"PATRIMONIO NACIONAL COMO AUTARQUIA: EL EJEMPLO DEL URUGUAY"
Mario Consens
La sociedad uruguaya ha sido tradicionalmente ajena a identificarse y participar en el patrimonio "oficial". En el ultimo decenio, se produce un cambio por la acción de organizaciones no gubernamentales, que reivindican el pasado, que procuran nuevos medios de recrearlo y de hacerlo conocer. Pero se han encontrado con posturas oficiales (tanto nacionales como departamentales) que impiden o dificultan su labor. Son aquellos empleados oficiales de alta categoría que entienden que las ideas y las sugerencias sólo pueden provenir del cargo que detentan y no de su capacidad.
Pese a este valioso cambio en la sociedad, los jerarcas de los organismos públicos que se relacionan con el patrimonio (Comisiones del Patrimonio y Nacional, y Arqueología), han mantenido una posición tutelar y absolutista. Que imposibilita el diálogo entre las partes para definir un patrimonio nacional "real".
Que aclaremos no tiene necesariamente relación especifica con el que esas instituciones admiten como "oficial".
Este es el principio de las autarquías de los organismos oficiales en Uruguay. Precisamos como autarquía, las acciones que generan la mera satisfacción del funcionamiento de estructuras administrativas estatales, aún cuando privadas de todo contenido sociocultural
Las acciones engendradas por estas instituciones se han convertido en personales y autocráticas a la hora de resolver dificultades o encarar eventuales disputas. Huyen de la Ley y las reglamentaciones en vigencia para monotemáticamente presentar resoluciones ajenas al derecho y fundamentalmente al Patrimonio. O al menos a la visión sociocultural que los demás tenemos del mismo.
Esos mismos organismos crearon círculos herméticos de investigadores oficiales y "oficalizadores", limitando u obstruyendo aquellas exploraciones, que no se realizan dentro de su formalidad institucional.
Esto determinó que algunos realizaron durante largos años, investigaciones del patrimonio, sin el mínimo requisito de elevar solicitudes. Para no solo por elementales pruritos formales, sino hasta posiblemente más importante- para evitar posibles (y a la larga) inevitables conflictos con colegas por ingreso a una misma área geográfica.
Todo ello además de la enorme cuota de descrédito institucional que genera, produce graves errores y omisiones de la Ley que los integrantes de dichas instituciones jamás han reconocido a través de tortuosas como inconcebibles seudo-referencias tautológicas.
Ese periodo cumple ahora 25 años de presencia en Uruguay. Y pese al siempre bienvenida conmemoración que los latinos hacemos gala en toda ocasión que se presenta (basta recordar que hace pocos días, la Comisión Nacional de Arqueología nos invitaba a festejar sus 12 meses de creación!!!!), el ejercicio que repiten, es el de la mera satisfacción personal de estar presentes. Una real autarquía de métodos que halla su plena satisfacción en generar dantescos círculos de papeles que no guardan relación primaria ni alterna con la investigación. Ni mucho menos con los investigadores.
El producto final, al cual sus integrantes apelan, es que son los productores de un discurso oficial y oficializante.
A través de ellos, elevan a la categoría de iconos nacionales patrimoniales, objetos que son ajenos emocional e intelectualmente a la cultura uruguaya, desconociendo la existencia de otros de mayor integración nacional. Estas acciones crean una autarquía: la mera satisfacción del funcionamiento de estructuras administrativas estatales, privadas de contenido sociocultural.
EL ESTADO Y EL PATRIMONIO
Hace algunos días, el presidente de Francia en el "Día de la Tierra", incorpora a su Patrimonio Nacional cien sitios. En su decisión, sitios de paisajes, históricos y prehistóricos, se integran a un modo de percibir un pasado. Y esto mas allá de una aparente y hasta real envidia, nos tiene que llamar de alguna manera a una reflexión más amplia. Porque acá no se trata solamente de disponer de mas dinero: si no del compromiso explícito para que los cien sitios sean tutelados por el Estado para su custodia. Hay acá una situación de capacidad técnica y de manejo de recursos. Y fundamentalmente, de aceptar la existencia de determinados compromisos que el Estado, el Gobierno, asume frente a la sociedad que lo elige. Situación que como más adelante veremos, que no solo no se aplica, ni siquiera se conceptúa en nuestro Uruguay, sino que expresamente se omite.
¿Que ha pasado cuando en las canteras de explotación de granito, hay sitios con arte rupestre? Se suponía (algunos ingenuamente lo entendíamos) que la Ley protegía las pinturas, y que incluso delimita expresamente los sitios para evitar todo daño. En la reglamentación original, la Comisión Nacional del Patrimonio, pedía 30 metros de salvaguardia alrededor de cada panel. Lo cual apuntaba a ser una macabra broma en perjuicio de vandalizar el patrimonio que una supuesta seria medida de prevención. Esfuerzos de ONG y campañas en prensa mediante, se lograron que la Dirección de Mineralogía llevara a 800 metros la distancia de protección.
¿Que sucede hoy en los hechos pese a esta revisión? La Comisión Nacional de Patrimonio ha impedido la documentación de sitios que están en peligro a través del manejo de irrelevantes expedientes. Que recordemos no se aplican a todos los investigadores... Cuando llegan a declarar alguno sitio, ni siguiera han comunicado a los propietarios de tal acción. Con lo cual el desconocimiento es total y los daños continúan sin limitación...por ignorancia. O en realidad por omisión de lo que la ley les obliga a hacer a dichas oficinas.
En el mismo departamento, un explotador de granito halló una pintura. Presuroso, corto del bloque el trozo que él entendió era relevante, y lo entrego en un Museo (obviamente de otro departamento). El hecho fue destacado con la expresa aprobación y encendido elogio de los técnicos de Patrimonio actuantes.
Lo cual ha permitido crear una nueva clase de investigadores de arte rupestre: picapedreros contratados por particulares que retiran trozos de paneles para depositarlo en alguna institución departamental; medida que algún técnico de Patrimonio avala como "rescate". Al mismo tiempo que prohiben el ingreso de especialistas (que no son sólo titulados) para "proteger" otros sitios en Salto, de tales acciones científicas.
Esto no es kafkiano: es la versión ridicularizada de los procesos autárquicos.
Hay otro ejemplo en Salto. Patrimonio impide al grupo investigador que llevaba 3 años trabajando en el área (expresamente en grabados), a trabajar en el sitio, dado que la solicitud original hacia que esta área pudiese quedar 40 metros fuera de la cuenca solicitada (porque el grupo tuvo que solicitar y ser autorizado). Y en la resolución se destaca que se lo hace porque el nuevo conjunto es "de la máxima importancia para el país". Lo determinaron así universitarios de la Comisión que jamas vieron un grabado, junto a un fotógrafo aficionado, un funcionario administrativo y un peón rural. Tras superlativas apariciones en medios de prensa, hoy, dos años después, el sitio no ha sido siquiera relevado (o asea que no dispone de la primera protección que Patrimonio debió encarar) y -de acuerdo a periódicos de la zona- ya algunos grabados se venden en la feria vecinal...
Pero que importa. Esto no es pasado ni siquiera patrimonio. Así lo entiende los que de acuerdo a la Ley- son los responsables de protegerlo. En todos los largos años, aun no aprendieron que no es imprescindible encerrados para obtener información calificada, si no protegerlos de acuerdo a la disponibilidad tecnológica actual. Algo que jerarcas y técnicos de dicha repartición, no han siquiera considerado.
LA OFICIALIZACION DEL PATRIMONIO: DISCURSOS Y CONTENIDOS
La despreocupación, la improvisación y carencia de todo programa de inventario había sido una regla que ha producido los mayores daños al patrimonio en los últimos 25 años. Los mismos años en que actúa la Comisión que debe protegerlos.
Patrimonio arqueológico tiene distintos ángulos. No son solo la obtención de permisos para excavar y las omisiones muy expresas en obtenerlos.
El patrimonio tiene un contenido, que incluye por ejemplo, los grandes esfuerzos personales y económicos que derivaron en el logro de las colecciones privadas. Enormes colecciones privadas, con piezas que fueron únicas, principalmente obtenidas sobre la base de sus características estéticas.
En ese sentido hubieron en Uruguay, piezas maravillosas que ya no existen. Al menos tres colecciones particulares en Paysandú de enorme importancia para el litoral, han desaparecido en estos tres años.
Y mucho mas impactante es la desaparición del Museo del Cordón de Maeso (en Montevideo), con miles de piezas cerámicas de una belleza y un valor incalculable. Que era uno de los privilegios de la cultura nacional y al que no se tiene acceso y desapareció.
Desaparecieron allí piezas que son únicas en el sentido de lo que significarían para demostrar, por ejemplo, que los bárbaros indígenas de estas tierras, quizá no hayan sido tan bárbaros. La desaparición de las colecciones líticas de Santa Teresa (Rocha), hace que los que visiten aquel Museo van a encontrar letreros que indican que son herramientas líticas, pero que apenas son hoy piedritas comunes. Toda la colección original desapareció en un período muy particular de nuestra existencia no democrática.
¿Y cuántos remates se hacen hoy a pocas cuadras del mismo edificio de la Comisión Nacional del Patrimonio de piezas prehistóricas, algunas de carácter único? En los que van y siguen saliendo piezas importantísimas por particulares que las tienen. Colecciones enteras y hallazgos aislados se venden entre 2 a 6 dólares. Lo cual permite señalar que al menos, el patrimonio que maneja la Comisión es diferente de aquel que la sensibilidad de la gente compra en los remates.
De todo ello y de muchísimo mas que hemos conocido, no se ha hecho un solo inventario. Disponiendo sin embargo de todos los medios para hacerlo: equipos fotográficos y de medición, mano de obra calificada, fondos para viajes y estadías. Y lo más importante: la obligación de acuerdo a la Ley para hacerlo.
Por qué, aunque a muchos les parezca increíble, esa es la función de funcionarios públicos. O sea, aquellos que reciben sus sueldos de nuestros impuestos para beneficio de la comunidad. Son los que no deben generarse prebendas personales por estar en dichos cargos (los cuales incidentalmente, nunca han sido puestos a concurso de tipo alguno). Son los que primero cumplen con los requisitos de la Ley, para así exigírselas a los demás ciudadanos. Los que se capacitan para cumplir las funciones, o llaman a técnicos para asesorarlos, dado que el bien ultimo a proteger, es el de todos. No apenas el producto de su azarosa y equivoca decisión.
Uds. dirán, otro más que se queja a la uruguaya, otro más que plantea los problemas y , la pregunta es ¿pero hay alguien responsable por cumplir la función que indica la Ley? ¿No le pagan por ello? Entonces si no cumplen con ella, actúan en omisión de su función y ello está establecido en nuestro Código Civil.
¿Pero quien los enjuicia? ¿Cuántos de nosotros aceptamos que no deben ser sancionados? O acaso mejor actuamos como buenos uruguayos, y "los dejamos vivir".
¿Y el patrimonio? ¿Y el pasado? ¿les pertenece sólo a ellos? Esto acaso, ¿no merece algo mas que una reflexión?
ESE ESQUIVO PASADO
Estas reflexiones que venimos realizando, parten de una premisa: que el pasado existe y que es posible acceder a él. De alguna manera para nosotros el pasado está allí y creemos que es posible acceder a el. Utilizamos para recuperarlo, distintas referencias: documentos, crónicas, cartas, dibujos y artefactos.
La pregunta es si estas diversas fuentes tienen similar capacidad de explicarnos el pasado. Si tienen la posibilidad de brindarnos la misma cantidad de información respecto a la época a la que creemos que aluden.
Porque hay tan curiosa como peligrosa negligencia en reconocer la capacidad diferencial de las referencias sobre el pasado. Tanto en lo epistémico como en lo heurístico.
Este proceso referencial de traducir un pasado a partir de objetos, debería por ejemplo, llamarnos la atención. Porque las fuentes que utilizamos son diferenciales. Documentos escritos, orales y objetos materiales; todos tienen lecturas diferentes. No se trata de establecer que sus lecturas solas deben ser hechas por expertos, para lograr plena comprensión. Si no en particular, los que cada uno de ellos específicamente son capaz de brindarnos. O en otras palabras, que es lo que nosotros podemos recoger a través de ellos.
Lo cual, en la mayor parte de los casos está extremadamente limitado, pese a que nosotros creemos que nos pueden dar plena información. Los documentos no son el pasado: sin una imagen parcial y muchas veces sectorizada e incompleta de una porción del pasado.
Decimos que la historia se construye a veces con documentos, y entendemos que por su carácter, estos son absolutamente irrefutables. Pero nuestra Historia Patria señala que nuestra independencia fue lograda con 33 orientales, dejando en la obscuridad que pudieron ser 31 o 34: dejando también en la penumbra, que había entre ellos negros e indígenas, y hasta un niño de 14 años. Y de ser así, (que realmente lo fue) nuestros valores patrios tienen igual significación?
Este aspecto, ¿no merecería alguna reflexión?
Como anécdota, pensemos en el episodio de la muerte del navegante Solís. Como mínimo hay de ocho a doce versiones diferentes de los lugares donde él descendió en la costa y otros tantos que señalan como ocurrió su muerte. Pese a que solo hay un escrito formal, realizado desde la carabela donde estaba, narrando los hechos. ¿Que logramos con esa suma de documentos contrapuestos?. En los libros de uso actuales. Todo el episodio de Solís es omitido. Quiere decir que los niños que están aprendiendo en Primaria, ni siquiera se van a enterar de quien era Solís. Y, ¿se acuerdan del problema grave en su momento de la antropofagia de los charrúas? Grave en su momento, pero del que felizmente las actuales generaciones ni siquiera se van a enterar. Nos van a preguntar: ¿Solís, qué ?
EL PASADO MITICO
Decíamos del problema de la interpretación del pasado, de la creación de mitos por parte de etnias, minorías o grupos de poder. O porque ellos también tienen necesidad de inventarse un pasado: "su" pasado. Mitos como los de Asociaciones privadas, que generan mitos, tantos positivos como negativos. Entre los positivos pensemos en la Asociación Rural. Cuando en 1875 aparece el alambrado, la Asociación Rural consigue que se modifique el plan de primaria en las escuelas rurales al incorporar matemáticas. Algo que antes no parecía necesario, pero ahora la gente que estaba en el campo tiene que aprender para tomar mensuras y establecer áreas.
Hay intereses como el de los exportadores actuales de granito, que están haciendo desaparecer sitios de arte rupestre. Así se exportamos para Asia alrededor de 40 sitios. La mitad de ellos en estos últimos años. La propaganda televisiva del Laboratorio Tecnológico del Uruguay nos recuerda insistentemente cuantos dólares ganaron los exportadores que cumplieron con sus normativas técnicas.
¿Y del Patrimonio arqueológico, qué? Nada. Solo una vocingleada atención en la primera semana soleada de setiembre, donde se abren edificios antiguos y museos, para que la gente los visite y además, vea espectáculos gratuitos en las plazas. Y hasta viaje gratis en un ómnibus. Patrimonio así, pasa por el espectáculo: no por la acción técnica que le exige la Ley. Y porque además no hay peor sordo que el que no quiere oír. Que son aquellos que se niegan por soberbia (y también por temor) a intercambiar ideas. Obtener expertización y soluciones especificas que beneficiarían a lo comunitario.
Es indudable que como en toda sociedad en desarrollo- en Uruguay hay una colisión de intereses. Y cada uno de ellos hace que existan mitos y pasados. El problema es ¿cuál pasado nosotros queremos? ¿Aquel pasado de un Uruguay que "desciende de los barcos", como dijo el señor Presidente de nuestro país? ¿O aquel pasado de un país que no solamente no tiene indígenas, sino que tampoco somos más orientales, sino híbridos uruguayos?
Porque Uruguay no tiene hijos de la tierra, como se jacta cualquier sociedad primigenia o actual. Nosotros tenemos ciudadanos. Y para ser ciudadano de acuerdo a nuestros programas educativos basta con tener buenos hábitos de trabajo y respetar las Leyes.
Así que, por favor, nadie vaya a hablar de la palabra "patriota", y mucho menos "patria". Hablemos de Nación. Los uruguayos somos ciudadanos del mundo, lo cual significa que en realidad somos "apátridas". ¿Entonces, quien puede, en este país, amar lo que no es? ¿Quién siente identidad? ¿Cómo van a reconocer el problema de los indígenas, o de los negros, si ni siquiera nuestros abuelos sabían donde estaban?
¿O es acaso por casualidad que en Uruguay hay la mayor cantidad de Asociaciones regionales de Europa? Solamente italianas había 32 hace 12 años, lo cual dudo exista en la propia Italia.
Hablamos de la necesidad psicológica, intima, vital de identificarse y "raificarse". ¿Nosotros los uruguayos, sabemos lo que queremos?
OTROS decires
La arqueología oficial no es aquella solamente del gobierno, pasa por instituciones. La educación de esa institución que forma o deforma nuestro pasado. Los que estamos aquí creo que estamos sintiendo un impacto de enfrentarnos casi mensualmente a informaciones que llegan y que alteran nuestro concepto de pasado. El malestar que produce el hecho de que 5 mil o 6 mil años antes de que se formara la primera dinastía en Egipto hubiera indígenas en nuestro país es algo que shoquea mucho, que se prefiere en algún caso y personalmente me ha pasado que prefieren decir que eso no ocurrió.
Las instituciones, y en el caso particular de la educación, tienen sus programas. Sus programas en los que se supone que se adaptan a las realidades educacionales sociales. Pero en ese mismo trabajo que hicimos con Ana Bello [*1] nosotros descubrimos que, pese a que estaban cambiando los programas se cambiaron como ocho o nueve programas curiosamente, lo que los futuros maestros recibían dentro de lo que es su centro de formación, no cambiaba. Es decir, el programa incorporaba nuevas áreas de la prehistoria que los que tenían que darla simplemente no lo conocían porque nunca fueron enseñados.
En las charlas que el Grupo Docente del CECI brinda en los centros escolares que, si bien son de simple acercamiento al tema, en general se observa que las docentes que poseen alguna información, es porque la lograron por iniciativa personal. La gran mayoría de los docentes aún se manejan con los esquemas, hoy anacrónicos, que se brindaban sobre nuestros aborígenes.
Es absolutamente común ver pegados en las paredes ese mapita que mostraba a los distintos grupos "congelados" en pequeñisimos sectores de nuestro territorio, y a su vez no incluir en el mismo a los guaraníes.
OTROS MECANISMOS DE PODER
Hay otro rol oficial cubierto a través de terceras instituciones: el papel de los Museos. Los Museos juegan un papel básico, fundamental, en la formación de cualquier identidad nacional. Yo me permito recordarles el ejemplo de Canadá, el país que esta formado por una enorme variedad de inmigrantes, además de los aborígenes. Pero ni siquiera existió una corriente única, principal, realmente fueron importantísimos los contingentes de otras naciones. El propio signo de la hoja de arce de la bandera de Canadá, sale recién en la segunda década de este siglo, porque alguien lo copió de una botella de cerveza que tenía gran circulación.
Más que a una sonrisa este ejemplo obliga a una reflexión. Se construyó un pasado, y entre los primeros pasos para legitimarlo, crean el Museo más moderno del mundo, en donde se invirtieron 7 millones de dólares solamente en infraestructura. Ese "Museo de la Civilización" está en su capital Ottawa, y es una maravilla visitarlo. Y cuando uno recorre ese Museo es impresionante en estructura, allí hay mucho dinero enfrentado a un pasado de los nuestros es vacío, porque todo arranca de la llegada de los blancos para acá, hay pocas salas aunque muy valiosas dedicadas a los indígenas. Y alguno llega a acuñarse en grandes letras, el concepto que sintetiza el espíritu predominante y anacrónico de casi todos: " De lo simple a lo complejo".
El papel de los Museos es muy importante. Pero para un Museo para mantenerse, para cumplir la función que la sociedad espera y necesita, ese Museo tiene que tener habilitada la restauración de las piezas, tiene que hacer investigación, tiene que hacer un importante mantenimiento, pero no de habitaciones cerradas y estantes repletos, sino con mentalidad adecuada junto a un presupuesto pertinente. Pero los Museos tampoco están inventariados.....
Al no genera su real función, a nosotros se nos corta la posibilidad que cumplan su cometido social, y ello altera nuestra concepción del pasado.
Pero hay otra actividad que los Museos no cumplen y que deteriora definitivamente la acción de investigación del patrimonio.
Hoy por hoy y hasta la fecha- ninguna de las solicitudes de investigación impone la coordinación con el Museo para el recaudo, tareas de almacenaje, reparación y eventual exposición de los objetos recuperados.
Ello se traduce en que enormes cantidades de material procedentes de las investigaciones arqueológicas, deambulen sin las mínimas condiciones de identificación (y por lo tanto de validez) en depósitos, bodegas, cajones de varias instituciones.
En algunos casos se los ha literalmente arrojado a algún Museo: que simplemente no sabe que hacer con ellos. En el caso del Museo de Salto, termino arrojando el contenido de varias cajas que contenían material lítico del costosísimo Proyecto Salto Grande de la UNESCO (con centenas de dólares), para relleno del jardín posterior y otras funciones alternas.
La inversión de miles de dólares en equipos, pasajes, estadías, viáticos, transporte, comidas, agasajos y algunas publicaciones incompletas, salarios, etc., etc, esta parcialmente monumentalizada allí.
Todos lo saben. Pero nadie actúa. La inercia de la autarquía es de tal orden que solo importa el próximo trámite burocrático que ingrese.
Nada que ver con contenidos, ni mucho menos con aquello que es el propósito ultimo de su función: el patrimonio.
También en estos ejemplos de deambular de materiales rechazados en busca de un nicho que los acoja, que los valorice y que permita la continuidad de la investigación, se ha creado un fenómeno que debiera haber merecido una reflexión luego de 25 años de actuación de Patrimonio y de estricto cumplimiento por la Comisión Nacional de Arqueología: ¿por qué los materiales que provienen de las excavaciones del interior del país, siguen deambulando en cajones en Montevideo?
¿Qué expresa significación tiene esta idea de retirar objetos culturales de un área y depositarlas olvidadas y ajenas en otra?
¿Cómo se puede permitir que investigadores depositen material producto ya finalizado de sus investigaciones publicadas, sin ninguna referencia que permita precisar en el futuro su confrontación (en sentido epistémico y científico) e incluso, la eventualidad de integrarlos para comprender comportamientos dentro de un área?
Esto sucede aquí y ahora. Y a los que hemos interrogado se han mostrado ofendidos. ¿Porqué se ofenden y lo toman como agresión personal? ¿Acaso no pueden explicitar lo que hicieron mas allá de su verbo? O sea que debemos admitir que su dictamen es el único posible en ciencia? ¿Es esa una manera de pensar en contrastación epistémica? O sus dichos deben ser siempre parte del "Libro Secreto de los Decodificadores del Pasado".
Los organismos oficiales y fundamentalmente algunos pocos soberbios jerarcas de turno, que por Ley tienen son responsables del Patrimonio y la investigación, ¿qué han hecho en tantos años para evitar esta inaudita situación?
LA LUCHA POR INVESTIGAR EN ARQUEOLOGIA
En este entorno los investigadores no pueden priorizar sus tareas en pugnar para obtener fondos para desarrollar sus tareas, o nuevos sitios que permitan una visión mas completa de nuestro extenso pasado. Su prioridad es obtener volátiles autorizaciones para trabajar, no ser avasallados por imposiciones políticas, ni por prácticas ausentes de ética. Deben recorrer durante meses las oficinas en búsqueda de una por demás escueta autorización de la cual jamas se entregan copias.
Y se provocan allí, nuevas situaciones de animadversión: el conocer que otras personas han obtenido la misma aprobación, sin ningún procesamiento de solicitud; o que lo lograron en tiempos supersónicos, sin recibir ninguna clase de las quisquillosas observaciones; o más lamentable aun, cuando se conoce que uno de estos privilegiados consigue ingresar a un área que había sido solicitada por otro investigador meses, o un año antes.
En ese ambiente ¿se puede realizar investigación arqueología en el Uruguay?
Que no es la única: también la falta de mínimas garantías técnicas y administrativas, es tal, que a los que se les autoriza a realizar trabajos, no reciben siquiera copia de la solicitud, con lo cual se encuentran en la ridícula postura de tener que explicar a los dueños de campos que si, que ellos pueden realizar tareas de perturbación de los mismos, pero que no pueden ni están en condiciones de mostrarles al menos, ningún documento que los avale.
Anécdotas, lamentables, tristes, y plenas de las mayores incapacidades personales y fundamentalmente administrativas. Las que invaden perturbando y sometiendo a conflictos permanentes en lo técnico, profesional académico, en la producción de información calificada y que debería estar protegida intelectualmente, además de la inevitable ruptura de normativas éticas.
Cómo se puede entender de otra manera, el surgimiento casi constante de conflictos en la investigación arqueológica, unas veces por la permisividad, otras por la ignorancia (como protección de su expreso deseo de no saber) y eventualmente- por la encubierta mala fe de unos pocos, que hallan en este lamentable campo, plena acción para sus inmorales acciones,
Así se hace, se practica, se batalla para algunos hagan arqueología en el Uruguay.
Dejando las incapacidades
En ese entorno, ¿quién posee la verdad? ¿Quién puede introducir información calificada en este contexto? ¿Quién está dispuesto además a producirla?
Poca duda cabe en nuestros extensos años de práctica y de lucha (para la realización de una carrera universitaria primero, para colaborar y realizar los primeros congresos nacionales después, para lograr junto a otros una asociación profesional y hasta para aprobar (en el lejano 1984) un código base de ética que sistemáticamente unos pocos han pospuesto.
Por lo tanto la única posibilidad de salir de esta situación, es disponer primero de personas que estén dispuestas a trascender en beneficio del patrimonio, y de la investigación del pasado después. Personas que no solo por haber alcanzado, o haber sido premiadas con la obtención de un cargo publico (que hasta ahora, jamas han sido sometidos a concurso entre profesionales), estén dispuestas a brindar lo que han obtenido de los demás.
Todo ello no en aras de la actual situación, sino por un futuro: que atañe el patrimonio. que atañe la sociedad y también los futuros egresados de la Universidad.
Si esas metas no son las que rodean el espíritu a la reunión, poco mas podrá hacerse.
Pero esperamos pese a varias publicaciones y muchas mas entrevistas realizadas a lo largo de estos años- que dicha mesa de trabajo, finalmente se formalice.
Porque si alguien está dispuesto a hacerlo en este contexto, debe además luchar para que se reconozca la autonomía profesional de los investigadores, los derechos intelectuales que genera una investigación, y la libertad de opinión sin demagogia, sin fanatismo y sin ocultar los hechos. Y conjuntamente con ello, preguntar si quienes desde las instituciones publicas hoy actúan con impunidad, están dispuestos a someterse a juicios éticos. Y aceptar que las monedas tienen dos caras. Que hay derechos, pero que ellos también tienen obligaciones. Que hoy se arrogan potestades que violan derechos administrativos, legales y morales en beneficio ora de sus intereses, ora de la perenne justificación de "me dieron la orden"
Toda esto, entonces, esa construcción tan particular y perversa del pasado ¿no merece alguna reflexión?
El pasado pasa entonces por ser una figura abstracta, aparentemente inasible. O el pasado es a su vez identidad y raíz. También es una realidad sola visualizada por iconos: tan cargado de iconos como los de las paredes de bibliotecas, museos y nuestras casas particulares. La pregunta es ¿de quién son esos iconos de ese pasado en este contexto? ¿Qué pertinentes relaciones se pueden establecer entre esas personas (nada mas y nada menos que nuestra sociedad) y ese pasado que sirve en contados casos de excusa?
Los iconos no son apenas identificatorios de un pasado, porque como son polisemánticos, tienen varias interpretaciones. Y también están los iconos multinacionales, que finalizan en el individuo como captor. Nosotros en cuanto individuos aparecemos identificados simplemente con un número que nos sigue desde que sacamos la primera cédula de identidad hasta que nos jubilemos. No es degradante, ni nuevo: esto lo planteó Orwell en su libro 1984, y nosotros seguimos exactamente lo que él plantea. La despersonalización entonces no es apenas un problema cultural, es un problema psicológico. Es angustiante para muchos de Uds.; para muchos de nosotros. Al perder o resignar la identidad, perdemos las raíces, la continuidad del yo y la continuidad del ser. Nos crean, entonces, nos inventan, y también nos incitan a que exaltemos iconos que son exógenos, inventados y ajenos a nuestra cultura.
Todo esto ¿acaso no merece una reflexión? Y no merece acaso el plantear otra visión para al menos promover la posibilidad de que alguien promueve un libre dialogo inteligente de conceptos, en vez de recluirse en la irracionalidad ocluía de las instituciones oficiales. Y fundamentalmente ¿qué dejamos los jóvenes investigadores como propósito de vida?
El proposito final de patrimonio
Y en el final, llegamos a la conmemoración. Que es el único objeto externo que produjo la Comisión Nacional del Patrimonio y la novel Nacional de Arqueología. Olvidándose sin embargo (¿qué curioso verdad?), que la primera este año conmemoraba sus 25 años (un cuarto de siglo) de funciones (o de anomia), mientras la segunda conmemoró eufóricamente sus primeros doce meses de nepotismo.
Zahim Nahir, que es un profesor muy valioso en la Universidad París 8 en "El País" de Madrid decía que nosotros usamos la conmemoración como un "pret a porter". Conmemoramos cualquier cosa y todo. Y nos preocupamos de hacerlo a través de una enorme cantidad de organizaciones que se inventan para la ocasión. La pregunta es si esas organizaciones están conmemorando o conmemorándose. O si en realidad lo están haciendo por lo que puedan aportar, o si están compitiendo por el contenido de lo que conmemoran. O apenas por la figuración en los títulos en la prensa, o aún por el ego desmedido de algún integrante.
El pasado ha sido utilizado por los jerarcas y las instituciones gubernamentales del Uruguay tanto en los ámbitos nacional y departamental. , igual que como hacía el Almirante Nelson con su telescopio. Todos saben que el Almirante Nelson era tuerto, y dicen que cuando a veces no quería ver algunas cosas, se pasaba el telescopio para el otro ojo.
Pero lamentablemente el pasado no cambia, siempre está ahí. Cambia la percepción de ese pasado, porque el pasado es parte de la organización social de un país, no es solamente producto de lo que los investigadores o lo que los bien iluminados quieran hacerlo. Entonces nos preguntamos en este entorno político, cultural, social, en este entorno de macrofronteras con las cuales nos enfrentamos con la existencia del Mercosur, que somos el país que está en menor condición de lograr una identidad en ese macrocontexto.
EL FINAL FELIZ
Una situación esta trágica de relaciones tronchadas por la mala fe de unos pocos, la incompetencia de otros menos, y la ausencia de un profesionalismo que se extienda mas allá de las "chacras" pauperizantes. Una realidad que fuera de la tautología de su círculo, asombra, pero también que asusta y que aflige, al ver tanto esfuerzo económico perdido, tanta capacidad personal derrochada, junto a tanto talento relegado.
Una situación esta que permite que unos muy pocos, incapaces técnicamente y deshonestos por principio además, que puedan bloquear o sesgar a su mero antojo, el difícil camino de la mayoría que entiende la investigación del pasado como un proceso sin dueños. Aquella clase de investigación que exige que las capacidades y el intelecto se vuelquen a la problemática real y para beneficio de la sociedad. Y no a procurar medios alternos y bastardos para escapar de las naturales complejidades en que ella envuelve.
Y donde ha faltado además en los practicante uruguayos, la mínima comprensión del viejo dicho de Martín Fierro, "que no nos devoren los de afuera".
Como en estos últimos años, donde un Director del Ministerio de Educación y Cultura y un asesor del ministro, decidieron reinventar la rueda. O sea, descubrir al público que Uruguay tenia un pasado. Para ello, no tuvieron empacho en designar a dedo a cuantos proselitistas hallaron, asignándoles áreas y recursos. Aunque violasen lo que la Ley dice respecto a la asignación de las mismas y el derecho universitario de la libre practica regulada.
Todo valió en su empeño de aparecer en las tapas de los diarios. Solo los sitos; sólo el patrimonio nacional perdió. Y los derechos intelectuales, morales y los expresamente determinadas por la Ley vigente de aquellos otros que desde hace decenios trabajan en los sitios. Esos fueron pospuestos: o directamente cancelados. Mientras sus fieles apóstatas de turno desde sus digitados cargos oficiales, nos plañían la excusa que desde hace mas de 15 años continuamos oyendo: "-Sabes, me dieron la orden".
Y si perdimos nosotros, también perdieron aquellos otros que prefirieron la omisión y su silencio. Aquellos que acompañaron pasivamente estas acciones reñidas además con la mínima ética.
Otros tiempos vendrán donde el dialogo y no apenas el que "me dieron la orden", nos lleven a objetivos de mejor nivel. Los únicos posibles de esperar entre investigadores que se reconocen como capacitados y que no necesitan por lo tanto de ayudas políticas para privilegiarse.
Es nuestro deseo de que la autarquía tenga un pronto final en el Uruguay. Para beneficio del patrimonio, del pasado, junto al reconocimiento de las ONG, y la posibilidad realista en los futuros profesionales que egresen de la Universidad.
OTRAS LECTURAS SOBRE EL TEMA:
Consens, mario
1985a "Legislación y patrimonio: el marco y la realidad". Primera Mesa Redonda sobre la problemática de la arqueología uruguaya. Centro de Estudios Arqueológicos. Montevideo.
1985b "Prehistoria a la uruguaya". Relaciones, No.16, págs. 14-15. Montevideo.
1986 "Situación actual de la prehistoria uruguaya". Hoy es Historia, año III, No.15, págs. 80-94. Montevideo.-
1989a "Patrimonio: transgresión a la dinámica cultural". Jornadas Taller "El uso del pasado". Mesa : Legislación, págs. 5-8. La Plata.-
1989b "Unidad y contexto: una crítica a el arte de hacer arqueología". II Simposio Internacional de Arte Rupestre de Bolivia SIARB:7. La Paz
1990 "Una crítica a el arte de hacer arqueología". Antropología, año 1, No. 1, págs. 5-10. Montevideo.-
1991 "Museos y Arqueólogos. Aspectos formales y éticos de una relación inexistente". Primer Congreso Nacional de Museos. San José. MS.
1992a "Responsabilidad laboral: obligación profesional ¿con qué y hacia quién?". Revista Antropología. Año II, No. 2, págs. 80-84. Montevideo
1992b "Investigación arqueológica y ética en el Uruguay ¿ pueden llegar a ser una dicotomía?". Primeras Jornadas de Ciencias Antropológicas en el Uruguay. Págs. 77-84. Montevideo.-
1992c "Museos y Arqueólogos; el lado obscuro de la investigacion y el patrimonio". Segundo Congreso Nacional de Museos. Montevideo. MS.
1995a "Sobre publicaciones, autorías y citas: una babel que, ¿a quién favorece?" En "Arqueología en el Uruguay: 120 años después". Editores M. Consens, J.M. López y M.C. Curbelo, págs.478-483. Montevideo.
1995b "Relaciones laborales y profesionalidad". En "Arqueología en el Uruguay: 120 años después". Editores M. Consens, J.M. López y M.C. Curbelo, págs.473.-474. Montevideo.
1997a "Novas ferramentas para o arqueologo". Resumos do IX Reuniao Cientifica da SAB. Rio de Janeiro.
1997b "Sobre ética, responsabilidade e profissionalismo: o ocaso das chacrinhas". Actas da IX Reuniao Cientifica da SAB. Rio de Janeiro (En prensa).
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1er Congreso Virtual de Antropología y Arqueología
Ciberespacio, Octubre de 1998
Organiza: Equipo NAyA - info@equiponaya.com.ar
http://www.equiponaya.com.ar/congreso
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