MUSEOS Y PATRIMONIO DESDE LA VISIÓN INTERNACIONALISTA
Por Leticia de Salazar Díaz*
INTRODUCCIÓN
Sabemos que toda cultura, todo país, toda nación, tiene una historia de siglos en su haber y con ella un patrimonio único que debiera difundirse alrededor del mundo. A su vez, ese patrimonio, en caso de ser posible, es albergado por las instituciones que conocemos como museos. Estos facilitan que un mayor número de personas conozcan los bienes patrimoniales por el esfuerzo que se hace para recopilarlos, clasificarlos y ponerlos en exposición conforme sus características. Tanto el patrimonio como los museos ayudan a preservar la identidad y la memoria histórico-cultural de los pueblos.
Como internacionalista, he podido constatar que la cultura ha quedado relegada al plano meramente especializado, que sólo los antropólogos, arqueólogos, etnólogos, historiadores de arte, por mencionar algunos, están enterados de la problemática que tanto los museos como el patrimonio presentan, a pesar de que la población, la iniciativa privada y los gobiernos deben participar en la preservación de ese patrimonio al que deben su identidad.
Me atrevo a hablar de patrimonio y museos porque el objetivo más importante por el que surgió la disciplina de las Relaciones Internacionales, que es donde desarrollo mis estudios, es el mantenimiento de la paz mediante la cooperación entre naciones. La cultura muestra claramente los casos en que se puede cooperar para evitar un conflicto, o en aquellos por los que los motivos culturales llevan a la ruptura y a la guerra. Por ejemplo, Europa ha estado inmersa en un proceso de integración económica desde finales de los 50. Para los 90 la integración se extendió al plano político. Pero, ¿qué sucedió con la cultura? Ésta es minimizada. Además, los líderes europeos olvidan que los problemas culturales han sido su "talón de Aquiles". Vemos el caso de la ex Yugoslavia donde las diferencias culturales han sido las que impiden la unificación política. Lo mismo ocurrió con las ya independientes repúblicas ex soviéticas.
¿Porqué ese afán de unificar lo diferente, porqué imponer cánones de conducta ante un comportamiento propio, porqué no respetar la diferencia y vivir armónicamente? De la misma manera, la cultura es el ámbito más auténtico en el que puede existir la anhelada igualdad de los países porque cada uno de ellos tiene acervos patrimoniales importantísimos que se unen y forman el legado cultural de la humanidad. Cada país tiene elementos que dar a los demás y eso los hace únicos e imprescindibles para la trascendencia del hombre. Eso los hace iguales, ese patrimonio, esos museos, y en la medida que cooperen para esa trascendencia es como lograremos prolongar la paz en el mundo.
Además de esa "exclusión" en cuanto a la participación en los asuntos de patrimonio y museos ¾ tal vez voluntaria por parte de la sociedad en general o porque los Estados se han desinteresado en grado sumo del plano cultural¾ ambos temas se ven restringidos a las limitantes que impone el plano nacional, cerrándose a las aportaciones que puedan hacerle otros países. Entre estas el intercambio cultural que brinda valiosa información museológica, de conservación y difusión.
Es por eso que en el presente trabajo me permito hablar de lo que en mi país, México, sucede actualmente en materia de museos y patrimonio, conceptualizarlos, hablar de su situación, la relación existente entre ambos y ampliar el tema de la cooperación. Sobre este último punto enfatizaré en la fórmula:
cooperación = promoción y conservación, una propuesta para que la cultura universal siga creciendo y alimentando a las generaciones que vienen.
PATRIMONIO: LEGADO Y HERENCIA
Algunos especialistas, como el destacado antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla, afirman que todavía no hay un consenso del concepto de patrimonio cultural es este tipo de patrimonio en el que basaré el presente texto -. Sin embargo, ese no ha sido impedimento para que diversas disciplinas en el campo de las ciencias sociales y las humanidades lo aborden para dictar las pautas que formen conciencia de su importancia. Vayamos del nivel internacional hasta el seno de las definiciones particulares de algunos autores para conocer más de lo que se conoce como patrimonio.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, que es el organismo internacional que regula todo lo concerniente a patrimonio mundial, en la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural del 17 de octubre de 1972, se dice que
Son monumentos: obras arquitectónicas de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,
Los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia,
Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.
Hay que agregar que, con base en esos conceptos, la UNESCO hace una lista de los lugares considerados patrimonio del mundo que incluye sitios culturales y naturales. Primeramente, el Comité Mundial de Patrimonio (WHC por sus siglas en inglés) solicita a los Estados Parte que suscriban una lista tentativa de sitios que podrían quedar inscritos en la Lista durante los próximos 5 o 10 años. Esa lista tentativa constituirá el inventario de los sitios culturales y naturales en el territorio de cada Estado Parte y que se considera deseable su inclusión en la Lista. El propósito de la lista tentativa es permitir al WHC evaluar ampliamente el contexto de valor universal excepcional de los sitios nominados. Las decisiones se realizan tomando sólo los sitios propuestos por los Estados Parte.
En la lista tentativa debe incluirse el nombre del sitio, ubicación geográfica, una breve descripción, la justificación de su valor universalmente excepcional según criterios y condiciones de autenticidad. En estos dos últimos puntos se recurre a la historia para conocer más acerca del sitio. Son válidos los análisis comparativos con otros monumentos o sitios que ya estén en la Lista. También se permite inscribir series de sitios en diferente posición geográfica que pertenezcan al mismo grupo histórico cultural (como el caso de una cultura, como la maya, que abarca desde el sur de México hasta Centroamérica), o el mismo tipo de sitio por las condiciones geográficas (como los Fuertes que fueron edificados a la llegada de los españoles a lo largo del Mar Caribe, que aunque no se les ha reconocido como parte del patrimonio mundial fue de esa forma como se incluyeron en la lista tentativa).
Esa lista se transmite al Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO que se encarga de enviarlo a otros organismos para su evaluación. Tales organismos son:
ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios). En caso de sitios culturales.
UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus recursos). Se le consulta para sitios naturales.
ICOMOS Y UICN. Para sitios mixtos.
Los organismos envían expertos a los lugares propuestos con motivo de evaluar la protección y la gestión de los sitios. Al finalizar preparan un informe técnico y de evaluación adecuándose a los criterios de la Convención, además de las respectivas recomendaciones a la Mesa del Patrimonio Mundial. Esta examina y solicita eventualmente un informe complementario al Estado Parte y transmite sus recomendaciones al WHC.
Los criterios a seguir para considerar un sitio y su inserción en la Lista son los siguientes:
a.-
i) El sitio deberá representar una obra maestra del genio y creatividad humana.
Exhibir un importante intercambio de valores humanos en un tiempo y en determinada área cultural, en desarrollo arquitectónico o técnico, artes monumentales, planeación de ciudades o diseño.
Ser testimonio excepcional de tradiciones culturales de una civilización que vive aún o que ha desaparecido.
Ser ejemplo sobresaliente de un tipo de edificación, arquitectura o técnica que ilustre un estado de la historia humana.
Ser ejemplo sobresaliente de asentamiento tradicional humano que sea representativo de una(s) cultura(s), especialmente cuando se vuelve vulnerable bajo el impacto de cambios irreversibles.
Estar directa o tangiblemente asociados con eventos o tradiciones vivientes, con ideas, creencias, con trabajos artísticos y literarios sobresalientes de carácter universal.
b.-
Realizar las pertinentes pruebas de autenticidad en diseño, material y mano de obra.
Verificar que los sitios cuenten con la adecuada protección legal, contractual o tradicional, así como el manejo de mecanismos que aseguren la conservación de las nominaciones culturales propias ( ) El Estado Parte deberá proveer evidencia administrativa para cubrir el manejo del sitio, su conservación y acceso al público en el sitio cultural que tenga un gran número de visitantes.
Indudablemente esas definiciones son extremadamente formales, quizá poco prácticas a simple vista. Lo cierto es que un bien patrimonial incluido en la lista es de gran importancia por lo que sigue:
Los primeros estudios de Relaciones Internacionales se basaban en un enfoque estatocéntrico, es decir, los Estados eran los actores principales en la escena internacional. En nuestros días y con las tendencias mundializadoras aparecen más elementos de análisis que ejercen una fuerte influencia en el plano internacional. Entre ellos están las organizaciones no gubernamentales, los organismos internacionales derivados de las gestiones estatales, los medios masivos de comunicación, líderes mundiales y grupos de presión tales como religiones y grupos armados. Del papel del Estado y la sociedad civil trataré más adelante.
Desde el "redescubrimiento" del patrimonio en los 70 y la aparición de nuevos actores en el devenir internacional la situación se torna positiva. Aquí radica la importancia de que el patrimonio esté en la lista. Porque cualquier participante de los ya mencionados tiene la voz para hacerse escuchar en caso de encontrar irregularidades en la conservación o difusión. O bien, puede aplaudir y participar activamente en el fomento del patrimonio. Cualquier actor verificará si el Estado que "custodia" el patrimonio cumple con el compromiso que adquirió ante la comunidad internacional: utilizar los recursos que estén a su alcance para preservar el patrimonio. De lo contrario ya hay quien lo denuncie ante las demás naciones y eso evidenciaría su irresponsabilidad y falta de seriedad. Eso merma la condición de cualquier país en caso de actuar negativamente. En suma, el Estado que se comprometió queda bajo el microscopio de todos los involucrados en los asuntos de patrimonio y museos.
A consideración de la UNESCO, México tiene los siguientes sitios reconocidos en la denominada Lista del Patrimonio (en la que a continuación se presenta se omite el patrimonio natural). Aquí se incluye el año de inscripción y la ubicación geográfica en territorio mexicano:
SITIO CULTURAL |
AÑO DE INSCRIPCIÓN |
UBICACIÓN |
TEOTIHUACÁN Monumentos arqueológicos |
1987 |
Municipios de Teotihuacán de Aristas y de San Martín de las Pirámides, Estado de México |
PUEBLA Zona de monumentos |
1987 |
Municipio de Puebla, Puebla |
MÉXICO Y XOCHIMILCO Zona de monumentos históricos y zona de monumentos arqueológicos |
1987 |
Delegaciones Cuauhtémoc y Xochimilco, Distrito Federal |
PALENQUE Ciudad prehispánica y parque nacional |
1987 |
Municipio de Palenque, Chiapas |
OAXACA Zona de monumentos históricos de la ciudad de Oaxaca y zona de monumentos arqueológicos de Monte Albán |
1987 |
Municipios de Oaxaca y Xoxotlán, Oaxaca |
CHICHEN ITZÁ Ciudad prehispánica |
1988 |
Municipio de Tinum, Yucatán |
GUANAJUATO Monumentos históricos y minas adyacentes |
1988 |
Municipio de Guanajuato, Guanajuato |
MORELIA Zona de monumentos históricos |
1991 |
Ciudad de Morelia, Michoacán |
EL TAJÍN Zona de monumentos arqueológicos |
1992 |
Municipio de Papantla, Veracruz |
SIERRA DE SAN FRANCISCO Pinturas rupestres, zona de monumentos arqueológicos |
1993 |
Municipio de Mulegé, Baja California Sur |
ZACATECAS Zona de monumentos históricos |
1993 |
Municipio de Zacatecas, Zacatecas |
PRIMEROS MONASTERIOS Primeros monasterios del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl |
1994 |
Municipios de Oaxtepec, Ocuituco, Tetela, Tlayacapan, Totolapan, Yecapixtla, Zacualpan, Morelos Municipios de Calpan, Huejotzingo y Tochimilco, Puebla |
PAQUIMÉ Zona arqueológica |
1998 |
Municipio de Casas Grandes, Chihuahua |
TLACOTALPAN Zona histórico monumental |
1998 |
Municipio de Tlacotalpan, Veracruz |
XOCHICALCO Zona arqueológica |
1999 |
Municipio de, Morelos |
CAMPECHE Zona de monumentos históricos |
1999 |
Municipio de Campeche, Campeche |
A pesar de su riqueza cultural, México ha sido de las naciones que olvidan el patrimonio y los museos dentro de sus políticas culturales ante el boom económico. Sin embargo, los sitios contemplados en la lista reciben mejor atención por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Secretaría de Turismo (SECTUR), y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA o CONACULTA). Algunos de ellos cuentan con trabajos de excavación permanentes como Palenque (sitio arqueológico rodeado de selva, un patrimonio cultural-natural excepcionalmente bello); otros cuentan con museo de sitio con importantes objetos para la comprensión de la cultura que ahí habitaba, como Teotihuacán; y otros más son atractivos turísticos en los tours para extranjeros, como el paseo en las trajineras por los canales de Xochimilco, visitar la ciudad de Guanajuato rica en memoria histórica y la hermosa ciudad de Oaxaca que es simplemente encantadora. En esta última se hizo un excelente trabajo de restauración en el Convento de Santo Domingo donde además se creó un museo que abarca distintas etapas de la historia de México, tiene una reserva ecológica y es, indudablemente, un esfuerzo digno de reconocerse siendo que en México se destinan recursos ínfimos del presupuesto para cualquier obra o investigación de tipo cultural.
Aquí podemos hablar un poco de lo que hace en México la autoridad por la cultura. La legislación se reúne en un documento llamado Ley federal sobre monumentos y zonas arqueológicos, artísticos e históricos y disposiciones complementarias que data de 1972, y es tan pobre en contenido que menciona dos o tres veces el término patrimonio pero ni siquiera lo define, es decir, no conceptualiza ni siquiera a lo que hace referencia. Por lo tanto, la defensa y conservación del patrimonio son cosas ambiguas, y si se cometen ilícitos como destrucción, robo o venta cualquier delincuente puede argumentar que no hay artículo de la ley donde quede definido el acto que realizó. La imprecisión legal ha sido un dolor de cabeza para los mexicanos a pesar de su presunción de legalidad extrema.
Las autoridades en México no saben siquiera lo que es patrimonio y por eso no incluyo una definición, no existe. Lo que sí tenemos son especialistas que han dedicado su vida a estudiar el patrimonio. Entre ellos está el historiador Enrique Florescano, quien afirma que el patrimonio es una construcción histórica, es todo un proceso que incluye en su dinámica a todas las clases y a todos los estratos de un pueblo, porque otros estudiosos dicen que no puede existir un patrimonio nacional, sino que son varios patrimonios nacionales dependiendo el estrato social al que se pertenezca. Eso es un error. De ahí que muchos se sientan excluidos y no participen en la conservación y difusión del patrimonio en lugar de proporcionar el que ellos tienen para enriquecer un patrimonio único.
Guillermo Bonfil Batalla define el patrimonio cultural como el acervo de elementos tangibles e intangibles que una sociedad considera suyos. Así debe pensarse el patrimonio, como algo nuestro. En esa medida se le considera propio y por lo mismo se cuida y se quiere que todos lo conozcan porque es causa de orgullo de quien se lo adjudica. No por ello vienen pugnas de apropiación, sino que una de las muchas ventajas del patrimonio es que pertenece a grupos más amplios como la localidad, la entidad estatal y finalmente es tan universal que es para la humanidad entera.
En la misma tónica incluyente, Néstor García Canclini habla del patrimonio como la expresión de solidaridad que une a quienes comparten un conjunto de bienes y prácticas que los identifican. Incluye la herencia de cada pueblo, como sitios arqueológicos, objetos antiguos, artes, lenguas, conocimientos, música, escritos, formas de cocinar los alimentos, etc Patrimonio es lo que un conjunto social estima como cultura propia, aquella que sustenta su identidad y lo diferencia de otros grupos. Esto tampoco quiere decir que sea de un solo grupo. Lo que significa es que el patrimonio extiende lazos comunes que unen a una comunidad. Al mismo tiempo, ya formado y sólido el grupo, pueden aportar a otras culturas rasgos propios y de la misma manera recibir aquello que consideren que le enriquecerá de las externas.
Es la expresión de una estructura social y económica compuesta por mitos, creencias, manifestaciones plásticas, en un tiempo y espacio determinados.
El patrimonio son todos los elementos que una comunidad humana adquiere como propios y que le dan un sello particular ante otros grupos. Esos elementos son materiales e inmateriales y se transmiten de generación en generación, dando identidad a una comunidad.
EL MUSEO, LA MEDIA NARANJA DEL PATRIMONIO
Pues bien. Tenemos el patrimonio, sabemos lo que es, nacemos en él, nos envuelve a diario pero, ¿dónde se deposita el patrimonio, dónde podemos conocerlo a fondo? Creo que de ese interés por trascender y por dar continuidad a nuestra existencia es que surge el museo, el medio que funge como espacio de esparcimiento y aprendizaje del patrimonio. En él se replantea y ordena la memoria histórica. Gracias al museo el material se recolecta y permanece en su contexto.
El museólogo español Luis Alonso Fernández habla del museo: "es una reflexión del hombre y su actividad, su medio natural, cultural y social. Su lenguaje es directo y específico, como es el del objeto, el de las cosas reales. El contacto o encuentro directo con el objeto produce en el visitante una comunicación tridimensional, y cumple en nuestro tiempo a la vez la función de expresión de la comunidad y la de convertirse en instrumentos a su servicio. (Alonso Fernández, 1999: 116)
La razón de ser del museo es preservar los valores culturales, servir a la comunidad y cumplir con sus roles educativo dar a los demás un conocimiento y cultural conservarlo y difundirlo -. Los museos tienen un gran compromiso social pues son los que resguardan el patrimonio. Es más, hay ocasiones en que el patrimonio adquiere su connotación al entrar en un museo, es decir, su valor se enaltece al ser albergado. El patrimonio adquiere reconocimiento y significado social en el museo. Otras veces el patrimonio se convierte en museo. En México tenemos varios casos de este último porque se han adaptado monumentos arquitectónicos coloniales - palacios, casas y escuelas - como museos. Tal es el caso del Antiguo Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México. Esa edificación fue originalmente, como su nombre lo indica, destinada a la educación. Ahora es un lugar donde llegan exposiciones del interior de la República y el extranjero, además de ser en sí un lugar ataviado de simbolismos que le dio el tiempo.
En algunos textos, el museo es considerado una institución artificialmente creada. Esta afirmación es parcialmente válida porque aunque su nacimiento es consciente a partir del reconocimiento del patrimonio, lo cierto es que los acervos patrimoniales que van a los museos contienen una dinámica social de la cual el museo no puede escapar. Como ya se dijo, el museo debe guardar el contexto, un contexto cambiante, un contexto de las etapas que van envolviendo al patrimonio. Por eso, al ser realidades los objetos que guarda el museo ambos se funden en una dinámica cultural a pesar de esa supuesta artificialidad.
Por otra parte, el artificio y la frialdad que pueden percibir algunos al estar en un museo se diluye cuando los objetos patrimoniales transmiten un significado y un contexto, cuando ese sistema nutre con su contenido.
Encuentro una constante entre las propuestas de especialistas en el tema: la creación de museos comunitarios. Vinculo eso con la práctica política y hago la analogía del museo y el municipio. El municipio es la unidad nuclear, la más pequeña, la más cercana a la gente que conoce las necesidades de una zona. Después del municipio viene el plano estatal formado por esos municipios. Finalmente el tercer nivel es el federal, el más amplio, la coordinación de todas esas partes. Hacer las cosas bien o hacer las cosas mal en las porciones más pequeñas se reflejará en los otros niveles. El fundamento, equiparando a la vez con las células, es el núcleo.
Lo mismo sucede con el patrimonio y los museos. El museo comunitario nace en el seno de las familias arraigadas en una zona, aquellas que bebieron el patrimonio, que lo viven a diario, son quienes han contribuido a que el legado llegara hasta nuestros días. Seguirían los museos más grandes a nivel estatal y luego los que reúnen las colecciones internacionales y que tienen contenidos más amplios.
Lo importante es que desde los pequeños núcleos comunitarios tengamos museos que enriquezcan tanto a los habitantes de la región como a los visitantes que lleguen desconociendo sus tradiciones. Algo muy particular que diferencia a museos comunitarios de los que generalmente son visitados los de la gran ciudad, a los que nos dirigimos cuando viajamos a otros países como el Louvre en París o el Prado en Madrid - es que los de carácter comunitario reúnen patrimonio tangible e intangible, contienen patrimonio vivo y a veces el que está en peligro de extinción. Me refiero respetuosamente a las lenguas indígenas, a sus formas de cultivo, sus vestimentas, esa jocosidad única de quienes han heredado directamente el patrimonio. Los museos comunitarios demuestran que la región sigue viva.
En México, la aparición de museos comunitarios se incrementa y es motivo de orgullo llegar a un pueblo que probablemente ni los mapas contemplan, encontrar un museo que nos cuente los secretos que el lugar guarda y sentir que somos parte directa o indirecta de esa tradición. De ello debemos sentirnos orgullosos.
Encontramos museos comunitarios por dondequiera que existan indicios de patrimonio, como los estados mexicanos de Puebla, Chiapas, Oaxaca y Veracruz, entre los más numerosos.
Ahí está otra clave: en la medida que todos nos sintamos orgullosos y partícipes del patrimonio y los museos, seremos capaces de conservarlos y difundirlos. Eso contribuye a su enriquecimiento y fortalecimient. Mediante la apropiación de ambos es como pueden seguir traspasando las barreras del tiempo para darnos los elementos que conforman nuestra razón de ser y estar en una comunidad determinada.
Yo diría que entre el patrimonio y el museo existe una complicidad íntima, una sutil e inseparable relación. Son un sistema de símbolos, un sistema de comunicación. Entre ellos y el visitante se logra una simbiosis perfecta de historia y conocimiento donde lo único que importa es sentirse parte de esa magnificencia que se revela ante nuestros ojos.
COOPERACIÓN Y PARTICIPACIÓN
He reiterado a lo largo del trabajo que sentir el patrimonio como si fuera propio es una clave para su conservación y difusión. A pesar de ello, problemas administrativos y "de aislamiento" vienen deteniendo la tarea cultural que a todos atañe.
Al igual que en la definición de patrimonio trataré lo que se hace por la cooperación cultural en el plano internacional y después pasaré al plano nacional, que es donde encuentro mayores deficiencias.
Todos los países tienen, regularmente cada dos años, Reuniones de Comisión Mixta, en las que se firman programas en las áreas de educación y cultura. Previamente, los ministerios de asuntos exteriores de los países asistentes contactan a las instituciones vinculadas a las mismas áreas, tales como especialistas en museología, conservación, instituciones culturales, etc para que envíen sus propuestas que se discutirán en la reunión. Posteriormente llegan a acuerdos que se concretan en el programa de cooperación educativa y cultural. Estos tienen tanto peso que han hecho posible la realización de eventos como la Feria del Libro de Frankfurt, Europalia 93, la Expo Sevilla 92, año con año el Festival Internacional Cervantino en la ciudad mexicana de Guanajuato, y este año la Expo Hannover 2000. Aunque las acciones finalmente recaen en las instituciones y sus contrapartes del país firmante, la cooperación estatal es la encargada de realizar los vínculos y establecer contactos.
Otro tipo de cooperación internacional es la instituida con la Red Internacional para la Política Cultural. A raíz de la conferencia Intergubernamental de Políticas Culturales para el Desarrollo, en Estocolmo, Suecia, del 30 de marzo al 2 de abril de 1998, auspiciada por la UNESCO, la primera reunión global en torno a la cultura a nivel ministerial, los Estados asistentes se propusieron crear un mecanismo mediante el cual se agilizara e incrementara el flujo de información de carácter cultural, incluidos patrimonio y museos. En mayo del mismo año se reunieron nuevamente los países en la ciudad canadiense de Ottawa, y ahí fue donde establecieron la Red Internacional para la Política Cultural, con el objeto de crear conciencia y apoyar a la diversidad cultural en la era de la globalización y el cambio tecnológico.
La cooperación en lo internacional siempre se toma más seriamente que a nivel interno. Se quiere quedar bien con quien se firma un convenio, pero muchas veces olvidan que al interior se tienen muchas necesidades y compromisos que requieren atención inmediata.
En lo nacional tenemos en principio a las autoridades gubernamentales. Es bien sabido que del presupuesto oficial se destina un porcentaje mínimo a cultura. Lo más terrible es que de esos recursos, entre 80 y 90% es absorbido por salarios de funcionarios y obras de mantenimiento básico de oficinas administrativas. El resto se utiliza para financiar proyectos de excavación, investigación y conservación. Por lo tanto, si los recursos de por sí son escasos por lo menos debe replantearse la forma de distribuirlos. (Florescano, 1997: 23)
Entre las funciones que puede y debe hacer el gobierno en cuanto a patrimonio y museos es aportar una legislación que proteja y promueva. La ley es el gran marco que da el Estado para el resguardo patrimonial. Esa ley no debe "politizarse" como ha sucedido con iniciativas de hace uno o dos años, donde proponían un Comité de toma de decisiones en asuntos culturales formado por el gobernador de cada una de las 32 entidades federativas de México y presidido por el Secretario de Educación Pública. ¿Dónde quedan los expertos e investigadores de asuntos arqueológicos, museológicos, artísticos ? Era una clara muestra de actitud de ventaja y de abierto lucro con el patrimonio.
El Estado tiene un especial interés en el patrimonio porque es ahí donde se integra la nación y en la medida que la población se mantenga cohesionada la posibilidad de conflicto y revuelta se ve reducida. Otras veces utiliza el patrimonio como pantalla ante el mundo para dar idea de grandeza política, siendo que maquillan el escenario para el acto y fuera de eso el patrimonio cae en el olvido.
Si el gobierno no puede dar lo necesario para mantener el patrimonio y los museos, se debe apoyar en la iniciativa privada y la sociedad civil. Desgraciadamente, en lugar de buscar la cooperación entre sectores, los asuntos culturales se vuelven espacio de disputa económica, política y social.
La iniciativa privada dirige sus acciones conforme a intereses económicos. Sólo invierte en caso de recibir a cambio jugosos beneficios. Esa actitud puede llevar a la explotación extrema del medio en detrimento de las condiciones naturales del lugar. El ejemplo más reciente e indignante fue el denominado "Tajín 2000, Primavera del Milenio". En muchos medios se promovió el evento. Al escuchar el título uno pensaba en la representación tradicional de danzas y rituales a la usanza de los habitantes de la costa veracruzana. Oh desilusión. El evento estaba compuesto por actividades como la predicción del futuro a través de la lectura del cigarro, el café, la mano, runas nórdicas y caracoles, talleres de aromaterapia y cerámica, tatuajes, performance (sic), clases de guitarra y otras tantas actividades que nada tienen que ver con la cultura del lugar sino con la moda que se da a últimas fechas de turismo espiritual esotérico. La zona fue adaptada como escenario con toda la infraestructura: servicios como agua potable, teléfono, alumbrado, etc Lo peor del caso fue que esos recursos sólo llegaron al interior de la zona arqueológica. Esta fue alambrada para impedir el paso a quienes no cubrieran el costo del boleto que llegaba a superar los 200 dólares. Muchos pobladores de la región dedicados a la venta de artesanías y a la danza típica inicialmente se entusiasmaron ante la idea de tener mayor espacio para desarrollar su actividad. Algo que no se les dijo desde el principio fue que necesitaban permisos que cuestan mucho y tampoco pudieron pagar. Otros más querían entrar a ver los eventos, pero para esa gente que vive en condiciones de austeridad los precios eran estratosféricos. ¡Qué ironía, los habitantes de la localidad eran los únicos que no podían entrar! Entre las pirámides y los templos se improvisaron templetes para los actos y gradería pesada para el público, peligrando tanto las construcciones como los oleoductos que pasan por debajo de la zona. ¿De quiénes fue la "grandiosa" idea del evento? De la iniciativa privada, y se especula que de las autoridades del estado de Veracruz y los municipios involucrados como Papantla porque pensaban obtener ganancias del evento. Todo en detrimento de la existencia del patrimonio.
No hay que restar mérito a quienes dentro de la iniciativa privada se han preocupado por el patrimonio per se. Algunas empresas dedican parte de sus recursos a labores altruistas y culturales. En México, la compañía Domecq (de la industria vitivinícola) y los bancos Banamex y Bancomer tienen fundaciones culturales que dan recursos desinteresados a proyectos artísticos y de rescate patrimonial. Por ejemplo, a mediados de 1999 se expusieron en el Museo Nacional de Antropología e Historia algunos objetos etruscos, siendo la Fundación Cultural Banamex uno de los patrocinadores. La exposición fue buena y tuvo tal demanda que ampliaron la temporada dos meses más de lo previsto.
En cuanto a la participación de la sociedad civil me remonto al tema de las comunidades para enfatizar la importancia que tiene la población en general para la conservación del patrimonio y los museos. Debemos hacer conciencia de que el gobierno no es el único responsable del patrimonio, sino que somos todos. Ese paternalismo lo tenemos en muchos países latinoamericanos por los hechos históricos que hemos vivido. Esas prácticas deben desaparecer y debemos tomar las riendas de la cultura para dirigirnos por el mejor camino. Si no hay movilización social también es difícil que el gobierno y la iniciativa privada lo vinculen con las necesidades actuales y cotidianas de la población. (Florescano, 1997: 70)
Vuelvo al mismo punto. Esa tarea se da a nivel individual y es paulatina, comenzando por quienes estén más allegados al museo y al patrimonio. Todos debemos involucrarnos en los asuntos culturales y en la medida que los apropiemos y todos le encontremos un significado de identidad estaremos llegando al verdadero sentido de la conservación y promoción del patrimonio y los museos. Así, dejaremos que los dos continúen su trascendencia y recorrido por los siglos de la humanidad.
BIBLIOGRAFÍA
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UNESCO. El patrimonio mundial. París, UNESCO, 1998
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UNESCO. Convenciones y recomendaciones de la UNESCO sobre la protección del patrimonio cultural. Lima, Editorial Gráfica Pacific Press, 1986
NOTAS
* Instituto Tecnológico Autónomo de México / Departemento
de Estudios Internacionales / Sección de Relaciones Internacionales
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