Especial NAyA 2001 (version en linea del cdrom)

LA PROCESION DEL SILENCIO EN QUERETARO.
UN CASO ESPECIFICO

POR EVANGELINA TRUEBA ARAMBURU
ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA (ENAH)

ANEXOS

DESCRIPCION HEMEROGRAFICA

En este capítulo se hace una recopilación de esta peculiar fiesta observada por los medios informativos del lugar, es más bien una descripción y recuento de cómo ven y sienten este ritual los queretanos.

Este material informativo se recopiló desde la semana santa del año de 1989 hasta el año de la semana santa de 1997.

DIARIO DE QUERÉTARO

Sale del Templo de la Cruz     24.03.89

Tres mil Personas Participaron en la Procesión del Silencio.

Como un acto de verdadera penitencia, hoy alrededor de tres mil personas participarán en la Procesión del Silencio, que saldrá del Templo de la Cruz, llegará al Jardín Obregón y retornará a la Cruz.

Se espera que las hermandades lleven el siguiente orden durante el recorrido:

Adelante el heraldo, damitas y niñas que llevarán las sígnias de la pasión como son: corona de espinas, esponja, lanza, lienzo de la Verónica, llaves de San Pedro, entre otras.

Apóstoles, luego seguirá la hermandad de niños del catecismo vestidos de color blanco. Hermandad del Señor de Esquípulas de negro, Hermandad de la Virgen de los Dolores formada por mujeres.

Los integrantes de la Hermandad de la Santa Cruz irán de gris. La Hermandad del Señor de la Cañita, de rojo, Hermandad del Señor del Gran Poder irán de blanco y morado, la Hermandad de la Virgen de la Macarena serán mujeres las que participen, Hermandad del Señor de la Soga al Cuello, el Señor de la Piedad y finalmente Nuestra Señora de los Dolores de Soriano.

Estas serán las Hermandades que tomarán parte en la Procesión del Silencio como lo han hecho desde 1968, año en que se inició esta marcha por las calles del Centro de la Ciudad.

La Procesión del Silencio, Renace con Singular Fuerza

* 3 mil de los caminantes anónimos.       25.03.89

Perdidos en el anonimato, tras la obscura capucha que algún día dicen instituyó Juan Belmonte, transitan lentamente sobre los rosados adoquines, manteniendo el inquietante silencio que le da nombre a su pesado caminar.

Las cadenas en unos, los pesados leños en los otros, el velo tapando el rostro de aquéllas, la Procesión del Silencio, veinteañera en Querétaro renacen cada año con singular fuerza; la fuerza de un silencio que encierra secretos indescifrables.

Tres mil fueron los caminantes anónimos la tarde y noche de ayer, pero otros muchos miles se les unieron activamente en esa tradición española que ha calado en México.

Todos, como una sola persona, se acogieron a ese silencio, sólo roto por el constante y monótono retumbar de los tambores que tantas cosas guarda.

La Procesión del Silencio llenó de nueva cuenta las calles queretanas, con todas sus hermandades y con las también silenciosas imágenes que a hombros de los caminantes destilan sufrimiento a su paso.

La tradición, tal como ahora se ve, data de hace veinte años, cuando se decidió ampliar aquella sencilla ceremonia del Santo Entierro, que en templo de La Cruz se presentaba, invariablemente, cada Viernes Santo.

Las primeras Hermandades que tomaron parte en la silenciosa ceremonia religiosa fueron el Señor del Gran Poder y la del Señor de Esquípulas; hay otras muchas se les han unido en su peregrinar, algunas entre veinticinco y cuarenta componentes, otras que llegan al centenar.

Cuando del templo de la Cruz salen los anónimos participantes, apenas minutos antes de que una muchedumbre agolpada a su paso se les una en su fervor, una interna e intensa preparación espiritual llega a su fin.

Tres días antes, los activos participantes en esta tradición religiosa inician un retiro espiritual en el mismo templo de la Cruz.

En el retiro se intercalan pláticas sobre una auténtica conversión interior y la necesidad de que el sacrificio de la procesión sea ofrecido por los pecados comunitarios.

Así, cuando los anónimos caminantes atraviesan las calles queretanas el proceso de conversión ya ha iniciado en su interior, quizá por ello el silencio es más impresionante.

Desde la Hermandad de Niños del Catecismo, con sus ropajes blancos, el misterio empieza a protagonizar la tarde, una tarde que pronto se convirtió en noche.

El negro de las togas y capirotes de la Hermandad del Señor de Esquípulas, una de las fundadoras de esta tradición, se vuelve tradición, se vuelve imponente.

Otros muchos colores aparecen sombríos al paso de los anónimos participantes: el blanco y rojo de la Hermandad de la Santa Cruz, que arrastra cadenas, el gris de la Hermandad del Santo Entierro, el verde de la del Señor San Juan, el blanco y el morado de la del Señor del Gran Poder, el guinda de la del Señor de la Cañita, o el morado y amarillo del Señor de la Piedad.

Como Belmonte en la Procesión Sevillana, que se cubrió el rostro para no ser reconocido, los hombres descalzos que participaron en la edición queretana de esta tradición religiosa permanecieron al cubierto, tras los capirotes misteriosos que sólo dejan entrever los ojos.

Como hemos dicho, tres mil fueron los participantes anónimos, los de la capucha y los pies descalzos, pero muchos otros, como cada año, se unieron al acto con respecto y con ese requisito indispensable y protagónico que tanto dice: el del silencio.

Cumplirá 24 años de Realización      13.04.90

Devoción, Sacrificio y Anonimato en la " Procesión del Silencio"

Penitencia, devoción y sacrificio, son las principales características que tendrá la Procesión del Silencio el Viernes Santo por la tarde y ya 24 años de su realización.

Así lo dio a conocer el rector del Templo de la Cruz, Padre Juan Ramírez.

Dijo que el fundador de la Procesión del Silencio, es el Sacerdote Ernesto Espítia.

Uno de los requisitos para quienes participan en este acto religioso, es salir a unos ejercicios espirituales que comienza el Miércoles Santo y culminan el Domingo de Resurrección.

Hay un grupo de Hermandades que pertenecen al Templo de la Cruz y otros de la Parroquia de Santa Ana.

Los nombres de las Hermandades de la Cruz son: Señor de las Esquípulas, Virgen de los Dolores, Santa Cruz, Santo Entierro, el Señor de la Cañita, Señor San Juan y San Francisco.

Las cofradías de la parroquia de Santa Ana son: Señor del Gran Poder, Virgen de la Macarena, Cristo Cachorro, Nuestra Señora de la Soledad, el Señor de la Piedad y Nuestra Señora de los Dolores que es Patrona de esta diócesis.

Antes de estas Hermandades encabezarán la Procesión del Silencio: los heraldos, el grupo que portará las insignias corona de espinas, clavos, martillo, sudario, entre otros  niños del catecismo y los que van tocando los tambores.

La vigésima cuarta Procesión del Silencio tendrá lugar el siguiente itinerario: sale del templo de la Cruz a las 16:30 horas, se va por Felipe Luna, continúa por 5 de Mayo hasta Pasteur, llega hasta Reforma y por esta calle sale a Corregidora, sigue hasta Angela Peralta, da vuelta en el Teatro de la República, se va por Juárez y da vuelta por Independencia y por esa calle llega nuevamente al templo de la Cruz. Se calcula que dura dos horas el recorrido, dijo el padre Juan Ramírez.

Cayó el Negro de la Noche Sobre la Procesión       14.04.90

El negro de la incipiente noche se dejó caer sobre las obscuras togas y capirotes, como cada año, para hacer juego con el misterio que envuelve el mágico mundo de la tradicional Procesión del Silencio.

En el marco de la complicidad del misterio y del silencio, más de tres mil personas desfilaron sobre los rosados adoquines de la bella Ciudad de Querétaro para expirar culpas o simplemente para realizar un acto más de fe, que irremediablemente se ha convertido en atracción turística por una parte y en tradición queretana insoslayable por la otra.

Las diferentes Hermandades, se revestían de sus también tradicionales colores, desfilaron la tarde que pronto se convirtió en noche, el viernes santo, dejando en su seno a hombres, mujeres y aún niños, que con la Procesión culminaba tres intensos días de preparativos espirituales en el convento de la Cruz, sitio de donde parte el acontecimiento desde hace casi un cuarto de siglo.

Sin embargo, la Procesión del Silencio cuenta al parecer, con antecedentes muchos más remotos, pues se dice que ya en la época de la colonia la majestuosa Ciudad de Querétaro era escenario, durante los días de la Semana Mayor, de diversos actos religiosos entre los que destacaban procesiones de fervientes católicos.

Se dice que los franciscanos, primeros monjes que hasta estas tierras llegaron, fueron los iniciadores de las procesiones religiosas, haciéndose ayudar por las arcadias existentes en el Querétaro de entonces y por algunas de las personas más notables de la sociedad, las que participan activamente en las caminatas.

Los españoles y los indígenas, lógicamente dadas las costumbres de aquellos años, se dividan para realizar procesiones, pues mientras los ibéricos las hacían por su parte, los naturales conjuntaban sus creencias ancestrales y su nueva fe en estas celebraciones de Semana Santa.

Desde entonces el color negro representó una pieza fundamental del acontecimiento, pues los caminantes de entonces vestían sus mejores galas en torno, acompañados de sombreros de picos y plumas que resaltaban su figura.

Pero quizá el antecedente más directo en nuestra actual Procesión del Silencio era  una caminata que realizaban muchos desde el templo de Santa Clara hasta la de San Francisco.

Esta procesión se realizaba en silencio, como que en el último cuarto de siglo hemos presenciado los viernes de la semana santa mayor en Querétaro.

Las Hermandades del Señor del Gran Poder y del Señor de Esquípulas fueron las primeras en participar en esta versión contemporánea de la silenciosa procesión y siguen siendo una parte fundamental de la misma.

Los colores blanco y morado de la Hermandad del Señor del Gran Poder y el negro de la del Señor de Esquípulas se descubren a lo largo de una larguísima procesión humana en la que en la fe y el misterio se dejan sentir con intensidad.

Y también como cada año, el claro día que vio iniciar la Procesión a los ropajes blancos de los Niños del Catecismo, pronto se volvió obscuridad, para envolver aún más de misterio algunas de las principales calles citadinas.

El insistente sonido de las cadenas arrastrándose, el monótono golpeteo de las banquetas sobre los tambores y el llanto de algún niño espectador, fueron los únicos ruidos que interrumpieron, como cada viernes santo, el paso de esos seres anónimos que expiran sus culpas bajo una Cruz de madera, como otros tantos las expiran a cada paso de la vida, a cada silencioso peregrinar.

Y a pesar de ser siempre la misma, la Procesión del Silencio queretana cambia año con año.

A cada golpeteo del tambor recordamos las alegrías, las tristezas y las frustraciones de todo un año, aparentemente igual pero completamente distinto.

Y así el blanco y el rojo de la Hermandad de la Santa Cruz, el gris de la del Santo Entierro, el verde la del Señor San Juan, el color guinda  del Santo Cristo Cachorro, el rojo del Señor de la Cañita o el morado y el amarillo del Señor de la Piedad, nos hace recapacitar sobre la vida misma, sobre el eterno peregrinar del hombre tras de una esperanza.

Tras el misterio de los capirotes que esconden en el anonimato tantos rostros, se esconden también algo más que una tradición.

El negro de la noche se dejó caer nuevamente sobre la Procesión del Silencio, una procesión como la de todos los años, que sin embargo volvió a ser diferente.

Solo los Tambores Quebraron el Imponente Silencio     30.03.91

Con la caída de la tarde, teniendo como mudo espectador el crepúsculo queretano, con su lentitud característica, la Procesión del Silencio cumplió ayer, sobre las adoquinadas calles del centro de la ciudad, sus veinticinco años de vida.

A partir de las seis de la tarde, como ya es tradición de Viernes Santo, las calles del Querétaro antiguo recibieron el lento y pesaroso paso de los integrantes de las diversas cofradías religiosas participantes, que desde días antes, en un retiro espiritual, se habían preparado para el acontecimiento de conmemoración en la procesión de la calle andaluza, decidió ponerse una capucha para ocultar su rostro y dejar así el anonimato su sacrificio corporal.

Desde entonces el capirote o la capucha de diferentes colores, se ha convertido en elemento esencial de la Tradición  de la Procesión del Silencio.

Pero la Procesión del Silencio menos la versión queretana de este acontecimiento público y religioso, es principalmente la culminación de un trato espiritual de tres días, a lo largo de los cuales participantes reciben pláticas y realizan ejercicios espirituales, también en el convento de la Cruz como en otras parroquias representadas en la procesión.

Imponente el Ruido del Tambor y las Cadenas

* 400 Participantes        18.04.92

* Atractivo Turístico.

Alrededor de cuatrocientos personas, impregnadas de fe y religiosidad, tomaron parte activa en la tradicional Procesión del Silencio, que año con año se escenifica al caer de la tarde de Viernes Santo en algunas principales calles del Centro Histórico de la ciudad de Querétaro.

Como cada año, los alrededores del templo de La Cruz, lugar que dio origen a tan singular y popular acto religioso, se vieron atestados de personas, tanto queretanos como visitantes, que asistieron a presenciar el acontecimiento, donde catorce diferentes hermanos marcharon silenciosamente.

La Procesión del Santo Entierro, celebrada en un principio en las cuadras más cercanas al mencionado templo franciscano de la Cruz, fue el antecedente que permitió la organización de la llamada Procesión del Silencio, que a semejanza de la más popular del mundo: la de Sevilla, se desarrolló en nuestra adoquinada ciudad, convirtiéndose también en un innegable atractivo turístico.

La peculiaridad de recorrer las calles en aquellos años de hombres por tanto capirotes y descalzos, se conservó con el paso del tiempo, aumentando la participación con la presencia de hermanos de otras congregaciones religiosas, como Santa Ana, La Congregación, San Roque y La Piedad.

Ayer nuevamente la noche cayó sobre los integrantes de la Procesión, la mayoría de hombres encapuchados, que a su paso únicamente acompañados, como es tradicional, por el sonido de golpes de tambor y de las cadenas sujetas a los pies al arrastrar sobre los rosados adoquines queretanos.

Tras un retiro espiritual de tres días y medio, los adultos de la Procesión se preparan para este anual y tradicional acontecimiento de carácter religioso, pues éste tiene un sentido eminentemente serio y de reflexión para los participantes, entre los que también pueden contarse mujeres con el rostro semioculto con un celo y niños, de escasa edad.

Vestidos de negro, tanto el capirote como la túnica, descalzos y portando sobre los hombros cruces de mezquite, marcharon la centena de hombres que componen la Hermandad del Señor de Esquípulas, que es además el patrón de la Procesión del Silencio queretana.

Otro tanto hicieron por su parte, los integrantes de las hermandades del Nazareno de color púrpura del Señor de la Cañita - de intenso rojo sus vestimentas - del Santo Entierro - de sobrio gris - de la Santa Cruz - portando túnicas blancas y capucha roja y de San Juan - que visten de verde.

Por su parte, integrada por decenas de niños, también desfiló la Hermandad del Santo Niño del Catecismo, cuyos componentes visten con túnica y capucha blanca y portan en las manos una palma, y la Hermandad de nuestra Señora de los Dolores, integrada por mujeres vestidas de negro y portando una lámpara entre sus manos.

Las Hermandades de la Virgen de la Macarena y de Nuestra Señora de la Soledad también son integradas por mujeres vestidas de luto, y desfilan igualmente agrupados junto con la hermandad del Señor del Gran Poder, de blanco vestir, tanto en capucha como en túnica y del señor de la Inspiración, cuyos integrantes visten totalmente de guinda.

La Procesión, como también sé esta haciendo costumbre, partió a las seis y media de la tarde del templo de La Cruz tomando por la calle de Felipe Luna, doblando por 5 de Mayo hasta la calle de Pasteur, en una de las esquinas de la plaza de la Independencia.

Continuó, por la mencionada calle de Pasteur hasta la de Reforma, donde bajó, pasando frente al templo de las Teresitas, hasta la céntrica avenida Corregidora. Al tomar esta avenida, los miembros de las diferentes Hermandades continuaron su marcha hasta la Cruz.

Impresionante  Retumbar de Tambores y Rezos Apagados    10.04.93

* Anónima Procesión Religiosa

* Cumplieron las Hermandades

A las seis y media de la tarde, como cada viernes santo, la larga procesión religiosa partió de la Cruz, para recorrer, anónima y silenciosamente, las calles más céntricas de un Querétaro que aún lo abriga como una de sus tradiciones más queridas.

Las diferentes cofradías y hermandades que conforman la llamada Procesión del Silencio, integradas por cientos de hombres y mujeres, católicos, recorrieron nuevamente adoquinadas calles queretanas, en la edición de 1993 de este recorrido que tuvo sus inicios en el ya lejano 1966.

El arrastrar de cadenas, los rezos apagados y el incesante y lento retumbar de algunos tambores, fueron los únicos sonidos de esta manifestación popular y religiosa, que es apoyada por los templos de la Congregación, Santa Ana, San Roque, San Agustín del Retablo y desde luego La Cruz, donde inicia y concluye todos los años, la procesión.

La tarde que pronto se convirtió en noche, de ayer, contó con la participación de la Hermandad del Señor de las Esquípulas, cuyos integrantes marchan  con túnica y capirote negro y que es una de las iniciadoras de esta singular tradición, la de la Santa Cruz de capirote rojo y túnica blanca, la del Santo Entierro de capirote y túnica gris, la del Señor de la Cañita de capirote y túnica guinda y la de San Juan, integrada por hombres que portan una túnica verde y cubren su rostro con capirote rojo.

Pero en la Procesión del Silencio queretana, que ayer cumplió fielmente a su cita de Viernes Santo, también participan niños, y lo hacen a través de la Hermandad del Santo Niño del Catecismo, que visten tanto túnica como capirote blanco y cuyos integrantes portan una palma en sus manos y mujeres que integradas en la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, visten de negro, mantienen sus rostros bajo un velo y sostienen una lámpara en sus manos.

A excepción de ésta última hermandad, las anteriores también se distinguen por cargar sus integrantes una Cruz de mezquite, además de portar cadenas en los pies.

La Hermandad del Señor del Gran Poder, que año con año, adorna con su imagen con motivos taurinos, se distingue a su vez por el color blanco en túnica y capirote de sus integrantes, que además junto con la Hermandad del Señor de la Expiración de capirote y túnica guinda, mantienen una relación con el mundo taurino.

Otra Hermandad íntimamente ligada con dicho mundo del toro, aunque está integrada por mujeres de riguroso luto, la de la Virgen de la Macarena.

Otra Hermandad integrada por mujeres vestidas de luto es la de Nuestra Señora de la Soledad, mientras que la única integrada tanto por hombres como por mujeres es la de la Virgen de Soriano, quienes visten de morado.

Completan la procesión queretana, que ayer atrajo a una buena cantidad de espectadores durante su recorrido, la Hermandad del Señor con la Soga al Cuello de blanco y lila y la del Señor de la Piedad de capirote amarillo y túnica lila.

Todos los participantes en la Procesión del Silencio, que en ésta ocasión recorrió las calles de Felipe Luna, 5 de Mayo, Pasteur, Reforma, Corregidora, Angela Peralta y Juárez, tuvieron que participar en un retiro espiritual o en su defecto en pláticas previas, para estar preparados para esta muestra de expiación y sacrificio en la que voluntariamente toman parte.

Ya caída la noche y en el mismo Templo de la Cruz, concluyó esta interesante y atrayente manifestación religiosa popular que cuenta con símiles en ciudades como San Luis Potosí y Celaya y que tuvo su origen en España.

La silenciosa caminata de las trece hermandades recorrió varias calles del centro histórico. 2.04.94

* La Procesión del Silencio, marcó un Punto Culminante

Más de trescientas personas, integradas en trece hermandades, recorrieron algunas de las principales calles del primer cuadro de Querétaro durante la tarde y noche de este Viernes Santo en una edición más de la tradicional Procesión del Silencio.

La Procesión marcó el punto culminante de un retiro espiritual que en el convento de La Cruz se lleva a cabo, año con año, de la noche del miércoles a la madrugada del domingo, y  donde una de las características principales es siempre la del anonimato.

La silenciosa caminata de las trece hermandades mencionadas fue precedida por el Heraldo, las insignias, la hermandad de los Niños del Catecismo, conformada por unos noventa infantes, los tambores y el Señor de la Columna, grupo integrado por jóvenes.

La gran mayoría de las hermandades pertenecen a La Cruz pero este año, como ya también es costumbre, participan también hermandades de Santa Ana, San Roque y La Piedad, aumentando el número de participantes y enriqueciendo el acontecimiento religioso.

La Hermandad del Señor de la Cañita, con su túnica guinda y su capucha o capirote gris, fue la primera en caminar, tras el grupo de jóvenes del Señor de la Columna.

A ella siguieron las Hermandades del Señor de Nazareno blanco y lila - del Señor de Esquípulas - de capucha y túnicas negras - del Santo Entierro - de capucha y túnica gris - de la Santa Cruz - capucha roja y túnica blanca - de San Juan - túnica verde y capucha roja - del Señor del Gran Poder - capucha y túnica blancos - del Señor de la Piedad y de la Parroquia de la Resurrección.

Las mujeres también, como cada año, formaron parte de la Procesión, a través de las Hermandades de la Virgen de los Dolores - con velo negro sobre el rostro y una lámpara en las manos - de la Virgen de la Macarena y de la Virgen de la Soledad.

Como hemos dicho, la Procesión del Silencio fue el punto climático de un retiro de tres días para una gran mayoría de los anónimos participantes, que se recluyeron la noche del miércoles en el convento de La Cruz y que saldrán de ese lugar una vez concluida la Misa de Resurrección, la madrugada del próximo domingo.

En el retiro espiritual participa gente de diversos lugares del país, como Hidalgo, México, San Luis Potosí o Guanajuato y comprende jóvenes y adultos desde los dieciséis años de edad.

El recorrido inició frente al templo de La Cruz, siguió la ruta de la calle de Felipe Luna, bajó por 5 de Mayo, transitó por Pasteur, a la altura de la Plaza de la Independencia, volvió a bajar por Reforma, pasando frente al templo de las Teresitas, dobló en Corregidora, hasta Angela Peralta, donde nuevamente dobló para tomar Juárez, a la altura del teatro de la República, continuando hasta el Auditorio " Esperanza Cabrera " de Bellas Artes, para subir nuevamente por Independencia y concluir en el mismo templo de La Cruz.

* Lo más Importante es Saber que hay un Camino Recto   2.04.94

"Lo más importante es saber que hay un camino recto, y que por mucho que uno se desvíe siempre puede regresar al mismo"  aún más fácil que como salió de él" ".

La pesada Cruz de mezquite sobre los hombros, el pensamiento dando vueltas a lo vivido en los últimos doce meses y el deseo, firme y declinable, de continuar por la vereda recta de la vida, apenas unas horas con el rostro oculto por un capirote, los pies descalzos y el paso lento.

Aquel hombre, compañero de experiencia de otros trescientos que ayer vivieron activamente la tradicional Procesión del Silencio queretana, nos había explicado los por qué de su participación, durante los días anteriores en el interior del convento de La Cruz, interrumpido constantemente por los grupos de turistas que pasaban a nuestro lado y rompían la tranquilidad de los centenarios muros.

Inició su participación en la Procesión hace ya 22 años, y hoy, en este 1994, se le ve más convencido que nunca de gozar intensamente la experiencia interior que con lleva.

 "Entre por curiosidad ", asegura, " Todas las cosas grandes se encuentran por que se buscan ".

"Nosotros nos sentimos pecadores y queremos salir limpios para iniciar una nueva vida ", sostiene mientras deja esperar para mejor momento el trago de la " Coca-Cola " en lata que mantiene en su mano derecha, durante un breve descanso del intenso retiro. " De nosotros dependerá lo que esta nueva vida dure ".

Para este hombre, uno de los más veteranos participan también el acto religioso del Viernes Santo para darse cuenta del enorme crecimiento en el número de participantes y las sorpresas que suelen presentarse al observar a los compañeros de recorrido, entre los que pueden descubrirse traileros, políticos, comerciantes.

"Personas de carácter recio, que uno como humano prejuzga y supone que no aceptarían el llamado de Dios".

ero la Procesión es una maravillosa experiencia que transforma a quien la vive. " Algunos vamos llorando, porque es le momento en que lo toca a uno de Dios. Algunas veces me quisieron traicionar los nervios, reconoce  " porque la responsabilidad impone, tensa ".

"Uno quisiera que en ese momento siempre permaneciera, porque ni siquiera una tachuela le quita a uno la visión y el objetivo ", nos dice calmadamente, al recordar las vicisitudes que los integrantes del acto tienen que sortear. " A veces se sangra de los pies, por los vidrios o las tachuelas que lanzan personas sin escrúpulos, pero en ese momento se siente más el llamado de Dios y el arrepentimiento ".

Nuestro entrevistado, de identidad tan celosamente guardada como el momento de la caminata por las adoquinadas callen queretanas, han vivido múltiples experiencias a lo largo de 22 años. Vivió, durante su primera participación, la experiencia de hermanos separados, le llamamos, nosotros   nos dimos cuenta hasta después de terminada la Procesión ", recuerda. " Eso nos enseño que hay que poner la otra mejilla sin vanagloriarnos".

El mirar, como simple espectador, aquellos lentos pies descalzos, aquel arrastrar de cadenas a ritmo de tambor, despierta, necesariamente, una pregunta: ¿Qué piensan esos centenares de hombres mientras caminan, mientras el tiempo se agota a su paso y las cuadras se van alcanzando lentamente?

"Ahí se recuerdan todas las vivencias del año que antecedió al retiro ", nos responde nuestro entrevistado anónimo.

"Vienen a la mente todos los sinsabores, recuerda uno a los enfermos para quienes nos pidieron una oración, a los padres, a los amigos y también enemigos. En el momento de la Procesión se nos viene encima todas las culpas y aunque se tenga duro el corazón, viene el arrepentimiento".

Tras la pausa necesaria provocada por otro grupo de turistas recorren el convento franciscano de La Cruz, responde a nuestra inquietud por saber lo que se escucha durante la marcha, bajo el espeso capirote que cubre el rostro.

Nos comenta unos cuantos de los comentarios más comúnmente escuchados, pero se detiene ante uno que evidentemente lo hiere, o lo molesta: " No, no es exhibicionismo, si lo fuera, nos quitaríamos la capucha: ésta no es para escondernos, sino para no ser admirados. Cristo dijo que cuando uno ora en silencio es más recompensada nuestra oración: de otra forma, al exhibirnos, ahí estaría nuestro premio".

La convicción le brota a cada frase, bajo la sombra de uno de los altísimos muros del convento, cuando asegura que "Lo más importante es reencontrarnos a nosotros mismos y seguir luchando contra  nuestra misma naturaleza, que es la que nos hace caer. Si tenemos la convicción de luchar, hay esperanza de salir triunfantes. Si sólo caemos y no hacemos el propósito de levantarnos, siempre seremos los mismos ".

Y desde luego él no se considera el mismo. Sus palabras dan fe de su cambio cuando sostiene que " la misión de cada uno de nosotros es vivir y trasmitir el Evangelio".

"Yo recomendaría que no nada más se piense en la Procesión del Silencio como una simple tradición, sino en un hecho que marca el comportamiento de nosotros ", nos dice casi para concluir nuestra charla, " y que imitarán, de una forma u otra, ese comportamiento en sus vidas personales: que habrán su alma a Dios y que sean un instrumento de él.

Tras nuestra despedida, el hombre aquel, 22 años más maduro en la experiencia de la Procesión, se retira nuevamente a uno de los salones del convento, a reunirse de nueva cuenta con sus compañeros y sumergirse, por tres días, en un interesante y religioso anonimato.

Impresionante la Procesión del Silencio, Acompañada por el Compás de los Tambores.

15.04.95

* Una Nueva Hermandad

* Miles de observadores

Con la participación activa de más de quinientas personas, dividas en catorce diferentes hermandades, miles de espectadores atestiguaron la vigésima novena edición queretana de la Procesión del Silencio, que como cada Viernes Santo, recorrió algunas de las principales calles del centro citadino.

Luego de varios días de retiro espiritual, los integrantes de las diversas hermandades religiosas sacaron nuevamente a las calles las imágenes que tradicionalmente permanecen en sus respectivos templos - la mayor parte de ellas en el de La Cruz-, iniciando la impresionante Procesión a las seis y media de la tarde.

Bajo la guía espiritual de los sacerdotes Samuel Guevara, encargado de las cofradías del templo de La Cruz y José Morales Flores, la Procesión del Silencio de este 1995 contó con particularidad de ver la primera aparición de una nueva Hermandad: la Guadalupana, integrada por hombres de la Pía Unión de Peregrinos al Tepeyac.

Esta nueva hermandad por las adoquinadas calles con la imagen de la Guadalupana del templo de la Congregación, la que se unió a otras que el resto permanecen guarecidas y custodiadas en La Cruz, San Roque, Santa Ana y San Agustín del Retablo.

Como ya se ha hecho también costumbre, el paso de los participantes, solo acompañados por los sonidos tambores y el arrastrar de cadenas, acompañado durante su recorrido por el auxilio y organización de unas sietes decenas de personas, que realizaron la tarea de control de los miles de espectadores con los que contó la Procesión.

Principalmente los hombres, pero también mujeres y niños, se agruparon en las cofradías de la Santa Cruz, Nazareno, Santo Entierro, Señor de Esquípulas, de la Cañita, de San Juan, de la Columna, las Dolorosas, del Señor del Gran Poder, de la Virgen de la Macarena, de Cristo Cachorro, de la Sierrita y de la Guadalupana.

La Procesión inició su recorrido en el templo de La Cruz, tomando por la calle de Felipe Luna, continuó por 5 de Mayo, doblando en Pasteur y luego en Reforma, para tomar después Corregidora, hasta Angela Peralta, por donde alcanzó la calle de Juárez, doblando después en Independencia y concluyendo en el mismo templo de La Cruz.

Cumple hoy la Procesión del Silencio 30 Años de Celebrarse en la Ciudad.        5.04.96

En Querétaro hoy se cumplen 30 años de que cada Viernes Santo se lleve a cabo la Procesión del Silencio, impactante por su realismo tanto para propios como y extraños, un evento socio - religioso que tiene sus orígenes en España y que aquí en nuestra ciudad congrega a miles de personas que con interés y cierto morbo acuden a mirar el desarrollo de tan peculiar Procesión, cuyos inicios datan del año de 1996 en el atrio y jardín del Templo de La Cruz y con una participación de 35 personas.

Cabe señalar que a sugerencia del Centro Taurino Queretano y su capellán, el Padre José Morales Flores, el Rector del Templo de La Cruz, Ernesto Espitía acepto dar a todo Querétaro la Procesión del Silencio de Viernes Santo y lo que se inició en 1996 tuvo sus frutos, pues ha la fecha se ha incrementado notablemente la participación de cofradías y hermandades como las siguientes.

  

Del Señor de Esquípulas, de la Santa Cruz, del Señor del Gran Poder, del Señor de la Expiración, del Santo Entierro y de la hermandad de la Dolorosa, damas vestidas de riguroso negro y que no portan ninguna alhaja.

Hay quienes participan descalzos, con cadenas a los pies, portan cruces de mezquite, todos, quienes participan conservan el anonimato que les permite una capucha generalmente negra o blanca.

Si usted es de las personas que nunca ha visto una expresión pagano religiosa de este tipo y si se encuentra de visita en Querétaro, le recomendamos que visite el centro de la ciudad y por la noche podrá contemplar un acto poco antes visto.

La solemnidad es impresionante pues el recorrido que hacen cerca de mil gentes, la mayoría, salvo las mujeres, cargando una cruz de mezquite y cadenas a los pies, nos transportan a la España del siglo XVI, y concretamente a las regiones de Valladolid, Toledo, Málaga, Murcia, Granada y Madrid.

El recorrido de la Procesión del Silencio sale al filo de las seis de la tarde del Templo de La Cruz, continúa por la calle de Felipe Luna, 5 de Mayo, Pasteur, Reforma y posteriormente toma parte de la Av. Corregidora, Angela Peralta, Juárez, Independencia y retorno al templo de La Cruz.

Hay que comentar que año con año los sacerdotes y los organizadores han procurado preparar no solo el aspecto material sino principalmente el espiritual, buscando fundamentar la disposición interior de quienes toman parte en la Procesión del Silencio, a fin de que no sea exclusivamente un acto de exhibicionismo o de fanatismo.

Si quisiéramos dar una definición a esta manifestación pagano religiosa, bien podría catalogarse como un acto de fe, mortificación y penitencia que muchos católicos realizan este Viernes Santo en Querétaro y otras ciudades del país, con el fin de dar un testimonio público de su unión con Cristo redentor en el recuerdo de su pasión, muerte y resurrección.

*Descalzos y Encapuchados, desfilaron arrastrando cadenas cargando cruces y arrastrando cadenas      6.04.96

Impactante y llena de solemnidad se vivió ayer en la Procesión del Silencio por las principales calles de la ciudad, cientos de feligreses  hombres y mujeres que pertenecen a diferentes hermandades caminaron, la mayoría, descalzos, con cadenas, pesadas cruces de mezquite y llevando el anonimato del capirote que cubre la cabeza.

De acuerdo a los comentarios que nos hace el vocero oficial de la diócesis, el padre José Morales Flores, en la actualidad hay gran número de cofradías que integran la gran columna de la Procesión del Silencio, inundada de misticismos y de un ambiente netamente barroco.

Después del Heraldo y quienes portan las insignias de la Pasión, se observan a las siguientes organizaciones creadas exprofeso para este día:

Hermandad del Señor de Esquípulas, hombres vestidos con capirote y túnica negra, Hermandad de la Santa Cruz, vestidos con capirote rojo y túnica blanca, Hermandad del Santo Entierro, integrada por hombres vestidos con capirote y túnica gris.

Hermandad del Señor de la Cañita, visten capirote gris y túnica guinda, Hermandad de San Juan, visten color rojo y túnica verde, Hermandad del Santo Niño del Catecismo, integrada por unos 50 niños vestidos con capucha y túnica en color blanco y portando una palma entre sus manos.

También en la Procesión del Silencio participan mujeres integradas en hermandades que, al igual que los hombres, se cubren el rostro y portan indumentaria especial para la ocasión, como es el caso de la hermandad de nuestra Señora de los Dolores, forman por más de 300 damas con vestido negro, veladas portando una lámpara en sus manos.

Todos los integrantes de las hermandades, anteriores, exceptuando la de damas, cargan una cruz de mezquite y cadenas en los pies.

También participaron las siguientes cofradías: Hermandad del Señor del Gran Poder, integrada por toreros y personas aficionadas al medio taurino, Hermandad del Señor de la Expiración, Hermandad de la Virgen de la Macarena, la Hermandad de Señor con la Soga al Cuello, Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Hermandad de la Virgen de Soriano con hombres y mujeres llevando color morado y finalmente, hermandad del Señor de la Piedad, hombres vestidos con capirote color amarillo y túnica lila.

Como se puede apreciar una larga lista de Hermandades que conforman y engrandecen año con ésta su géneros Procesión del Silencio, que como su nombre lo indica, así se camina durante todo el recorrido escuchándose solamente el escabroso ruido que producen las cadenas atadas a los pies y uno que otro quejido de dolor, producto de la pesada carga que significa una cruz de mezquite, emulando la que Jesús cargo hasta el Gólgota y que ello, junto con los latigazos y calvos que le fueron enterrados en las manos, causó la peculiarmente al Jesucristo resucitado.

Nota toda la información es proporcionada en la consulta del "Diario de Querétaro" durante los años de marzo y abril desde l989 hasta l996. Los artículos fueron escritos por el periodista Manuel Naredo.

PERIÓDICO  NOTICIAS DIARIO DE LA MAÑANA      29.03.97

Miles, reviven la pasión de Cristo

Se mantiene viva la espiritualidad y la fe del pueblo

Se conmemoró la Pasión de Jesucristo, no como un hecho histórico, sino como una realidad de fe, asistiendo al Vía crucis que se rezó en los templos o se escenificó en las calles de varios lugares y poblaciones circunvecinas.

Por la tarde, presenciaron la Procesión del Silencio.

Esta es la fe y la espiritualidad popular del pueblo que se mantiene viva en un mundo donde el secularismo cobra cada vez mayores espacios.

En Catedral, el obispo Mario de Gasperín presidió las festividades  alusivas a la Semana Santa.

Por la noche, como hace más de treinta años, tuvo lugar la impresionante Procesión del Silencio y que salió de la Cruz poco después de la seis de la tarde.

Participaron doce "hermandades" y unas 750 personas entre hombres y mujeres.

La cofradía que portaba las insignias: la corona de espinas, el sudario, los clavos y la cruz, abrían la procesión, mientras que las saetas y el toque de tambores se dejaban escuchar en medio del arrastrar de cadenas de los penitentes.

Las hermandades, llevaron a cuestas las imágenes de la Dolorosa, la Virgen de la Soledad, la Macarena, La Piedad y la Santísima Virgen de Guadalupe.

De la Cruz, tomaron Felipe Luna, 5 de Mayo, Pasteur, Reforma, Corregidora, Angela Peralta, Juárez, Reforma, nuevamente Corregidora y enfilaron por Independencia para regresar a la Cruz.

Los 750 participantes en esta manifestación de espiritualidad popular se internaron, desde el miércoles, en un retiro, en la búsqueda de la conversión, del cambio de vida.

Después que terminó la Procesión, a eso de las nueve y media de la noche, regresaron al retiro del que salieron hasta el domingo por la mañana. (Manuel Paredón Cornejo).

Un acto de fe y penitencia: La procesión del silencio 29.03.97

Por Manuel Paredón Cornejo

Por la tarde se llevó a cabo la tradicional procesión del silencio que desde hace 31 años se realiza en el centro histórico de la ciudad.

En esta ocasión se interpretó como un acto de fe y penitencia que realiza la comunidad católica para unirse a Cristo en el recuerdo de Su Pasión, Muerte Y Resurrección. En Su mayoría hombres participaron en la procesión en donde más de un millar de católicos participaron en esta marcha que desde hace 31 años se realiza en la ciudad fundamentalmente por las comunidades de los barrios de La Cruz y Santa Ana y que durante todo el año se prepara, se invita a los participantes y se ultiman detalles tres días antes de este acto de contrición.

Durante más de cuatro horas el centro histórico de esta ciudad se cerró para ver pasar a los hombres, mujeres y niños que participaron en esta importante celebración religiosa que cruzó por las calles de 5 de Mayo, Pasteur, Reforma, Corregidora, Angela Peralta, Juárez e Independencia hasta el templo de la Cruz en donde concluyó.

Para el padre José Morales Flores, esta actividad representa un acto de solidaridad con el sufrimiento de Jesucristo y, dijo, debe verse también como un acto de esperanza, de renovación y de cambio al que estamos sometidos todos los seres humanos.

El silencio, abre la posibilidad de reflexionar sobre lo que hemos hecho bien o mal, sobre los errores que hemos cometido y sobre la esperanza de poder alcanzar un porvenir más ordenado.

 Debe verse, dijo, como una respuesta de amor a lo que Él hace todos los días por los hombres y es, también como un símbolo de que en la vida hay que marchar unidos, conscientes de nuestros deberes y obligaciones para reafirmar la fe cristiana que implica, precisó, una serie de sacrificios enmarcados por la solemnidad Pascual que sirve también para ratificar los valores, convicciones y aspiraciones de la grey católica.

Esta procesión se llama del silencio porque recuerda el silencio que Cristo guardó al ser llevado de un tribunal a otro y los más de mil participantes se cubrieron el rostro para evitar el egoísmo que, muchas veces, provoca la admiración de los demás. No es un acto de lucimiento personal, sino de reflexión hacia  adentro.

Así marcharon más de 14 comunidades o hermandades que llevaron las imágenes religiosas más significativas pero predominaron la de la Virgen de Guadalupe y la Virgen del Pueblito que conservaron lugares preponderantes y la admiración de cientos de miles de creyentes que se hincaban, persignaban y miraban al cielo observaron la marcha en medio de un silencio celestial.

Morales Flores señaló que al cargar cada uno de los participantes Su propia cruz de acuerdo a sus posibilidades y gustos pero con la finalidad de significar la unidad en torno al sufrimiento de Jesucristo; pero, dijo, cargar la Cruz debe verse como la preparación o capacidad que se requiere para poder enfrentar los sufrimientos de la vida cotidiana, las carencias, necesidades y dolores que debemos padecer antes de alcanzar la felicidad de la Gloria.

Señaló que, en este sentido, algunos, de manera voluntaria, se atan cadenas para aumentar el sufrimiento al sentir severas molestias al caminar. Otras mujeres, vestidas de negro y con una veladora prendida, con gestos adustos, sencillos y visiblemente solemnes ante la gente que se apiñó  durante horas sólo para verlos pasar.

Así un centenar de niñas vestidas con vistosos atuendos, velo y corona, representaron a las Damitas y llevaron las insignias de la Pasión (corona de espinas, esponja, lanza, lienzo de la Verónica y las llaves de San Pedro, entre otras) para abrir la procesión.

Los apóstoles estuvieron representados por las Hermandades de la Virgen de los Dolores que vestían de negro; la Hermandad de Jesús de Nazareno que vestían de morado; la Hermandad del Señor de la Cañita que lucieron atuendos en rojo carmesí; la Hermandad del Señor de Esquipulas; la Hermandad del Santo Entierro; la Hermandad de la Santa Cruz, vestidos de blanco y rojo; la Hermandad de San Juan, de color verde; Hermandad del Señor del Gran Poder, vestidos de blanco, Hermandad de la Macarena, también de negro; Hermandad del Santo Cristo Cachorro o Señor de Expiración, vestidos de guinda y blanco; Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, de negro; Hermandad  del Señor de la Piedad, vestida de morado y blanco; Hermandad de los Dolores, también vestida de negro y la Hermandad de Nuestra Señora de Guadalupe en donde las mujeres se vistieron de negro y los hombres de blanco y azul para marchar a lo largo de más de dos  kilómetros ante la mirada silenciosa de miles de personas que los acompañaron en este vía crucis pascual.


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