La gestión del turismo y sus problemáticas desde visiones sociales
La gestión del turismo y sus problemáticas desde visiones sociales
UNA POLÍTICA DE TURISMO CULTURAL. PROPOSICIONES DE LOS MUSEOS CHILENOS.
Estado del Arte de Proyecto Piloto en la región de Los Lagos, Chile.
Paula Palacios
Carolina Maillard
Alejandro Paredes
Juan Carlos Mege
Resumen
El presente artículo constituye una reflexión acerca de las conexiones entre el patrimonio cultural, la institucionalidad que lo protege, las comunidades locales, y las potencialidades de uso de este tipo de recursos
Intentamos dar cuenta de las tensiones y convergencias que existen entre las concepciones proteccionistas más tradicionales y aquellas que apuntan a la promoción y disfrute de los bienes culturales. En este contexto el museo es una instancia que conjuga ambas posibilidades, al poner a disposición de las comunidades locales y de los visitantes una interpretación del patrimonio que invita a conectarse con la identidad de un territorio. El museo se constituye así, en un espacio que busca el equilibrio entre perspectivas en tensión.
El turismo cultural permite problematizar el uso del patrimonio y ofrece a los museos la oportunidad de repensar su rol, transformándose en promotores del aprovechamiento sustentable de los recursos culturales. Esta reflexión es asumida por la institucionalidad patrimonial como un desafío que es la base de una nueva política. En una primera etapa, se plantea desarrollar un estudio en dos museos del sur de Chile, orientado a establecer circuitos turísticos culturales que potencien el valor los bienes patrimoniales regionales e impulsan el compromiso de las comunidades locales en este proceso.
Abstract
This Article envolve thinkingh about the relationiship between cultural patrimony, the institutions wich safeguard, local comunities and the potencial use of this patrimony for tourism.
We try to account for the antagonim and common points that exist between protectionist notions and those wich poibnt to promoting the enjoiment cultural goods. Museums constitute in this context a space that brings together both aspects by offering the comnities and visitors a view of this patrimony that allow them to come into contact with the identity of a land.
Cultural tourism allows us to problematize the uses of patrimony and offers the museums the oportunity to rethink ther role, by becaming promoters of the sustainable use of the patrimony.
These considerations are taken up by the institution that protect patrimony as a challenge that founds new policies. During a first stage we propose to study two museums in the souht of chile focused on establishinfg cicuits of cultural tourism that would increase the value of regional patrimonial goods and ghenerate the envolvement of local comunities in this process.
Algunos alcances sobre turismo cultural
"Si quieres ser universal, habla de tu aldea" Tolstoy.
El turismo cultural, en tanto modalidad específica de turismo caracterizada por el interés en el patrimonio cultural e histórico que ofrece una comunidad, región, grupo, es un fenómeno complejo en el cual convergen diversos intereses muchas veces contrapuestos. Por ello es necesario visualizar las implicancias de la relación entre la industria turística y la puesta en valor del patrimonio cultural tangible e intangible por parte de las instituciones y comunidades respectivas.
El desarrollo de la industria turística a nivel mundial está atravesado por múltiples dinámicas y muchas veces privilegiar la cultura en el ámbito turístico significa ir contra las lógicas dominantes. El objetivo fundamental de esta industria es instalar y disponer de diversos servicios orientados a obtener el disfrute de los viajeros, haciendo uso de recursos naturales y culturales con un valor turístico de consumo. No obstante, este uso turístico del patrimonio produce un conjunto de efectos en cuanto a la conservación de dichos recursos y es necesario tener conciencia de los niveles de impacto provocados para conciliar las dinámicas de uso con las restricciones que la preservación del recurso supone.
En el ámbito de la gestión del patrimonio existen dos énfasis operando de manera simultánea: por un lado las políticas que privilegian la conservación y la investigación y por otro, las políticas que apuntan al disfrute colectivo, a la divulgación y a la promoción cultural del patrimonio. El desafío constante de todo proyecto patrimonial es buscar los equilibrios entre ambas perspectivas. Indudablemente el uso de los recursos patrimoniales, en el marco de un proyecto de turismo cultural, debe considerar un plan de manejo de éstos. Las políticas de conservación, no tendrían sentido si no van asociadas con políticas de educación y difusión del patrimonio cultural. En definitiva, las preguntas que subyacen a esta problemática es para qué y para quiénes conservamos.
Una indagación posible en el cruce de distintos enfoques asumidos por funcionarios públicos, gestores del patrimonio, responsables de la industria turística, investigadores y ciudadanos permite problematizar el control local de la oferta y la conexión entre la promoción y la gestión turística que garantice el desarrollo de estrategias sostenibles, equiparando la calidad de la experiencia del visitante, la calidad de recursos patrimoniales y la calidad de vida de la población local.
En este marco se plantean tres ejes ordenadores que es necesario considerar al momento de diseñar, ejecutar y evaluar proyectos de turismo cultural:
1. Definir pautas para la sustentabilidad de los recursos culturales transformados en producto turístico a través de la conservación, la restauración y la educación patrimonial.
2. Resguardar la participación comunitaria en el proceso de conocer, cuidar y mostrar el propio patrimonio tangible e intangible.
3. Problematizar la construcción de interpretaciones del patrimonio, vinculando las colecciones con el entorno y definiendo desde la investigación distintas lecturas posibles.
La Participación Comunitaria (generando metodologías)
Una de las principales características del Turismo Cultural es el componente comunitario que conlleva y, por tanto, es un requisito básico el reconocimiento de que el patrimonio cultural de un territorio se sostiene a partir de los miembros que lo habitan. La empresa turística que ingresa a la especificidad del turismo cultural de uno u otro modo se hace cargo de estas relaciones concretas que ocurren en los distintos espacios visitados y que definen, en última instancia, la experiencia turística en tanto escenario de la interculturalidad.
En el turismo cultural se hace particularmente evidente la necesidad de una gestión multisectorial entre los organismos culturales, los promotores del turismo y la comunidad local. Es importante identificar algunas de las condiciones de la comunidad que hacen posible un turismo cultural sostenible, contribuyendo a la mantención de los equilibrios entre estos diversos agentes involucrados (Encuentro ICOM, Trujillo):
· Relación integrada entre naturaleza y cultura como parte de una visión comunitaria.
· Mecanismos internos de preservación cultural como la memoria oral.
· Capacidad innata de adaptación a los cambios externos, propiciando el desarrollo de nuevas formas culturales.
· Reconocimiento de adultos mayores como portadores de saberes.
· Resistencia a la penetración cultural a través de diversas prácticas culturales (idioma).
· Capacidad de representar y transmitir saberes tradicionales por medio de arte popular.
· Capacidad creadora de las comunidades, conocimiento y propiedad sobre su patrimonio.
· Formas tradicionales de organización comunitaria como mecanismos defensivos a través de la cohesión social.
· Tendencia a elevar la conciencia sobre la significación histórica de su pasado y presente, como base para el reconocimiento de su patrimonio.
Las instituciones que trabajan en torno a la cultura y el patrimonio deben ser los vasos comunicantes entre la cultura patrimonial y las comunidades locales y a su vez entre la cultura patrimonial y la industria turística. Idealmente dichas instituciones cumplirán el rol de correas de transmisión entre la sociedad civil y el sector privado, haciendo las veces de puente sobre el que convergen los intereses de los distintos agentes involucrados en el marco de la implementación de las políticas culturales. La UNESCO distingue ciertas directrices para el mejoramiento del desarrollo turístico a escala comunitaria desde la gestión de las instituciones culturales respectivas.
· Ejecución de programas educacionales en la comunidad para concentrar la atención en el medio ambiente con énfasis particular en el entorno cultural
· Formulación de una estrategia de comunicación en asociación con la industria turística para promover una conciencia del entorno humano y el patrimonio cultural.
· Promoción de una mayor comprensión del fenómeno turístico. Ello incluye reconocer la experiencia turística, la importancia de respetar la integridad y autenticidad cultural.
· Elaboración de un código de ética y práctica que incluyan responsabilidades sociales, culturales y éticas para la población local, los turistas y la industria del turismo.
En el caso específico de los museos comunitarios, estos son comprendidos como un espacio social de encuentro en torno al patrimonio y como generadores de sentido y arraigo de las poblaciones asentadas en el territorio, con múltiples funciones sociales, donde debe fomentar los procesos de identificación cultural y de mejoramiento de la calidad de vida de los grupos sociales. Es por estas razones que estos museos juegan un rol clave al momento de operacionalizar políticas de turismo cultural a nivel local. La ubicación estratégica de los museos comunitarios es de vital importancia, ya que permite la coordinación de actividades con el ámbito turístico, dando un mayor impulso a la atracción de turistas y visitantes durante el año.
La creación y montaje de un espacio museográfico comunitario convierte al museo en puerta de entrada a un determinado territorio. A través de objetos que cuentan la historia y tradiciones de la comuna, se motiva el interés por preguntar y buscar respuestas sobre el pasado, presente y futuro de la misma. El museo entonces, puede transformarse en una institución dinámica y activa, con proyección exterior, aportando al desarrollo local. Cuando los museos son capaces de potenciar el entorno donde se sitúan y poner en valor ciertos elementos patrimoniales de la propia localidad, el turismo cultural se instala como una real alternativa económica. El museo se transforma en un espacio convocante para los actores locales y difusor de las identidades locales para las visitas externas.
La Interpretación del Patrimonio (generando contenidos)
Las discusiones acerca de lo que entendemos hoy por patrimonio, no están aún concluidas, y muy por el contrario se hace necesario construir una mirada más amplia que trascienda la idea limitada de herencia material. El patrimonio al ser comprendido como un proceso donde los objetos pueden ser resignificados de muchas maneras distintas por las propias comunidades, adquiere nuevos usos y este acto de reapropiación de la identidad cultural es de nuevo creación. En ese sentido, existen múltiples lecturas posibles de un mismo patrimonio y es precisamente este ejercicio de interpretación el que hace que el patrimonio deje de ser considerado una cuestión de herencia lejana e inmutable y que se comprenda como algo que debe usarse racionalmente en beneficio del desarrollocomunitario.
En el esfuerzo de pensar el patrimonio de un modo distinto, la definición de paisaje cultural acuñada por la UNESCO[1], usada en un sentido amplio, es una herramienta conceptual que nos permite comprender el patrimonio como un todo integral, donde la acción cultural y la naturaleza se combinan y confunden en un mismo territorio. Muchas veces la actividad turística presenta estos ámbitos separadamente, perdiendo su densidad la experiencia cultural que pueda vivenciar el visitante.
Cuál es el rol que le cabría jugar específicamente a los museos. Los museos constituyen una de las potencialidades principales del turismo cultural, no obstante este vínculo debe aún desarrollarse. La industria turística todavía no reconoce cabalmente el valor de la experiencia de los museos para satisfacer las expectativas de los visitantes.
En Chile la red de museos públicos abarca un amplio territorio y contiene posibilidades aún inexploradas en cuanto a establecer vínculos con sus entornos. El aporte de los museos chilenos al turismo cultural, es una propuesta que debe ser construida necesariamente a partir de los nexos orgánicos con otros sectores y la integración de los dos grandes ejes antes mencionados (Conservación y educación - difusión del patrimonio cultural). Estos serán los ejes que permiten contextualizar la actividad turística respectiva y desde allí proyectar una atractiva imagen del paisaje cultural.
Actualmente la mayoría de los museos regionales y especializados presentan limitaciones para ofrecer sus productos culturales al turista, al no considerar las necesidades específicas de éste (traducciones, orientación e información territorial). Los museos al potenciar las capacidades comunitarias con relación a la defensa y gestión de su patrimonio, aportan de manera indirecta en el desarrollo de un turismo cultural sostenible.
Hasta ahora los museos han trabajado en forma aislada y es necesario estudiar la viabilidad de algunas iniciativas integradas. El concepto de museografía extendida al territorio nos permite comprender de nuevas maneras nuestro patrimonio, generando otras lecturas, interpretaciones y resignificaciones posibles del patrimonio resguardado. La consideración del espacio territorial como ámbito museográfico de una realidad completa, valora dicho contexto. La idea de museografía extendida reactualiza el antiguo concepto de la nueva museografía (que ya en la década del 60 comenzó a desarrollarse y puso en cuestión las definiciones tradicionales de los museos), en tanto las propias comunidades se comprometen con aquel patrimonio que las identifica y que están dispuestas a preservar y a difundir como herencia representativa de sus raíces y sus referencias culturales.
En lo que concierne a nuestro continente, desde la Mesa Redonda de Santiago (mayo de 1972) al presente, se viene discutiendo sobre la función social del museo, interdisciplinaridad, actualización del lenguaje museográfico a fin de optimizar la comunicación, utilización de sistemas de evaluación para comprobar la eficiencia de su relación con la comunidad, capacitación del personal. Pero hoy, en un contexto nacional e internacional, en el cual el repliegue del Estado en su responsabilidad respecto a los museos es un factor vital, se incorporan al análisis conceptos como museo-empresa, estudios de marketing, industria del ocio que presentan desafíos teóricos y metodológicos.
Si el marco teórico desde el cual construimos nuestra mirada, nos indica que el museo es una institución al servicio de la sociedad, es evidente que si esa sociedad cambia, muta, el museo (como ya no puede ser un cuerpo autoreferencial y trabajar para la institución por la institución misma), necesitará testear las nuevas necesidades y requerimientos de la sociedad.
Los museos deben gestionar la aplicación de modelos de turismo sustentable y orientados a la comunidad, asegurando, desde el punto de vista técnico, que le evaluación, desarrollo y ordenación del uso de los recursos culturales representativos de la diversidad regional sea la óptima-
Sin embargo, los museos regionales tienen ahora una oportunidad, dentro del marco de la aparición de las estrategias nacionales y regionales, de facilitar la protección y el enriquecimiento de la diversidad biológica y cultural territorial, mediante el aumento y ampliación de sus colecciones, el desarrollo de bases de datos relacionadas con ellas, la accesibilidad a sus actividades interpretativas y educacionales, y el mejoramiento general de la capacidad de investigación y de administración institucional
Los museos y la Industria Turística
La industria regional del turismo aún no ha reconocido cabalmente el valor de la experiencia de los museos para satisfacer las expectativas de los visitantes. En el marco más amplio de la memoria de la diáspora, la institución puede convertirse en el vehículo apropiado para explorar las raíces identitarias y aprender acerca del patrimonio cultural. Los museos pueden ofrecer una amplia visión de la historia de la región. La ausencia de la integración de las instituciones patrimoniales al proceso de desarrollo del turismo, es un indicador de que sigue siendo sumamente necesaria la planificación estratégica conjunta de esas instituciones y la industria del turismo.
Los museos también pueden coadyuvar al fortalecimiento de la capacidad de las comunidades para administrar y ejecutar proyectos económicos y turísticos basados en su propia cultura. Las instituciones regionales, pueden desarrollar programas de estudios e inventario, programas de educación patrimonial y creación de conciencia pública, pueden encargarse de identificar y documentar las tradiciones y alentar la protección de los conocimientos locales. El refuerzo de estas capacidades brindará un instrumento eficaz para medir los cambios y las presiones en el medio y para ayudar a elaborar soluciones prácticas para los problemas de degradación o pérdida de la diversidad cultural.
Generar esta alianza estratégica significa además comprender que el turismo no es automáticamente sinónimo de deterioro y destrucción de los bienes culturales. El mayor conocimiento patrimonial, con una conducción clara, puede canalizar procesos de toma de conciencia y cuidado cultural por parte de la propia comunidad como del visitante. Es ese el eje fundamental de una “cultura turística” que permite hablar de ciudadanos y no tan sólo de consumidores en la medida que la mayor protección del patrimonio se ejerce en la medida que se conoce .
El museo, por definición conservacionista, debe consolidar criterios que le permitan caso a caso resolver la contradicción entre conservación y frecuentación. Como museo debe ser un lugar de protección, pero también y en tanto sentido último, un ámbito de comunicación y producción cultural. Es necesario encontrar el equilibrio entre estos dos polos para construir un vínculo sólido entre empresas turísticas e instituciones de gestión del patrimonio.
Para un desarrollo basado en el consenso de los actores, se debe promover la discusión de los proyectos turísticos, especialmente con los posibles afectados y en especial, discutir los impactos probables y las medidas alternativas de mitigación si fuesen necesarias. Es necesario de nuevo plantear estos problemas: ¿cómo percibe la comunidad al turismo en relación son su identidad étnica?; ¿cuál es el punto de vista de los diversos agentes y actores sociales?; ¿cómo se han planteado los criterios sobre el manejo del negocio turístico y cómo se ejerce el poder por cada uno de los actores?
Proyecto piloto: Los Museos, promotores del turismo cultural.
A partir de la firma, en el año 2001, de un convenio de colaboración firmado entre la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos (DIBAM) y el Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR) se inicia una nueva fase en el desarrollo de una política sistemática que permita compatibilizar la protección y puesta en valor del patrimonio cultural a través de la promoción de un turismo orientado a aprovechar la riqueza cultural y patrimonial existente en las distintas áreas geográficas de Chile. Esta propuesta intenta relevar el rol de los museos como entes claves para impulsar un proceso de sensibilización en el público visitante respecto del patrimonio y para convertirse en entes articuladores de iniciativas tendientes al uso sustentable del mismo.
Durante el año 2002 se inicia la ejecución de un proyecto piloto que involucra a los Museos de Fuerte Niebla y Museo Regional de Ancud, ambos dependientes de la Dibam y ubicados en la Xa. Región, al sur de Chile. Dicho proyecto consiste en un estudio que pretende reunir información que permita evaluar la factibilidad de establecer rutas, circuitos y microcircuitos de Turismo Cultural en las áreas de influencia de ambos museos tomando en cuenta la gran riqueza cultural y patrimonial que ellas albergan.
Una primera constatación es que, a pesar de la existencia de elementos culturales que le otorgan identidad a estos territorios, existen, a su vez, graves carencias en cuanto a la implementacón de políticas de protección, puesta en valor y difusión del patrimonio cultural e histórico local, lo cual sumado a factores de desgaste natural o de falta de una conciencia que permita una adecuada revalorización y uso sustentable de estos recursos, implican riesgos evidentes. En la práctica ello se traduce en un deterioro progresivo que amenaza la conservación y permanencia de las únicas evidencias significativas de la conformación de la identidad histórica y cultural de esta zona del país, además de la perdida de la oportunidad del disfrute de su valor patrimonial y educativo por parte de las comunidades y los visitantes. Pero esta falta de una política sistemática no sólo tiene que ver con la conservación y puesta en valor de los bienes culturales en sí, que desde ya representan algo preocupante, sino que también con la carencia de una red de infraestructura y servicios que generen condiciones óptimas para estimular la actividad turística en torno a los bienes patrimoniales en cuestión. No queremos decir con ello que no se hayan hechos esfuerzos para resolver esta problemática sino que la experiencia acumulada demuestra que es necesario emprender una política que articule a los distintos entes que, de una u otra forma, pueden incidir en la implementación y consolidación de una política de esta naturaleza.
Volviendo al tema patrimonial propiamente tal, la región de Los Lagos se caracteriza por la presencia de una riqueza patrimonial única en el país, dentro de la cual podemos destacar al complejo de fortificaciones hispánicas que, desde Valdivia a Chiloé, reflejan la importancia estratégica y los esfuerzos defensivos desplegados por lo españoles entre los Siglos XVII al XIX para asegurar el domino en la zona contra potenciales enemigos externos e internos. Otro tipo de manifestaciones relevantes tiene que ver con la arquitectura, dentro de la cual destacan las iglesias de Chiloé, recientemente declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y también la influencia generada para los colonizadores europeos, en su mayoría alemanes, que se instalan en la región durante la segunda mitad del siglo XIX incorporando diversos elementos culturales que todavía hoy se mantienen vigentes en distintos puntos de la región.
La cultura huilliche originaria es otro elemento relevante que con mayor o menor intensidad influye en el paisaje cultural de la región, concentrándose su presencia en torno sectores geográficos bien delimitados y que expresa la fuerza de esta cultura ancestral para defenderse de la cultura dominante y poder mantener su identidad hasta los días de hoy. Otro tanto ocurre con las diversas manifestaciones culturales tradicionales que forman parte del cotidiano vivir de muchas comunidades, las cuales se ven amenazadas por el avance de la modernidad y los cambios culturales que dicho proceso acarrea, con la consiguiente pérdida de identidad y de capacidad de adaptación cultural que ellas encierran. Cada una de estas manifestaciones dicen relación con un proceso único de adaptación a ciertas condiciones geográficas y ambientales particulares y son resultado de un proceso histórico de encuentros, desencuentros, influencias, dominación y adaptación entre distintos pueblos y culturas cuyas huellas y expresiones culturales todavía reflejan su cosmovisión originaria. Con mayor o menor intensidad encontramos en cada una de estas áreas interesantes manifestaciones de religiosidad popular, artesanía tradicional, gastronomía, mitología, tecnología tradicional, música y danza, entre otros, que constituyen elementos de gran valor y atractivo que no pueden estar ausentes de cualquier planteamiento que busque la generación de circuitos de turismo cultural en la región..
El turismo cultural aparece entonces como una oportunidad de generar, al interior de estas comunidades y territorios, un estímulo para la revalorización y un aprovechamiento sustentable de su riqueza cultural y patrimonial, además de permitir incorporar activamente a las propias comunidades que son las portadoras o herederas primarias de este patrimonio que queremos proteger y difundir. Significa también una oportunidad para los organismos estatales y privados, preocupados por el fomento de políticas de desarrollo local, de promover alternativas que, junto con promover la protección de los bienes culturales patrimoniales de la región, estimule el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones locales a partir de la generación de una oferta turística específica.
En este marco consideramos que los museos se encuentran en una posición privilegiada para estimular este proceso, al constituirse en espacios especialmente acondicionados para la sensibilización y educación patrimonial. El turismo cultural constituye de este modo una oportunidad de aprovechar la experiencia acumulada por los museos de la región y ampliar su rol promotor más allá de las paredes dentro de las cuales se albergan sus colecciones.
Para lograr este propósito estamos iniciando un esfuerzo sistemático por relevar qué es lo que, culturalmente hablando, es posible ofrecer en nuestra región y, específicamente en las áreas de influencia de los Museos de Fuerte Niebla y Regional de Ancud, es decir, identificar los elementos más significativos de nuestro patrimonio histórico y cultural, indagar acerca de su origen, así como evaluar el estado de conservación y si están dadas las condiciones en cuanto a servicios e infraestructura que permitan su incorporación dentro de circuitos turístico-culturales. Para ello hemos considerado que es necesario hacer un primer esfuerzo orientado al relevamiento de información que permita documentar el valor patrimonial inherente a los bienes culturales tangibles e intangibles que componen el universo cultural e histórico regional, información que, estando a disposición de la comunidad local y de quienes estén interesados en la puesta en valor y preservación de dichos bienes, permitirá aprovechar en toda su dimensión y ofrecer al público un panorama más completo y significativo de lo que es nuestro patrimonio. Consideramos que esta tarea es una tarea insoslayable si queremos alcanzar una verdadera revalorización de nuestro patrimonio, ya que no es difícil darnos cuenta de que, en general, se sabe poco acerca del significado histórico y de los procesos culturales desde los cuales es posible reconocer la conformación de la(s) identidad(es) regionales.
El estudio propiamente tal se encuentra actualmente en la fase de recolección de información, existiendo algunos criterios ordenadores que están relacionados con la identificación de aquellos recursos culturales que tienen mayores potencialidades para conformar unidades contextuales que puedan ser incorporados como parte de rutas y circuitos culturales específicos. Para ello se ha propuesto como hipótesis inicial el trabajo que existen 3 grandes elementos que aparecen con mayor presencia en la zona y que pueden servir como ejes ordenadores de las posibles rutas: es el caso de las fortificaciones hispánicas, de las iglesias de Chiloé y de los museos propiamente tal. los que, a su vez, pueden dar lugar, dependiendo de los resultados del estudio, al establecimiento de microcircuitos locales que incorporen, además, otros elementos culturales que forman parte del contexto en el cual estos bienes se encuentran.
El rescate de información de carácter histórico o acerca del significado que las comunidades y habitantes de esta zona le asignan a sus propias manifestaciones culturales constituyen aspectos importantes para la elaboración de los guiones que darán cuerpo y permitirán una reactualización de las propuestas museográficas haciéndolas coherentes o complementarias a el establecimiento de circuitos turístico - culturales que permitan a los visitantes una conexión más directa y enriquecedora con el patrimonio cultural de la región.
Es a partir de esta información que se evaluará la pertinencia de los elementos a incorporar dentro de cada circuito y la necesaria conexión temática o contextual que de existir entre cada uno de ellos. En este punto hay que señalar, además, que consideramos crucial para el éxito de una iniciativa como ésta, el involucramiento de la comunidad local en el proceso de rescate, puesta en valor y difusión del patrimonio, así como de la implementación de iniciativas orientadas a la habilitación de servicios turísticos ya que como dijimos anteriormente, ellos son los depositarios y los herederos naturales del patrimonio que buscamos relevar y son ellos parte importante del valor y atractivo que tiene la habilitación de circuitos de esta naturaleza.
En esta dirección ya existen algunas iniciativas emprendidas por los museos que participan de este proyecto las que dicen relación con experiencias previas de sensibilización y de rescate patrimonial desarrolladas con las comunidades locales. Estas experiencias han demostrado que en la comunidad existe un gran potencial no sólo en cuanto a entrega de información sino también en la implementación de medidas concretas de resguardo o de puesta en valor del patrimonio.
La implementación de circuitos de turismo cultural aparece entonces como una empresa que, junto con demandar un esfuerzo sistemático en la revalorización y recuperación del patrimonio, requiere de la implementación de políticas de intervención en otras áreas complementarias como lo son la generación de condiciones de infraestructura y equipamiento, la sensibilización y educación de la comunidad, la capacitación de los agentes involucrados y por sobre todo la coordinación entre los distintos actores que pueden incidir en el logro de estos objetivos.
Esta coordinación apunta a la instalación de una política de turismo cultural que demanda la participación de entes tan variados como aquellos preocupados por velar por la protección del patrimonio como aquellos ligados a áreas como la educación, la inversión en infraestructura y servicios, la estimulación productiva, y por supuesto a los gobiernos locales, de quienes depende la implementación últimas de muchas medidas concretas a nivel de los territorios en los cuales va tener lugar la aplicación de una política de este tipo. Nuestro esfuerzo está encaminado en esta dirección, para lo cual el proyecto de estudio contempla también una ronda de encuentros entre los distintos agentes potencialmente involucrados que busca identificar las carencias existentes y las medida que son necesarias de implementar para el desarrollo de una política de turismo cultural sustentable en nuestra región.
Bibliografía
Castro Morales, Federico, María Luisa Bellido (eds.). Patrimonio, Museos y Turismo Cultural: Claves para la Gestión de un Nuevo Concepto de Ocio. Servicio de Publicaciones, Universidad de Córdoba. 1998
NOTAS
[1] sistemas integrados multiterritoriales: la costa, el arte, la historia, la gastronomía, la artesanía, el paisaje, propuestos en su conjunto y no de manera aislada.
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