja de unos 6 centímetros de espesor. Los restantes rodados fueron puestos en estado natural, sin ningún otro trabajo aparente.

En el sector este del recinto, a poca profundidad con respecto al horizonte actual y antes de llegar  a descubrir la base de las demás piedras que formaban parte de los limites del recinto, se encontraron gran cantidad de rodados (muchos de ellos fragmentados) de hasta aproximadamente unos 10 centímetros de diámetro máximo que estaban agrupados a como si hubieran constituido un piso o si se hubieran destinado a cubrir objetos especiales ubicados más abajo (que no se encontraron).

En el sector este del recinto, se descubrieron dos agrupaciones de piedras que estaban alineadas en forma paralela. Las piedras estaban trabajadas y eran un poco más pequeñas (hasta 15 centímetros de diámetro) que las del resto del recinto. No parecen ser parte del derrumbe de las paredes del recinto. Se encontraron gran cantidad de fragmentos de cerámica y restos de talla de material lítico, cuyas características aún no han sido estudiadas exhaustivamente en relación a su ubicación espacial. De todas formas cabe señalar que restos de este tipo se encontraron  tanto al interior como al exterior del recinto. Sin embargo, sólo hemos encontrado vasijas de gran tamaño en el interior del recinto. Los hallazgos más destacados son:

* por debajo del recinto se encontró un enterratorio humano. El hallazgo fue realizado al momento en que parte del sitio fuera destruido por una retroexcavadora, la cual  dejó al descubierto los huesos, en el perfil, de un relicto de excavación que quedó de las cuadrículas 21/4 y 21/5;

* en el sector sud-sudeste se encontraron restos óseos humanos (hueso parietal), asociados a huesos largos de camélidos y muy cerca de la hilera de piedras.

* dentro del recinto en el sector nor-noroeste se encontró una olla diseminada en un gran número de fragmentos que se logró reconstruir en su totalidad. La altura de esta olla es de 90 centímetros;

* en el sector sudeste del recinto encontramos otra vasija muy fragmentada cuyos restos estaban diseminados en una superficie relativamente reducida, de alrededor de un metro cuadrado. La altura de 78 centímetros aproximadamente. Aparentemente pudo estar apoyada en la pared,  ya que, por debajo de algunas piedras derrumbadas  se encontraron tiestos de la misma pieza;

* en la pared norte del recinto, formando parte de las piedras que estaban derrumbadas, se encontró un mortero de 24 centímetros de largo, 20 de ancho y 8 centímetros de espesor realizado en un material granítico;

 

* al igual que en el resto del sitio excavado en el recinto se  hallaron puntas de proyectil de bases pedunculadas y, en mayor medida, escotadas, en gran  cantidad; La materia prima predominante es el vidrio volcánico de color negro proveniente de la Puna lo que implica vínculos con un territorio distante y de características ecológicas por demás disímiles con respecto a Bajo la Viña;

* se rescató una parte de un objeto cerámico de color negro, constituye la pared común de tres recipientes circulares de poca profundidad, con agujeros que los vinculan entre si. Los recipientes están bien alisados o casi pulidos por dentro. Dada la fragmentación del hallazgo no es clara su función original pero pudo haber posibilitado que varias personas consuman un mismo líquido simultáneamente (¿acaso una función  ceremonial?);

* dientes de Tayassuidae ("chancho del monte");

 en el sector noreste del recinto sobre una piedra se halló una pieza de cobre de unos 3,2 centímetros de largo, 0,4 centímetros de ancho y 0,2 de espesor, que estaba aplastada en uno de sus extremos en forma de espátula y del otro lado presenta un "gancho".

* un mortero realizado a partir de un canto rodado de cuarcita de unos 29 centímetros de largo, 24 de ancho y 12 de espesor.

Hallazgos arqueológicos cercanos a Bajo la Viña

En prácticamente la totalidad de los barrios de la ciudad de San Salvador de Jujuy se han localizado restos arqueológicos.  Seguramente al menos parte de los restos encontrados en Campo Verde, Campo Azul y Chijra corresponden al sitio que aparentemente alcanza su mayor extensión en Bajo la Viña.  A los hallazgos de Los Perales conocidos desde hace ya muchos años (Dougherty, 1977) debemos agregar la mención de artefactos localizados recientemente en el Jardín Botánico MunicipalLos restos de materiales agroalfareros localizados en la Finca Balut de Alto la Viña aparentemente tienen características distintas en relación a los hallazgos de los sectores más bajos del valle.

De los numerosos hallazgos realizados en terrenos del ejército, en las terrazas más elevadas de Alto Padilla ya ha hecho mención Viana (1991) al igual que de otros en la zona de los barrios de Sargento Cabral y Alto Comedero.  A principios de la década pasada se realizaron sondeos que permitieron el hallazgo de materiales arqueológicos líticos, cerámicas y óseos en Mariano Moreno y en Los Huaicos.

De las proximidades al casco urbano se conocen hallazgos de La Almona, Los Alisos, Las Pircas, Las Maderas, entre otros.  Recientemente se han realizado trabajos en el sitio Los Molinos  que se encuentra en la margen izquierda del endicamiento del río Grande de Jujuy a la altura del paraje Los Molinos y del mismo se conoce un fechado radiocarbónico (Beta-128403) de 270 + 80 BP.  El material analizado (carbón vegetal) procede de una reducida excavación arqueológica de rescate realizada en el lugar.  El fechado corresponde a tiempos de la colonización española en tanto que los materiales encontrados se asemejan a los encontrados en el sitio de Bajo la Viña con el que registra proximidad geográfica.  El fechado puede ser considerado coherente con los hallazgos realizados, en cuyo caso se estaría ante un dato relevante en cuanto a la historia de los asentamientos en el valle de Jujuy.  Los trabajos realizados en Los Molinos  correspondieron a un sector que, por su ubicación muy próxima al curso actual del río, puede considerarse que ocupaban una situación periférica respecto al conjunto del asentamiento por lo que queda intacta la posibilidad de continuidad de las investigaciones de campo que, en este contexto, se presentan como la llave para quien quiera conocer el destino de los habitantes indígenas en los primeros tiempos de la colonización española y las características de la coexistencia entre los dos grupos. Se considera como prácticamente indudable que los hallazgos que aquí se presentan correspondan a un sector marginal de un asentamiento de mucha mayor extensión y riqueza de hallazgos.  El conocer las dimensiones y características reales del sitio daría oportunidad de avanzar grandemente en la historia ocupacional del Valle de Jujuy.

El San Salvador de  Jujuy  en las vísperas de la llegada del español

Con respecto a la situación del valle al momento de la llegada del español las crónicas señalan: "... está en un Valle muy fértil de suelo, pero no poblado de pueblos, llamado Jujui...". Fernández Distel (1995) apunta que la denominación Jujuyes para los aborígenes que habitaban el Valle de Jujuy en la época de los primeros españoles es bastante dudosa. Sin embargo, los restos arqueológicos objetos de este trabajo pueden implicar revalorización del concepto. El vocablo, en los antiguos documentos, admite variantes: Jujyes, Jujíes, Jujuis, etc. Dicha denominación aparece por primera vez en relación con las crónicas de la entrada de Diego de Almagro. Jujuyes habrían sido los indígenas que se opusieron a su marcha. Es probable que el lugar del trágico enfrentamiento estuviera cercano a la ciudad de Jujuy y que los Jujuyes fuesen una tribu de los omaguacas. No conocemos las razones que fundamentan esta última adscripción étnica pero cabe señalar que si hubo una relación de este grupo con el asentamiento de Bajo la Viña, en parte los restos arqueológicos que aquí se encuentran tienen raigambre quebradeña (aunque cabe reconocer que no es muy correcto pretender establecer una relación directa entre tradición tecnológica y caracterización étnica). Gabriel Tommasini (1933) explica así los hechos: "Los Jujuyes después de haber consumado el delito conocido (1536) emigraron a regiones inaccesibles, por temor sin duda, de represalias funestas. A esto parece deberse que ya no figuren, como tales, en la historia del valle". Efectivamente, los jujuyes no volvieron a ser mencionados, a pesar de que trasladaron su nombre a la zona: Xuxui, Jujui, Jujuy, o como se lo quisiera transcribir.

Indudablemente que a los españoles que fundaron San Salvador de Jujuy no pudo habérseles pasado por alto la existencia de un asentamiento indígena importante como es el de Bajo la Viña. En abril de 1593, año y mes de la fundación de San Salvador de Jujuy, y en uno de los primeros actos administrativos de los colonizadores, se entregan las tierras que, según nuestra interpretación, incluyen los espacios del yacimiento arqueológico. Todo ello mediante una merced cuyo beneficiario es nada menos que Francisco de Argañaraz, el fundador de la ciudad. En el Archivo Capitular de Jujuy que originalmente diera a conocer Ricardo Rojas (Conti, 36-37) se expresa:

En la dicha ciudad de San Salvador de Velasco   treinta días del mes de Abril de mil y quinientos y nobenta y tres años su merced del dicho Capitan Don Francisco de Argañaras Teniente de Gobernador y justicia mayor en esta dicha ciudad por su Señoría del Gobernador Juan Ramíres de Velasco Gobernador y Capitan General y justicia Mayor en estas Provincias por el Catolico Rey Don Felipe nuestro Señor dijo que por virtud de los poderes que tiene que son notorios tomaba y tomó para si su mersed del dicho Capitan Don Francisco de Argañaras en nombre de su Magestad en la llanada que llaman de Sapla, él cual cae en frente de esta dicha ciudad de la otra banda del rio que viene de Humahuaca, el cual dicho llano se entienda en esta forma: que tenga por lindero un arroyo seco grande que est  asimismo en frente de esta dicha ciudad que hace la quebrada   manera de Valle pequeño, tomando el dicho arroyo y quebrada arriba dos leguas, y por la parte de abajo del dicho rio grande que llaman de Humahuaca rio abajo con los bañados y tierras que tiene   la orilla del dicho rio, hasta el fin y remate que ba hasiendo la barranca de la dicha llamada, y tenga por mojon y lindero la entrada que hace un arroyo de agua al río grande   donde estan unos pucaraes viejos y caserias y simientos de casas,1 desde donde se junta el dicho arroyo con el dicho rio grande....

El texto parece indicar claramente que los indígenas ya habían abandonado lo que hoy denominamos Bajo la Viña con muchos años de antelación a la fundación española de la ciudad. Queda la duda sobre el sentido dado a la palabra "pucaraes", vocablo quichua con el que se designa habitualmente a construcciones defensivas, a la manera de fortalezas y que al presente no hemos logrado detectar pero no se puede descartar la posibilidad de aún se puedan ser descubiertos. Llama también la atención el hecho de que se haya usado el término en plural. Los documentos históricos hacen reiterada mención sobre la existencia de un pucara en Jujuy. Fernández Distel (1995) refiere a documentos de mercedes de tierra que desde 1582 se conferían desde la ciudad de Salta que demuestran que los españoles estaban familiarizados con la geografía de Jujuy a través de los cuales se conferían estancias "... en el río y pucara de Jujuy". Si hasta el presente existía una opinión bastante generalizada en el sentido de que se hacía referencia a "una vieja población india" cuya ubicación "coincidiría" con la actual escuela primaria Pucarita ubicada en el sector de la ciudad conocido como Punta Diamante, los restos de Bajo la Viña hacen necesario evaluar la documentación existente considerando esta nueva perspectiva.

Viana (1991 : 14-15) ofrece una serie de citas que refieren que algunos cronistas identifican a los habitantes del valle de Jujuy "como un grupo salvaje exclusivo". Esta afirmación no coincide con las características de los restos del asentamiento Bajo la Viña pero tampoco es necesariamente contradictoria con nuestra investigación si se tiene presente que bien puede estar referida a grupos y acontecimientos diferentes. Realizando un balance es poco lo concreto que se había podido saber hasta el presente a través de los datos etnohistóricos sobre los antiguos habitantes del valle de Jujuy. Aparentemente esto se debe a que el despoblamiento del valle haya ocurrido por motivos y hechos que se desencadenaron con anterioridad a la llegada del español.

Los pucaraes se construyeron de preferencia en la cumbre de morros o elevaciones, situadas preferentemente a la vera o en la cabecera de valles o quebradas cuyo tránsito pretendían controlar. Esta situación en paisaje también puede adjudicarse para el antiguo asentamiento de Bajo la Viña desde donde se puede dominar con la vista dirigida al Norte y al Oeste un vastísimo territorio que incluye los diversos y contrastante pisos ecológicos correspondientes del tránsito desde las yungas, el bosque montano, a la sequedad de la alta montaña. El valle de Jujuy, como continuación natural de la Quebrada de Humahuaca significaba una oferta en recursos naturales sumamente valiosa y de rápido acceso por lo que necesariamente debió ser muy codiciado. Sin embargo, en comparación con los sitios de las regiones secas de la provincia, la zona de los Valles a la que corresponde Bajo la Viña se distingue por las dificultades para el hallazgo de restos de construcciones. El pucara corresponde a un estilo de poblamiento tardío (Nuñez et al., 1975), adscripción cultural-temporal que coincide con la que identifica a Bajo la Viña. El proceso de "pucarización" sería consecuencia de la formación de verdaderos señoríos circunscriptos a quebradas principales que tenían cierto control sobre su región pero que vivían en continua tensión con otros grupos.

Fernández Distel (1995 : 483) señala que "el pucará fenómeno típicamente altoandino, no se dio en la región selvática de Jujuy (departamentos Dr. Manuel Belgrano, Palpalá, El Carmen, San Pedro, Santa Bárbara, Valle Grande). Es probable ello realmente haya sido así pero queda abierta la cuestión sobre los motivos que llevaron a los primeros conquistadores españoles a hacer uso incorrecto de este vocablo y las características de las construcciones denominadas "pucaraes" y que necesariamente no fueron "caseríos".

Consideraciones finales:

En la actualidad se cuenta con gran cantidad de vestigios arqueológicos en San Salvador de Velasco en el Valle de Jujuy, los cuales en su casi totalidad parecen corresponder a los tiempos próximos a la llegada del español a estas tierras.  El territorio parece haber tenido, especialmente en lo que respecta a Bajo la Viña, una población importante. Salvo alguna probable excepción ( el sitio ubicado en la terraza alta, próximo al Hospital Psiquiátrico), no se conoce hasta el momento, la presencia simultánea en el registro arqueológico de asociación de restos que indiquen tanto una manifestación indígena como europea. San Salvador de Jujuy fue fundado en tres oportunidades, incluso, se menciona la posibilidad de una toma de posesión anterior a cargo de Hernán Gómez, soldado de Diego de Almagro.  Estos hechos hablan tanto de la importancia estratégica que se daba a esta porción de la geografía del antiguo Virreinato del Perú como de las dificultades que había para lograr la posesión y/o dominio del territorio.  La primer fundación estuvo a cargo de Gregorio de Castañeda el 20 de agosto de 1561 y tuvo lugar probablemente en lo que hoy es el barrio residencial de Ciudad de Nieva.  Luego siguió, el 13 de octubre de 1575, la Ciudad de San Francisco en la Nueva Provincia de Alava cuya fundación estuvo dirigida por Pedro de Zárate.  El 25 de mayo de 1576 sufrió el primer ataque serio por parte de aborígenes, presumiblemente omaguacas. La hoy ciudad capital de provincia de Jujuy le fundada  definitivamente por el Capitán Francisco de Argañaraz y Murguía el 19 de abril de 1593 por orden del entonces Gobernador del Tucumán Juan Ramírez de Velazco.

La mayoría de las crónicas y los historiadores coinciden en destacar que esta zona fue escenario de frecuentes enfrentamientos étnicos entre grupos de tradiciones culturales muy diferentes como lo eran los habitantes de las tierras altas y los grupos chaqueños. El asentamiento prehistórico de Bajo la Viña probablemente no ha sido una excepción de frecuentes    enfrentamientos tal como parecen demostrarlo la señalada existencia de las condiciones de hallazgo de uno de los individuos humanos encontrados pensar en la posibilidad de una muerte violenta. De todas formas existió la posibilidad de un asentamiento de dimensiones muy importantes y estable a lo largo de un lapso de tiempo que debió ser prolongado.  Las dotaciones radiocarbónicas disponibles y los hallazgos realizados permiten presumir la posibilidad de una continuidad incluso superior al centenar de años. Existió la necesidad y la capacidad para poder agruparse en este entorno por lo que no puede asombrar si la posición ganada fuera también apetecida por otros grupos (o pueblos) contemporáneos.

Si bien el uso de la piedra para la construcción fue corriente (grandes cantos rodados cuarcíticos cuya presencia es común en los cursos de agua locales), no es menos cierto que la amplia oferta de vegetales debió ser aprovechada sistemáticamente para este y otros fines. La humedad impide que estos materiales, como así también los adobes pudieran conservarse hasta nuestros días.

Los dos fechados dan cuenta que el asentamiento fue muy extenso por lo necesariamente debemos concluir que para su formación y consolidación debió transcurrir un tiempo prolongado. Se continúa con los trabajos para llegar a datos referidos a las fechas de inicio, apogeo y abandono de la ocupación como así también sobre la caracterización cultural de todo el proceso. A lo largo del tiempo, ¿ha sido siempre el mismo grupo étnico que dominó el lugar?; ¿ha habido alternancia en la posesión de este asentamiento?; ¿cuál es la razón de la presencia de distintos tipos de restos cerámicos que generalmente los arqueólogos han relacionado con grupos de zonas ecológicamente contrastantes?; ¿es posible realizar una asociación de determinados tipos cerámicos y alternativas de la ocupación?;  ¿qué sector fue ocupado en primer término?; ¿cómo ha sido la evolución de la extensión territorial de la ocupación?  Son preguntas que, sumadas a los intereses prácticos de la comunidad actual, requieren de la continuidad de las investigaciones. 

Además resulta necesario y urgente adoptar las medidas que permitan la salvaguarda del patrimonio arqueológico de San Salvador de Jujuy y sus barrios. En particular, el yacimiento arqueológico de Bajo la Viña que es objeto de una destrucción descontrolada.

Bibliografía citada:

Alcalde,  J. A.; Solís, N. y Kulemeyer, J. J., 1992. Mapa Geomorfológico de San Salvador de Jujuy. Jujuy. Argentina. Cuadernos 4 : 183-186. San Salvador de Jujuy.

Dougherty, B.,1977. Panorama arqueológico del valle del Río San Francisco. Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata, Manuscrito.

Conti, V., 1992. Jujuy en sus documentos. Recopilación del Archivo Capitular de Ricardo Rojas. Universidad Nacional de Jujuy.

Fernández Distel, A., 1995. Diccionario Arqueológico. Jujuy. Diccionario General, Primera edición, 759 páginas. Imprenta del Plata, Buenos Aires.

Kulemeyer, J. A., 1997a. El sitio agroalfarero de Bajo la Viña (San Salvador de Jujuy). Informe inédito, 188 páginas. Consejo Federal de Inversiones (Buenos Aires).

Kulemeyer, J. A., 1997b. Una incursión por el San Salvador de Jujuy prehispánico. En: XUXUY Ciencia&Tecnología Año 1, Nº 2 : 9-12, Jujuy.

Kulemeyer, J. A.; Echenique, M.; Laguna, L., 1997. La cerámica con decoración incisa y modelada de Bajo la Viña, San Salvador de Jujuy (Argentina). En: Cuadernos 9 : 87-110, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Jujuy.

Nuñez, L.; Zlatar, V.; Nuñez, P., 1975. Relaciones prehistóricas trasandinas entre el NO. Argentino y el Norte Chileno (período cerámico).  Documentos de Trabajo 6, Universidad de Chile, Antofagasta.

Serrano, A., 1962. Investigaciones arqueológicas en el valle del Río San Francisco, provincia de Jujuy. Publicado en Salta.

Tommasini, G. Los indios Ocloyas y sus Doctrineros en el Siglo XVII.

Viana, A., 1991. Los asentamientos prehispánicos en el valle de Jujuy (1536-1595). Tesis de licenciatura inédita de la FHyCS, Universidad Nacional de Jujuy. Manuscrito.


Buscar en esta seccion :