Retorno al Caduceo de Esculapio

M. en C. Arturo G. Rillo1

M. C. Lizeth Vega Mondragón2

Resumen:

El análisis histórico del Caduceo ha puesto de manifiesto que su representación precisa debe ser el báculo por una sola serpiente, sin embargo, se utiliza cotidianamente el símbolo de Hermes; por lo que se puntualizan los aspectos más sobresalientes dela evolución histórica del Caduceo durante la prehistoria, la cultura griega y la actualidad con el propósito de iniciar la reflexión en torno a la asociación de la bioética y la representación gráfica del Caduceo; lo que permite concluir sobre la necesidad de retornar a los valores de la ética hipocrática que se contrapone a los de la ética utilitarista y mercantilista de fin de siglo.

Palabras Clave:  Caduceo, Esculapio, Hermes, Hipócrates, Etica médica, Bioética.

La historia del Caduceo es la historia de la angustia y la esperanza en la salud, la vida y la muerte del ser humano.

-  A. G. Rillo.

Introducción.

El Caduceo se define como un símbolo integrado por una vara delgada rodeada por una o dos serpientes y adornado, en ocasiones, con dos alas en el extremo superior (1,2); es el emblema de Mercurio, de Hermes, de Apolo y de Esculapio y se identifica como “Emblema Universal de la Medicina”, lo que propicia contradicciones en su origen, connotación y representación.  Sin embargo, la vinculación del Caduceo a la medicina es de origen griego por ser el atributo de Esculapio, debiendo ser su representación precisa el báculo rodeado por una sola serpiente (3).

La historia del origen y evolución del Caduceo desde la perspectiva del desarrollo cultural, permite concluir que el Caduceo (4,5):

a)      Es la unión de dos símbolos:  el báculo y la serpiente; constituyendo un instrumento simbólico de tipo místico.

b)      Su origen se remonta a la prehistoria relacionándose con el desarrollo de mitos, donde la serpiente y el báculo poseen un profundo simbolismo.

c)      Es la expresión del desarrollo socio-cultural de la humanidad en sus diferentes momentos históricos.

d)      Durante la Edad Media, los alquimistas interpretaron este símbolo con una importante visión cosmogónica.

En el devenir histórico, la medicina gradualmente ha ido cambiando del culto de Apolo al culto de Hermes; situación que se refleja en los logotipos de las sociedades médicas y en la propaganda farmacéutica; donde encontramos a menudo que el antiguo símbolo de la profesión médica (el báculo con una serpiente enroscada) está siendo reemplazado por el Caduceo de Hermes o Mercurio (la vara alada, enroscada por dos serpientes).

Adoptar el símbolo de Hermes, podría sugerir tendencias éticas poco favorables en la práctica de la medicina; por lo que surge la interrogante: ¿puede presentarse una asociación entre la medicina practicada éticamente y la representación gráfica del Caduceo?.  Para acercarnos al análisis y respuesta a esta pregunta, es preciso puntualizar algunos aspectos dela evolución histórica del Caduceo durante la prehistoria, la civilización griega y en la actualidad, para señalar la asociación de la representación gráfica del Caduceo y la tradición médica hipocrática.

El Caduceo en la época prehistórica:

Durante esta época, la serpiente surge como símbolo universal de lo sobrenatural y dela muerte que renace (6), en tanto que el báculo, entendido como la “varita mágica” empleada para concentrar las fuerzas sobrenaturales para alejar a los enemigos, es probablemente de una aparición posterior al simbolismo de la serpiente, integrándose primeramente como un talismán o amuleto (7).

En la prehistoria, son los gestos, actitudes y lenguajes, los que han organizado el símbolo ritual como producto social de un campo específico de la actividad humana, asociado a las conductas, intereses, propósitos, fines y medios de una práctica colectiva, pero exclusiva y elitista, en un ámbito social dinámico, que se transmite a través del mito (8,9).

Los mitos son un producto necesario de los pueblos primitivos, expresan una cosmogonía mágica, explicativa, como es el caso del mito universal de la serpiente que desde tiempos prehistóricos ha sido objeto de terror y adoración que perdurará en Egipto, Asiria, Grecia, Nínive, India, Africa y Polinesia; prevaleciendo en los conceptos mitológicos y míticos de la Astrología y la Alquimia.

De lo anterior, surge la conjetura de que el Caduceo es el símbolo que representa la síntesis de ideas y prácticas, impresiones y ritos, hechos invocados y deseados, temidos o aborrecidos, acontecimientos maravillosos, extraños e inexplicables, siempre asociados a los eventos más significativos de la vida humana, de los que destacan la salud y la enfermedad (6).

El Caduceo en la civilización griega.

La aparición del Caduceo, como se conoce actualmente, se produce entre los griegos vinculado a la imagen de Hermes y Esculapio (10).

El Caduceo de Hermes.

Hermes, dios de los viajeros, comerciantes, ladrones, oradores, escritores, protector de la fecundidad y del trato social; mensajero entre los dioses, conductor de las almas de los muertos al inframundo y hacedor de las conexiones entre ambos mundos (11); su Caduceo lo utilizaba para cerrar los ojos de los muertos, pertenecía originalmente a Apolo (dios griego de las artes, del aprendizaje, la sabiduría y la medicina) (12); y su representación es la vara alada en la que se enroscan dos serpientes (13); transformándose posteriormente en el símbolo de la medicina.

De esta forma, quedó establecida desde tiempos helénicos la relación entre Hermes y Asclepio (Esculapio), el arquetipo de la curación; siendo expresada en la literatura hermética.  Hermes incluye ahora el nuevo atributo de la vara que con su toque realiza cualquier tarea e introduce una perspectiva mágica (14,15); por lo que desde un enfoque alquimista, Hermes se caracteriza por una dualidad sustancial, una doble naturaleza; ya como espíritu servicial que prestaba socorro o bien, como un duende evasivo, engañador y amigo de bromas (16).

El Caduceo de Esculapio (Asclepio).

El caduceo también se encuentra involucrado en la representación de Esculapio, el dios de la Medicina, hijo de Apolo y discípulo de Quirón; se le atribuía el bastón del viajero al que le brotan hojas nuevas en el que se enrosca la serpiente; símbolo tradicional de la medicina.

Las hojas significan vida nueva o renovada, mientras que la serpiente, signo de adivinación e instrumento de curación, simbolizó los poderes mágicos curativos (12), figurando en todas las divinidades médicas (17,18); siendo una serpiente arborícola no venenosa, que al enroscarse en el bastón del dios sanador, parece incorporar un tipo de mediación entre la tierra y el cielo (13).

El Caduceo en la época contemporánea.

El Caduceo ha evolucionado a un símbolo fijo, emblema o símbolo científico de valor universal, que polariza las propiedades de la realidad del hombre, y expresa la relación dialéctica de la vida sensible y la vida espiritual, de la vida y la muerte, la salud y la enfermedad.

Sin embargo, cotidianamente encontramos la sustitución del Caduceo de Esculapio por el de Hermes como emblema de la profesión médica, contribuyéndose a la existencia de un doble simbolismo que convergen en la práctica médica; por lo que la utilización de uno u otro, pudiera estar asociada a tendencias inconscientes que pueden o no favorecer el actuar ético del médico.

El análisis de la utilización hegemónica del Caduceo de Hermes en el ámbito de la Medicina, sugiere una resignificación a partir de los dominios en los cuales se centra su representación simbólica, para la cual Borgstein (12) sitúa a Hermes como dios de los comerciantes y mercaderes, de los oradores y de los escritores.

En el nuevo sistema-mundo que se genera a partir de los esquemas del neoliberalismo, el Caduceo de Hermes, en tanto emblema de comerciantes y mercaderes, implica la significación de una medicina como negocio, en que los pacientes son “clientes” que “compran” atención médica y los médicos utilizan mercadotecnia avanzada para promocionarse, “vendiendo” tratamientos a los consumidores de salud (12).

El Caduceo de Hermes, como emblema de los oradores, se vincula en el mundo médico con la moda de fundamentar su prestigio por el número de reuniones académicas y conferencias presentadas de temas cada vez más estrechos para una audiencia especializada (12).  Por su parte, el simbolismo del Caduceo de Hermes en el dominio de los escritores, se centra en el afán por publicar valorándose la cantidad más que la calidad de los artículos (12).

La importancia de la hegemonía del Caduceo de Hermes-Mercurio radica en que comunica en su totalidad la vivencia de la relación cognoscitiva de nuestra conciencia de un mundo disperso y complejo, donde se ha gestado una amplia diversidad de hechos históricos de los que no tenemos conciencia precisa y que sin embargo, coadyuvan a la expresión práctica de nuestras relaciones sociales; así, se pone de manifiesto trascender el análisis de ¿qué significa el Caduceo?, al de ¿cómo significa el caduceo?, o mejor dicho, ¿cómo funciona el Caduceo en el seno de nuestra sociedad hegemónica actual? (14).

El Caduceo en la tradición médica.

La medicina contemporánea ha sustituido la curación mágica por un enfoque mercadotécnico que promete una vida saludable y centra las expectativas del paciente en un mágico respeto por los avances de la medicina.  Así, la curación del hombre primitivo mediante la magia, no difiere en el hombre contemporáneo.

La complejidad de la curación mágica dentro del arquetipo de la curación, se asocia a la identificación inconsciente del médico con el poder de utilizar y manipular las formas de la vida para enfrentar la enfermedad del paciente; quien fomenta el afán de poder del médico; estableciéndose así un vínculo de dependencia y poder, que justifica el “ensañamiento terapéutico”.

La dicotomía de la práctica médica entre una sanación holista, mágica (dominio de Hermes) y la tradición médica de curar a partir de nosologías específicas (dominio de Esculapio), tratando de rescatar al hombre dela muerte y a prolongar artificialmente la vida, está determinada mitológicamente por el “pecado original” de Esculapio, quien llegó a violar el Reino de Hades.

La solución al antagonismo entre Hermes y Esculapio lo resuelve la medicina hipocrática que refleja en el Juramento Hipocrático una práctica humanitaria y comprensiva de las necesidades del paciente, a tal grado que muchas Facultades y Escuelas de Medicina exige a los médicos presten el juramento hipocrático conforme a la fórmula tradicional u otra modernizada (15,19).

En la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México, dicho juramento dice así:  “Yo, Médico Cirujano ... prometo solemnemente: consagrar mi vida al servicio de la humanidad; otorgar a mis maestros los respetos, gratitud y consideraciones que merecen.  Ejercer mi profesión dignamente y a conciencia.  Velar solícitamente y ante todo, por la salud del ser humano; mantener inalterable, por todos los conceptos y medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica; guardar y respetar los secretos a mí confiados.  Considerar como hermanos a mis colegas, hacer caso omiso de credos políticos y religiosos, nacionalidades, razas, rangos sociales, evitando que estos se interpongan entre mis servicios profesionales y mi paciente.  Velar con sumo interés y respeto por la vida humana desde el momento de la concepción, aún bajo amenaza, no empleando mis conocimientos médicos para contravenir a las leyes humanas.  Solemne y espontáneamente, bajo mi palabra de honor, prometo cumplir lo antedicho”.

Conclusiones.

Hermes, era conocido en Egipto como el Dios de Cabeza de Ibis (Thot) simbolizando el ave del principio de trascendencia; y en Grecia era representado como falo y con serpientes entrelazadas (acto de unión sexual), por lo que penetra en el mundo desconocido buscando un mensaje espiritual de liberación y curación.  Así, Hermes recuperó atributos de la vida de las aves que agregó a su naturaleza tectónica de serpiente adquiriendo su cayado alas por encima de las serpientes convirtiéndose en Caduceo o bastón alado de Mercurio y se convirtió en “hombre volador” con sombrero y sandalias con alas, que de la conciencia-serpiente del mundo inferior, pasando por la realidad terrena, alcanza la realidad sobrehumana o transpersonal en su vuelo alado (13,20).

Por otra parte, Esculapio era hijo de la luz, de la razón, de la vida; pero también es una deidad tectónica, que proviene de la tierra, del inframundo, en suma, de la muerte; situándose la medicina entre la vida y la muerte, y de ahí la necesidad de su resolución por la vía de la ética (21).

El simbolismo de los logotipos es, pues más importante de lo que parece a primera vista, ya que la adulación a Hermes no se limita al uso del Caduceo, sino que empieza a matizar el tejido ético de la práctica médica.  Un control efectivo sólo puede venir desde dentro de la profesión: tal vez a través de un regreso al “culto” de Apolo, Esculapio e Hipócrates (cuya ética médica no ha sido mejorada en un período de más de 2,000 años), que todavía mantiene un precario asidero en el mundo médico.

Finalmente, podemos comenzar, como sugiere Borgstein (12), por dejar de lado el símbolo, del todo inapropiado, del Caduceo de Hermes y cortar asociaciones con comerciantes para favorecer el de Esculapio y reivindicar el simbolismo de la vida renovada y la medicina hipocrática.

Referencias:

1.      Nuevo Diccionario de la Lengua Castellana.  Paris:  Librería de Ch. Bouret, 1888.

2.      Diccionario Porrúa de la Lengua Española.  3ª ed.  México:  Editorial Porrúa, 1970.

3.      Fernández del Castillo F.  De Asclepio a Hipócrates.  De la medicina mitológica a la observación pura del enfermo.  En:  Facultad de Medicina, UNAM (eds).  Antología de escritos histórico-médicos del Dr. Francisco Fernández del Castillo.  Tomo I.  México:  Universidad Nacional Autónoma de México, 1982.

4.      Rillo AG.  Emblema universal de la medicina.  Gaceta del Instituto Nacional de Pediatría, Octubre 1991, p. 7.

5.      Rillo AG.  Análisis histórico del caduceo.  Gaceta Médica de México  1993;129(3):257-261.

6.      Rillo AG.  Notas para una historiografía del caduceo:  la prehistoria.  La Mora, Noviembre de 1994, Año 1, No. 7, 24-27 pp.

7.      Castiglione A.  Encantamiento y magia.  2ª ed.  México:  Fondo de Cultura Económica, 1981.

8.      Turner V.  La selva de los símbolos.  España:  Siglo Veintiuno Editores, 1980.

9.      Cassirer E.  Esencia y efecto del concepto de símbolo.  México:  Fondo de Cultura Económica, 1989.

10.  Barquín M.  Historia de la medicina.  Su problemática actual.  3ª ed.  México:  Francisco Méndez Oteo Editor, 1977.

11.  Hesiodo.  Himnos órficos.  México:  Editorial Porrúa, 1972.

12.  Borgstein J.  Semiótica médica y el culto de Hermes.  Rev Fac Med UNAM  1998;41(2):80.

13.  Jung CG.  El hombre y sus símbolos.  España:  Luis de Caralt Editor, 1976.

14.  Spenber D.  El simbolismo en general.  España:  Editorial Anthropos, 1988.

15.  López-Pedraza R.  Hermes y sus hijos.  España:  Editorial Anthropos, 1991.

16.  Jung CG.  Psicología y alquimia.  Argentina:  Santiago Rueda Editor, 1957.

17.  Rogers.  Compendio de historia de la medicina.  México:  Prensa Médica Mexicana, 1965.

18.  Lyons AS, Petrucelli RJ.  Medicine.  An illustrated history.  Japan:  Abradale Press, 1987.

19.  Goerke H.  3,000 años de historia de la medicina.  De Hipócrates a la medicina bioquímica.  España:  Editorial Gustavo Gil, 1986.

20.  Rillo AG.  Notas para una historiografía del caduceo:  Hermes Trismegisto.  La Mora, Febrero de 1995, Año 2, No. 14, 28-31 pp.

21.  González Valenzuela J.  Los valores bioéticos y la relación médico-paciente. Revista CONAMED  1998;3(9):6-7.



1 Facultad de Medicina, Universidad Autónoma del Estado de México, AP 851, Toluca, Méx., CP 50091; E-mail rilloche@hotmail.com

2 Centro Médico Toluca, Méx.  E-mail mafaldita27@hotmail.com


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