DIVERSIDAD Y PROBLEMAS ARQUEOLÓGICOS DE LOS SITIOS SUBACUÁTICOS
Por Javier García Cano
IAA - FADU - UBA - Albenga
Por Javier García Cano
IAA - FADU - UBA - Albenga
Desde los años 50, la arqueología subacuática construyó
una opción de estudio de sitios arqueológicos que habían
estado casi en su totalidad vedados a los que quisieran formularse preguntas
sobre ellos. Más aún permitió acceder a una información
muy poco definida que de otra forma hubiera sido imposible. Es así como
temas tan específicos como la construcción y el diseño
náutico y naval o las rutas comerciales y el intercambio de mercancías
comenzaron a ser desarrollados por esta especialidad.
En este proceso la arqueología subacuática debió lidiar
con dos grandes problemas: el diseño de metodologías que le permitieran
abordar estudios precisos bajo el agua, y el montaje de marcos teóricos
que soportaran los conocimientos construidos.
De ambos temas es claro que el desarrollo de metodología fue el que mayor
atención recibió, debido a que se lo comprendió como el
medio de convalidación más importante frente a la comunidad científica
que dudaba de la efectividad de los métodos de obtención de la
información in situ.
Dado que la gran mayoría de los sitios encontrados se relacionaba con
los temas ya mencionados, y como resultado lógico de la forma de construcción
del saber arqueológico, hacia los finales de los años 60 y durante
la década de los 70, se armaron los primeros modelos teóricos
específicos de esta especialidad. Los mismos atendían al problema
de los pecios y el estudio de sus contextos (físicos y culturales). Keith
Mukelroy dio el aporte más significativo para la arqueología subacuática
del momento, escribiendo acerca de un modelo para el estudio de los pecios,
el cual dio lugar a hablar de arqueología marítima, y desde donde
se desprendieron conceptos como el de arqueología naval, y náutica.
A medida que la diversidad de los sitios aumentó en su conformación,
se elaboraron terminologías que intentaron clasificar estos sitios y
delimitar el tipo de información a obtener (arqueología marina,
portuaria, de lagos, etc.) Es claro que los conceptos elaborados por Sean McGrail,
tampoco igualan la valoración de la diversidad de los tipos de sitios
y de las preguntas a formular ampliamente sobre el hombre del pasado y los restos
que hoy podemos estudiar desde la arqueología subacuática.
Desde todo desarrollo científico de la actualidad es una preocupación importante atender a la diversidad, y como opción para abordarla se trabaja desde la transdisciplina. Queda claro que la arqueología ha construido un saber propio, pero también que este tiene un bagaje ligado a otras disciplinas (geología, geografía, química, física, antropología, etc.). Ante los desafíos actuales parece que esta historia de la arqueología podría volver a nutrirse de otras ciencias y en especial de su interacción.
En alguna medida desde esta rápida puesta en foco del problema quisiera listar los temas que propongo debatir y pensar:
1. La complejidad y el desarrollo de la arqueología subacuática
demuestran que los marcos construidos en los 60 y 70 no definen opciones completas
para la realidad de la especialidad hoy en el mundo.
2. Debería trabajarse sobre un concepto amplio de sitio y desligarse
de la exclusiva visión de los pecios, entendiendo que sitio bajo el agua
y sitio en tierra tienen la misma definición desde la diversidad de los
materiales culturales y desde su ubicación como parte de un paisaje.
3. La arqueología subacuática requiere de cruzarse con otras disciplinas
para poder contestar preguntas respecto de los sitios, sus comportamientos y
resultado de qué proceso son (culturales y naturales).
4. Cualquier marco teórico debe contener y admitir la opción de
la diversidad de presencia de los sitios así como la complementariedad
de la información de los restos sumergidos y los restos terrestres (si
los hubiere), comprendiendo que el hombre que generó la existencia del
sitio fue uno solo y no seccionó su vida entre dos espacios (agua y tierra).
Concepto de paisaje integral.
5. La diversidad de los sitios y temas locales obliga a la construcción
de marcos teóricos y metodológicos específicos, que permitan
intentar buscar respuesta a situaciones más específicas, dando
lugar a una comprensión más rigurosa de los fenómenos que
afectaron a los habitantes de estas latitudes.
6. Ahora que se ha iniciado la actividad local debe trabajarse definiendo un
saber arqueológico propio, como forma de precisión científica.
7. Frente a la realidad socioeconómica se deberá contemplar que
los marcos metodológicos operen mayoritariamente sobre la idea de la
reversibilidad o no-intrusión (para evitar pérdidas de información
estudiable a futuro). Es imperioso reconocer la relatividad de acceso a la información
que tenemos, y por ello tender a trabajar con modelos metodológicos que
aseguren la supervivencia de los sitios como tales.
Cómo se plantean estos marcos teóricos?
En realidad no creo que deban plantearse formatos tipológicos. Cada marco
podrá construirse según los problemas que se encuentren en el
sitio, y con la existencia de varios sitios con puntos en común podrán
establecerse marcos más generales que puedan utilizarse para otros trabajos
de investigación posteriores. No existe una fórmula peculiar diseñada
ad hoc, se deberá cumplir con el devenir natural del desarrollo del conocimiento
científico.
Cómo se definen estos marcos metodológicos?
Se requiere de una actitud especial para poder obtener algún resultado
ante este problema. Los permanentes desarrollos tecnológicos son una
opción para abordar los problemas arqueológicos en el campo, pero
para poder elegir o buscar o requerir de una tecnología que sea útil
a nuestros fines se deberá haber tomado esta decisión respecto
de actuar sin modificar el sitio o con las menores alteraciones posibles. En
realidad si bien contamos con la ventaja tecnológica, depende de nosotros
optar por la conducta que nos permita no perder información para el futuro.