Especial NAyA 2003 (version en linea del cdrom)

ANÁLISIS FAUNÍSTICO DE LOS RESTOS EXCAVADOS EN LAS CASAS DE TERRIN (PANAMÁ LA VIEJA): UNA APROXIMACIÓN A LA DIETA Y A LA ECOLOGÍA*

Máximo Jiménez**

Richard Cooke***

RESUMEN

Este documento ofrece avances en el análisis de los restos de fauna recuperados durante la excavación de un pozo colonial en la antigua ciudad de Panamá La Vieja. Ofrece una aproximación descriptiva y ecológica: de llevar cada hueso al nivel taxonómico más preciso y - especialmente en lo que a peces se refiere - procurar inferir dónde y, con menos certeza, cómo fueron capturados. Esta información permite acercarse a los patrones alimenticios de los habitantes de esta ciudsad (en cuanto a selectividad y acceso a recursos se refiere) y establecer comparaciones con los contextos arqueológicos prehispánicos de la región.

INTRODUCCIÓN

                Las excavaciones en el pozo colonial[2] aportaron una muestra grande de huesos de vertebrados los cuales están siendo analizados por los autores en el Laboratorio de Arqueozoología del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, localizado en la calzada de Amador. Una buena parte de los huesos pertenecen a tres especies domésticas de mamíferos, que arribaron a Panamá con los españoles en el siglo XVI de nuestra era: el caballo (Equus caballus), la vaca (Bos taurus) y el puerco (Sus scrofa).  Aún no hemos terminado su análisis. En este documento presentamos un informe preliminar sobre otros vertebrados que ya hemos identificado taxonómica y anatómicamente: peces (264 huesos), anfibios (351 huesos), tortugas de agua dulce (aproximadamente 310 huesos), aves (216 huesos) y mamíferos (192 huesos) (Cuadros 1 y 2).  Exceptuando la muestra de peces, la diversidad taxonómica es baja:  una sola especie de anfibio (el ubicuo sapo común [Bufo marinus]); abundantes pedazos de caparazones de “jicotea” (Trachemys scripta), una tortuga de agua dulce; gallinas traídas del Viejo Mundo y patos que parecen ser de origen americano (Cairina); perros y gatos domésticos; dos abundantes roedores que llegaron a América en pos del ser humano: el ratón casero (Mus musculus) y la rata negra (Rattus rattus); y, por último, unas cuantas especies de la fauna silvestre, como la iguana verde (Iguana iguana), el venado de cola blanca (Odocoileus virginianus) y el saíno (Tayassu tajacu), las cuales eran populares fuentes de carne en tiempos prehispánicos (Cooke y Ranere 1992, Cooke et al. 1985) y deberían haber sido abundantes en las sabanas, bosques de galería y rastrojos en las afueras de Panamá La Vieja durante toda la época colonial cuando la población humana era considerablemente menor que en tiempos prehispánicos.

                En vista de que faltan por analizar los restos de los animales que indiscutiblemente proporcionaban la mayor cantidad de carne a Panamá La Vieja, nuestra primera preocupación ha sido descriptiva y ecológica:  llevar cada hueso al nivel taxonómico más preciso y - especialmente en lo que a peces se refiere - procurar inferir dónde y, con menos certeza, cómo fueron capturados. Los índices de abundancia que hemos utilizado son el número de especímenes identificados (NEI) y el número mínimo de individuos (NMI).  Cuando este último se desprende del elemento anatómico más abundante - independientemente de los tamaños de los individuos representados - se le denomina ‘NMI-1’.  Cuando está supeditado a la atribución de los huesos de un taxón a rangos de tamaños, se le llama ‘NMI-2’[3]. No hemos recurrido a ecuaciones alométricas para estimar los pesos de los individuos aunque dicho método puede ser más preciso que el método ocular comparativo con tal de que los huesos arqueológicos estén completos y bien preservados y de que se tenga a mano una muestra de esqueletos de individuos de diferentes edades, lo bastante grande como para asegurar buenos valores R2.  Creemos que una investigación alométrica y morfométrica de la muestra de huesos de aves de corral y gatos domésticos sería de especial interés porque se tiene poca información sobre el tipo de gallinas y gatos que llegaron al trópico americano y sobre las características genéticas y morfométricas de los patos.

En los cuadros, los pesos que damos en gramos se derivan de la comparación visual de cada hueso con los de esqueletos de animales de los mismos taxones que fueron colectados con datos biométricos. El término biomasa es la suma de los pesos estimados de todos los individuos de cada taxón calculado con base en el ‘NMI-1’ o, si la muestra lo amerita, al ‘NMI-2’. Cuando se hayan analizado todos los huesos, se presentará información adicional sobre el aporte relativo de cada grupo de vertebrados a la dieta y vida cotidiana de la comunidad de Panamá La Vieja.

PECES Y PESCA

La muestra de peces sumó 264 huesos de los cuales 16 (6%) pertenecen a tiburones (Chondrichthyes, Elasmobranchii) y los demás 248 (94%) a peces teleósteos (Osteichthyes, Actinopterygii). Doscientos veinte huesos (86%) fueron identificados hasta familia, 214 (84%) hasta género y 189 (74%) hasta especie (Cuadros 1 y 3).   Estos porcentajes de huesos taxonómicamente significativos son más altos que los que se han reportado para muestras de huesos de peces de sitios precolombinos en Panamá, situación que se desprende, a lo mejor, de las especiales condiciones tafonómicas del pozo colonial, p.ejm., el rápido cubrimiento de los restos al ser arrojados en el pozo seguido por bajos niveles de perturbación pos-deposicional. 

Taxonomía

Están representados 20 familias, 40 géneros, 43 especies y seis especies identificadas tentativamente (estas últimas están señaladas en los cuadros por el prefijo ‘cf’).  Todos estos taxones son de origen marino aunque algunas especies, p. ejm., el tiburón “azulito” (Carcharhinus leucas), un “congo” (Cathorops tuyra), los róbalos “negro” y “blanco” (Centropomus nigrescens y C. viridis) y la “mojarra bandera” (Eucinostomus currani) remontan ríos hasta agua completamente dulce donde pueden ser pescados con trasmallos y anzuelos (Cooke y Tapia 1994a; Vásquez y Thorson 1982).  Las cinco familias mejor representadas aportaron conjuntamente el 75% de los huesos de peces: los “bagres marinos” (Ariidae) (29%), los “jureles” (Carangidae) (13,6%), los “róbalos” (Centropomidae) (13,2%), las “corvinas” (Sciaenidae) (13,2%) y los “berrugates” (Lobotidae) (6%) (Cuadros 4 y 5). Estas proporciones subrayan por sí mismas el enfoque litoral de la pesca. Las cuatro primeras familias contienen muchas especies por lo que no es de sorprenderse que se hayan identificado seis “barbudos marinos” (Ariidae), ocho “jureles” (Carangidae), seis “roncadores” (Haemulidae) y ocho “corvinas y coscochas” (Sciaenidae). Cinco taxones se reportan por primera vez en muestras arqueológicas de vertebrados en el Pacífico panameño:  un “pez mariposa” (Chaetodontidae: Chaetodon humeralis) (Chaetodontidae), un “roncador” (Haemulidae: Anisotremus taeniatus), “chopas” (Kyphosidae: “Kyphosus), la “salema” (Kyphosidae: Sectator ocyurus) y un “gallote” (Sciaenidae: Paralonchurus petersi).  (Los nombres populares que usamos son los que se escuchan con mayor frecuencia en Panamá; ver, también, Cooke y Ranere 1994).

Ecología y zonas de pesca

En lo que al Pacífico tropical oriental se refiere, la mayor parte de las especies comprendidas en las 20 familias representadas se encuentran en las aguas poco profundas de estuarios, ensenadas, lagunas costeras o playas arenosas. Unas cuantas prefieren sustratos duros, como arrecifes y zonas rocosas, en tanto que otras evitan fondos suaves, aguas turbias con sedimentos suspendidos o corrientes de baja salinidad. Los juveniles, sub-adultos y adultos pequeños de algunos taxones, como los “pargos”, muestran preferencia por hábitats litorales y fluviales y se trasladan hacia aguas más profundas y claras a medida que crecen.  Algunos depredadores de la fauna nectónica que alcanzan tamaños grandes, como los “pargos”, “meros” y “longjinos” o “aguirres” (Oligoplites altus), son bastante oportunistas e incursionan en muchos tipos de hábitats a fin de aprovechar la abundancia periódica de sus alimentos primarios.

Dadas estas consideraciones, se comprende por qué nuestra atribución de los taxones representados a cuatro zonas del ambiente marino no constituye una clasificación rígida, sino un esfuerzo por inferir en cuáles hábitats se hubieran dado las mayores probabilidades de capturar las especies de peces consumidas en Panamá La Vieja con técnicas pre-industriales (Cuadro 6).  Hemos empleado la siguiente clave:

Negritas (p.ejm., Carcharhinus leucas) – este es el hábitat donde existen las mayores probabilidades de capturar esta especie regularmente.

Letras normales (p.ejm., Selene oerstedii) – esta especie es lo suficientemente abundante en este hábitat como para ser pescado allí ocasionalmente.

Itálica (p.ejm., Rhizoprionodon  longurio) – esta especie suele entrar en este biomo en etapas tempranas de su ciclo de vida.

Letras en mayúscula (p,.ejm., HAEMULOPSIS ELONGATUS) - esta especie suele ocupar este biomo en etapas tardías de su ciclo de vida[4].

Estuario bajo y medio

El estuario bajo y medio comprende las zonas mareales de ríos y quebradas, sus desembocaduras, los manglares litorales y la zona de mezcla de agua dulce y salada con fondos predominantemente fangosos (Day et al. 1989; Cooke 1992).  Se estima que las 21 especies que abundan en esta zona proporcionaron el 53 % de los huesos de peces, el 51 % de las especies, el 46 % de los individuos y el 63 % de la biomasa del pescado.  Muy significativo es el aporte de algunas especies que alcanzan un buen tamaño, como el “bagre gris” (Selenaspis dowi) y los “robalos” (Centropomus spp.). Según nuestros estimados, los ocho individuos de “bagre gris” en esta muestra sumaron un peso de 67 Kg (el 34% de la biomasa de peces). Los 14 róbalos identificados arrojaron una biomasa de 24.7 Kg, lo que significa un peso promedio de 1.76 Kg por individuo. También eran consumidos en Panamá La Vieja “berrugates” (Lobotes surinamensis) de 1.5 a 5.3 Kg y “corvinas boquiamarillas” (Cynoscion albus) de hasta 4.5 Kg El individuo de mayor peso (40 Kg), no obstante, es un “mero” (Epinephelus) que no pudo ser identificado hasta especie.  Aunque la pesca de meros y cabrillas grandes se practica hoy en día en aguas de más de 10 metros de profundidad Cooke y Tapia (1994b) reportaron un espécimen de Epinephelus analogus de 20 Kg en el “atajo” del estero Palo Blanco en Aguadulce por lo que es posible que el único mero cuyos restos se depositaron en el pozo colonial haya sido pescado en aguas someras estuarinas.

Hoy en día, estas y otras especies que habitan el estuario bajo y medio son capturadas con trasmallos y anzuelos, métodos que habrían sido eficaces en los alrededores de Panamá La Vieja.

Estuario alto

Según nuestras investigaciones en la Bahía de Parita, algunas especies que se encuentran en estuarios del Pacífico tropical oriental evitan las zonas más turbias y someras siendo pescadas, más bien, en el borde externo de la zona de mezcla de aguas donde el estuario sensu stricto se topa con el mar abierto (Cooke 1992).  Nos cuentan los pescadores de los pueblos costeros de Boca de Parita y El Rompío, que el roncador Pomadays panamensis se obtiene hoy en día en agua de 5 a 15 “brazas”, zona que es preferida, también, por el “pargo de la mancha” (Lutjanus guttatus), la “corvina pelona” (Cynoscion squamipinnis) y por dos “barbudos marinos” (“Ariustroschelii [5] y “A.” dasycephalus).  Aunque datos anecdóticos como estos no garantizan que los individuos de estas especies y de las otras que destacamos en la columna correspondiente del Cuadro 6 hayan sido capturados definitivamente en esta zona, su presencia sugiere que los pescadores que abastecían de pescado a Panamá La Vieja llevaban cayucos hacia lo más profundo del estuario para pescar, tal vez con anzuelos.

Playas arenosas y corrientes de agua clara

La segunda especie en importancia en Panamá La Vieja, de acuerdo al ‘NEI’ y al ‘NMI-2’ es el “ñao-ñao” (Orthopristis chalceus). Este pequeño roncador, que raras veces sobrepasa los 500 g, se congrega en cardúmenes muy grandes. En algunos sitios precolombinos, como Sitio Sierra, era consumido con frecuencia (Cooke y Ranere 1994, 1999). Aunque es una especie de aguas litorales, evita aguas turbias, fondos fangosos y, probablemente, la baja salinidad (Allen y Robertson 1994: 150; Cooke y Tapia 1994b), al igual que la “cojinúa” (Caranx caballus), “catarnica” (Selene peruviana), “barracuda” o “picuda” (Sphyraena ensis) y “aguja” (Tylosurus cocodrilus). Un estudio de una trampa de barrera erigida en una playa arenoso-cascajoso en Veracruz, provincia de Panamá, en la década de 1970 (D’Croz et al. 1977) demostró que estos aparejos son aptos para pescar “cojinúas”, “sierras” (Scomberomorus sierra) y “catarnicas” por lo que es imprudente inferir que la presencia de estas especies y las otras que agrupamos en la columna correspondiente del Cuadro 6 alude necesariamente al uso de embarcaciones, señuelos y redes.

Rocas y arrecifes

De los taxones de peces reportados en esta muestra los que menos propensión muestran por aguas litorales son la “boquipenda” (Caranx speciosus), las “chopas” (Kyphosus spp.), la “salema” (Sectator ocyurus) y el “pez mariposa” (Chaetodon humeralis).  De estos, el último pertenece a una familia cuyas especies están asociadas por lo general a arrecifes coralinos.  Las “boquipendas” se alimentan cerca del fondo (Allen y Robertson 1994: 127).  Al igual que las “chopas” y “salemas” son abundantes cerca de islas.  Cada uno de estos taxones está representado en la muestra por solo un individuo. A lo mejor, se pescaron en la cercanía de las pequeñas islas, como Naos y Perico, donde los galeones atracaban en tiempos coloniales. 

REPTILES

                Se encontraron cuatro taxones de reptiles en el pozo. El más abundante, con creces, es la “jicotea” (Emydidae: Trachemys scripta), especie de tortuga dulceacuícola que es en extremo frecuente en Panamá donde quiera que haya agua dulce de cierta profundidad. Doscientos fragmentos pudieron ser identificados anatómicamente; se hallaron, además, aproximadamente 110 pedazos diversos de caparazón y plastron.

En tiempos precolombinos, la jicotea era consumida regularmente en sitios aledaños a la Bahía de Parita (Cooke y Ranere 1989, 1992) y, en la actualidad, es aún perseguida por su carne. De los 200 elementos anatómicamente significativos hallados en el pozo, se identificaron tan sólo un hueso craneal y 14 pos-craneales. De estos, nueve pertenecieron al mismo individuo de aproximadamente 600 g, que bien pudo haber encontrado una muerte natural en el pozo. Si excluimos este individuo, sin embargo, el dominio de huesos del caparazón sobre los del resto del cuerpo hace pensar que lo que se tiraba en el pozo era este elemento con uno que otro hueso adherido. Es frecuente encontrar jicoteas muertas durante el verano cuando se secan las charcas y ciénagas; sin embargo, creemos que si esta muestra de huesos hubiera resultado de la recolección y descarte de animales recogidos en el monte, o si todos los animales hubiesen muerto por causas naturales en el pozo, se hubieran encontrado muchísimo más huesos craneales y pos-craneales. Aunque no se observaron evidencias del descuartizamiento, como cortaduras y ralladuras, si se hierve una jicotea entera el caparazón se desbarata facilitando la utilización de la carne. El elemento anatómico más abundante en la muestra (el hioplastrón izquierdo) arroja un ‘NMI-1’ de 15 individuos. Se estima en base a comparaciones del tamaño de los plastrones arqueológicos con los de esqueletos de jicoteas en la muestra de referencia del ‘STRI’, que los 15 individuos se agrupan en la siguiente manera:

Peso aproximado (g):

3000

2500

2200

2000

1500

Individuos:

1

4

2

5

3

A estos se agregan tres individuos cuyos plastrones, al parecer, no sobrevivieron (de 1000 g, 600 g y 400 g respectivamente). Esto da un ‘NMI-2’ de 18 individuos y una biomasa para esta especie de aproximadamente 33.9 Kg Ya una proporción alta del peso de una tortuga está representada por el caparazón, se calcula que tan sólo el 40% es carne.  En este caso, de haber sido consumidas como alimento humano, las jicoteas hubieran proporcionado aproximadamente 13.56 Kg de carne.

Otros reptiles

                Se encontró un diente de alguna especie de cocodrilo (Cocodrylidae). No poseemos un esqueleto del tamaño del individuo que representa por lo que nuestro estimado de su peso (“>15 Kg”) es muy tentativo. Se hallaron tres huesos de un sólo individuo, de aproximadamente 80 g, de la lagartija que se conoce en Panamá como “borriguero” (Ameiva ameiva), especie comensal y amante de áreas abiertas, cuyos tejidos, contrariamente a la creencia popular, no son tóxicos y tienen buen sabor. Un individuo de la iguana verde (Iguana iguana) que aportó tres huesos pesaba unos 2000g.

ANFIBIOS

                La única especie de anfibio hallada en el pozo es el sapo común (Bufo marinus) que aportó 351 huesos pertenecientes a animales con pesos estimados entre los 50 y 240 g. El elemento más abundante (la tibio-fíbula derecha) arroja un ‘NMI-1’ de 27 individuos. Aunque, seguramente, el ‘NMI-2’ es bastante mayor - debido al rango de pesos estimados- hace falta una revisión más completa de la muestra para poder calcularlo con certeza. 

Huesos del sapo común son frecuentes en arqueofaunas precolombinas de Coclé y Azuero. (Fernández de Oviedo constata que, por 1520, los indígenas de Nicaragua y Panamá consumían como alimento una especie cuya descripción coincide perfectamente con Bufo marinus [ver referencias incluidas en Cooke 1989]). En base a la proporcionalidad de grupos anatómicos de huesos de sapo hallados en Sitio Sierra (Coclé), en un basurero fechado en aproximadamente 100-300 d.C., Cooke (1989) infirió que esta especie era utilizada por los habitantes de este pueblo si bien no fue posible confirmar que se la comían (pudo haber sido usada para fines rituales). Es poco probable que los europeos residentes en Panamá La Vieja comieran Bufo marinus, una especie morfológicamente parecida al Bufo bufo de Europa que es rechazado enfáticamente como alimento humano.  Sin embargo, en vista de que debería haber existido un remanente de población de origen indígena en Panamá La Vieja durante el periodo en el que se depositaron los huesos en el pozo, cabe en lo posible que el sapo común (cuyos tejidos musculares no son tóxicos [Cooke 1989]) hubiera servido de alimento humano. 

El siguiente cuadro compara el número de huesos que pertenecen a cuatro zonas anatómicas del sapo común que, de acuerdo a experimentos realizados por Cooke (1989), son pertinentes a la preparación de los anfibios para ser comidos.  Estas son, tal como se presenta a continuación (1) la cabeza, (2) los suspensorios y la columna vertebral, (3) las patas delanteras y (4) las patas traseras. (Ver, también, el Cuadro 7).


Zona anatómica

Hueso

Núm de huesos

por individuo

Núm. de

huesos

generados por

29 individuos

Núm. de huesos

hallados

en el pozo

% de huesos hallados con referencia al número hipotético

Cabeza

Dentario

Escamoso

Etmoides

Frontal

Maxila

Nasal

Parasfenoides

Pterigoides

2

2

1

2

2

2

1

2

58

58

29

58

58

58

29

58

18

1

10

1

2

2

1

16

 

Total:

 

12

406

51

12.6%

Suspensorios y

Vértebras

Coracoides

Escápula

Ilión

Uróstilo

Vértebras

2

2

2

1

9

58

58

58

29

261

2

15

34

9

77

 

Total:

 

16

464

137

29.5%

Patas delanteras

Húmero

Radio-Cúbito

2

2

58

58

29

28

 

Total:

 

4

116

57

49.1%

Patas traseras

Fémur

Tibio-fíbula

2

2

58

58

36

42

 

Total:

 

4

116

78

67.2%

Estos cuadros señalan que los huesos del cráneo están subrepresentados de manera significativa en tanto que la tasa de supervivencia de huesos de las partes más “comestibles” (las patas) sobrepasa la del basurero precolombino de Sitio Sierra (Cooke 1989: figura 3). En teoría, pues, la proporcionalidad de partes anatómicas supervivientes no se compagina con una situación de mortandad natural, p.ejm., si los sapos quedaban atrapados en el pozo y no podían salir.   Proponemos, en conclusión, que los huesos del sapo común que se depositaron en el pozo colonial pudieron haber procedido de animales culturalmente modificados.

AVES

                Se hallaron 216 huesos de aves. De estos 39 no proveyeron información taxonómica específica aunque una vértebra pertenece a alguna especie pequeña con un peso aproximado de 350 g.  Es posible que represente una paloma (Columbidae).  Diez huesos de patos (Anatidae) representan por lo menos dos individuos. Aunque la colección de referencia de esqueletos del ‘STRI’ contiene bastantes especies de patos silvestres carece de formas domésticas lo que inhibe la precisión de este análisis taxonómico.  Sin embargo, un húmero proximal es tan parecido a un espécimen del “pato real” (Cairina moschata) hallado en un basurero indígena en Sitio Sierra y fechado entre el 100 y 300 d.C., que suponemos que representa esta especie.  El ornitólogo-paleontólogo Storrs Olson que examinó el hueso precolombino (Cooke 1984) supuso que pertenecía a un animal doméstico.  Los demás huesos de pato en el pozo son bastante más robustos que los del pato doméstico común de Europa (Anas platyrhynchos) y  exhiben algunas diferencias morfológicas con respeto al esqueleto de este.

Esperamos poder mejorar el nivel de análisis taxonómico y morfológico de los huesos de patos tan pronto hayamos conseguido una muestra representativa de esqueletos de formas domésticas de Cairina moschata y Anas platyrhynchos.

Ciento sesenta y cinco huesos son de gallina (Gallus).  La muestra contiene animales de todas las edades y representa más de siete individuos.  Este hecho en adición a la fecha del depósito resalta la importancia de un análisis arqueofaunístico más minucioso en el futuro. 

Un húmero fue asignado a otra especie doméstica: el pavo (Meleagris gallopavo).  Es probable que un cúbito también sea de pavo.  Esta especie fue domesticada originalmente por los indígenas precolombinos de Mesoamérica.  Hasta la fecha no se ha reportado en sitios panameños aunque es bastante frecuente en la Península de Nicoya (Kerbis 1973), región que fue asentada varios siglos antes del contacto español por gentes mexicanas.

Un húmero distal exhibe características parecidas a un espécimen de la “pava silvestre” (Cracidae: Penelope purpurascens) aunque es más grande. Sospechamos que pertenece al “pavón” (Cracidae: Crax rubra), especie que está ausente en nuestra colección de referencia de esqueletos.  Su presencia, de ser comprobada, indicaría que la gente que proveía de carne a Panamá La Vieja cazaba en bosques maduros. 

MAMÍFEROS

                Mencionamos en nuestra introducción que está por terminar el complejo y demorado análisis de la muestra de huesos de vacas, caballos y puercos sin cuyos resultados no podemos inferior el aporte de cada grupo de vertebrados a la vida cotidiana y dieta de los habitantes de Panamá La Vieja. 

                Los 192 huesos de mamíferos que no representan estas especies pertenecen a seis taxones. Dos de ellos, el venado de cola blanca (Odocoileus virginianus) y el saíno (Tayassu tajacu), son silvestres. Los 24 huesos de venado pertenecen a por lo menos cuatro individuos, dos adultos y dos inmaduros. Los cuatro elementos de saíno son de un solo individuo adulto.  Se hallaron nueve huesos de roedores de la familia americana Cricetidae.

                Dos especies domésticas están representadas: el perro y el gato, siendo el segundo mucho más abundante. Dos elementos de perro pertenecen a un individuo adulto y otro inmaduro. Cuarenta y ocho elementos de gato representan por lo menos cinco individuos, dos adultos y tres inmaduros. Un análisis detallado de la secuencia de fusión de las epífisis aumentaría, seguramente, el número de individuos.

                Como es de esperarse en un ambiente urbano, se hallaron bastantes huesos de dos roedores del Viejo Mundo que llegaron a América en los barcos europeos: el ratón doméstico (Mus musculus) y la rata negra (Rattus rattus). A fin de identificar estos especímenes pedimos prestado un esqueleto de cada una de estas especies al Instituto ‘Smithsonian’ de Washington y, también, un espécimen de la segunda rata comensal, Rattus norvegicus. Por lógica, se requeriría una muestra más representativa de esqueletos de todas las edades para poder separar las dos especies de ratas en todos los casos.  Sin embargo, nos parece probable que la muestra de huesos hallados en el pozo represente únicamente la variedad negra, que es menos robusta que la “rata de Noruega”. Los cien huesos de esta especie representan por lo menos nueve individuos (‘NMI-1’) y los seis de ratón, un solo individuo.

CONCLUSIÓN

                Si bien este análisis ha abordado sólo una parte de la importante muestra de huesos de vertebrados hallados en el pozo colonial de Panamá La Vieja, nos ofrece un panorama interesante del aprovechamiento y de la comensalidad de las especies de animales.

Al igual que durante el periodo precolombino, los pescadores que abastecían a la ciudad de pescado operaban principalmente en zonas litorales, como estuarios, bocanas, manglares y playas arenosas y pescaban especies que eran importantes en la época prehispánica y siguen siéndolo hoy en día, como “bagres”, “congos,” “róbalos”, “roncadores”, “berrugates” y “corvinas”. Es muy difícil inferir los métodos de pesca sin tener a mano evidencia sobre los tipos de artefactos que se habrían utilizado: investigaciones nuestras y de D’Croz et al. sobre la pesca artesanal actual han señalado que algunos métodos de pesca bastante sencillos, como las trampas de barrera, son capaces de capturar la mayor parte de las especies identificadas en esta muestra, aún las más pesadas, como los “bagres”, “róbalos”, “berrugates” y “meros.”  Sin embargo, el hecho de que los habitantes de Panamá La Vieja hayan consumido especies como el “pargo blanco” (Pomadasys panamensis), las “chopas” y “salemas” (Kyphosidae), las “boquipendas” y un “pez mariposa” aluden al uso de pequeñas embarcaciones a cierta distancia de la costa y a la pesca cerca de islas rocosas.

                La presencia de venados de cola blanca, saínos e iguanas en la muestra indica que otro patrón precolombino continuó después del contacto con los españoles.  Aunque la primera especie hubiese sido perseguida intensivamente por los cazadores prehispánicos, logró mantener sus niveles de población (Cooke 1992b; Cooke y Ranere 1989, 1992) por lo que se supone que era abundante en áreas cercanas a la ciudad colonial. 

                La muestra del pozo resalta la importancia en la dieta local de las aves de corral: gallinas y patos. En vista de que los huesos de estos taxones están en muy buen estado, son apropiados para un análisis más minucioso cuyo objetivo sería determinar el tamaño y edades de los individuos representados y, de ser posible, algunas características genéticas.

                El hallazgo de más de 300 huesos de jicoteas y sapos no es de sorprenderse en un pozo de agua dulce y sería lógico presumir que sus esqueletos representan animales que murieron allí atrapados. Aún así, hemos señalado que la distribución de las partes anatómicas de estos taxones no es cónsona con un patrón de mortandad natural.  Ambas especies eran alimentos populares en la época precolombina y sería imprudente descartar la posibilidad de que hubiesen sido consumidas por los sectores no-europeos de esta comunidad.

Por último, los abundantes huesos de ratas y ratones y de los gatos domésticos que los cazaban no representa sorpresa alguna en un ambiente urbano.


Cuadro 1

Taxon

Nombre común

Núm. Familias

Núm. Familias tentativas

Núm. Géneros

Núm. Especies

Núm, especies tentativas

Núm huesos

% huesos

Peso huesos (g)

NMI-1

NMI-2

Biomasa estimada (g)

Chondrichthyes

tiburones y rayas

2

0

3

2

1

16

1,2

2,9

 

4

9300

Osteichthyes

peces óseos

18

0

36

41

6

248

18,5

234

 

96

189.105

Pises

peces (total)

20

0

39

43

7

264

19.7

236.9

 

100

198.405

Anura

ranas y sapos

1

0

1

1

0

351

26,2

9,08

27

?

?

Squamata

lajartijas y cocodrilos

3

0

3

3

0

7

0,5

8,83

3

3

?

Testudines

tortugas

1

0

1

1

0

310

23,1

1925,7

15

19

33,9

Reptilia

reptiles (total)

4

0

4

4

0

317

23,7

1934,53

45

?

?

Aves

aves

3

1

3

3

0

216

16,1

279,86

11

?

?

Mammalia

mamíferos

6

0

6

6

0

192

14,3

539,3

22

?

?

Totales:

Total:

34

1

53

57

7

1340

 

2999,67

     

Cuadro 2


Cuadro 3

Contexto

Clase/sub-clase

cf

Familia

cf

Género

cf

Especie

Parte anatómica

Posición de vértebra

Izquierda

Derecha

Quemado

No quemado

NII

Peso de los huesos(g)

Peso estimado de los individuos (g)

NMI

Biomasa por taxón

                                     

pIII-2

Elasmobranchii

 

Carcharhinidae

       

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,3

0

   

pIII-1

Elasmobranchii

 

Carcharhinidae

       

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,1

0

   

A22 CII AT2

Elasmobranchii

 

Carcharhinidae

 

Carcharhinus

 

leucas

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,3

5000

1

5000

pIII-2

Elasmobranchii

 

Carcharhinidae

 

Rhizoprionodon

 

longurio

vértebra

 

0

0

0

3

3

1,9

3000

1

3000

pIII-2

Elasmobranchii

 

Carcharhinidae

 

Rhizoprionodon

 

longurio

vértebra

 

0

0

0

5

5

0,2

600

1

600

pIII-2

Elasmobranchii

 

Sphyrnidae

 

Sphyrna

cf

lewini

vértebra

 

0

0

0

4

4

0,1

700

1

700

pII-2

Actinopterygii

           

fragmento

 

0

0

0

2

2

0,7

     

pII-4

Actinopterygii

           

fragmento

 

0

0

0

6

6

1,1

     

pIII-1

Actinopterygii

           

fragmento

 

0

0

0

26

26

0,6

     

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

       

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,09

     

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

       

fragmento

 

0

0

0

2

2

1,4

     

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"1

 

dasycephalus

post-temporal

 

0

1

0

1

1

0,1

250

1

250

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii2

cleitron

 

0

1

0

1

1

2,5

2000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

epihial

 

1

0

0

1

1

0,3

2000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

preopérculo

 

0

1

0

1

1

0,2

2000

1

2000

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

coracoides

 

0

1

0

1

1

1,4

1300

   

pIII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

epiótico

 

1

0

0

1

1

1,1

1300

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

urohial

 

0

0

0

1

1

0,4

1300

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

queratohial

 

1

0

0

1

1

1,2

1300

1

1300

A22 CIII L

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

frontal

 

1

0

0

1

1

0,3

450

1

450

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

"Arius"

 

troschelii

epiótico

 

1

0

0

1

1

0,3

200

1

200

A22 CII AT2 pII-8

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Bagre

 

pinnimaculatus

vértebra

 

0

0

0

1

1

2,3

3500

1

3500

A22 CII AT2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Bagre

 

pinnimaculatus

frontal

 

0

1

0

1

1

4,8

2300

1

2300

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Cathorops

   

espina dorsal o pectoral

 

0

0

0

1

1

0,3

     

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Cathorops

cf

hypophthalmus

cleitron

 

1

0

0

1

1

0,5

200

1

200

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Cathorops

 

multiradiatus

cleitron

 

1

0

0

1

1

0,1

30

1

30

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Cathorops

 

tuyra

pteriogóforo dorsal, I

 

0

0

0

1

1

0,1

300

1

300

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii3

cuadrado

 

0

1

0

1

1

2,1

13000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

cuadrado

 

1

0

0

1

1

1,9

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

epihial

 

2

0

0

2

2

5,2

13000

2

26000

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

epiótico

 

0

1

0

1

1

2,8

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

esfenótico

 

1

0

0

1

1

1,4

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

hiomandíbula

 

0

1

0

1

1

1,6

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

hiomandíbula

 

1

0

0

1

1

1,4

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

post-temporal

 

0

1

0

1

1

2,6

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

queratohial

 

1

0

0

1

1

2,4

13000

   

pII-5

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

queratohial

 

0

1

0

1

1

4,1

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

pteriogóforo dorsal, I

 

0

0

0

1

1

6,6

13000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

urohial

 

0

0

0

1

1

1

13000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

complejo vert. fusionado

 

0

0

0

1

1

6,6

11000

   

pIII-1

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

esfenótico

 

0

1

0

1

1

6,5

11000

   

A22 II NA

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

esfenótico

 

0

1

0

1

1

4,2

11000

2

22000

A 22 CII DT 2 p II-8

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

espina dorsal

 

0

0

0

1

1

4,9

11000

   

pII-12

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

opérculo

 

1

0

0

1

1

3,1

11000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

preopérculo

 

0

1

0

1

1

0,7

11000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

supraoccipital

 

0

0

0

1

1

3,3

11000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

pteriogóforo dorsal, I

 

0

0

0

1

1

0,6

11000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

pterótico

 

1

0

0

1

1

4,1

11000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

vértebra

 

0

0

0

5

5

5

11000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

faringeal

 

1

0

0

1

1

1

9000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

supraoccipital

 

0

0

0

1

1

1,3

9000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

pteriogóforo dorsal, I

 

0

0

0

1

1

0,5

9000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,5

9000

1

9000

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

cleitron

 

1

0

0

1

1

1,5

4000

   

pII-4

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

cleitron

 

0

1

0

1

1

4,3

4000

   

A22 Cii AT2 pII-8

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

complejo vert. fusionado

 

0

0

0

1

1

2,2

4000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

complejo vert. fusionado

 

0

0

0

1

1

2,2

4000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

esfenótico

 

1

0

0

1

1

2,8

4000

   

A22 Cii AT2 pII-8

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

esfenótico

 

1

0

0

1

1

1,5

4000

   

pII-5

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

espina dorsal

 

0

0

0

1

1

3,6

4000

   

pIII-1

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

fragmento

 

0

0

0

1

1

1,1

4000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

frontal

 

0

1

0

1

1

5,2

4000

   

A22 C22 AT2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

frontal

 

0

1

0

1

1

1,3

4000

2

8000

p-III

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

hipohial

 

1

0

0

1

1

0,5

4000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

post-temporal

 

1

0

0

1

1

1,5

4000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

prootic

 

0

1

0

1

1

1,2

4000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Ariidae

 

Selenaspsis

 

dowii

espina dorsal

 

0

0

0

1

1

1,1

2000

1

2000

pIII-2

Actinopterygii

 

Belonidae

 

Tylosurus

 

cocodrilus

vértebra

 

0

0

0

4

4

0,7

700

1

700

pII-3

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

   

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,3

1400

1

1400

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

dentario

 

0

1

0

1

1

0,1

400

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,2

400

1

400

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

premaxila

 

1

0

0

1

1

0,1

325

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

vértebra

5

0

0

0

1

1

0,2

325

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

vértebra

6

0

0

0

1

1

0,1

325

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

vértebra

6

0

0

0

1

1

0,1

325

2

650

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

vértebra

9

0

0

0

1

1

0,2

325

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

frontal

 

0

1

0

1

1

0,1

250

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caballus

opérculo

 

1

0

0

1

1

0,1

250

1

250

pII-3

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caninus

maxila

 

1

0

0

1

1

0,2

650

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caninus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,3

650

1

650

pII-3

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caninus

maxila

 

0

1

0

1

1

0,1

400

1

400

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

caninus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,1

100

1

100

pII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

speciosus

hiomandíbula

 

1

0

0

1

1

1,6

3200

   

pII-5

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

speciosus

vértebra

7

0

0

0

1

1

1,3

3200

   

pII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Caranx

 

speciosus

hiomandíbula

9

1

0

0

1

1

1,8

3200

1

3200

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Chloroscombrus

 

orqueta

cleitron

 

0

1

0

1

1

0,1

40

1

40

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Hemicaranx

 

leucurus

opérculo

 

0

1

0

1

1

0,1

300

1

300

A22 II PA

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Oligoplites

 

altus

vértebra

22

0

0

0

1

1

0,6

1000

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Oligoplites

 

altus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,2

1000

1

1000

pII-3

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Oligoplites

 

altus

vértebra

 

0

0

0

3

3

1

700

1

700

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

oerstedii

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,1

500

1

500

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

peruviana

hiomandíbula

 

1

0

0

1

1

0,1

150

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

peruviana

premaxila

 

1

0

0

1

1

0,1

150

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

peruviana

vértebra

5

0

0

0

1

1

0,1

150

1

150

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

peruviana

premaxila

 

0

1

0

1

1

0,1

100

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Carangidae

 

Selene

 

peruviana

pteriogóforo

 

0

0

0

1

1

0,1

100

1

100

pII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

espina anal

 

0

0

0

1

1

1,6

     

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

espina anal

 

0

0

0

1

1

1,9

     

pIII-1

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

espina anal

 

0

0

0

1

1

0,4

     

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

espina

 

0

0

0

1

1

0,4

     

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,2

     

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

   

vértebra

 

0

0

0

3

3

0,4

     

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

armatus

espina anal

 

0

0

0

1

1

3,7

1500

1

1500

pIII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

armatus

espina anal

 

0

0

0

1

1

3,8

1200

1

1200

pII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

armatus

espina anal

 

0

0

0

1

1

0,9

500

   

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

armatus

vértebra

4

0

0

0

1

1

0,5

500

1

500

pII-5

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

armatus

vértebra

 

0

0

0

1

1

1

200

1

200

pII-5

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

1

0

0

0

1

1

1,1

2300

   

pII-5

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

7

0

0

0

1

1

2

2300

   

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

3

0

0

0

1

1

0,4

2300

1

2300

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

10

0

0

0

1

1

1,1

1300

1

1300

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

18

0

0

0

1

1

0,6

1000

   

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

vértebra

21

0

0

0

1

1

0,7

1000

1

1000

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

medius

espina anal

 

0

0

0

1

1

0,7

300

1

300

pII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

nigrescens

queratohial

 

1

0

0

1

1

2

5000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

nigrescens

vértebra

6

0

0

0

1

1

3,2

5000

1

5000

pIII-1

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

nigrescens

vértebra

5

0

0

0

1

1

2,1

3200

1

3200

pIII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

nigrescens

vértebra

1

0

0

0

1

1

0,6

1000

1

1000

pIII-2

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

viridis

vértebra

2

0

0

0

1

1

2,2

4000

1

4000

A22 CII At2 pII-8

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

viridis

vértebra

1

0

0

0

1

1

1,5

2300

   

pII-4

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

viridis

vértebra

6

0

0

0

1

1

1,8

2300

   

pII-4

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

viridis

vértebra

8

0

0

0

1

1

2,1

2300

1

2300

pII-3

Actinopterygii

 

Centropomidae

 

Centropomus

 

viridis

vértebra

6

0

0

0

1

1

0,7

900

1

900

pIII-2

Actinopterygii

 

Chaetodontidae

 

Chaetodon

 

humeralis

vértebra

9

0

0

0

1

1

0,05

60

1

60

pIII-2

Actinopterygii

 

Clupeidae

 

Opisthonema

cf

libertate

proótico

 

0

1

1

0

1

0,01

150

1

150

pIII-2

Actinopterygii

 

Gerreidae

 

Eucinostomus

 

currani

vértebra

4

0

0

0

1

1

0,06

80

1

80

pIII-2

Actinopterygii

 

Gobiidae

 

Bathygobius

   

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,05

100

1

100

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Anisotremus

 

taeniatus

cuadrado

 

1

0

0

1

1

0,05

125

1

125

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Haemulopsis

 

elongatus

hiomandíbula

 

0

1

0

1

1

0,2

250

1

250

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Haemulopsis

 

elongatus

hiomandíbula

 

0

1

0

1

1

0,08

125

1

125

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Haemulopsis

 

leuciscus

vértebra

22

0

0

0

1

1

0,2

325

1

325

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

pteriogóforo anal 1

 

0

0

0

3

3

0,1

300

3

900

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vértebra

1

0

0

0

1

1

0,08

300

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

cuadrado

 

1

0

0

1

1

0,04

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

hiomandíbula

 

0

1

0

1

1

0,07

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

post-temporal

 

0

1

0

1

1

0,05

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

supraoccipital

 

0

0

0

1

1

0,08

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

pteriogóforo anal 1

 

0

0

0

2

2

0,1

275

2

550

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vértebra

7

0

0

0

2

2

0,1

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vértebra

8

0

0

0

1

1

0,07

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vértebra

 

0

0

0

5

5

0,2

275

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

epihial

 

0

1

0

1

1

0,03

175

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

parasphenoid

 

0

0

0

1

1

0,09

175

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vértebra

1

0

0

0

1

1

0,07

175

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

vómer

 

0

0

0

1

1

0,06

175

1

175

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Orthopristis

 

chalceus

cleitron

 

0

1

0

1

1

0,05

60

1

60

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Pomadasys

 

macracanthus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,2

650

1

650

pIII-2

Actinopterygii

 

Haemulidae

 

Pomadasys

 

panamensis

vértebra

8

0

0

0

1

1

0,1

350

1

350

pIII-2

Actinopterygii

 

Kyphosidae

 

Kyphosus

   

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,1

700

1

700

pIII-2

Actinopterygii

 

Kyphosidae

 

Sectator

 

ocyurus

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,1

400

1

400

pIII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

dentario

 

0

1

0

1

1

6,7

5300

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

espina

 

0

0

0

1

1

1,1

5300

   

pII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

5

0

0

0

1

1

3,3

5300

   

pII-4

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

 

0

0

0

1

1

2

5300

1

5300

pII-3

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

9

0

0

0

1

1

2,2

3700

   

pII-3

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

12

0

0

0

1

1

2,4

3700

1

3700

pII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

articular

 

0

1

0

1

1

2,4

2500

   

pII-6

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

9

0

0

0

1

1

2,4

2500

1

2500

pII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

3

0

0

0

1

1

1,3

2000

   

pII-2

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

5

0

0

0

1

1

0,09

2000

1

2000

pII-5

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

cleitron

 

0

1

0

1

1

0,7

1500

   

pII-3

Actinopterygii

 

Lobotidae

 

Lobotes

 

surinamensis

vértebra

 

0

0

0

3

3

1,6

1500

1

1500

pIII-2

Actinopterygii

 

Lutjanidae

 

Lutjanus

 

guttatus

vértebra

 

0

0

0

2

2

2

2500

1

2500

pIII-2

Actinopterygii

 

Mugilidae

 

Chaenomugil

 

proboscidens

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,09

125

1

125

pIII-2

Actinopterygii

 

Mugilidae

 

Mugil

cf

curema4

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,4

450

1

450

pIII-2

Actinopterygii

 

Mugilidae

 

Mugil

cf

curema

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,08

150

1

150

pIII-2

Actinopterygii

 

Polynemidae

 

Polydactylus

 

opercularis

vértebra

22

0

0

0

1

1

0,07

250

1

250

pIII-2

Actinopterygii

 

Pristigasteridae

 

Ilisha

 

furthii

vértebra

 

0

0

0

3

3

0,1

250

1

250

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Bairdiella

 

armata

queratohial

 

1

0

0

1

1

0,08

225

1

225

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Bairdiella

 

armata

queratohial

 

0

1

0

1

1

0,06

50

1

50

pII-3

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Cynoscion

cf

albus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,6

1400

1

1400

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Cynoscion

 

albus

cleitron

 

0

1

0

1

1

2,1

4500

1

4500

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Cynoscion

 

albus

vértebra

 

0

0

0

1

1

1,6

2200

1

2200

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Cynoscion

 

albus

vértebra

 

0

0

0

1

1

0,08

200

1

200

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Cynoscion

 

squamipinnis

hiomandíbula

 

0

1

0

1

1

0,5

2300

1

2300

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Larimus

 

acclivis

vértebra

5

0

0

0

1

1

0,09

100

1

100

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Larimus

 

acclivis

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,3

450

1

450

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Micropogonias

 

altipinnis

cuadrado

 

1

0

0

1

1

0,09

150

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Micropogonias

 

altipinnis

queratohial

 

0

1

0

1

1

0,08

150

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Micropogonias

 

altipinnis

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,3

150

1

150

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Ophioscion

cf

vermicularis

pteriogóforo anal I

 

0

0

0

1

1

0,1

125

1

125

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Paralonchurus

 

petersi

vértebra

8

0

0

0

1

1

0,06

40

1

40

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Stellifer

 

chrysoleuca

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,3

350

1

350

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Stellifer

 

furthii

pteriogóforo anal I

 

0

0

0

1

1

0,08

70

1

70

pIII-2

Actinopterygii

 

Sciaenidae

 

Stellifer

 

furthii

pteriogóforo anal I

 

0

0

0

1

1

0,08

50

1

50

pII-3

Actinopterygii

cf

Serranidae

       

paresfenoides

 

0

0

0

1

1

9,8

     

pII-3

Actinopterygii

 

Serranidae

 

Epinephelus

   

espina dorsal

 

0

0

0

1

1

5,1

40.000

   

pII-5

Actinopterygii

 

Serranidae

 

Epinephelus

   

espina dorsal

 

0

0

0

1

1

7,9

40.000

1

40.000

pIII-2

Actinopterygii

 

Sphyraenidae

 

Sphyraena

cf

ensis

maxila

 

0

1

0

1

1

0,1

400

   

pIII-2

Actinopterygii

 

Sphyraenidae

 

Sphyraena

cf

ensis

vértebra

 

0

0

0

2

2

0,3

400

1

400

                   

33

38

1

263

264

236,91

 

100

198405


Notas:  1 La morfología del lapilo (otolito grande) y de los huesos del neurocráneo sugieren

                que este género es politípico (ver Cooke 1996)

            2 Aunque esta especie etá asignada por lo general al género Sciadeops (cf. Allen y

                Robertson 1994), su lapilo se asemeja al de muchas especies atribuidas a Arius

                por lo que se cuestiona su colocación en un género monotípico

 

            3 Esta especie diverge en muchos aspectos de los demás aríidos del Pacífico tropical

                oriental.  Existe bastante confusión en la literatura ictiológica en torno a la prioridad

                del nombre genérico; algunos autores la asignan a Sciadeichthys (cf Allen y Robertson

 

              1994) o Arius (cf Castro-Aguirre 1978:49).

 

            4 No poseemos especímenes de Mugil cephalus, especie que nunca hemos colectado

                en Panamá aunque se supone que debería de frecuentar aguas estuarinas istmeñas.

 

 

Cuadro 4
 

Familia

Nombre

Núm de géneros

Núm de especies

Núm de especies tentativas

Núm de huesos

% de huesos

Núm mínimo de individuos

% NMI

Biomasa

% biomasa

1

Carcharhinidae

tiburones

3

2

 

12

5,5

3

3

8600

4,4

2

Sphyrnidae

tiburones martillo

1

 

1

1

0,45

1

1

700

0,4

3

Ariidae

bagres, cominates y congos

4

6

1

64

29,1

18

18

77530

39

4

Belonidae

peces aguja

1

1

 

1

0,45

1

1

700

0,4

5

Carangidae

jureles, pómpanos

5

8

 

30

13,6

16

16

9840

5

6

Centropomidae

robalos

1

4

 

29

13,2

14

14

24700

13

7

Chaetodontidae

peces mariposa

1

1

 

1

0,45

1

1

60

0

8

Clupeidae

arenques

1

 

1

1

0,45

1

1

150

0,1

9

Gerreidae

mojarras marinas

1

1

 

1

0,45

1

1

80

0

10

Gobiidae

gobíidos

1

   

1

0,45

1

1

100

0,1

11

Hamulidae

roncadores

4

6

 

29

13,2

13

13

3510

1,8

12

Kyphosidae

chopas

2

1

 

3

1,4

2

2

1100

0,6

13

Lobotidae

berrugates

1

1

 

14

6,4

5

5

15000

7,6

14

Lutjanidae

pargos

1

1

 

2

0,9

1

1

1500

0,8

15

Mugilidae

lisas

2

1

1

5

2,3

3

3

725

0,4

16

Polynemidae

bobos

1

1

 

1

0,45

1

1

250

0,1

17

Pristigasteridae

machetes

1

1

 

1

0,45

1

1

250

0,1

18

Sciaenidae

corvinas y coscochas

7

8

1

19

8,6

15

15

12210

6,2

19

Serranidae

meros y cabrillas

1

   

2

0,9

1

1

40000

20

20

Sphyraenidae

barracudas

1

 

1

3

1,4

1

1

400

0

 

TOTAL:

 

40

43

6

220

100

100

100

197405

100


 

 

Cuadro 5


Cuadro 6

Estuario alto y medio

(incluidos manglares)

Estuario bajo (margen externo de la zona de mezcolanza)

Aguas someras

libres de sedimentos suspendidos (p.ejm., playas, bancos de arena y corrientes de aguas claras en estuarios)

Arrecifes y rocas (incluidos islas y farallones)

Carcharhinus leucas

Carcharhinus leucas

Rhizoprionodon  longurio

TYLOSURUS COCODRILUS

Rhizoprionodon longurio

Rhizoprionodon  longurio

Tylosurus cocodrilus

Caranx caballus

Sphyrna cf lewini

“Arius” dasycephalus

Caranx caballus

CARANX CANINUS

Bagre pinnimaculatus

“Arius” troschelii

Caranx caninus

Caranx speciosus

Cathorops hypophthalmus

Bagre pinnimaculatus

Caranx speciosus

OLIGOPLITES ALTUS

Cathorops multiradiatus

Cathorops multiradiatus

Chloroscombrus orqueta

SELENE OERSTEDII

Cathorops tuyra

Caranx caballus

Hemicaranx leucurus

Chaetodon humeralis

Caranx caninus

Hemicaranx leucurus

Selene oerstedii

Kyphosus

Chloroscombrus orqueta

Cathorops multiradiatus

Selene peruviana

Sectator ocyurus

Hemicaranx leucurus

Tylosurus cocodrilus

Opisthonema

LUTJANUS GUTTATUS

Oligoplites altus

Caranx caballus

Eucinostomus currani

Epinephelus

Selene oerstedii

Caranx caninus

Haemulopsis elongatus

SPHYRAENA ENSIS

Centropomus armatus

Hemicaranx leucurus

Haemulopsis leuciscus

 

Centropomus medius

Selene peruviana

Orthopristis chalceus

 

Centropomus nigrescens

Opisthonema

Pomadasys panamensis

 

Centropomus viridis

HAEMULOPSIS ELONGATUS

Lutjanus guttatus

 

Eucinostomus currani

HAEMULOPSIS LEUCISCUS

Chaenomugil probodiscens

 

Bathygobius

Orthopristis chalceus

Mugil curema

 

Haemulopsis elongatus

Pomadasys panamensis

Polydactylus opercularis

 

Haemulopsis leuciscus

Lutjanus guttatus

Larimus acclivis

 

Pomadasys macracanthus

Cynoscion squamipinnis

Epinephelus

 

Lobotes surinamensis

MICROPOGONIAS ALTIPINNIS

Sphyraena ensis

 

Mugil curema

Paralonchurus petersi

   

Polydactylus opercularis

Epinephelus

   

Ilisha furthii

     

Bairdiella armata

     

Cynoscion albus

     

Larimus acclivis

     

Micropogonias altipinnis

     

Ophioscion vermicularis

     

Stellifer chrysoleuca

     

Stellifer furthii

     

Epinephelus

     

Leyenda:

Bairdiella armata                Hábitat preferido

Micropogonias altipinnis                 Prefiere este habitat cuando en estado juvenil, sub-adulto o adulto pequeño

TYLOSURUS COCODRILUS   Se encuentra en este hábitat con mayor frecuencia cuando es adulto maduro

Cuadro 7


BIBLIOGRAFÍA

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NOTAS

* Este artículo fue publicado originalmente en la revista Arqueología de Panamá La Vieja, avances de investigación, Época Colonial, Rovira y Martín Eds. Patronato Panamá Viejo, agosto 2001.

** Laboratorio de Arqueozoología, Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Ancón, Panamá.

*** Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Ancón, Panamá. E-mail: cooker@naos.si.edu o cominata@hotmail.com

[2] Para información específica del pozo ver Brizuela y Mendizábal en Arqueología de Panamá La Vieja – Avances de investigación – Época colonial, 2001.

[3] Tres hiomándibulas derechas arrojan un ‘NMI-1’de 3. Aunque una muestra que contiene una hiomandíbula derecha, un opérculo izquierdo y una vértebra cervical supone un ‘NMI-1’ de 1, si un análisis comparativo o alométrico demuestra que cada elemento anatómico pertenece a un individuo diferente, el ‘NMI’ se eleva a 3.  Por lógica, cuanto más varían los tamaños de los individuos, tanto más fácil es estimar el ‘NMI-2.’

[4] El esquema presentado en el Cuadro 6 obedece a observaciones hechas por John Bort y Richard Cooke durante los últimos veinte años sobre la distribución de las especies de peces en la Bahía de Parita respaldadas por los resultados de un proyecto de pesca experimental en el río Santa María y de >80 colectas hechas en una trampa estacionaria o “atajo” erigido en un estero cerca de Aguadulce (Cooke y Tapia 1994a, 1994b). En vista de que cada estuario en el trópico tiene sus propias características físicas y zoogeográficas, sería temerario suponer que las especies de peces representadas en esta muestra se portarían forzosamente de igual manera en las zonas aledañas a Panamá La Vieja.

[5] Es interesante que los pescadores de Aguadulce llaman a esta especie “cominate de Golfo” y a “Arius” platypogon, “congo del Golfo” en honor a su preferencia por aguas relativamente profundas a cierta distancia de la costa.


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